Las campañas de oración y la separación entre la Iglesia y el estado

El asunto de la separación entre la Iglesia y el estado sigue siendo tema de debate en Puerto Rico.

Por un lado, algunas personas entienden que la separación legal entre estas entidades implica que las personas de fe y el liderazgo religioso no pueden practicar su fe en público ni emitir opinión alguna sobre temas políticos. Por otro lado, otras personas entienden que la separación entre la Iglesia y el estado minimiza el rol de la religión en la esfera pública, lo que les lleva a buscar aumentar la influencia de las comunidades religiosas en el gobierno.

Es evidente que ambos grupos no entienden lo que implica la separación legal que estipula la constitución de Puerto Rico, restricción que también incluye la constitución de los Estados Unidos de América. Como he explicado en escritos anteriores, el propósito de la cláusula que estipula la separación entre la Iglesia y el estado es evitar que el gobierno establezca una religión oficial del estado.

¿Qué implica todo esto? En términos prácticos, evita que el gobierno canalice fondos públicos para beneficiar a uno o más grupos religiosos, mientras le niega ayuda financiera y acceso a espacios públicos a los demás.

Con esta definición en mano, repasemos algunas de las controversias recientes en torno a la religión en Puerto Rico.

En primer lugar, encontramos la controversia sobre los círculos de oración en la Policía de Puerto Rico. Dado que la libertad de culto es un derecho constitucional, nadie puede impedir que un oficial de la Policía de Puerto Rico eleve una oración antes, durante o después de su turno de trabajo. Además, la Policía cuenta con un Cuerpo de Capellanes que hacen actividades ecuménicas en la cuales aquellas personas que así lo deseen bien pueden participar.

Ahora bien, algunas actividades pueden violar la separación entre la Iglesia y el estado. Por ejemplo, un oficial policíaco no debe detener a conductor alguno para obligarlo a participar de un “servi-carro” de oración. Del mismo modo, un oficial de mayor rango no debe obligar a sus subalternos a participar de actividades religiosas. Además, si un grupo de agentes deciden unirse voluntariamente para orar, deben hacerlo de manera discreta sin ofender la sensibilidad de quienes no comparten sus creencias religiosas.

El otro asunto candente es el auspicio gubernamental a las campañas de Cuarenta días de oración y ayuno. Una vez más, toda persona dedicada al servicio público tiene derecho a orar. También puede dejar de comer por unas horas o días, de manera total o parcial, para concentrarse en la oración y en la meditación.

Lo que es ilegal es que una entidad gubernamental use fondos públicos para respaldar estas actividades. Si una alcaldía o si la legislatura mostrara favoritismo hacia un grupo religioso en particular, estaría violando la constitución.

En el caso de la Cámara de Representantes, la pregunta que se impone es si la Legislatura está usando fondos del erario público para sufragar los gastos de las actividades relacionadas a la campaña de Cuarenta días de oración. El desembolso de dineros públicos para estos propósitos es inconstitucional. Si un grupo de legisladores decide unirse para orar, tienen que sufragar la actividad con recursos de entidades no-gubernamentales o con dinero de su propio bolsillo

Muchas personas de fe se alegran cuando ven que el gobierno anuncia iniciativas que tienen ribetes religiosos, particularmente si son actividades congruentes con su tradición religiosa. Empero, el liderazgo religioso debe insistir en que dichas actividades se hagan fuera del horario de trabajo regular y que se costeen con fondos privados. ¿Por qué? Porque a ninguna comunidad religiosa le conviene que el gobierno use fondos públicos para apoyar el trabajo de otra comunidad religiosa sobre las demás. Si nos quedamos callados ante una violación a la ley porque pensamos que hoy el gobierno nos favorece, estamos abriendo el camino para que en el futuro cercano el gobierno discrimine en contra nuestra.

Finalmente, les recuerdo que la separación entre la Iglesia y el estado no impide que las personas de fe opinen sobre temas políticos o sociales. Por el contrario, podemos opinar con libertad precisamente porque no recibimos fondos públicos y porque pagamos impuestos como cualquier otro ciudadano.

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¿Qué opina usted? Le invito a compartir su opinión, comentando respetuosamente tanto el contenido de esta columna como los comentarios de otros lectores y de otras lectoras.

Pablo A. Jiménez es un ministro protestante, profesor de teología pastoral y autor de varios libros religiosos. Para más información, visite: http://www.drpablojimenez.com

San Juan, PR
San Juan, PR

La Iglesia ante la muerte de la Ley de cierre

Una de las medidas contenidas en la nueva ley de Reforma Laboral es la virtual abolición de la Ley de cierre en Puerto Rico. Esta es la ley que regula el horario de los comercios en Puerto Rico, particularmente de los establecimientos que emplean 25 personas o más.

Hasta tiempos recientes, la ley de cierre obligaba a los comercios a seguir un horario muy estricto, cerrando en las noches y en los domingos. Los únicos comercios exentos de la regulación eran los negocios familiares, con menos de 25 empleados.

A partir de la década de los 90, la ley fue liberalizada poco a poco. Eventualmente permitió que los Centros Comerciales abrieran los domingos, aunque aún limitaba el trabajo en la mañana. Al principio quienes trabajaban los domingos recibían mayor compensación, a razón de tiempo y medio por cada hora. Esa medida fue derogada hace algunos años, de manera que el salario hoy es el mismo trabaje usted lunes o domingo.

En el pasado, la Iglesia protestó vehementemente en contra de la liberalización de la Ley de cierre. El tema era candente y las vistas públicas sobre las enmiendas a la ley eran muy concurridas. La comunidad religiosa no solo defendía el domingo como día de adoración, sino que también lo defendía como día de descanso necesario para afirmar el valor de la familia y la justicia social hacia la clase obrera.

Sin embargo, en esta ocasión la muerte de la Ley de cierre pasó sin pena ni gloria. ¿Por qué? Primero, porque es hasta cierto punto sorpresivo que una ley sobre Reforma Laboral afecte la Ley de cierre. Por lo tanto, las Iglesias no esperaban que se tocara el tema en ese proyecto de ley. Segundo, porque otros puntos de la Reforma fueron mucho más controversiales que los cambios a la Ley de cierre. Y, tercero, porque la Reforma Laboral fue aprobada a la carrera, en sesiones que se extendieron hasta tarde en la noche.

Ahora bien, propongo que hay otra razón por la cual no hubo protestas en esta ocasión. Si la Iglesia no protestó es porque la Ley de cierre existente hasta hace unos días—para todos los efectos prácticos—carecía de impacto y efectividad. Por ejemplo, aunque la antigua ley obligaba a los comercios a abrir los domingos a las 11 am, en términos prácticos limitaba las actividades de los empleados en la mañana, incluyendo sus actividades religiosas.

Por otro lado, las Iglesias hoy reconocen que el mundo ha cambiado. Antes la mayor parte de la gente pensaba que el mundo occidental, en general, y Puerto Rico, en particular, estaban orientados por una cultura “cristiana” o “judeo-cristiana”. Hoy comprendemos que nuestras culturas son “post-cristianas”, lo que implica que nuestros respectivos países ya no son “cristianos”.

La Iglesia hoy vive una nueva realidad misionera. Nuestros países, si bien una vez fueron “cristianos”, necesitan ser evangelizados de nuevo. La iglesia debe comprender que el gobierno ya no ha de favorecerla, como lo hizo alguna vez en el pasado. Hoy la Iglesia tiene que “competir” por la atención de la gente en un mundo donde hay una enorme variedad de alternativas.

Para decirlo con mayor claridad: mientras cuarenta años atrás solo las iglesias estaban abiertas los domingos, hoy todos los comercios pueden abrir. Y no solo los comercios, pues algunas universidades están ofreciendo cursos intensivos los sábados y los domingos en Puerto Rico.

Esto implica que las Iglesias necesitan ser más pertinentes que nunca, ofreciendo programas atractivos que muevan a la gente a visitarlas regularmente. También implica que las Iglesias deben revisar sus programas, ofreciendo oportunidades de adoración fuera del horario tradicional del domingo en la mañana.

Finalmente, esto también implica que la Iglesia debe reconocer su nuevo rol minoritario en la sociedad. Ya no predicaremos desde una posición de poder, respaldados por los partidos políticos de turno. Ahora tendremos que ministrar tal como lo hicieron los profetas del antiguo Israel y tal como lo hizo Jesús de Nazaret: Desde una posición contra-cultural, anunciando las virtudes de Dios y denunciando los vicios de una sociedad seducida por la idolatría.

Visto desde esta perspectiva, la Iglesia puertorriqueña debe levantar su voz profética para cuestionar los efectos de la eliminación de la Ley de cierre tanto en la sociedad como en la familia. En lugar de enfocar en la asistencia al culto dominical, debe cuestionar el consumismo desmedido de nuestra sociedad. Y debe defender a la clase obrera, que cada vez pierde más derechos.

Si la Iglesia no amplía su perspectiva, corre el peligro que quedar irrelevante, como una institución pasada de moda que solo está preocupada por su propia supervivencia.

Llaves
Llaves

¿En mi patio? ¡No!

Les comparto algunas reflexiones en torno al asunto de la disposición de los desperdicios que produce la planta de carbón que opera la compañía AES en Puerto Rico.

“El Senado de Puerto Rico tiene en sus manos un proyecto de ley que prohibiría de manera definitiva el depósito de este tipo de cenizas en Puerto Rico. En este momento gran parte de la población está a favor de dicho proyecto y varias denominaciones cristianas también se han expresado en contra de la disposición de las cenizas en Peñuelas. Yo sé que nadie desea tener una planta de este tipo en el patio de su casa. La pregunta que me hago es si estamos dispuestos a pagar el precio que conlleva el cierre o la transformación de esta planta.”

Lea el resto de mi nueva columna en El Nuevo Día online: http://blogs.elnuevodia.com/vicios-virtudes-valores/2016/12/02/en-mi-patio-no/

Vicios, Virtudes y Valores
Vicios, Virtudes y Valores

 

 

Gracias por la lucha

¿Dar gracias? ¿A quién? ¿Por qué?

La idea de dar gracias a Dios puede parecer como un chiste de mal gusto para muchos. Este ha sido un año durísimo para nuestro pueblo, tanto para los cientos de miles que han emigrado de nuestra Isla como para quienes han decidido permanecer, luchando por la vida diariamente.

Sí, porque la vida es una lucha diaria por conseguir los recursos necesarios para asegurar tanto nuestras propias vidas como el bienestar de los nuestros. Todos conocemos personas que, aunque se matan trabajando, no pueden darle a su familia el techo, alimento, educación, transporte y cuidado médico que necesitan.

El hecho es que la vida es dura, todos los días, para todo el mundo. No importa la cantidad de recursos que usted tenga a su disposición o la riqueza que pueda acumular a lo largo de su vida, usted seguramente pasará por tiempos malos donde la enfermedad, el sufrimiento y el dolor tocarán a su puerta.

Entonces, ¿por qué vamos a dar gracias?

Cada vez son más las personas que dicen no creer en Dios, o por lo menos en el Dios que proclaman las distintas iglesias. No creen en el Dios que predican los católicos, los protestantes, o los pentecostales. Mucho menos creen en el Dios que predican los musulmanes, particularmente aquellos que siguen a los líderes extremistas. Como tampoco creen en el Dios que reclaman aquellos “cristianos” que abogan por la “supremacía blanca”.

Pues si usted no cree en Dios, aunque crea en algún tipo de fuerza espiritual, ¿a quién va a darle gracias?

Del mismo modo, hay quienes no encuentran por qué dar gracias a Dios. Son muchas las personas que están convencidas de que sus vidas están en sus propias manos, no en las manos de Dios. Por eso piensan que, si Dios no les da nada, ¿por qué han de darle gracias?

Todo depende, pues, de su concepto de Dios.

Si usted ve a Dios como un dictador cósmico, no hay razón alguna para dar gracias.

Si usted ve a Dios como un viejito celeste retirado en algún tipo de “nursing home” cósmico, no hay razón alguna para dar gracias.

Si usted ve a Dios como una fábula forjada por buscones religiosos para agenciarse la buena vida, no hay razón alguna para dar gracias.

Empero, hay otra forma de ver a Dios. Yo entiendo que, leída correctamente, la Biblia presenta a Dios como la fuerza vital del universo, como el soplo de vida que da razón a todo lo creado. Dios es, pues, la vida misma. Por eso Jesús de Nazaret dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14.6).

El Dios que se ha revelado a la humanidad por medio de la persona histórica de Jesús de Nazaret no es el causante de nuestro sufrimiento. ¡Todo lo contrario! Es el Dios de la Vida que sufre con nosotros. Por eso, el símbolo principal de la fe cristiana es la cruz, donde Jesús—la encarnación de Dios en el mundo humano—sufre la muerte para solidarizarse con todo aquel que sufre y para librarnos del sufrimiento. Nuestro símbolo central no es triunfalista, sino uno que entiende que el poder de Dios se muestra en la debilidad (2 Corintios 12.9).

Las personas de fe saben que Dios está con ellas en medio del sufrimiento. Por eso, ven los problemas y las dificultades que les plantea la vida como exámenes o pruebas que pueden ser superadas con la ayuda de Dios. El Apóstol Pedro escribió lo siguiente sobre este tema:

Por eso, aun cuando por algún tiempo tengan que pasar por muchos problemas y dificultades, ¡alégrense! La confianza que ustedes tienen en Dios es como el oro: así como la calidad del oro se pone a prueba con el fuego, la confianza que ustedes tienen en Dios se pone a prueba con los problemas. Si ustedes pasan la prueba, su confianza será más valiosa que el oro, pues el oro se puede destruir. Así, cuando Jesucristo aparezca, hablará bien de la confianza que ustedes tienen en Dios, porque una confianza que ha pasado por tantas pruebas merece ser alabada.

1 Pedro 1.6-7 (Traducción en Lenguaje Actual)

Sobre esta base, hoy yo quiero darle gracias a Dios—quien es la vida misma—por acompañarme en la lucha por la vida. Y sí, le doy gracias a Dios por la lucha, porque es el fuego que nos refina, como se purifica el oro.

Del mismo modo, hoy le invito a dar gracias a Dios por el privilegio de vivir, por acompañarnos por los caminos de la vida y por capacitarnos para seguir luchando por la vida, en el nombre de Jesús, el Cristo.

Gracias por la lucha, oh Dios, en el nombre de Jesús. AMÉN 

1 Pedro 1.7
1 Pedro 1.7

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El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com

Escuche esta entrevista al Dr. Justo L. González

TeoBytes, un podcast al cual usted debe suscribirse, acaba de publicar una excelente entrevista al Dr. Justo L. González. La recomendamos sin reservas.

http://www.teobytes.com/desafios-y-respuestas-la-iglesia-antigua-y-la-nuestra-tb027/

Justo L. González Justo L. González

Puerto Rico y el lobo, mi nueva columna en El Nuevo Día

“…a todos los que pensaban que el lobo nunca iba a llegar, les comento con tristeza que el lobo ha llegado disfrazado de Junta de Control Fiscal Federal. Quizás ahora que–para todos los efectos prácticos–la administración del país va a estar en manos extranjeras podamos echar a un lado el ropaje partidista que nos divide para prestar atención a los problemas reales del país.”

Oprima aquí para leer el resto de esta columna

Vicios, Virtudes y Valores
Vicios, Virtudes y Valores

En honor a las madres, en toda su diversidad 

Con amor, damos gracias a Dios por todas las madres que se sacrifican día a día por el bienestar de sus respectivas familias. Aunque tienen en común la dedicación a los suyos, reconocemos su enorme diversidad:

  • Algunas tienen solo un niño o una niña, otras tienen familias mucho más grandes.
  • Algunas son amas de casa a tiempo completo, otras trabajan desde sus casas.
  • Algunas trabajan fuera del hogar a tiempo parcial, otras a tiempo completo.
  • Algunas dependen económicamente de sus esposos, otras sostienen tanto a sus parejas como a sus hijos e hijas.
  • Algunas están casadas, otras nunca lo han estado o ya no lo están.
  • Algunas tienen una posición económica holgada, otras apenas pueden cubrir sus necesidades básicas.
  • Algunas son mujeres de fe profunda, otras apenas han explorado su espiritualidad.

En este Día de las Madres las celebramos a todas, en toda su diversidad. Reconocemos sus enormes sacrificios por los suyos y su disposición a posponer sus propias metas para avanzar la de sus hijos e hijas. Y nos solidarizamos con aquellas que se ven forzadas por las situaciones a convertirse en jefas de familia, muchas veces en contra de su voluntad.

¡Mamá, recibe este sencillo homenaje. En este día tan especial, le pedimos a Dios te bendiga hoy y siempre!

Ella hizo lo mejor que pudo

Una reflexión para el Día de las Madres, por Pablo A. Jiménez

La frase que sirve de título a esta reflexión es una que he escuchado centenares de veces. Personas que vienen a hablar conmigo, buscando algún alivio a la angustia emocional y espiritual que sufren, me cuentan sus respectivas historias personales. Por lo regular, esas historias tienen aspectos dolorosos; momentos tristes que ocasionaron la tristeza que tanto les pesa hoy.

Es interesante lo que ocurre cuando llegan al tema de mamá. Con dolor, me explican cómo mamá, en el peor de los casos, les abandonó o les maltrató. O me cuentan, en el mejor de los casos, de cómo mamá permitió que otra persona les abusara, ya fuera porque no se daban cuanta de la situación o porque ellas mismas también eran víctimas.

“Mami hizo lo mejor que pudo”, me dicen con dolor, tratando de excusar a esa mujer que tanto han amado. Es como si se sintieran obligados a defender a sus madres, porque no quieren que yo piense mal de ellas.

Y el hecho es que todas las personas que hemos tenido la dicha y aceptado la responsabilidad de tener hijos e hijas hacemos “lo mejor que podemos”, dentro de nuestras respectivas circunstancias. Y el hecho también es que en muchas ocasiones “lo mejor que podemos” se queda corto; sencillamente, no es suficiente para satisfacer las necesidades de nuestros seres queridos.

Los hijos a veces no comprendemos que nuestros padres y nuestras madres no lo saben todo. Esperamos que nos críen proveyendo todo lo que necesitamos, como lo necesitamos y cuando lo necesitamos. Cuando crecemos, comprendemos que no hicieron todo lo que debieron y eso causa resentimientos.

Cuando llegamos a ser padres o madres, nos damos cuenta de cuán difícil es esta tarea. Nos damos cuenta que tendemos a cometer los mismos errores que cometieron con nosotros. Y, a medida que pasa el tiempo, nos damos cuenta que no tratamos a los hijos y las hijas tenidos en la juventud de la misma manera como tratamos a los que hemos tenido en la edad madura. Los primeros pagan el precio de nuestras novatadas; los postreros se benefician de nuestra experiencia.

Una de las cosas más duras que puedo decirle a una persona es: “Sí, tu mamá hizo lo mejor que pudo, pero eso no fue suficiente”. La respuesta, por lo regular, es el llanto. Esa persona sabe que digo la verdad. Sabe que mamá tenía buenas intenciones, pero que su buena fe no pudo protegerle de los errores que cometió.

Por eso, es tan importante perdonar como pedir perdón. Sí, mamá hizo lo mejor que pudo, y se quedó corta. Papá también hizo lo mejor que pudo, y también se quedó corto. ¿Y yo? Yo también he hecho “lo mejor que he podido”, sabiendo que en algunos aspectos estoy fallando también.

En este Día de las Madres perdonemos los errores que otros cometieron con nosotros, y pidámosle perdón a quienes hemos defraudado. Al final, lo importante no es la perfección en la conducta y el carácter. Al final, lo más importante es el amor (1 Corintios 13.13).

Vea otros escritos sobre Teología Pastoral.

 

Yo te recuerdo...
Yo te recuerdo…

Ni junta, ni pagos, ni consenso

“Puerto Rico se encuentra en el peor momento de su historia. Esa es una realidad innegable. Empero, la crisis no se debe tanto a la falta de recursos económicos, como a la falta de consenso sobre el futuro del país. Todo el mundo tiene claro lo que NO quiere. Lo que no sabemos es cuál debe ser el camino a seguir para salir de la crisis

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Vicios, Virtudes y Valores
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Iglesias con libros abiertos, mi nuevo blog en El Nuevo Día

“…hace unos días escuché en la radio a alguien diciendo que ‘las iglesias deberían tener sus libros abiertos’. El comentario me pareció impropio porque el hecho es que en la mayor parte de las Iglesias Protestantes los informes financieros son documentos públicos.”

Lea el resto de esta columna: http://blogs.elnuevodia.com/vicios-virtudes-valores/2016/04/24/iglesias-con-libros-abiertos/

Vicios, Virtudes y Valores
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