Salmo 126: Será como un sueño

Por Pablo A. Jiménez

TEXTO COMPLETO Y ENLACES Al PODCASt

Texto: Salmo 126

Tema: Dios, quien nos ha librado de problemas en el pasado, nos librará de problemas futuros.

Área: Cuidado pastoral

Propósito: Dar aliento y esperanza a la audiencia

Diseño: Expositivo

Lógica: Inductiva

Medios

Introducción

Aunque yo no me crié en la Iglesia, cuando yo estaba en la escuela me regalaron un Nuevo Testamento de los Gedeones Internacionales, que incluía el libro de los Salmos. Aparte del Salmo 23, otro salmo llamó mi atención. Se trata del Salmo 126, cuyo primer versículo lee de la siguiente manera en la versión Reina-Valera Revisión del 1960 (RVR 1960): «Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sión, Seremos como los que sueñan». 

El Salmo me parecía triste y nostálgico, a la vez que contenía una nota de esperanza y de alegría. Hoy, muchos años después, me acerco a este salmo tan amado para explorar su mensaje.

Cuando el Señor

El Salmo 126 es un desafío para las personas dedicadas a la traducción de las Sagradas Escrituras. En hebreo, los tiempos verbales son fluidos, razón por la cual en ocasiones es difícil determinar si un verbo debe ser traducido en pasado, presente o futuro.

En este caso, la inmensa mayoría de las traducciones bíblicas traducen el v. 1 en pasado; describiendo la liberación que Dios ya había hecho. Sin embargo, la traducción bíblica usada comúnmente en español, la Reina-Valera Revisión del 1960 (RVR 1960), coloca este versículo en futuro. 

  • La RVR 1960 dice: «Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sión, Seremos como los que sueñan». 
  • La RVR 1995 lee de la siguiente manera: «Cuando Jehová hizo volver de la cautividad a Sión, fuimos como los que sueñan». 
  • La Traducción en Lenguaje Actual (TLA) es mucho más clara cuando dice: «Cuando Dios nos hizo volver de Babilonia a Jerusalén, creíamos que estábamos soñando».

En todo caso, el Salmo 126 contrasta dos experiencias, contraponiendo los sentimientos que cada una de esas experiencias provoca en el ser humano. Por un lado, el salmo retrata el gozo que trae la experiencia de liberación a la vida del creyente. Por otro lado, el salmo describe la tristeza que acarrean los momentos de crisis.

Podemos ver el gozo en los vv. 1 al 3, que dicen: 

(1) Cuando Jehová hizo volver de la cautividad a Sión, fuimos como los que sueñan. (2) Entonces nuestra boca se llenó de risa y nuestra lengua de alabanza. Entonces decían entre las naciones: «¡Grandes cosas ha hecho Jehová con estos!». (3) ¡Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros! ¡Estamos alegres! 

Este salmo describe la alegría de manera muy gráfica. Vean el lenguaje: se habla de sueños, de risas y de alabanzas. El texto pone de manifiesto la felicidad que se relaciona con la liberación divina.

Y no es para menos, el tiempo del exilio en Babilonia fue terrible para el Reino de Judá: su tierra fue conquistada, su pueblo arrasado, su templo destruido, sus líderes encarcelados y su ánimo aplastado. Muchos guerreros murieron, muchas mujeres fueron violadas y muchos niños fueron asesinados por los invasores extranjeros. Por eso, la restauración del pueblo de Judá al final del exilio marcó un punto alto en la historia del pueblo hebreo. Su liberación fue un motivo de gran gozo; un gozo tan grande como el experimentado al final de la esclavitud en Egipto y tan grande como el experimentado al final del holocausto nazi.

Haz volver nuestra cautividad

Sin embargo, esta sección que refleja tanto gozo desemboca en una segunda sección que trata el tema del sufrimiento. El texto dice en los vv. 4 al 6:

(4) ¡Haz volver nuestra cautividad, Jehová, como los arroyos del Neguev! (5) Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. (6) Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla, pero al volver vendrá con regocijo trayendo sus gavillas.

Al leer el v. 4 uno vuelve a cuestionar cómo debe traducirse el v. 1. Ya que el v. 4 le pide a Dios que libre de la cautividad al pueblo, quizás haga más sentido leer los vv. 1-3 como una promesa de liberación futura.

Sin embargo, podemos leer el v. 4 en otra clave. Sí, Dios nos ha liberado en el pasado, tal como afirman los vv. 1 al 3. Sin embargo, las bendiciones pasadas no cancelan los problemas futuros. El pueblo de Israel fue liberado muchas veces por Dios, pero siempre volvió a enfrentar problemas.

Y esa es la condición humana. Las bendiciones del pasado no cancelan los problemas futuros. Aun después de una gran bendición, ustedes y yo debemos continuar luchando por la vida. Jesús de Nazaret nos enseñó que cada día trae su propio problema, su propio mal (Mt. 6:34). Por lo tanto, las bendiciones recibidas ayer no impiden los problemas que traerá el mañana.

Lo que sí pueden hacer las bendiciones pasadas es darnos aliento y esperanza para enfrentar los problemas futuros. La experiencia de liberación nos enseña a mirar el futuro con esperanza. La persona creyente sabe bien que Dios, quien nos ha librado de problemas en el pasado, nos librará de problemas futuros. 

Imágenes de liberación

Con esta verdad teológica a la mano, exploremos las dos imágenes de liberación que nos propone la conclusión del Salmo 126.

En primer lugar, el pueblo que ora pide ser renovado tal como las lluvias del invierno renuevan los arroyos del Neguev. El texto se refiere a los riachuelos que recorren una parte del desierto de Sinaí llamada el Neguev. Durante el verano, los lechos de los arroyos están secos. Sin embargo, las lluvias del invierno los convierten en torrentes que traen vida a los animales y a la vegetación.

Segundo, el pueblo compara la vida de fe con un sembradío. Recuerda que las personas que trabajan en la agricultura sufren mucho durante el proceso de la siembra. Esto era aún más difícil en el mundo antiguo, donde se sembraba al voleo, lanzando puñados de semilla en los campos. El proceso era tan duro y difícil que el salmista describe al agricultor como uno que va «andando y llorando» mientras esparce la semilla. Sin embargo, el pueblo también conoce el regocijo que experimenta la persona que recoge el fruto de la cosecha.

Conclusión

En conclusión, el Salmo 126 nos enseña que la alegría de ayer nos capacita para seguir luchando por la vida hoy y para mirar el mañana con esperanza.

Con este mensaje a la mano,

sigamos sembrando, 

sigamos bendiciendo, 

sigamos luchando por la vida.

Aunque ahora sembremos «llorando», sabemos que en el futuro cercano recogeremos fruto abundante, con gran alegría .

Aunque ahora podamos sufrir, sabemos que la bendición futura será abundante, trayéndonos tanta y tanta alegría, que nuestra vida será como un sueño. 

21 más que tú (A mi madre en su cumpleaños)

Un ensayo personal, adecuado para el Día de las Madres, recordando con agradecimiento a Sabina Rojas Labrador.

No sé como pasó, pero el hecho es que ya he vivido 21 años más que tú. ¿Te imaginas?

Aunque todo el mundo desea tener una larga vida, la verdad es que yo nunca pensé que viviría más que tú. Si tú, la persona con mejores sentimientos que jamás he conocido, solo llegaste a los 38 años. El que yo esté casi llegando a los 60 me parece increíble.

Yo sé que los años de vida no dependen del carácter de la persona. Hay gente mala que llegan a viejos, mientras que hay niños inocentes que mueren al nacer. Sin embargo, yo nunca pensé vivir más que tú.

Alguien una vez me preguntó por qué vivía con tanta prisa. Eso me chocó, porque nunca nadie lo había expresado en esas palabras. La respuesta no se hizo esperar: Porque los 38 años eran una barrera en mi mente. Por esa razón, yo entendía que tenia que lograr mis todas metas antes de esa edad.

Cumplir 38 no fue emotivo, como tampoco fue cumplir 39 años. Empero, los 40 años me golpearon con una violencia inesperada. Me sentí culpable por llegar a las cuatro décadas, algo que tu nunca lograste.

¿Y sabes qué fue lo peor? Que a los 42 años sobreviví una lucha contra el cáncer, cuando tú perdiste la tuya a los 38. El doctor me dijo, en son de broma, que había «escogido bien» el tipo de cáncer que tuve, pues el tumor crecía con lentitud, era fácil de extirpar y lo encontraron cuando apenas comenzaba a crecer. La operación fue tan efectiva, que no necesité tratamiento alguno postoperatorio y llevo 17 años en remisión. Yo «escogí» bien; pero tu no tuviste la misma oportunidad.

Aún así, los años siguen pasando y hoy soy yo quien pondera su mortalidad. Ya he vivido muchos años más de los que me quedan por vivir. Llevo 39 años en el ministerio cristiano, mucho más de los 30 años que la mayor parte de la gente le dedica a su profesión. Muchos de mis compañeros y compañeras de seminario, y hasta algunos de mis alumnos y alumnas, ya se han retirado. Me pesa saber que, aún estando en buena salud, me quedan menos de 10 años para retirarme. No sabes la tristeza que eso me da. Me pesa no tener más años que darle a mi Señor y mi Salvador. Si tuviera otra vida, también se la dedicaría a Jesús.

Pero eso no es lo único que me pesa. Me duele que he olvidado el tono de tu voz. Recuerdo tu rostro con claridad, por las fotos en blanco y negro que tengo en mi oficina. Tengo algunas a color guardadas por ahí, pero no me gusta verlas porque se tomaron cuando ya estabas enferma, desfigurada por el cáncer que todavía no sabías que padecías. Hasta puedo verte riendo, en los rincones de mi mente. Pero no recuerdo tu voz; por más que trato, no la recuerdo. 

Me duele que no me viste graduado de escuela intermedia, ni de la superior, ni de la Universidad de Puerto Rico, ni de mis maestrías, ni de mi doctorado. Me duele que no conociste a tu nieto ni a tus nietas. Me duele que nunca me viste predicar, ni me escuchaste dar un estudio bíblico, ni hablar por la radio. Me duele que nunca leíste alguno de mis escritos, ni viste mi foto en el periódico, ni compraste alguna de mis publicaciones en una librería. Y como falleciste antes de la llegada del Internet, nunca viste una de mis páginas en el ciberespacio. 

Todo eso es doloroso, pero lo más doloroso es mucho más sencillo. Algunos dirían que es casi una tontería. Lo más doloroso es que nunca nos despedimos. Nunca tuvimos la conversación común en las películas en la televisión, donde la persona moribunda se despide de sus seres queridos. Nunca me dijiste que «me portara bien» porque tú te ibas; y yo nunca me despedí de ti.

Por eso, este próximo 30 de diciembre, te diré a la distancia las palabras de despedida que te escribí hace unos años, intentando aliviar el dolor de no haberlas dicho en persona.: «Ahora descansa en paz, mamá. Te veré en la mañana; en la mañana de aquel día cuando “se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor”» (Filipenses 2:10-11).

Tu hijo, Tony.

Madre - Sabina Rojas Labrador
Sabina Rojas Labrador

Vea otros sermones para el Día de las Madres.

¿Son seres humanos?

El ensayo titulado “¿Son seres humanos?” critica la deshumanización que sustenta la discriminación y la violencia.


Jesús de Nazaret se distinguió tanto por sus enseñanzas como por su práctica de la fe. 

  • Sí, Jesús era un gran maestro.
  • Sí, Jesús hablaba con autoridad sobre temas espirituales,
  • Sí, Jesús hacía milagros que maravillaban aún a sus enemigos.

Empero, también se distinguió por la manera tan sencilla y directa como se relacionaba con todo tipo de personas, aún con aquellas que la sociedad no consideraba como plenamente humanas.

Ya sé, probablemente  le confundí al decir «plenamente humanas». ¿Qué quiero decir con esta enigmática frase?

En el mundo antiguo, donde se practicaba la esclavitud, la servidumbre y el vasallaje, los filósofos debatían si las personas que pertenecían a las capas más bajas de la sociedad eran humanas. Por ejemplo, se debatía si los esclavos tenían alma. Del mismo modo, se debatía la plena humanidad de quienes padecían enfermedades crónicas, ya que se veían como personas asediadas por las fuerzas de la muerte. Por ejemplo, en las sociedades judías del tiempo de Jesús se debatía si un leproso todavía era un hombre, al punto que algunos rabinos afirmaban que era un «muerto que todavía caminaba».

Cuando estudiamos los Evangelios de Jesús tenemos que «leer entrelíneas» para ver las consecuencias prácticas de este debate. Sin embargo, los estragos sociales causados por esta discusión filosófica son claros:

  • Se cuestionaba la plena humanidad de la mujer.
  • Se cuestionaba la plena humanidad de las personas extranjeras.
  • Se cuestionaba la plena humanidad de las personas sometidas a la esclavitud y a la servidumbre.
  • Se cuestionaba la plena humanidad de las personas enfermas, particularmente de quienes padecían enfermedades crónicas o incurables.
  • Y se cuestionaba la plena humanidad de aquellas personas consideradas como «pecadoras» por el judaísmo rabínico.

Jesús de Nazaret, como un buen hombre judío, conocía todas estas trabas sociales. Sabía que, dependiendo de factores tales como el género, la condición de salud, el empleo, el trasfondo religioso y hasta la etnicidad, una persona judía podía ser catalogada como alguien con «mancha leve» o «mancha grave». Jesús sabía que había personas «intocables» en la sociedad, tales como los leprosos, las prostitutas y los recaudadores de impuestos para el opresivo Imperio Romano.

Aún sabiendo todo esto, Jesús toma la opción de transgredir las barreras sociales, relacionándose con todas aquellas personas que la sociedad de su época consideraba como inferiores, sub-humanas o «subalternas».

  • Jesús se relacionaba con mujeres (véase Lucas 10.38-42), hablando con ellas en público (véase Juan 4.1-42) y hasta aceptándolas como discípulas (véase Lucas 8.1-3).
  • Jesús se relacionaba con personas extranjeras (véase Lucas 17 .11-19; Mateo 2.1-12 & 19-20), aún con mujeres de otros países (véase Mateo 15.21-28) y hasta con militares romanos (véase Lucas 7.1-10).
  • Jesús se relacionaba con los esclavos y con los siervos que formaban la masa del pueblo. De hecho, los vocablos «siervo», «pobre» y «esclavo», en conjunto, aparecen más de 100 veces en los Evangelios. 
  • Jesús se relacionaba con personas enfermas (véase Marcos 1.32-34), aún con quienes padecían condiciones terribles que no tenían tratamiento ni cura (véase Marcos 1.40-45 y sus textos paralelos, Lucas 7.11-17, Juan 5.1-15, 9.1-12 & 11.38-44).
  • Jesús se relacionaba con personas consideradas como «pecadoras» (véase Mateo 9.9-13), al punto que era llamado «amigo de pecadores» (véase Mateo 11.19).

Jesús se relacionaba con personas de todas las capas sociales, sin tomar en consideración las «manchas» que la sociedad usara para catalogarlas. Jesús se relacionaba con hombres y mujeres; con personas enfermas y sanas; con ricos y pobres; con personas empleadas y desempleadas; con esclavos y libres; con personas judías y extranjeras; con amigos y hasta con enemigos.

En resumen: Jesús se relacionaba hasta con las personas que la sociedad consideraba «intocables». Para decirlo de manera positiva: Jesús afirmó la plena humanidad de toda persona, aún de aquellas rechazadas por la sociedad.

¿Por qué la actitud de Jesús ante los demás es tan importante? Porque todo movimiento que fomenta el odio, la discriminación y el rechazo niega la plena humanidad del «otro» para justificar sus acciones. Por ejemplo:

  • Los europeos que conquistaron América negaron la humanidad de las comunidades indígenas.
  • Los promotores del movimiento esclavista negaron la humanidad de las comunidades africanas.
  • Y el movimiento Nazi negó la humanidad de las comunidades judías, entre muchas otras. 

Esta corta lista recalca una gran verdad: Los movimientos políticos y sociales que fomentan el odio cuestionan la humanidad de los demás para justificar tanto sus discursos como sus actos de violencia.

El racismo que nos divide hoy también está predicado sobre la negación de la humanidad del «otro». El odio que consume a las personas racistas les lleva a justificar el maltrato de niños y niñas; de hombres y mujeres; y de ancianos y ancianas.

Esto me lleva a plantear respetuosamente una serie de preguntas:

  • El feto que se desarrolla saludablemente en el vientre de una madre, ¿es un ser humano?
  • La niña que cruzó la frontera entre Estados Unidos y México de la mano de su madre, ¿es humana?
  • Y las personas adultas que entran ilegalmente a otro país, ¿son humanas?
  • El chico que está preso por haber cometido un crimen, ¿es un ser humano? 
  • La mujer reducida a practicar la prostitución por un proxeneta, ¿es humana?
  • El criminal convicto que espera la pena de muerte, ¿es un ser humano?
  • El anciano que espera la muerte en un hospicio, ¿es un ser humano? 

¿Ven que este debate no es tan fácil? Estoy seguro que algunas de mis preguntas han levantado objeciones en su mente: «Sí, son humanos, pero…» Aún las personas más liberales justifican la muerte de alguien y aún las más conservadores justifican el maltrato de alguna otra persona.

El debate es difícil, pero necesario. Tenemos que hablar de estos temas, porque tanto ustedes como yo formamos parte de sociedades que justifican el maltrato y aún la muerte de los demás, cuestionando su plena humanidad. Hablemos de estos temas con mesura, antes de que alguien decida que usted o yo no debemos vivir porque no somos seres humanos. Y, sobre todas las cosas, sigamos el ejemplo de Jesús de Nazaret, quien siempre afirmó la plena humanidad de los demás.

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Yo sé que mi redentor vive (Job 19.25)

Idea Central: Dios desea renovar nuestras vidas

El tono de la historia

Job, su sólo nombre evoca la paciencia. Sin embargo, la mayor parte de la gente desconocen los detalles de su historia.

Marco escénico

El libro de Job parece una obra de teatro religioso donde diversos personajes intercambian interesantes parlamentos.

El texto describe a Job como un hombre de fe, quien era “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (1.1). En la Biblia el número siete describe lo perfecto, lo completo. Job tenía siete hijos e hijas (1.2), es decir, la familia perfecta. Y tenía siete mil ovejas, esto es, la hacienda perfecta (1.3).

Trama

El drama se traslada a los cielos, en un día donde todos los seres espirituales debían presentarse ante Dios. Entre ellos se encuentra Satanás (1.6). En hebreo, “satán” quiere decir “acusador” o “adversario”. Hoy le llamaríamos “fiscal”. Su función era acusar a los seres humanos ante Dios.

Dios permite que el Satán ataque a Job, pero le prohibe matarlo (1.12). La debacle no se hace esperar. En un día ocurren cuatro catástrofes y Job sufre la pérdida de todos sus criados (1.13-15); de todas sus ovejas y pastores (1.16); de todos sus camellos (1.17); y todos sus hijos e hijas (1.18-19).

El Satán, derrotado ante la perseverancia de Job, busca otra oportunidad para atacarle. Así, cuando vuelve ante la presencia de Dios, asegura que Job blasfemará si la desgracia toca su piel. 

Otra vez Dios le permite atacar a Job (2.6). El Acusador le envía una enfermedad de la piel tan horrible que Job se rascaba con un pedazo de tiesto (2.7-8), sentado entre cenizas, que simbolizaban su luto. 

Empero, ni aún en este punto Job reniega de Dios, diciendo: “¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?” (2.10). El final del versículo 10 del capítulo 2 resume la situación diciendo: “En todo esto no pecó Job con sus labios”.

El capítulo 2 termina cuando tres amigos de Job–Elifaz, Bildad y Zofar–le visitan para consolarle (2.11). 

Punto culminante

Job protestó por su situación. Sus protestas provocaron una reacción negativa en sus amigos, quienes entendían que Job había pecado contra Dios y que por eso le habían sobrevenido todas estas maldiciones. Eso da paso a un intercambio de discursos donde sus amigos le invitan a confesar su pecado, aunque Job les responde que él no le ha faltado a Dios. 

En Job 19 encontramos un pasaje hermoso que ejemplifica la profunda fe de este personaje bíblico:

Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.

Job 19.25-27

Desenlace

El intercambio entre Job y sus tres amigos dura hasta el capítulo 31. A partir del 32, entra en escena otro personaje, llamado Eliú, quien también increpa a Job. Pero en el capítulo 38 encontramos al personaje más formidable de la obra, ya que Dios mismo responde a los reclamos de Job y a las enseñanzas de sus amigos con una serie de preguntas imponderables (Job 38.2-4).

Las preguntas de Dios desarman tanto a Job como a sus amigos, quienes terminan humillados. Primero, Job reconoce que no debió cuestionar a Dios (Job 42:3-5). 

Segundo, Dios reprende a los amigos de Job por hostigar al hombre enlutado, les envía a presentar sacrificios y a pedirle a Job que ore por ellos para que fueran restaurados (42.7-9).

Finalmente, Dios bendijo a Job y le devolvió aún más de lo que había perdido (Job 42.10-17). El versículo 12 lo resume de la siguiente manera: “Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero”.

Celebración

Job fue fiel a Dios en medio de la crisis y Dios lo bendijo al final. Job fue fiel a pesar de que cuestionó, protestó y hasta desafió a Dios. Y al final, Job recibió tantas bendiciones que toda su vida fue renovada por la gracia de Dios.

Dios hace nuevas todas las cosas.

Dios te da hoy más que lo que perdiste ayer.

Dios desea darte nuevas esperanzas para renovar tu vida, en el nombre de Jesús. AMÉN

Job 19.25a
Prediquemos
Prediquemos

De la culpa a la esperanza

Las noticias de principios de año han sido verdaderamente espantosas. En particular, ver los videos de seguridad que recogen tiroteos y asesinatos infunde temor. Ver y escuchar estos actos de violencia ponen al relieve su realidad. No es lo mismo verlo que leer una nota en el periódico.

Las nuevas tecnologías que nos traen los videos, también nos dan la capacidad de comentar las noticias en los periódicos cibernéticos y en las redes sociales. Y una de las reacciones más comunes es tratar de identificar a los culpables de estos actos de violencia.

Lo interesante es ver a quién la gente considera “culpables” de dichos actos de violencia. Aparte de los gatilleros, mucha gente culpa al gobierno de turno y a las fuerzas de seguridad—como la Policía—por el auge del crimen. La gente expresa su indignación y pide renuncias, como bien tienen derecho a hacer.

Ahora bien, eso no cancela el hecho de que la violencia no es nueva en Puerto Rico. De hecho, está “ola” de violencia lleva décadas azotando el país. Gobiernos de ambos partidos han probado ser inefectivos ante el crimen, así como el sistema legal y las fuerzas de seguridad municipales, estatales y federales.

  • Sí, el gobierno puede y debe hacer más.
  • Sí, las fuerzas de seguridad pueden y deben hacer más.
  • Sí, algunas personas deben renunciar a sus puestos.

Eso queda estipulado.

Empero, esta crisis larga es síntoma de una profunda crisis en la cultura, crisis que no resuelve gobierno alguno. El crimen es el resultado de un largo proceso de vida. De hecho, para muchas personas comienza desde antes de nacer, pues crecen en sistemas familiares afectados por la violencia. La pobreza, el abandono y los vicios también contribuyen a la violencia. Y la falta de esperanza hace que los niños y las niñas crezcan viendo el crimen como una opción de vida.

No estoy exagerando. Hace cerca de 10 años una maestra de tercer grado me contó la siguiente experiencia. En respuesta a la pregunta “¿Qué quieren ser cuando sean grandes?”, la mitad de los varones del grupo respondieron que deseaban ser pandilleros. Cuando ella preguntó por qué, respondieron que los pandilleros tenían mucho dinero, autos lujosos y zapatillas deportivas caras. 

La niñez puertorriqueña necesita esperanza. Necesita la esperanza que nace cuando uno toma una opción por el bien y la vida, rechazando el mal y la muerte.

Quizás nuestro pueblo debe pasar de la culpa a la esperanza. Mientras el adjudicar culpas mira al pasado, la esperanza mira al futuro. Después de identificar a los responsables de la crisis, es necesario buscar cómo salir de la crisis. ¿Por qué? Porque para superar un presente de angustia, necesitamos la esperanza de un futuro mejor.

La Biblia dice lo siguiente sobre la esperanza:

Y no solo esto, sino que nos regocijamos en los sufrimientos, porque sabemos que los sufrimientos producen resistencia, la resistencia produce un carácter aprobado, y el carácter aprobado produce esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.

Romanos 5.3-5, RVC

Por lo tanto, el sufrimiento puede adquirir sentido, si nos enseña a resistir, produciendo esperanza. Adjudicadas, pues, las culpas, no nos quedemos estancados en el pasado. Por el contrario, movámonos al futuro con esperanza, con la ayuda de Dios.

**********

El Dr. Pablo A. Jiménez es ministro protestante, autor y profesor en el campo de la teología pastoral. Escuche PREDIQUEMOS, un podcast dedicado a la predicación, el liderazgo y la teología pastoral: www.prediquemos.com

Para más información, visite www.drpablojimenez.com

Contra la Supremacía racial: Video Blog

Video Blog: Una crítica desde la fe cristiana a la ideología de la Supremacía Racial, con motivo de los eventos ocurridos el pasado 12 de agosto de 2017 en Charlottesville, VA.

 

Palabra Viva N001: La Iglesia contra la Supremacía Racial

La Iglesia Cristiana vs. La Supremacía Racial

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7 Principios de la Predicación que Conduce al Crecimiento

A continuación presentamos parte de una conferencia sobre siete principios que fomentan la predicación que conduce al crecimiento de la Iglesia.

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Predicar para crecer
Predicar para Crecer

A las madres trabajadoras


Un ensayo en honor a la madre trabajadora, en ocasión del día de las madres, escrito por el Dr. Pablo A. Jiménez.


Te levantas temprano en la mañana, habiendo dormido pocas horas, para atender a los tuyos y prepararte para salir a laborar.

Cocinas desayuno, almuerzo y a veces hasta la cena antes de las seis de la mañana. Preparas a tus chicos y a tus chicas para ir a la escuela. En ocasiones, hasta tienes que llevarlos tú misma.

Aún así, tu día apenas comienza. Tienes que llegar al trabajo, a veces en tu vehículo privado y otras en transporte público. Trabajas horas y horas, quizás haciendo labores que no te agradan, para mantener a tu familia. Enfrentas sexismo y hostigamiento de parte de hombres que te ven como presa fácil. Y, a veces, pasas el día sin comer.

Quizás tienes un esposo amoroso y trabajador, lo que aliviaría tu carga, pero no siempre es así. A veces tienes una pareja errática, que no abona a tu estabilidad emocional ni financiera. Puede que tu esposo sea un hombre cuya condición de salud no le permita trabajar. Sea por machista, por estar confinado, por estar ausente, por trabajar tiempo extra o, sencillamente, por pereza, tu pareja no coopera. Ve las tareas de la casa como responsabilidad exclusiva de la mujer.

Y no puedo olvidar que quizás nunca te casaste legalmente o, si lo estuviste, ahora estás divorciada. Eso hace tu carga aún mayor, principalmente cuando tu ex-pareja no cumple con sus responsabilidades financieras.

Sales del trabajo, pero tienes compras que hacer. Llegas a tu casa tarde en la tarde, a terminar de cocinar, a supervisar asignaciones y a hacer otras tareas del hogar. Y las tareas son interminables, tantas que no voy a enumerarlas aquí.

No puedo olvidar que también trabajas como voluntaria en tu comunidad, ya sea en la escuela local, en alguna institución social o en la Iglesia. No sé como haces tantas cosas a la vez, pero las haces. Las haces aunque te agotan y te obligan a acostarte muy tarde.

¿Cuánto duermes? Pocas horas. Mañana te levantarás temprano–aunque agotada–para volver a comenzar.

A ti, madre trabajadora, te deseo felicidad, justicia y paz en el Día de las Madres. Que Dios te bendiga hoy y siempre.

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A las madres trabajadoras

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Mamá está enferma: Una meditación para el Día de las Madres

Una meditación adecuada para el Día de las Madres, escrita por el Dr. Pablo A. Jiménez.

El chico apenas comienza la adolescencia. Su papá nunca ha estado en el panorama. Por lo tanto, toda la vida ha transcurrido al lado de su mamá: Dos “mosqueteros” peleando contra el mundo.

Madres
Mamá está enferma

Empero,  todo ha cambiado recientemente. Mamá está enferma, gravemente enferma, y el mundo jamás volverá a ser igual.

Mientras otros chicos pasan sus 11, 12 o 13 años procurando conseguir alguno de los nuevos juegos electrónicos, el chico conoce todos los hospitales del área. Ha visitado infinidad de oficinas médicas junto a mamá y hasta conoce cuales son las farmacias donde los medicamentos son más baratos y donde le dan el mejor trato a los pacientes.

Mientras otros chicos están pendientes a las novedades de Netflix, el chico tiene que ayudar a su mamá a vestirse, a subir al auto y hasta a caminar.

El chico es muy inteligente y puede leer el futuro cercano.

Mamá está enferma y sigue deteriorando.

Mamá está enferma y no mejora.

Mamá está enferma y bien puede morir antes de que él llegue a ser un hombre.

La soledad de este chico es larga y su tristeza añeja. Lo peor es que su soledad es real.

Su amistades le tienen pena, pero no comprenden su dolor.

Su familiares le da alguna ayuda para calmar sus conciencias, pero nadie se compromete a cuidar a mamá.

Y sus maestros y maestras le dan tiempo adicional para terminar las tareas, pero nadie le da un poco de esperanza en la situación.

Este Día de las Madres, oremos por aquellas madres que están enfermas y por quienes las cuidan con amor. ¡Señor, ten piedad!

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Perros, gatos y la Migra: Mi nueva columna en El Nuevo Día

“Cuentan que en cierta ocasión, un dictador militar llegó a su dormitorio y encontró que un gato había ensuciado su cama. Ciego de ira, firmó una orden presidencial que ordenaba la deportación de todos los gatos del país, dándole un plazo de 48 horas para salir, so pena de cárcel.”

Oprima el siguiente en la ce para leer el resto de esta columna: http://blogs.elnuevodia.com/vicios-virtudes-valores/2017/03/02/perros-gatos-y-la-migra/

Vicios, Virtudes y Valores
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