El oficio del anciano y de la anciana

El oficio de anciano entre los Discípulos de Cristo

por Rev. Lucas Torres, Pastor Nacional para Ministerios Hispanos, 1992-1999

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I. Prominencia Histórica del Anciano entre los Discípulos de Cristo

Desde Alejandro Campbell, uno de los fundadores del movimiento de los Discípulos de Cristo, el oficio de Anciano tuvo una relevancia fundamental. En los comienzos habían tres cargos principales: Ancianos, Diáconos, y Evangelistas. Los Ancianos eran siempre electos por la congregación y comisionados para enseñar, predicar, pastorear, gobernar y dirigir la adoración en la congregación local. Los Diáconos, eran también elegidos por la congregación y puestos para manejar los asuntos materiales y financieros de la congregación. Los Evangelistas, elegidos también por la congregación, eran enviados a predicar en otros lugares y a formar nuevas congregaciones. Así era como Alejandro Campbell entendía el modelo novotestamentario.

II. El término “Anciano” en el Nuevo Testamento

  1. La palabra Anciano (gr. “presbíteros”) es mencionada en el Nuevo Testamento en referencia a personas en las congregaciones que ocupaban posiciones de autoridad y gobierno. (Timoteo 5.17-19; Tito 1.5; Santiago 5.14; 1 Pedro 5.1-5; Hechos 11.30- 15.2,4,6; 15.22-23; 16.4; 21.28).
  2. En el Nuevo Testamento hay una sola referencia a los Ancianos, trabajando o actuando concertadamente, como un cuerpo, en la ejecución de una tarea. (Santiago 5.14)

III. Requisitos para un Anciano

  1. En Tito 1.5-9 encontramos una lista de características de lo que idealmente debe ser un Anciano.
  2. De manera indirecta, pero de extraordinaria fundamentación teológica-bíblica, el Apóstol Pablo nos ofrece la base para el ministerio de hombres y mujeres como Ancianos. “Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer, porque todos vosotros seis uno en Cristo Jesús.” (Gálatas 3.28)
  3. Una dirección adicional nos la ofrece 1 Timoteo 3.1-7, donde dice: “Si alguno aspira al cargo de presidir la comunidad… debe ser irreprensible… llevar una vida seria, juiciosa y respetable…apto pare enseñar; no debe ser borracho ni amigo de peleas, sino bondadoso, pacífico y desinteresado en cuanto al dinero.” (Versión Biblia de Estudio)
  4. En suma, se espera que el Anciano sea un cristiano de probada madurez espiritual, de serenidad y mesura, de circunspección en su vida privada y pública, persona de sensibilidad a los misterios del Espíritu y cultivador(a) de la vida devocional. Debe ser entendido en la Palabra de Dios, conocer los fundamentos de la fe y la doctrina, y poseer nociones fundamentales del gobierno y prácticas de los Discípulos de Cristo. Debe dar ejemplo en todas las cosas, viviendo la vida cristiana en testimonio a otros por medio de la palabra y los hechos, asistiendo con regularidad a los cultos y otros eventos de la iglesia, aportando con regularidad sus diezmos y ofrendas, creciendo en la fe por medio de su participación en los estudios bíblicos y otras actividades de formación espiritual.

IV. Funciones del Anciano

  1. El Anciano como Maestro. El Anciano es maestro de la fe en palabra y acción. En ese magisterio, enseñar y predicar vienen a ser prácticamente sinónimos. Para ejercer esa función debe poseer conocimiento y sabiduría, para poder ser un vaso comunicante de la fe a los demás.
  2. El Anciano como Pastor
    1. 1 Pedro 5.1-4 es un pasaje fundamental para plantear en qué consiste la función pastoral del Anciano. La frase sonará extraña a algunos, y es posible que cause irritación e incomodidad a algunos líderes laicos y pastores por igual. El mismo Apóstol Pedro, se pone en este pasaje a un mismo nivel con los demás ancianos de la iglesia. “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos…apacentad la grey del Señor que está a vuestro cargo.”
    2. La función pastoral del Anciano contiene los siguientes elementos: ofrecer dirección espiritual a los miembros, ofrecer consejería, visitar aquellos con necesidades especiales (enfermos, atribulados, retraídos, apáticos, nuevos miembros).
    3. El Cuerpo de Ancianos debe estar organizado apropiadamente. Podría haber un presidente de Ancianos, o el mismo pastor puede presidirlos. Deben siempre trabajar en armonía con el pastor. Deben tener reuniones regulares de oración donde se presentan casos para intercesión.
    4. Los Ancianos pueden organizarse en un Programa General de Cuidado Pastoral (“Shepherding Program”), donde se divide la congregación por familias, y un número determinado se asigna a cada Anciano para su cuidado y atención directa (No más de 15 familias o 50 miembros). Los Ancianos deben mantener contacto con el pastor para referirle todos aquellos casos que él o ella deba atender con exclusividad. La congregación debe ser informada ampliamente y cada familia deberá recibir una carta donde se le informa el nombre del Anciano que estará a su cargo. Atención constante y esmerada deberá ofrecerse para evitar conflicto entre la labor pastoral del ministro y la labor de cuidado pastoral de los Ancianos.

C. El Anciano como Sobreveedor

    1. La palabra sobreveedor puede parecer muy rara, pero es perfecto español y significa literalmente “uno que mira por encima de”. En inglés se dice “overseer”. El significado de ambas palabras viene del término griego que se utilizaba para designar al Anciano u obispo: episcopos, una palabra compuesta que se divide de la siguiente manera: epi: sobre, por encima de scopos: visión, mirada
    2. En los comienzos, la función del Anciano como sobreveedor entre los Discípulos de Cristo, implicaba dirigir y gobernar. (Entre los Presbiterianos, la posición de Anciano hoy en día se denomina “Anciano Gobernante”.) Con el correr del tiempo, entre los Discípulos la naturaleza de esta función cambió considerablemente. Al principio a los Ancianos se les reconocía un poder de gobernación casi autocrático. Con el desarrollo y refinamiento de la autoridad de la congregación, organizada conforme a un modelo más moderno y democrático, el Anciano fue perdiendo fuerza como uno que gobierna y establece política congregacional. Ahora es la Junta de Oficiales la que retiene esa autoridad.
    3. En Hechos 15.22-28, hallamos la manera como los acuerdos del Concilio de Jerusalén (Hechos 15.1-21) fueron comunicados a la más importante iglesia Cristiana entre los gentiles, la Iglesia de Antioquía de Siria. Los Apóstoles y los Ancianos redactaron y comunicaron el mensaje a la iglesia y lo enviaron con emisarios confiables. Allí los Ancianos ejercieron su función como sobreveedores, velando porque las soluciones a los conflictos de las iglesias se formularan e implantaran eficazmente.
    4. Entre los Discípulos de hoy, la importante función de sobreveedores se expresa del siguiente modo:
      1. Compartiendo una visión espiritual para la iglesia
      2. Ayudando a articular esa visión en términos de programa
      3. Dando respaldo y sostén a los programas de la congregación y los que los llevan a cabo, en un estilo pastoral
      4. Ayudando a evaluar programas, ofreciendo recomendaciones de correcciones y ajustes oportunos, y expresando aprecio y reconocimiento a los que ejecutan los programas
      5. Ayudando a preservar la disciplina de la congregación con madurez, compasión y cordura

D. El Anciano como Líder de Adoración

    1. Junto al Pastor o Ministro, los Ancianos ejercen funciones cúlticas y ceremoniales de alta prioridad en la congregación.
    2. El Anciano es a manera de un “Sacerdote del Pueblo”, escogido entre los miembros y por los miembros para conducir al pueblo en adoración. Esta función confirma en parte uno de los postulados de la Reforma Protestante: el sacerdocio universal de los creyentes.
    3. En Hechos 2.40-47, encontramos una importante descripción de la vida y la práctica, y hasta algo del modelo cúltico de las primeras iglesias. Es lógico pensar que en el evento que ahí se describe, el bautismo de 3,000 personas convertidas requirió la participación de un buen número de líderes ejerciendo funciones en la administración del bautismo. Es posible que allí surgieron los primeros Ancianos con responsabilidades cúlticas o litúrgicas. Del mismo modo, la administración de la ceremonia del Partimiento del Pan, después de la Cena Comunal, demandaba la participación de líderes con cierta estatura espiritual.
    4. En la práctica de los Discípulos de Cristo de hoy, los Ancianos están llamados a:
      1. Presidir en la Mesa del Señor
      2. Ofrecer las oraciones principales en el culto: invocación, acción de gracias, intercesión (esta oración de be ser ofrecida por el Pastor, si lo hubiere, como Oración Pastoral)
      3. Ayudar al Pastor en la administración del bautismo, o administrarlo totalmente en su ausencia; servicios funerales y/o entierros
      4. Administrar la Santa Cena a enfermos recluidos en sus casas u hospitales
      5. En circunstancias especiales, y con los permisos correspondientes, administrar ceremonias matrimoniales

El oficio del diácono y la diaconisa

El diaconado entre los Discípulos de Cristo

Por Lucas Torres, Pastor Nacional para Ministerios Hispanos, 1992-1999.

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I. El Diaconado en la Biblia

La palabra diaconado es una transliteración de la raíz griega diakon. Aparece en tres palabras del Nuevo Testamento: diakónein (el verbo “servir”); diákonos (el nombre “servidor”); y diakonía (la posición de aquellos que sirven o el diaconado).

El término se usa en el sentido general de servir en las mesas, como en la historia de Marta y María (Lucas 10.38-42). Pero Jesús amplió el sentido de la palabra cuando dijo “el que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás…” (Mateo 20.26).

El Apóstol Pablo elabora aun más el significado nuevo del término. En 2 Corintios 5.17-18 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaran; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio (diakonía) de la reconciliación.” Diakonía para Pablo era servicio, ministerio, y se refiere a sí mismo como un diákonos (2 Corintios 6.3,4; Colosenses 1.24-25).

Tempranamente la iglesia estableció el cargo de diácono. En Hechos 6.1-5 la iglesia comisionó a siente miembros para la distribución de alimentos y otros auxilios a las viudas.

Es de crucial importancia notar que hombres y mujeres servían en este importante ministerio en la Iglesia Primitiva. Tanto los hombres como las mujeres se mencionan en las instrucciones que se la da al diaconado en 1 Timoteo 3.8-13. En Romanos 16.1 Pablo indica: “Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa en la iglesia de Cencreas.” Esto concuerda con lo que Pablo enseña en Gálatas 3.28: “Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. Al principio habrá confusión en cuanto a la correcta traducción de la palabra se usaba diáconos y diaconisa pero ahora, la Nueva Versión Revisada de la Biblia Reina Valera la palabra diákonos se traduce como diácono tanto para hombres como para mujeres.

II. Características de un Diácono

Una publicación de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) “Usted como Diácono de la Iglesia”, Christian Board of Publication, St. Louis, MO enumera las siguientes características de un diácono:

  1. Un espíritu de amor. Toda característica espiritual es importante, pero “si no tenemos amor, de nada nos sirve”, dice el Apóstol Pablo. (1 Corintios 13)
  2. Un espíritu de compromiso. Los diáconos deben ser los miembros más dedicados de la iglesia. Las asignaciones que se les hacen deben tomarlas con toda seriedad y buena disposición de trabajo; no se puede concebir en diácono que acostumbra faltar a la iglesia por cualquier razón, o que no ayuda a sostener la obra con sus diezmos y ofrendas. Un diácono debe estar comprometido a apoyar el programa total de la iglesia.
  3. Un espíritu de dar. Jesús dijo: “Donde estuviese vuestro tesoro allí estará vuestro corazón”. Como se indicó antes, un diácono es un mayordomo fiel y consagrado de su tiempo y sus bienes materiales.
  4. Un espíritu de cooperación y respeto. El trabajo del diácono es en colaboración con otros. Aunque no siempre ha de esperarse que todos estén de acuerdo en todo, no obstante, el cuerpo de diáconos debe mostrar siempre un sentido de disciplina basado en el respeto mutuo y el amor por la Obra y el mandato de Cristo.
  5. Un espíritu de apoyo. Íntimamente conectada con la característica anterior, el diácono debe observar un sentido de apoyo y respaldo al liderato de la iglesia, a los ancianos y otros oficiales, y sobre todo al pastor.
  6. Un espíritu de imparcialidad. El diácono debe estar receptivo a nuevas ideas y nuevas formas de ministerio, abierto a crecer siempre, estudiando la Biblia, leyendo libros importantes, asistiendo a seminarios y talleres, para desarrollar mayores destrezas de liderato. Lo importante es dejar atrás la actitud tan generalizada de que “esto siempre se ha hecho así”, y que es promotora de estancamiento y parálisis.

III. Funciones del Diaconado

  1. Aceptar de buen grado y ejecutar tareas de servicio a la iglesia, sus miembros y la comunidad. Los diáconos deben verse a sí mismos como coadjutores que se desempeñan funciones de apoyo al programa general. Como tales ofrecerán sus servicios a los comités de trabajo de la congregación en las diferentes aéreas de ministerio: evangelismo, educación cristiana, adoración, acción social, misiones, propiedad, etc. En esta función, el diaconado se pone a la disposición de los comités o departamentos de la iglesia, para ofrecer servicios auxiliares en diferentes áreas.
  2. Servir a aquellos que están en necesidad. Usando Hechos 6.1-5 como modelo, algunas congregaciones organizan a los diáconos para administrar fondos y actividades de beneficencia que ayuden a los más necesitados.
  3. Servir en la Mesa de Comunión y otros eventos litúrgicos. Servir en la mesa es un verdadero ministerio, que debe realizarse con digna solemnidad. Esto debe incluir el servicio, tanto como la preparación previa y cuidado de los equipos. Esta importante función debe extenderse a la visita de los enfermos y ancianos que no pueden asistir a la iglesia, a quienes deben administrárseles la Santa Cena con regularidad. Otros importantes servicios que los diáconos realizan son: colectar las ofrendas, recepción de asistentes al culto, registro de visitantes y acomodo de asistentes al culto. (Estas funciones pueden delegarse en un cuerpo de ujieres que no tienen que ocupar necesariamente el cargo de diáconos). En adición, otros eventos litúrgicos de gran importancia son: auxiliar en los bautismos, bodas y servicios funerales. En todas estas funciones los diáconos deben realizar sus responsabilidades en espíritu de oración y consagración, sabiendo que es un servicio al Señor.