El Dios misionero – Juan 3.16

Manuscrito listo para predicar de un sermón temático-doctrinal basado en Juan 3.16, escrito por el Dr. Pablo A. Jiménez.

  • Texto: Juan 3.16
  • Idea central: La iglesia debe proclamar el carácter de Dios, según lo revelan las Sagradas Escrituras
  • Área: Educación Teológica / Formación espiritual
  • Propósito: Que la audiencia reflexione sobre el carácter de Dios.
  • Diseño: Temático-Doctrinal
  • Lógica: Inductiva

El Dios Misionero (Juan 3.16)

Hace un tiempo asistí a un taller de capacitación para personas que están organizando nuevas congregaciones. Una de las actividades del taller consistió en una conferencia sobre métodos de evangelización. Como parte de la conferencia, la persona recurso le pidió al grupo de pastores y pastoras que describieran las frases que usan para invitar a personas nuevas a asistir a la iglesia. Las respuestas a tal pregunta fueron muy interesantes.

  • Algunas personas contestaron que, cuando invitan a alguien a visitar su iglesia local, recalcan el entusiasmo de la congregación, la música movida y la adoración contemporánea.
  • Otras indicaron que motivaban a la gente a visitar su iglesia porque su pastor era un buen predicador y un excelente maestro de la Palabra de Dios.
  • Aún otros señalaban el amor y el compañerismo cristiano como la razón principal para visitar su congregación.

Lo que me sorprendió de estas respuestas no fue lo que dijeron, sino lo que callaron. Ninguna de las personas presentes mencionó a Dios en su respuesta. Es decir, nadie motivaba a los demás a asistir a la iglesia para conocer a Dios, para establecer una relación más profunda con Dios, o para vivir más cerca de Dios. En todos estos casos, Dios estaba ausente del discurso de la iglesia local.

Esta experiencia me ha hecho reflexionar sobre el lugar que ocupa Dios en la predicación y la enseñanza de la Iglesia contemporánea. Con tristeza, he llegado a la conclusión de que muchos de nosotros hemos olvidado que el propósito principal de la Iglesia es anunciar quién es Dios y proclamar las grandes cosas que ha hecho en beneficio de la humanidad. Es decir, la Iglesia Cristiana tiene la tarea de proclamar el carácter de Dios.

  • ¿Cómo se comporta Dios?
  • ¿Qué es importante para Dios?
  • ¿Qué es agradable a Dios?
  • ¿Qué desea Dios para humanidad?
  • En fin, ¿cuál es el carácter del Dios que revela el Evangelio de Jesucristo?

Quizás comprendan mejor lo que estoy tratando de decir si comparamos nuestra relación con Dios con nuestras relaciones humanas. Los seres humanos podemos afirmar que conocemos a otra persona cuando podemos dar fe de su carácter. Si conocemos una persona a profundidad, podemos decir si es paciente o colérica, si es activa o pasiva, si es misericordiosa o egoísta. Del mismo modo, la persona que conoce a Dios puede dar testimonio de su carácter, afirmando que es bueno, paciente, misericordioso, honesto, justo, alegre, y bondadoso.

Algunos se preguntarán, ¿cómo podemos conocer el carácter de Dios? La respuesta es obvia: por medio de la Biblia. Las Sagradas Escrituras nos revelan a este Dios que liberó al pueblo de Israel del cautiverio en Egipto y que envió a su único hijo a salvarnos. De hecho, podemos decir que el texto bíblico que mejor revela el carácter de Dios es Juan 3.16, que dice: 

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna

Juan 3.16
Bosquejo listo para predicar
Juan 3.16

Juan 3.16 nos habla del carácter de Dios de manera elocuente.

1. En primer lugar, afirma que Dios ama al mundo, un concepto que reitera la Primera carta de Juan 4.8 cuando declara que «Dios es amor».

2. En segundo lugar, afirma que Dios es misericordioso, dado que ha enviado a su único hijo a salvar a la humanidad que se encuentra esclavizada por las fuerzas de la maldad, el pecado y la muerte.

3. En tercer lugar, afirma que Dios es vida. El Dios revelado en el ministerio, la muerte, pasión y resurrección de Jesucristo es el Dios de la Vida (sí, con «v» mayúscula). Este Dios desea salvarnos de la muerte espiritual y emocional que sufren aquellas personas que viven esclavas de la maldad.

Este corto versículo de la Biblia nos enseña todos estos conceptos acerca de Dios. Creo que esto sería suficiente para comenzar a conocer el carácter divino. Sin embargo, cuando tomamos el texto en su contexto nos damos cuenta que Juan 3.16 tiene un mensaje aún más profundo. Este versículo afirma que el Dios de Jesucristo es el «misionero» por excelencia.

Basta re-leer las primeras líneas del texto para ver que Dios desea salvar a la humanidad perdida. Desea salvarla de la influencia de las fuerzas del pecado y de la muerte. Estas fuerzas malignas nos llevan a la destrucción, tanto de nosotros mismos como de las personas que nos rodean. Existe el mal en el mundo, y los seres humanos necesitamos la ayuda de Dios para superar su influencia.

La buena noticia es que Dios ha enviado a Jesucristo, su hijo, a salvarnos del poder de las fuerzas del mal. Jesús de Nazaret nos enseña a vivir de forma agradable a Dios, sirviendo a los demás y alcanzando plena madurez como seres humanos. Por medio del ministerio del Espíritu Santo, la presencia del Cristo Resucitado continúa en nuestros medios salvando y sanando a la humanidad perdida. Es esta presencia divina lo que nos permite resistir, enfrentar, y hasta desenmascarar tanto a las fuerzas de la muerte como a las personas e instituciones que le sirven de instrumentos.

Notemos, pues, que es Dios quien ha tomado el primer paso.

  • Dios es quien se ha revelado en la historia de Israel.
  • Dios es quien ha enviado a Jesucristo, su hijo.
  • Dios es quien nos capacita con su Espíritu Santo.
  • Dios es quien llama a la Iglesia a colaborar en la misión de alcanzar al mundo perdido.
  • En fin, Dios es el «misionero» que salva y libera a la humanidad. 

La tarea principal de la Iglesia Cristiana es anunciar el carácter de Dios a un mundo perdido. Tenemos la responsabilidad de proclamar al Dios de la vida en medio de un mundo esclavizado por las fuerzas de la muerte.

Por esto me preocupa tanto nuestro extraño silencio sobre Dios. A veces me pregunto si estamos avergonzados de hablar de Dios en medio de una sociedad que, para todos los efectos prácticos, es atea. Lo que es más, a veces me pregunto si muchos de nosotros también somos funcionalmente ateos, es decir, si vivimos como si Dios no existiera. 

Para explicar mi punto, permítanme volver al ejemplo con el cual empecé estas reflexiones.

  • ¿Por qué no le decimos a la gente que deben ir a la Iglesia porque necesitan conocer a Dios?
  • ¿Por qué no le decimos a nuestras amistades, nuestros vecinos y nuestros seres amados que necesitan la presencia de Dios para poder vivir con provecho?
  • ¿Por qué presentamos tantas excusas, tratando de llamarle la atención a la gente con trucos o con técnicas de mercadeo?

Me temo que la respuesta a estas preguntas puede ser que nosotros mismos no estamos dedicando suficiente tiempo a conocer a Dios. Me temo que algunos de nosotros todavía funcionamos con falsos conceptos de Dios, tales como.

  • «Papá» Dios: Cuando niños, algunos de nuestros familiares nos hablaban de Dios como si éste fuera un ancianito celeste. Nos decían: «Pórtate bien, porque si te portas mal ‘Papá’ Dios llora». Esto fijaba una falsa idea de Dios en nuestras mentes, como un ser débil e impotente.
  • El Dios violento: Otros aprendimos que Dios era una especie de policía omnisciente que nos castigaba con rudeza cuando hacíamos algo malo. Este tipo de Dios carecía de misericordia, trayendo a la gente al «buen camino» por medio de calamidades y de castigos.
  • El Dios ausente: Aún otros aprendimos que Dios había creado el mundo para que corriera por sí solo. Una vez terminada la creación, Dios se retiró y desde entonces se mantiene al margen de la actividad humana.

Sí, hay muchas personas que operan con falsos conceptos de Dios, tales como los que acabamos de enumerar. Creo que son más las personas que no dedican tiempo alguno a pensar en Dios, viviendo como si Dios no existiera.

La Iglesia de Jesucristo tiene la tarea de predicar al Dios verdadero en medio de un mundo que tiene tantos conceptos falsos sobre Dios. Tenemos que combatir los «ídolos» que la gente adora, pensando equivocadamente que están adorando al Dios de Jesucristo.

Dios invita a la Iglesia a compartir su ministerio misionero, recalcando su amor por la humanidad perdida. En este sentido, cuando hablamos de la «misión» de la Iglesia, en realidad estamos hablando de la misión de Dios. La misión es de Dios, no es nuestra.

Aceptemos, pues, la invitación y el mandato de Dios a compartir su misión de salvar a un mundo perdido. 

  • Prediquemos a este Dios misionero, paciente y amoroso. 
  • Anunciemos el carácter de Dios, dando a conocer su obra en medio de los tiempos.
  • Hagamos el esfuerzo de conocer más y mejor a Dios cada día de nuestra vidas.

¡Dediquemos nuestras vidas a anunciar y a conocer al Dios que «de tal manera» nos amó!

Vea otros sermones basados en el Evangelio de Juan

¡Ven, Espíritu Santo! (Hechos 2.1-11)

Un sermón sobre Hechos 2.1-11, apropiado para el Día de Pentecostés.

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¡Ven Espíritu Santo!

Crecimiento constante: Un sermón sobre 1 Corintios 15.58

Manuscrito listo para predicar de un sermón sobre 1 Corintios 15.58, titulado “Crecimiento constante, escrito por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Texto: 1 Corintios 15:58

Tema: Dios nos llama a crecer constantemente en la fe.

Área: Educación cristiana

Propósito: Llamar a la juventud a buscar el crecimiento espiritual.

Diseño: Temático

Lógica: Inductiva

Introducción 

La juventud es tiempo de grandes cambios. Es el tiempo cuando pasamos de la niñez a la edad adulta; de ser personas dependientes a ser personas independientes.

En nuestros días, la sociedad ha añadido una carga a la juventud. Ahora la sociedad nos exige que afirmemos nuestra identidad durante la adolescencia temprana (13 a 18 años).

Más que identidad, la sociedad nos exige que escojamos y afirmemos nuestras identidades. Es decir, que indiquemos cual es nuestra identidad:

  1. Étnica
  2. Sexual
  3. Vocacional
  4. Religiosa
Un sermón sobre 1 Corintios 15.58
1 Corintios 15.58
La identidad cristiana 

Las personas que creemos en Jesucristo, que afirmamos que Jesús es nuestro Señor y Salvador, tenemos una identidad religiosa. Cuando nos llamamos «cristianos» o «cristianas», estamos tomando para nosotros mismos el nombre de Jesucristo. La persona que se llama a sí misma «cristiana», está afirmando que le pertenece a Jesucristo.

¿Qué es lo que nos da esa identidad como personas cristianas? Nuestra identidad cristiana se deriva de la fe en Jesucristo. Es la fe en Dios, en Jesucristo su hijo, y en el poder del Espíritu Santo lo que nos permite llamarnos a nosotros mismos «cristianos».

Ahora bien, la fe en Jesús no se queda en el plano de la ideas. Por el contrario, la fe en Jesús se demuestra por medio de nuestras acciones:

  1. Demostramos fe en Jesús cuando nos unimos a una iglesia cristiana donde podemos crecer en la fe de Jesucristo.
  2. Demostramos fe en Jesús cuando le adoramos de todo corazón.
  3. Demostramos fe en Jesús cuando oramos a Dios, pidiendo dirección y
  4. protección para nuestras vidas.
  5. Demostramos fe en Jesús cuando estudiamos la Biblia, buscando dirección y crecimiento espiritual.
  6. Demostramos fe en Jesús cuando testificamos de su amor, compartiendo nuestra experiencia de Dios con otras personas.
Fe y conducta 

Todos estos elementos son importantes para la vida cristiana. Tenemos que practicar las disciplinas espirituales, tales como la congregación con otras personas de fe, la oración, la adoración, la lectura de la Biblia y el dar testimonio de Jesucristo.

Sin embargo, la fe cristiana se demuestra de otras maneras. Por ejemplo, la Epístola a Santiago dice lo siguiente: «Delante de Dios, la religión pura y sin mancha consiste en ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y en mantenerse limpio de la maldad de este mundo» (Sant. 1.27, RVC).

Santiago afirma que la verdadera religión se demuestra por medio de la conducta; por medio de obras de fe motivadas por el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones. Por eso, el Apóstol dice:

Hermanos míos, ¿de qué sirve decir que se tiene fe, si no se tienen obras? ¿Acaso esa fe puede salvar? Si un hermano o una hermana están desnudos, y no tienen el alimento necesario para cada día, y alguno de ustedes les dice: «Vayan tranquilos; abríguense y coman hasta quedar satisfechos», pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve eso? Lo mismo sucede con la fe: si no tiene obras, está muerta.Pero alguien podría decir: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.» Tú crees que Dios es uno, y haces bien. ¡Pues también los demonios lo creen, y tiemblan! ¡No seas tonto! ¿Quieres pruebas de que la fe sin obras es muerta? ¿Acaso nuestro padre Abrahán no fue justificado por las obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe de Abrahán actuó juntamente con sus obras, y que su fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: «Abrahán creyó a Dios, y eso le fue contado por justicia»,(E) por lo que fue llamado «amigo de Dios». Como pueden ver, podemos ser justificados por las obras, y no solamente por la fe. Lo mismo sucedió con Rajab, la prostituta. ¿Acaso no fue justificada por las obras, cuando hospedó a los mensajeros y los ayudó a escapar por otro camino? Pues así como el cuerpo está muerto si no tiene espíritu, también la fe está muerta si no tiene obras.

Santiago 2.14-26, RVC

La fe se demuestra, pues, por medio de nuestra conducta. El escenario de la fe no es la iglesia. Es relativamente fácil ser cristiano en un ambiente como el que ofrece una congregación cristiana o un lugar de retiro de ambiente cristiano. El verdadero escenario de la fe es el mundo, es la sociedad donde vivimos:

  • Probamos nuestra fe en el seno de la familia, donde interactuamos con las personas más importantes en nuestras vidas.
  • Probamos nuestra fe en nuestros lugares de estudio y trabajo, donde interactuamos regularmente con el mismo grupo de personas.
  • Probamos nuestra fe en la calle, donde interactuamos con extraños en relativo anonimato.

Empero, también probamos nuestra fe cuando nos encontramos a solas, cuando nadie nos ve:

  • ¿Cuáles son los pensamientos que nos asaltan cuando estamos a solas?
  • ¿Cómo usamos el Internet? ¿Qué lugares visitamos? ¿Con quién «chateamos»?
  • ¿Qué decimos en nuestras conversaciones?
  • ¿Cuáles son nuestros planes para el futuro? ¿Cuáles son nuestros anhelos y deseos?
Fe e integridad 

Ahora bien, existe otro elemento importante para el crecimiento en la fe cristiana. Sin este elemento, un creyente no puede alcanzar el desarrollo espiritual necesario para ser un líder en la obra cristiana. Ese elemento es la integridad. Leamos 1 Corintios 15:58 (RVC), que dice: «Así que, amados hermanos míos, manténganse firmes y constantes, y siempre creciendo en la obra del Señor, seguros de que el trabajo de ustedes en el Señor no carece de sentido.»

Notemos el lenguaje que usa el pasaje para recalcar la importancia de la integridad. En primer lugar, el texto exhorta a los creyentes a estar «firmes y constantes». Para comprender lo que el Apóstol Pablo desea decir, es necesario recordar que este versículo forma parte de una carta a la Iglesia en Corinto. La historia nos enseña que Corinto era una ciudad portuaria famosa por su decadencia y por su corrupción. Corinto era tan famosa por sus prostíbulos, que servían a los marineros que atracaban en sus puertos, que los griegos de cualquier ciudad llamaban a las prostitutas «chicas de Corinto».

Además, cuando leemos la carta a los Corintios vemos que esta era una iglesia problemática, donde algunos creyentes:

  • Estaban divididos en grupos que luchaban unos contra otros por el control de la congregación (1 Co. 3).
  • Visitaban prostíbulos regularmente (1 Co. 6:15‐20).
  • Tenían una vida sexual desordenada, como el hombre que enamoró a su
  • madrastra (1 Co. 5).
  • Entablaban demandas legales los unos contra otros en los tribunales paganos (1 Co. 6:1‐11).
  • Se humillaban mutuamente cuando compartían alimentos y celebraban la cena del Señor (1 Co. 8 y 11:17‐34).

Por lo tanto, debe quedar claro que Pablo llama a los corintios a afirmarse en la fe, precisamente porque eran débiles en la fe.

En segundo lugar, el texto llama a los creyentes a crecer en la obra del Señor. Ese crecimiento debe ser constante; debe darse «siempre». Los creyentes, pues, nunca alcanzamos la plena madurez espiritual en este mundo. Por eso, el crecimiento en la fe debe ser constante. No importa su edad, usted debe estar buscando crecer en la fe de Jesucristo.

En tercer lugar, 1 Corintios 15:58 nos recuerda que «nuestro trabajo en el Señor «no carece de sentido» (RVC) o «no es en vano» (RVR 1960). Por lo regular, las cosas que hacemos para agradar al Señor benefician a personas en necesidad. El mundo está lleno de dolor; de personas que sufren debido a problemas familiares, enfermedades y otras experiencias negativas. La fe nos permite ministrar a personas en necesidad.

Quienes predicamos el Evangelio rara vez tenemos la oportunidad de saber hasta qué punto nuestras palabras llegan a la gente en necesidad. Sin embargo, en algunas ocasiones alguien se acerca a nosotros y nos da testimonio de lo que Dios está haciendo en sus vidas. Esos testimonios nos ayudan a continuar creciendo en la fe y trabajando para el Señor. Esos testimonios nos recuerdan que nuestro trabajo en el Señor «no es en vano».

Conclusión

Dios nos llama a crecer constantemente en la fe de Jesucristo. Y si decimos «constantemente» es porque el crecimiento en la fe requiere integridad. La integridad es esencial para el crecimiento y el desarrollo en la fe.

Yo sé que ustedes enfrentan grandes presiones, presiones nuevas a las cuales no están acostumbrados.

  • Algunas de sus amistades se burlan de ustedes. Esto les causa angustia, porque se sienten rechazados socialmente en un tiempo donde las amistades llegan a ser más importantes que sus propios familiares.
  • Otros se sienten presionados por su sexualidad. La juventud es el tiempo cuando uno despierta a su propia sexualidad. Uno comprende que la sexualidad es una fuente de placer, pero que su manejo requiere responsabilidad. También uno comprende que la sexualidad puede ser usada como un arma, que el mal uso de la sexualidad puede convertirnos en víctimas o en verdugos.
  • Aun otros enfrentan problemas con todas las substancias y condiciones que pueden convertirse en adicciones. Los medicamentos, las drogas ilícitas, el alcohol, la pornografía y hasta las sensaciones de peligro pueden convertirse en focos de adicción. Las adicciones nos dan placer por un tiempo que cada vez es más corto, mientras se convierten en fuentes de angustia y vergüenza.

Ante todas estas presiones, Dios nos llama a crecer constantemente en la fe. ¿Por qué? Porque la fe es nos ayuda a enfrentar a vencer todas estas presiones, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 

Vea otros audios, vídeos y bosquejos de sermones

Construir la paz, un bosquejo sobre Efesios 2.11-22

Un bosquejo de sermón listo para predicar titulado Construir la paz, basado en Efesios 2.11-22, por el Dr. Pablo A. Jiménez

Texto: Efesios 2.11-22

Tema: Por medio del sacrificio de Jesucristo, Dios le ha dado a la iglesia el don de la paz.

Área: Desafío profético

Propósito: Sentar las bases para un llamado a la reconciliación.

Lógica: Inductiva

Clasificación: Temático

Introducción

  • El mundo del Nuevo Testamento era un mundo multicultural
  • Ese mundo amenazaba la supervivencia del pueblo judío.

La discordia del Evangelio

  1. El movimiento de Jesús, nacido dentro del seno del judaísmo, fue motivo de discordia y división.
  2. Aún dentro del mismo movimiento cristiano, surgieron dos actitudes contradictorias ante el multiculturalismo.
  3. Algunos afirmaban que todas aquellas personas que aceptaban el Evangelio debían convertirse al judaísmo.
  4. Otros, ejemplificados en la persona del Apóstol Pablo, afirmaban que no era necesario convertirse al judaísmo para ser cristiano.
  5. Esta disputa dividió a la iglesia, como vemos en los Hechos de los Apóstoles 15, en Gálatas 1 y 2, y en Filipenses 3.

El don de la paz

  1. Contra esas divisiones, la epístola a los Efesios afirma la obra reconciliadora de Jesucristo.
  2. Afirma que en Cristo ha derribado la “pared” que dividía a judíos y cristianos.
  3. Afirma que Dios sólo tiene un pueblo, al cual pertenecen los que históricamente habían sido herederos de la promesa y los que antes estaban excluidos.
  4. En resumen, Efesios nos enseña que la paz es un don que Dios le ha dado a la humanidad por medio de la obra de Cristo.
  5. La pregunta que se impone es, si Dios nos ha regalado el don de la paz, ¿por qué la iglesia está tan dividida? La única respuesta posible es que nuestro pecado ha impedido la construcción de la paz.

Conclusión

  • Nos toca a nosotros, pues, construir la paz.
  • Siguiendo la forma como el Apóstol Pablo utilizó “el indicativo y el imperativo”, podemos decir lo siguiente: Si Dios nos ha regalado la paz, vivamos en paz.
  • Más adelante discutiremos en detalle algunas estrategias para construir la paz, pero el primer paso lo debemos dar hoy.
  • El primer paso es confesar nuestros pecados, pidiendo perdón a aquellas personas que hemos ofendido con nuestras actitudes, hostiles y divisorias. Pidamos perdón, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!
Efesios 2.14-15
Efesios 2.14-15
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Para la gloria de Dios (Juan 9.1-3)

Un sermón sobre Juan 9.1-3.

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Juan 9.2
Juan 9.2

La gloria postrera será mayor que la primera (Hageo 2.9)

Un sermón sobre Hageo 2.9, en ocasión del aniversario de una Iglesia local.

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Vea otros sermones sobre el Antiguo Testamento.

Hageo 2.9
Hageo 2.9

Profeta, Sacerdote & Rey: El Triple Oficio de Cristo

Un sermón sobre el “Triple Oficio” de Cristo, que es profeta, sacerdote y rey en la historia de la salvación.

Profeta, Sacerdote y Rey: El Triple Oficio de Jesucristo

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Texto en PDF:

El Triple Oficio de Cristo
Profeta, Sacerdote & Rey

Texto:

Profeta, sacerdote y rey

por Pablo A. Jiménez

Texto: Apocalipsis 19.11-16

Tema: Jesucristo cumple el “triple oficio” de ser profeta, sacerdote y rey.

Área: Desarrollo espiritual

Propósito: Explorar quién es Jesucristo.

Diseño: Temático

Lógica: Deductiva

Introducción

Las encuestas lo dicen con toda claridad. Las nuevas generaciones no creen en iglesias, ni en instituciones religiosas ni en sus líderes. La gente hoy ya no cree en la religión.

Sin embargo, esas mismas encuestas también reflejan que Jesús de Nazaret sigue siendo una de las figuras más respetadas, y amadas y admiradas de la historia. Para decirlo con toda claridad: Hoy la mayor parte de la gente cree en Jesús, pero no creen en la iglesia.

El problema es que el conocimiento que esas nuevas generaciones tienen de Jesús es limitado. A pesar del aprecio que le tienen a su figura, la gente que dice admirarle no sabe quién es Jesús. No conoce su historia ni comprende sus enseñanzas.

Declaración del tema

Esto nos lleva a plantear una pregunta crucial: ¿Quién es Jesús?

Aunque hay varias maneras de responder a esa pregunta, hoy responderé usando un acercamiento muy viejo, pero siempre vigente, sobre quién es Jesucristo. Es tan viejo que hunde sus raíces en los escritos de Eusebio de Cesarea, el primer historiador de la Iglesia Antigua, y en la reflexión de Juan Calvino, el gran teólogo de la Reforma Protestante. Me refiero a la doctrina conocida como el Triple Oficio de Cristo. Esta perspectiva afirma que Jesucristo cumple tres roles cruciales en la historia de la salvación: Jesucristo es profeta, sacerdote y rey. 

Transición

Pasemos a considerar cada uno de los “oficios” de Cristo, de acuerdo a esta forma de entender su vida y su ministerio.

Puntos a desarrollar

A. Jesús es el profeta por excelencia

  1. En primer lugar, esta doctrina afirma que Jesús es el profeta por excelencia.
  2. Un profeta es una persona que habla en nombre de Dios, llamando al pueblo a la fidelidad. Su mensaje no siempre habla del futuro. Por lo regular, menciona el futuro solo cuando afirma que Dios ha de hacer algo extraordinario o cuando advierte sobre el posible juicio que acarrea la infidelidad a Dios.
  3. Jesús es el profeta por excelencia por dos razones. Primero, es de quien hablan y en quien se cumplen las profecías del Antiguo Testamento. Por ejemplo, en Mateo 2 encontramos el relato de la visita de los Magos, que recalca el cumplimiento de las profecías en Jesús.

Jesús nació en Belén de Judea en los tiempos del rey Herodes. En aquel tiempo, unos sabios que venían desde el oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente, y venimos a adorarlo.” Cuando el rey Herodes oyó esto, se turbó, y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a todos los principales sacerdotes y a los escribas del pueblo, y les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: “Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guía que apacentará a mi pueblo Israel.”

Mateo 2.1-6

  1. Segundo, Jesús es el poderoso profeta que habla de Dios como nadie lo ha hecho jamás. Esto lo vemos en pasajes bíblicos tales como Juan 7.45-46.

Los guardias fueron adonde estaban los principales sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: “¿Por qué no lo han traído?” Los guardias respondieron: “¡Nunca antes alguien ha hablado como este hombre!” 

B. Jesús es el gran Sumo Sacerdote

  1. El segundo oficio de Cristo es el de sacerdote.
  2. El sacerdote es la persona dedicada y consagrada a hacer, celebrar y ofrecer sacrificios ante Dios. Además, es la persona que sirve como mediador entre Dios y la humanidad.
  3. Jesús es “sacerdote” porque fue la víctima perfecta ofrecida en sacrificio perfecto ante Dios. Dado que Jesús dio su vida voluntariamente, cumplió con el rol de “sacerdote” y con el rol del cordero ofrecido en sacrificio ante Dios.
  4. Lo que es más, Jesús viene a ser el gran Sumo Sacerdote que intercede ante Dios por todos nosotros.

Por lo tanto, y ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, retengamos nuestra profesión de fe. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.

Hebreos 4.14-15

  1. Hebreos afirma contundentemente que Jesús es el mediador entre Dios y la humanidad

Pero nuestro Sumo Sacerdote ha recibido un ministerio mucho mejor, pues es mediador de un pacto mejor, establecido sobre mejores promesas.

Hebreos 8.6

C. Jesús es Rey

  1. En tercer y último lugar, Jesús cumple con el oficio de ser rey de todo lo creado.
  2. Un rey es el monarca soberano de un reino. En este caso, Jesús es el príncipe del Reino de Dios. Ese reino marca la presencia y el gobierno de Dios sobre el mundo.
  3. Jesús es rey porque “Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre” (Fil. 2.9-11).
  4. El libro de Apocalipsis anticipa la victoria final que Jesús, nuestro rey, tendrá sobre las fuerzas del mal, del pecado y de la muerte. El texto dice:

Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco. El que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, en su cabeza tenía muchas diademas y tenía escrito un nombre que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre y su nombre es: La Palabra de Dios. Los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, lo seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro. Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. En su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.

Apocalipsis 19.11-16

Conclusión

En resumen, la doctrina cristiana nos enseña que Jesús es profeta, sacerdote y rey.

  • Es profeta porque nos enseña la palabra de Dios.
  • Es sacerdote porque intercede ante Dios por nosotros.
  • Y es rey porque ha vencido a los poderes del mal.

¡Celebremos hoy la obra de Cristo y confesémosle como Señor y Salvador, en el nombre de Jesús! AMÉN

Pablo A. Jiménez
Pablo A. Jiménez

¡Candela! (Lucas 12.49-56)

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Texto: Lucas 12.49-56

Lucas 12.49
Lucas 12.49

Tema: Jesús nos llama a tomar una decisión radical a favor del proyecto de Dios.

Área: Desafío profético

Propósito: “Problematizar” la figura de Jesús.

Diseño: Temático

Lógica: Inductiva

Introducción

Una de las grandes contradicciones de la fe cristiana es la cantidad de imágenes de Jesús de Nazaret que podemos encontrar en nuestra cultura.

Y si digo “contradicción”, es porque los Diez Mandamientos prohiben el uso de imágenes de Dios en el culto. Escuchen lo que dice Éxodo 20 sobre el tema:

Dios habló y dijo todas estas palabras: Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de la tierra de Egipto, donde vivías como esclavo. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso. Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación, pero trato con misericordia infinita a los que me aman y cumplen mis mandamientos. No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque yo, el Señor, no consideraré inocente al que tome en vano mi nombre. 

Éxodo 20.1-7, RVC

Múltiples imágenes de Jesús

A pesar de esta clara prohibición, la Iglesia comenzó a producir imágenes de Jesús muy temprano en su historia. Por ejemplo, la historia recuerda que Helena de Constantinopla, la madre del Emperador Constantino, hizo la primera peregrinación a Palestina. En su viaje, Helena identificó varios lugares santos y encontró varias reliquias del tiempo de Jesús. Entre los objetos que encontró, identificó las ruinas de una estatua de Jesús, supuestamente comisionada por la mujer anónima que Jesús sanó de una hemorragia. Aparentemente, “la mujer con el flujo de sangre” (véase Marcos 5.21-43; Mateo 9.18-26; Lucas 8.40-56) fue la primera persona que mandó hacer una imagen de Jesús.

A partir de ese punto, cada cultura ha representado a Jesús a su manera, identificándole con sus rasgos étnicos y raciales.

Los europeos pintaban a Jesús blanco y rubio.

Los asiáticos lo describían con ojos rasgados.

Los africanos lo imaginaban con la piel oscura.

Claro está, el problema es que los países europeos usaron la fe cristiana como una herramienta para colonizar, domesticar y oprimir a otras culturas. Tomaron la evangelización como una excusa para quitarle las tierras a los indígenas, para esclavizar a los pueblos africanos y para imponer su voluntad en Asia.

Esto explica por qué la imagen del Jesús “europeo”—alto, blanco y rubio—se ha convertido en la figura dominante en el mundo. Sí, a pesar de que Jesús probablemente era bajo de estatura, tenía la piel quemada por el sol y peinaba pelo negro y ondulado.

La carga ideológica de las imágenes de Jesús

Esas imágenes no son inocentes. Por el contrario, esas figuras de Jesús tienen una carga ideológica.

Para decirlo con más claridad, el Jesús “europeo” afirmaba la superioridad de los países que estaban colonizando el mundo. Era un Jesús “dócil” ante la dominación, que en lugar de rebelarse contra la autoridad afirmaba el poder de las monarquías europeas, de sus representantes regionales y de los ejércitos que imponían sus políticas colonialistas.

La imagen del Jesús “europeo” nos llegó no solo a través de las artes plásticas, tales como la pintura y la escultura. También nos llegó por medio de la literatura y hasta de la música. Por ejemplo, algunos podemos recordar un “corito” titulado “El rubio de Galilea pasando va”, cuya letra decía: “El rubio de Galilea pasando va, déjalo que te toque, recibe la bendición”.

Jesús, ¿el incendiario?

Debe quedar claro que esa imagen del Jesús “europeo”, domesticado y colonialista es falsa. Y, como afirma Éxodo 20, las imágenes falsas de Dios conducen a la idolatría.

Por eso es tan importante examinar todas las imágenes de Jesús que presentan los Evangelios. ¿Y por qué digo “todas”? Porque nuestra tendencia es a privilegiar algunas imágenes de Jesús, mientras rechazamos otras:

  • Hablamos de Jesús de Nazaret como el bebé indefenso que nace en un establo en Belén de Judea.
  • Hablamos de Jesús como el joven predicador a quien Juan el Bautista presenta en el Río Jordán.
  • Hablamos de Jesús como el rabino que comenta la Ley de Moises.
  • Hablamos de Jesús como el hombre fuerte que hace milagros.
  • Y hablamos del Jesús débil que sufre la muerte, pero al final goza de la resurrección.

Ahora bien, ¿cuántas veces hemos escuchado de Jesús, el incendiario? Sí, ¿del Jesús que viene a traer candela para transformar la sociedad? Escuchen lo que dice el Evangelio según San Lucas:

Yo he venido a lanzar fuego sobre la tierra. ¡Y cómo quisiera que ya estuviera en llamas! Hay un bautismo que debo recibir, ¡y cómo me angustio esperando que se cumpla! ¿Creen ustedes que he venido a la tierra para traer paz? Pues les digo que no, sino más bien división. Porque de ahora en adelante una familia de cinco estará dividida en tres contra dos, y en dos contra tres. El padre se enfrentará con el hijo, y el hijo con el padre. La madre estará en contra de la hija, y la hija en contra de la madre. La suegra estará en contra de su nuera, y la nuera en contra de su suegra.

Lucas 12.49-53, RVC

Como vemos, este no es un Jesús dócil y pasivo. No, mis hermanos y mis hermanas, este es el Jesús que viene a traer “candela” al mundo.

Jesús viene a confrontarnos con nuestro propio pecado, con nuestro egoísmo y con nuestra violencia.

Jesús viene a denunciar la injusticia, la impunidad y la maldad.

Jesús viene a llamarnos a tomar una decisión; a tomar una opción radical a favor del proyecto de Dios.

Conclusión

Jesús nos llama directamente a confrontar la realidad. Nos llama a dejar de engañarnos a nosotros mismos y a leer “los signos de los tiempos”:

Jesús decía también a la multitud: Cuando ustedes ven que se levanta una nube en el poniente, dicen: “Va a llover”; y así sucede. Cuando sopla el viento del sur, dicen: “Va a hacer calor”; y así sucede. ¡Hipócritas! Si saben discernir el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo es que no saben discernir el tiempo en que viven?

Lucas 12.54-56, RVC

Aprendamos, pues, a discernir quién fue Jesús de Nazaret y quién es Jesucristo hoy. Apreciemos la seriedad de su mensaje y consideremos las consecuencias de seguirle con dedicación. Rechacemos las imágenes equivocadas de Jesús y las representaciones falsas de Dios.

Recordemos que Jesús vino a denunciar la idolatría y la injusticia, rechazando todas las ideas religiosas falsas que promueven la explotación.

Recordemos que Jesús vino a desenmascarar las falsas representaciones de la paz.

Recordemos que Jesús vino a traer fuego; a traer “candela” para transformar la sociedad.

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