Con cordel y con plomada (Amós 7.7-9)

Un sermón sobre las profecías de Amós, especialmente la visión de la plomada.

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Con cordel y con plomada
Con cordel y con plomada

 

Sobre las ilustraciones para sermones

Sobre las ilustraciones para sermones

Por Pablo A. Jiménez

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Una ilustración es una anécdota o una historia que desarrolla, aclara o apoya una de las ideas presentadas en un sermón. También se consideran como “ilustraciones” el uso de símiles, metáforas, analogías, alegorías, ejemplos, poemas, y testimonios, entre otros recursos literarios y figuras de construcción.

Una ilustración efectiva debe ser tan clara que no necesite mayores explicaciones. Las ilustraciones demasiado complejas o complicadas no tienen utilidad alguna. No emplee ilustraciones que hablen de asuntos científicos o técnicos, tales como la electricidad o la medicina. Una buena ilustración debe aclarar una idea; una mala ilustración confunde, aburre o distrae.

Todo sermón debe tener, por lo menos, una ilustración, anécdota o una historia que  aclare o ejemplifique su mensaje. Es común encontrar libros que recogen cientos de ilustraciones para sermones. En términos generales, estos libros son de poca utilidad por dos razones fundamentales. Por un lado, estas historias, anécdotas y citas son tan conocidas que la mayor parte de nuestra feligresía ya las ha escuchado anteriormente. Por otro lado, muchas de estas historias hacen referencia a la historia y la literatura europea o estadounidense. Por esta razón, gran parte de nuestra feligresía no las puede comprender a cabalidad.

En el pasado, era común usar escenas de la literatura universal como ilustraciones para sermones. Por ejemplo, quienes predicaban citaban las obras de Cervantes, Shakespeare o de Calderón de la Barca.  Sin embargo, es difícil hacer este tipo de referencias literarias en la actualidad sin darle al predicador un aire de superioridad, pues la mayor parte de la gente no conoce las novelas y las obras de teatro que hoy se consideran como “clásicos” de la literatura.

Podemos encontrar una nueva fuente de ilustraciones para la predicación en las películas de cine y los programas de televisión. Sin embargo, es necesario evitar referencias a los productos culturales que puedan distraer a la audiencia, sobre todo a películas y a programas de televisión no tienen la dignidad que merece el púlpito cristiano..

En conclusión, la mejor opción es que la persona que predica escriba sus propias ilustraciones, haciendo referencias claras que sean comprensibles para la congregación. En el proceso, evite el error de hablar de su vida privada, publicando las interioridades de su vida familiar. Busque historias, anécdotas y citas que ayuden a su congregación a recordar los puntos principales de su sermón.

Notas homiléticas sobre Marcos 8.31-38

Estas notas forman parte del artículo publicado en www.workingpreacher.com:

“Es precisamente la confesión de fe de Pedro lo que motiva a Jesús a ofrecer enseñanzas más profundas a sus discípulos, particularmente las relacionadas a su pasión, muerte y resurrección (8:31). Las palabras de Jesús consternan a los discípulos, quienes vuelven a expresarse por medio de Pedro. En este sentido, no debemos criticar a Pedro ni mucho menos demonizarlo. Pedro simplemente le da voz a lo que todo el grupo piensa.”

Lea el resto del artículo: http://www.workingpreacher.org/preaching.aspx?commentary_id=2383

Principios de predicación en Kindle
Principios de predicación

Cómo bosquejar el sermón temático-doctrinal

Consejos prácticos sobre la elaboración del sermón temático-doctrinal, con ejemplos de bosquejos homiléticos, por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Introducción 

El sermón temático-doctrinal es ciertamente la forma homilética que presenta los más grandes desafíos a quienes hoy predican el Evangelio de Jesucristo.

A la hora de diseñar bosquejos homiléticos, el sermón textual-expositivo toma sus pautas del texto bíblico y el sermón narrativo se orienta por la estructura literaria de la porción sobre la cual se basa. Empero, el sermón temático-doctrinal fundamenta su bosquejo en el desarrollo de un argumento.

Desafíos metodológicos del sermón temático-doctrinal

Afirmo que el sermón temático-doctrinal presenta un gran desafío por los siguientes elementos:

  1. El diseño de sermones temáticos y doctrinales demanda un buen manejo de las bases de la teología cristiana y de las disciplinas básicas de la teología sistemática. Por ejemplo, la disciplina que estudia las perspectivas teológicas sobre el pecado se llama “hamartiología”. Esta disciplina esta íntimamente relacionada a la doctrina sobre la salvación, cuyo nombre técnico es “soteriología”, y al concepto teológico de la humanidad, conocido como “antropología teológica” Como ven, el estudio sistemático de la teología cristiana requiere el manejo de un lenguaje técnico especializado.
  2. Aunque la fe cristiana tiene puntos esenciales que la unen, expresadas en documentos tales como “El Credo Apostólico”, cada tradición cristiana tiene sus propios énfasis teológicos. Por eso, un libro de teología cristiana escrito desde un punto de vista reformado puede presentar ideas extrañas para quien desea predicar en una congregación de tradición wesleyana. Por lo tanto, no sólo es necesario estudiar las bases de la teología sino que también es necesario conocer los énfasis principales de las tradiciones cristianas más importantes.
  3. Y no podemos olvidar el gran desafío que presenta la postmodernidad, ya que en estos tiempos los conceptos están vacíos de contenido. Es decir, hoy no se puede asumir que todo el mundo entiende lo mismo cuando se habla de un concepto. El mundo de las ideas hoy es tan diverso que nos obliga a definir con claridad lo que nosotros queremos decir cuando empleamos un concepto. Por ejemplo, mientras hace solo unas décadas todo el mundo entendía que la muerte ocurría en el momento cuando el corazón dejaba de latir, hoy también se emplea el concepto para hablar sobre la “muerte cerebral”, sobre el suicidio asistido (el derecho a terminar con la vida propia en situaciones terminales) y sobre la eutanasia (el derecho a terminar con la vida de otra personas, usualmente un ser querido, que padezcan enfermedades crónicas o terminales). Por eso, si usted habla sobre la muerte en un sermón, debe indicar si se refiere a una, a parte o a todas estas opciones.

Siete modelos homiléticos para elaborar el sermón temático-doctrinal

A estos desafíos metodológicos se unen los prácticos: ¿Cómo redactar los “puntos” o las ideas principales de nuestro bosquejo para un sermón temático-doctrinal?

Para responder a este reclamo, le presento siete alternativas que bien pueden ayudarle a diseñar sermones efectivos sobre los temas y las doctrinas que usted desee exponer. Estos son:

  1. El sermón “interrogativo”
  2. El sermón “hegeliano”
  3. El sermón “joya”
  4. El sermón “escalera”
  5. El sermón basado en el “Cuadrilátero de Wesley”
  6. El sermón “Ver-Pensar-Actuar”
  7. Y el sermón basado en el modelo de Paul Ricouer

1. El sermón “interrogativo”

La forma más sencilla de organizar nuestras ideas es por medio de preguntas y respuestas. Usted puede plantear varias preguntas sobre el tema, tales como “qué”, “cómo”, “cuándo”, “cuáles”, “dónde” o “por qué”, y contestarlas en su sermón. Esta es la forma sermonaria más simple.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema de la depresión de la siguiente manera:

  1. ¿Qué es la depresión?
  2. ¿Puede una persona cristiana padecer de depresión?
  3. ¿Qué herramientas nos da la fe para enfrentar y vencer la depresión?

El sermón que se incluye al final de este ensayo, a manera de apéndice, sigue esta forma sermonaria.

2. El sermón “hegeliano”

Este modelo de sermón emplea una estructura basada en el pensamiento de Hegel, el filósofo alemán, dividiendo el cuerpo del sermón en tres instancias: tesis, antítesis y síntesis. La tesis es una idea principal; la antítesis es una idea que contradice la tesis, al menos en apariencia; y la síntesis armoniza ambas ideas, presentando una perspectiva más profunda del tema.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema de la paternidad divina de la siguiente manera:

  1. Tesis: Dios es padre
  2. Antítesis: Dios no es padre
  3. Síntesis: Porque Dios es mucho más que un padre.

3. El sermón “joya”

Este estilo sermonario analiza diversos aspectos de un tema. Como escribiera Clarence S. Roddy: “Aquí el proceso consiste en rotar una idea como si fuese una gema y considerar todas las facetas o aspectos de la misma.” Esta es una forma muy útil para considerar temas muy complejos, que tienen diversas facetas que debemos analizar.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre los distintos aspectos del amor, inspirado en 1 Corintios 13, de la siguiente manera:

  1. El amor y el sufrimiento.
  2. El amor y la bondad.
  3. El amor y la esperanza.
  4. El amor y la fe.
  5. El amor y la perseverancia.

4. El sermón “escalera”

En ocasiones, encontramos conceptos que se entrelazan con otras ideas importantes. En cierto modo, una idea lleva a la otra, como un peldaño de una escalera le lleva al otro.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre la dinámica del pecado, inspirado en Santiago 1.12-15, de la siguiente manera:

  1. Los malos deseos conducen a la tentación.
  2. La tentación conduce al pecado.
  3. El pecado conduce a la muerte.

5. El sermón basado en el “Cuadrilátero de Wesley”

El “cuadrilátero de Wesley” es un método de análisis teológico relacionado a la tradición wesleyana. Este modelo explora las fuentes que usamos para hacer teología y llega a la conclusión de que son cuatro: las Sagradas Escrituras, la tradición, la razón y la experiencia.

Un sermón basado en este modelo teológico exploraría cómo, a través del análisis de un tema, la congregación llega al conocer más sobre Dios. Claro está, es importante que la persona que predica este tipo de sermón sea disciplinada, porque de otro modo podría extenderse demasiado en una o más de las partes de su presentación.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema del pecado que siga la siguiente estructura:

  1. Qué nos enseña la Biblia sobre el pecado.
  2. Qué nos enseña la tradición histórica y teológica de la Iglesia sobre el pecado.
  3. Qué nos enseña la razón sobre el pecado.
  4. Qué nos enseña la experiencia sobre el pecado.

6. El sermón “Ver-Pensar-Actuar”

Hablando del método teológico, pasemos a considerar un modelo que proviene de la Teología Latinoamericana. Me refiero al modelo que identifica tres momentos en el proceso de reflexión teológica:

  1. Ver: La mediación socio-analítica que contempla el mundo desde el sufrimiento de las personas oprimidas.
  2. Pensar: La mediación hermenéutica que contempla el mundo desde el punto de vista divino, según se ha revelado a través de la Biblia y se ha manifestado en el pensamiento teológico de la Iglesia.
  3. Actuar: La mediación práctica que contempla el mundo desde la acción, tratando de identificar pautas pastorales que guíen los pasos del pueblo de Dios en nuestro mundo.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema del racismo de la siguiente manera:

  1. Ver: Identifique las manifestaciones del racismo en nuestra sociedad.
  2. Pensar: Explore el testimonio bíblico, confirmando que Dios desea alcanzar “a todas las naciones” con el mensaje evangélico y que Dios “no hace acepción de personas”.
  3. Actuar: Sugiera pautas pastorales que la Iglesia puede seguir para luchar contra el racismo que divide a la humanidad.

7. El sermón basado en el modelo de Paul Ricouer

Paul Ricoeur fue uno de los más grandes pensadores del Siglo XX, haciendo enormes aportes a la teoría de la interpretación. Sus escritos exploran cómo uno interpreta toda clase de escritos, tanto en el campo de la literatura, en el campo de las leyes y en el campo de la religión.

Ricoeur desarrolló un modelo muy útil que, en lo personal, yo utilicé para desarrollar mi método de interpretación bíblica para la predicación, llamado “Los Tres Pasos”. Lo que este insigne autor francés propone es lo siguiente:

  1. El primer encuentro que uno tiene con un texto es una “lectura inocente”, una lectura “pre-crítica” del texto. Es decir, es una lectura que no cuestiona el texto, sino que lee su contenido a la luz de la experiencia del intérprete.
  2. La segunda lectura toma distancia del texto para hacer una “reflexión crítica”, es decir, para cuestionar y examinar a profundidad el contenido del texto.
  3. El tercer momento, llamado por Ricouer “la segunda lectura inocente” se acerca al texto otra vez. Es una lectura informada por el análisis crítico hecho en el segundo paso. Sin embargo, la persona que interpreta el texto trata de comprender las implicaciones del texto para hoy.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema de la pobreza de la siguiente manera:

  1. Primera lectura Inocente: Podemos encontrar distintas manifestaciones de la pobreza en nuestros medios. Muchas personas piensan que la pobreza es resultado de la indolencia, la vagancia y la inacción de las personas pobres.
  2. Lectura crítica: Sin embargo, un análisis más profundo demuestra que la pobreza tiene varias causas, todas relacionadas a nuestro sistema político y social. También nos lleva a considerar que, de acuerdo a las Sagradas Escrituras, Dios se interesa por el bienestar de las personas más pobres y vulnerables de la sociedad.
  3. Segunda lectura inocente: Dios llama a la Iglesia a bendecir “al pobre, al huérfano y a la viuda”. ¿Qué acciones concretas podemos tomar para bendecir a las personas empobrecidas por nuestro sistema social?

Conclusión

El sermón temático-doctrinal es muy útil para propósito educativo, cuyo propósito es discipular a la comunidad de fe. Esperamos que estos siete modelos arrojen alguna luz a las personas interesadas en diseñar, escribir y predicar sermones sobre las doctrinas cristianas y sobre los temas que afectan a las comunidades que Dios les ha llamado a servir.

Del mismo modo, esperamos que usted predique regularmente el sermón temático-doctrinal, hasta que desarrolle su propio estilo, derivando sus bosquejos del argumento particular de su tema.

Bibliografía sobre la elaboración del sermón temático-doctrinal

Allen, Ronald J. The Teaching Sermon. Nashville: Abingdon Press, 1995.

_____. Thinking Theologically. Minneapolis: Fortress Press, 2008.

Carl, William J III. Preaching Christian Doctrine. Philadelphia: Fortress Press, 1984.

Hughes, Robert G. & Robert Kysar. Preaching Doctrine: For the Twenty-First Century. Minneapolis: Fortress Press, 1997.

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Apéndice – El sermón temático-doctrinal

A manera de Apéndice, ofrecemos un bosquejo extendido de un sermón sobre el tema del bautismo, usando el modelo de “preguntas y repuestas”. Como es de esperar, este sermón refleja las perspectivas doctrinales de mi tradición, la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo). Lo ofrezco en ánimo de ilustrar la metodología, no de debatir puntos doctrinales

Del agua y del Espíritu

Texto: “De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3.5)

Tema: El Bautismo es crucial para nuestra formación espiritual, dado que es una ordenanza por medio de la cual nos acercarnos más a Dios.

Área: Formación Espiritual

Propósito: Resaltar la importancia de la ordenanza o sacramento del bautismo.

Diseño: Sermón temático-doctrinal, en ocasión de la celebración de bautismos en la Iglesia

Lógica: Deductiva

Introducción

La celebración de bautismos en una Iglesia local es siempre motivo de grande gozo. La comunidad de fe se regocija, celebrando con un nuevo grupo de hermanos y hermanas que marcan un nuevo comienzo en su vida espiritual.

Ahora bien, el gozo y a la alegría no son suficientes; también necesitamos entendimiento. Por eso, en esta ocasión, vamos a dedicar algunos minutos a explorar el significado de esta ordenanza de Jesús.

Declaración del tema

El tema central de nuestra meditación es que el bautismo es crucial para nuestra formación espiritual. ¿Por qué? Porque es dado que es un mandato u ordenanza de Jesús, por medio de la cual nos acercarnos más a Dios.

Transición

Habiendo hecho esta declaración general, pasemos a considerar tres pregunta específicas sobre el bautismo cristiano: ¿Qué significa el bautismo cristiano? ¿Cuáles con los orígenes de este hermoso ritual? ¿Cuál es la manera correcta de bautizar a un nuevo creyente?

Cuerpo del sermón
A. ¿Qué significa el bautismo cristiano? 
  1. El bautismo cristiano es el ritual por medio del cual una persona afirma su fe en Jesús, como Señor y Salvador, entrado en una relación de pacto con Dios.
  2. Debe quedar claro que las aguas bautismales no confieren fe, dado que no tienen poderes mágicos. El agua de la pila bautismal es agua común y corriente. Lo que la hace especial es la fe del creyente, que entiende el significado del evento.
  3. Al descender a las aguas, el creyente se solidariza con Cristo, evocando su muerte y su resurrección. Así como Jesús murió, fue sepultado debajo de la tierra y después fue resucitado con poder, el creyente muere a la vida vieja, es sepultado de manera simbólica en las aguas y se levanta a una vida nueva en Cristo.
  4. Romanos 6.3-5 (TLA) explica con claridad el significado del bautismo, cuando dice:

Ustedes bien saben que, por medio del bautismo, nos hemos unido a Cristo en su muerte. Al ser bautizados, morimos y somos sepultados con él; pero morimos para nacer a una vida totalmente diferente. Eso mismo pasó con Jesús, cuando Dios el Padre lo resucitó con gran poder. Si al bautizarnos participamos en la muerte de Cristo, también participaremos de su nueva vida.

5. La Iglesia debe celebrar el bautismo con gozo y con entendimiento, comprendiendo que por medio de este sagrado ritual el ser humano se identifica con la muerte y resurrección de Cristo Jesús, Señor nuestro.

B. ¿Cuáles con los orígenes de este hermoso ritual? 
  1. Los orígenes del bautismo cristiano se remontan a los baños rituales que los judíos celebraban en obediencia a la Ley de Moisés, tal como aparece en libros de Levítico y Números. De acuerdo al orden sacerdotal, el agua se usaba para lavar vestidos, para salpicar objetos que debían ser purificados y para que las personas catalogadas como ritualmente impuras se bañaran.
  2. La tradición farisea desarrolló la práctica de los baños rituales semanales. El viernes en la tarde, en preparación para la observación del descanso sabático, los creyentes se bañaban en un estanque muy particular. Era llamado un “mikveh”, y recogía agua de lluvia por medio de un sistema de canaletas. La persona se bañaba fuera del estanque, usando un poco de agua. Entonces se sumergía en el agua, para quedar purificado.
  3. Las personas no-judías que se convertían al judaísmo eran llamadas “prosélitos”. Estas personas se bautizaban, usando los estanques de agua para la purificación que estaban en el templo, en las sinagogas o en las residencias de personas pudientes.
  4. Juan el Bautista adoptó este ritual de purificación como una señal de arrepentimiento. Juan bautizaba a personas judías, lo que era algo fuera de lo ordinario. Para muchos, la invitación de Juan era una ofensa, porque entendían que sólo las personas no judías debían bautizarse.
  5. Jesús se bautizó, siguiendo las enseñanzas de Juan (Mt. 3.13-17). Después, sus discípulos también se dedicaron a bautizar (Jn. 4.1-3). Finalmente, el Cristo Resucitado le dejó a la Iglesia las instrucciones que hoy conocemos como “La Gran Comisión” (RVR 1960):

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

C. ¿Cuál es la manera correcta de bautizar a un nuevo creyente? 

  1. La palabra española “bautismo” procede del vocablo griego “bapticho”, que literalmente quiere decir “sumergir”, es decir, colocar algo debajo del agua. Esto es congruente con las prácticas judías, donde los creyentes eran sumergidos completamente en el agua.
  2. La Iglesia Primitiva, pues, bautizaba por inmersión, sumergiendo a la gente en agua. Sin embargo, la Iglesia fue muy flexible, permitiendo otros tipos de bautismo, dependiendo de la disponibilidad del agua y de la salud de la persona a ser bautizada.
  3. Un documento muy antiguo, llamado “La Didaché” o “la Instrucción de los Doce Apóstoles” –que forma parte de una prestigiosa colección de escritos cristianos llamada “Los Padres Apostólicos”– contiene las siguientes instrucciones sobre el bautismo en su capítulo VII:

1. En cuanto al bautismo, éste es el modo de bautizar: habiendo previamente dicho todo esto, bautizad en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, en agua viva.
2. Si no tienes agua viva, bautiza en otra agua. Si no puedes en (agua) fría, (bautiza) en caliente.
3. Si, empero, no tienes ni una ni otra, derrama agua sobre la cabeza tres veces en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
4. Antes del bautismo, el que bautiza y el que ha de ser bautizado, ayunen, y asimismo otros que puedan hacerlo. Mandas ayunar al bautizando uno o dos días antes.

Hoy, la Iglesia reconoce tres tipos de bautismo:

  • Bautismo por inmersión, donde el creyente se sumerge completamente en el agua.
  • Bautismo por afusión, donde se derrama agua sobre la cabeza del creyente.
  • Bautismo por aspersión, donde se rocía agua sobre el creyente.

Y el bautismo se hace en dos modalidades:

  • Bautismo de creyentes, dónde sólo se bautizan a personas que confiesan voluntariamente su fe en Cristo Jesús. Por lo regular, se entiende que la “edad de consentimiento” es cerca de los 12 años, dependiendo de la madurez de la persona.
  • Bautismo infantil, donde se bautizan niños y niñas cuyos padres, madres o personas encargadas se comprometen a levantar a sus hijos en la fe de Jesucristo. Por lo regular, los infantes se bautizan por aspersión, aunque la Iglesia Ortodoxa bautiza infantes por inmersión, sumergiéndoles en la pila bautismal.

Conclusión

La Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) bautiza creyentse, personas que han confiesan libre y voluntariamente su fe en Cristo Jesús, Señor nuestro. Eso quiere decir que no bautizamos infantes, sino creyentes que hayan llegado a la edad de consentimiento.

Y nuestra Iglesia bautiza por inmersión, a menos que la persona tenga alguna condición de salud –temporal o crónica– que lo impida. En ese caso, se puede oficiar las otras modalidades del bautismo.

Hoy tenemos el honor de celebrar un acto de bautismo, donde un grupo de personas afirma su fe en Cristo Jesús y su pacto con Dios.

Quiera Dios bendecirles.

Quiera Dios darles crecimiento constante en la fe de Jesucristo.

Y quiera Dios que perseveren en la fe por siempre, para que puedan vivir junto al Dios que vive para siempre, por los siglos de los siglos. AMÉN

el sermón temático-doctrinal
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Sobre la visitación a personas enfermas

Sobre la visitación a personas enfermas

Notas para un taller de capacitación

por Aida Esther Cardona Santana

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Introducción

La capacidad de amar que tiene una iglesia está íntimamente ligada con su crecimiento. Visitar es un gesto de amor de la iglesia. Es una tarea esencial del ministerio evangelístico.

A través de la visitación cultivamos el amor fraternal y la unidad entre las personas que forman parte de la Iglesia. Además, se estimula el desarrollo en la fe de los nuevos creyentes, por el trato amable y el buen testimonio de quienes les visitan (Hebreos 10.25).

Visitar a las personas no creyentes que forman parte de nuestra comunidad extendida le da a la iglesia una oportunidad única para compartir las buenas nuevas de salvación.

Todo el mundo necesita la visita y la oración de la Iglesia. Empero, hay personas que la necesitan de manera urgente. En particular, las personas que están enfermas necesitan ser atendidas con urgencia. Ante la crisis que acarrea la enfermedad, las personas que tienen mayor madurez espiritual deben visitar a quienes estén necesitados o necesitadas de apoyo y oración. El propósito de estas visitas debe ser doble: dar aliento a quienes sufren y dar la mano a las personas necesitadas. 

La visitación a personas enfermas constituye un acto de amor cristiano que tiene mucho valor. Quienes participan en esta tarea tienen en sus manos una tarea que Dios tienen alta estima.

Principios importantes

A continuación presentamos puntos importantes a considerar para que nuestras visitas a las personas enfermas y necesitadas sean más efectivas.

  1. Discernir cuán capacitado o capacitada está usted para visitar a los demás.
  2. Sentir que usted está “en el primer amor” con Dios.
  3. Prepararse en oración.
  4. Escoger textos bíblicos y cánticos espirituales apropiados.
  5. Facilitar los procesos.
  6. Dar ánimo y aliento a las personas decaídas.
  7. Entender que cada persona enferma tiene una situación particular que no debe ser comparada a la de otras personas enfermas.
  8. Examinar todo lo que rodea al paciente, para detectar las necesidades del paciente, tales como medicamentos, comestibles y equipo médico, entre otros.

Consejos prácticos

Añadimos consejos prácticos que bien pueden ayudarle a maximizar el impacto positivo de sus visitas. En términos generales, estos consejos prácticos están basados en el siguiente principio: Debemos ser prudentes a la hora de visitar personas enfermas, recién operadas, convalecientes, encamadas o incapacitadas por la enfermedad.

  1. Visitar en grupos pequeños.
  2. Visitar en horario adecuado.
  3. Hacer buen uso del tiempo, manteniendo la visita corta.
  4. Saber cuando terminar la visita y cuando irse.
  5. Respetar los momentos de descanso de la persona enferma.
  6. Pedir permiso para visitar a la persona enferma, anunciar la visita y coordinar la misma con quienes cuidan al paciente.
  7. Conversar sobre temas positivos y edificantes.
  8. No hacer juicios de valor sobre el paciente ni sobre las personas que le cuidan.
  9. No hacer preguntas inoportunas.
  10. Evitar los diagnósticos gratuitos y los consejos médicos basados en su propia experiencia.
  11. Evitar el falso optimismo. No le asegure a la persona ni a sus familiares que Dios habrá de sanarle. Recuerde que nosotros no podemos controlar los planes de Dios para sus vidas.
  12. Tener en cuenta que las personas encamadas tienden a quejarse tanto de sus familiares como de quienes le cuidan. También pueden quejarse de sus hermanos y hermanas en la fe, afirmando que “nunca” le visitan o que “hace años” que no ve a su pastor o a su pastora.
  13. Absténgase de visitar si usted está padeciendo de alguna enfermedad, particularmente si sospecha que tiene alguna condición contagiosa (como un virus).
  14. Velar por su propia seguridad, sin exponerse a contagios, a accidentes o a caídas.

Conclusión

Esperamos que estos principios sean de ayuda tanto para usted, al nivel personal, como para la Iglesia, al nivel general. Les exhorto con amor a perseverar en este hermoso ministerio, llevando las buenas nuevas de salvación por medio de la visitación a las personas enfermas.

Bibliografía

  • Cotto Cruz, Elías. A mí lo hicieron: Entre sábanas blancas, ministerio con los enfermos. Bayamón: Por el Autor, 2013.
  • Rivera, Roberto A. No me dejes solo: Una pastoral comunitaria de cuidado, afirmación y acompañamiento. San Juan: Palabra y Más, 2005.

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El oficio del anciano y de la anciana

El oficio de anciano entre los Discípulos de Cristo

por Rev. Lucas Torres, Pastor Nacional para Ministerios Hispanos, 1992-1999

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I. Prominencia Histórica del Anciano entre los Discípulos de Cristo

Desde Alejandro Campbell, uno de los fundadores del movimiento de los Discípulos de Cristo, el oficio de Anciano tuvo una relevancia fundamental. En los comienzos habían tres cargos principales: Ancianos, Diáconos, y Evangelistas. Los Ancianos eran siempre electos por la congregación y comisionados para enseñar, predicar, pastorear, gobernar y dirigir la adoración en la congregación local. Los Diáconos, eran también elegidos por la congregación y puestos para manejar los asuntos materiales y financieros de la congregación. Los Evangelistas, elegidos también por la congregación, eran enviados a predicar en otros lugares y a formar nuevas congregaciones. Así era como Alejandro Campbell entendía el modelo novotestamentario.

II. El término “Anciano” en el Nuevo Testamento

  1. La palabra Anciano (gr. “presbíteros”) es mencionada en el Nuevo Testamento en referencia a personas en las congregaciones que ocupaban posiciones de autoridad y gobierno. (Timoteo 5.17-19; Tito 1.5; Santiago 5.14; 1 Pedro 5.1-5; Hechos 11.30- 15.2,4,6; 15.22-23; 16.4; 21.28).
  2. En el Nuevo Testamento hay una sola referencia a los Ancianos, trabajando o actuando concertadamente, como un cuerpo, en la ejecución de una tarea. (Santiago 5.14)

III. Requisitos para un Anciano

  1. En Tito 1.5-9 encontramos una lista de características de lo que idealmente debe ser un Anciano.
  2. De manera indirecta, pero de extraordinaria fundamentación teológica-bíblica, el Apóstol Pablo nos ofrece la base para el ministerio de hombres y mujeres como Ancianos. “Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer, porque todos vosotros seis uno en Cristo Jesús.” (Gálatas 3.28)
  3. Una dirección adicional nos la ofrece 1 Timoteo 3.1-7, donde dice: “Si alguno aspira al cargo de presidir la comunidad… debe ser irreprensible… llevar una vida seria, juiciosa y respetable…apto pare enseñar; no debe ser borracho ni amigo de peleas, sino bondadoso, pacífico y desinteresado en cuanto al dinero.” (Versión Biblia de Estudio)
  4. En suma, se espera que el Anciano sea un cristiano de probada madurez espiritual, de serenidad y mesura, de circunspección en su vida privada y pública, persona de sensibilidad a los misterios del Espíritu y cultivador(a) de la vida devocional. Debe ser entendido en la Palabra de Dios, conocer los fundamentos de la fe y la doctrina, y poseer nociones fundamentales del gobierno y prácticas de los Discípulos de Cristo. Debe dar ejemplo en todas las cosas, viviendo la vida cristiana en testimonio a otros por medio de la palabra y los hechos, asistiendo con regularidad a los cultos y otros eventos de la iglesia, aportando con regularidad sus diezmos y ofrendas, creciendo en la fe por medio de su participación en los estudios bíblicos y otras actividades de formación espiritual.

IV. Funciones del Anciano

  1. El Anciano como Maestro. El Anciano es maestro de la fe en palabra y acción. En ese magisterio, enseñar y predicar vienen a ser prácticamente sinónimos. Para ejercer esa función debe poseer conocimiento y sabiduría, para poder ser un vaso comunicante de la fe a los demás.
  2. El Anciano como Pastor
    1. 1 Pedro 5.1-4 es un pasaje fundamental para plantear en qué consiste la función pastoral del Anciano. La frase sonará extraña a algunos, y es posible que cause irritación e incomodidad a algunos líderes laicos y pastores por igual. El mismo Apóstol Pedro, se pone en este pasaje a un mismo nivel con los demás ancianos de la iglesia. “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos…apacentad la grey del Señor que está a vuestro cargo.”
    2. La función pastoral del Anciano contiene los siguientes elementos: ofrecer dirección espiritual a los miembros, ofrecer consejería, visitar aquellos con necesidades especiales (enfermos, atribulados, retraídos, apáticos, nuevos miembros).
    3. El Cuerpo de Ancianos debe estar organizado apropiadamente. Podría haber un presidente de Ancianos, o el mismo pastor puede presidirlos. Deben siempre trabajar en armonía con el pastor. Deben tener reuniones regulares de oración donde se presentan casos para intercesión.
    4. Los Ancianos pueden organizarse en un Programa General de Cuidado Pastoral (“Shepherding Program”), donde se divide la congregación por familias, y un número determinado se asigna a cada Anciano para su cuidado y atención directa (No más de 15 familias o 50 miembros). Los Ancianos deben mantener contacto con el pastor para referirle todos aquellos casos que él o ella deba atender con exclusividad. La congregación debe ser informada ampliamente y cada familia deberá recibir una carta donde se le informa el nombre del Anciano que estará a su cargo. Atención constante y esmerada deberá ofrecerse para evitar conflicto entre la labor pastoral del ministro y la labor de cuidado pastoral de los Ancianos.

C. El Anciano como Sobreveedor

    1. La palabra sobreveedor puede parecer muy rara, pero es perfecto español y significa literalmente “uno que mira por encima de”. En inglés se dice “overseer”. El significado de ambas palabras viene del término griego que se utilizaba para designar al Anciano u obispo: episcopos, una palabra compuesta que se divide de la siguiente manera: epi: sobre, por encima de scopos: visión, mirada
    2. En los comienzos, la función del Anciano como sobreveedor entre los Discípulos de Cristo, implicaba dirigir y gobernar. (Entre los Presbiterianos, la posición de Anciano hoy en día se denomina “Anciano Gobernante”.) Con el correr del tiempo, entre los Discípulos la naturaleza de esta función cambió considerablemente. Al principio a los Ancianos se les reconocía un poder de gobernación casi autocrático. Con el desarrollo y refinamiento de la autoridad de la congregación, organizada conforme a un modelo más moderno y democrático, el Anciano fue perdiendo fuerza como uno que gobierna y establece política congregacional. Ahora es la Junta de Oficiales la que retiene esa autoridad.
    3. En Hechos 15.22-28, hallamos la manera como los acuerdos del Concilio de Jerusalén (Hechos 15.1-21) fueron comunicados a la más importante iglesia Cristiana entre los gentiles, la Iglesia de Antioquía de Siria. Los Apóstoles y los Ancianos redactaron y comunicaron el mensaje a la iglesia y lo enviaron con emisarios confiables. Allí los Ancianos ejercieron su función como sobreveedores, velando porque las soluciones a los conflictos de las iglesias se formularan e implantaran eficazmente.
    4. Entre los Discípulos de hoy, la importante función de sobreveedores se expresa del siguiente modo:
      1. Compartiendo una visión espiritual para la iglesia
      2. Ayudando a articular esa visión en términos de programa
      3. Dando respaldo y sostén a los programas de la congregación y los que los llevan a cabo, en un estilo pastoral
      4. Ayudando a evaluar programas, ofreciendo recomendaciones de correcciones y ajustes oportunos, y expresando aprecio y reconocimiento a los que ejecutan los programas
      5. Ayudando a preservar la disciplina de la congregación con madurez, compasión y cordura

D. El Anciano como Líder de Adoración

    1. Junto al Pastor o Ministro, los Ancianos ejercen funciones cúlticas y ceremoniales de alta prioridad en la congregación.
    2. El Anciano es a manera de un “Sacerdote del Pueblo”, escogido entre los miembros y por los miembros para conducir al pueblo en adoración. Esta función confirma en parte uno de los postulados de la Reforma Protestante: el sacerdocio universal de los creyentes.
    3. En Hechos 2.40-47, encontramos una importante descripción de la vida y la práctica, y hasta algo del modelo cúltico de las primeras iglesias. Es lógico pensar que en el evento que ahí se describe, el bautismo de 3,000 personas convertidas requirió la participación de un buen número de líderes ejerciendo funciones en la administración del bautismo. Es posible que allí surgieron los primeros Ancianos con responsabilidades cúlticas o litúrgicas. Del mismo modo, la administración de la ceremonia del Partimiento del Pan, después de la Cena Comunal, demandaba la participación de líderes con cierta estatura espiritual.
    4. En la práctica de los Discípulos de Cristo de hoy, los Ancianos están llamados a:
      1. Presidir en la Mesa del Señor
      2. Ofrecer las oraciones principales en el culto: invocación, acción de gracias, intercesión (esta oración de be ser ofrecida por el Pastor, si lo hubiere, como Oración Pastoral)
      3. Ayudar al Pastor en la administración del bautismo, o administrarlo totalmente en su ausencia; servicios funerales y/o entierros
      4. Administrar la Santa Cena a enfermos recluidos en sus casas u hospitales
      5. En circunstancias especiales, y con los permisos correspondientes, administrar ceremonias matrimoniales