Milagros, Parábolas e Historias de Llamamiento Profético

Aspectos bíblicos del sermón narrativo

por Pablo A. Jiménez

Introducción

En artículos anteriores hemos tratado el tema del sermón narrativo. En dichos artículos sugerimos que nuestros sermones narrativos pueden seguir la estructura del cuento corto: marco escénico, trama, punto culminante y desenlace. Ahora bien, hay otras alternativas para diseñar sermones narrativos. Específicamente, podemos seguir la forma y la estructura literaria del pasaje bíblico que deseamos predicar.

En esta ocasión, presentamos algunas sugerencias sobre cómo predicar sermones sobre tres tipos de narrativas bíblicas: las historias de milagros, las parábolas y las historias de llamamiento profético. Veamos, pues, cómo podemos diseñar sermones sobre estos tipos de literatura bíblica.

Cómo predicar las historias de milagros

En los evangelios encontramos dos tipos principales de historias de milagros: los milagros de sanidad y los exorcismos. Estas historias de milagros tienen cuatro componentes principales. Por regla general, los milagros comienzan describiendo la situación que requiere la intervención milagrosa. Es decir, nos indican cuál es el problema que afecta a la persona: si es leprosa, si está endemoniada o si  tiene un familiar gravemente enfermo. Pasa entonces a narrar el encuentro entre las personas necesitadas y el «agente» que Dios utilizará para llevar a cabo el milagro. En el Antiguo Testamento, los agentes divinos son los profetas, mientras que en el Nuevo, Jesús lleva a cabo los milagros en los Evangelios y los apóstoles en el libro de los Hechos. Después del encuentro, ocurre el milagro como tal y se presenta la evidencia de que la necesidad ha sido resuelta. 

Este sermón sigue el siguiente bosquejo:

I. Descripción de la necesidad

II. Encuentro con el agente divino

III. El milagro o exorcismo

IV. La evidencia de que el milagro ha ocurrido

Casi todos los milagros que narra el evangelio de Marcos le añaden un quinto elemento a las historias de milagro. Este elemento es el asombro de la multitud. En ocasiones, Jesús responde ante tal asombro indicándole a sus discípulos que no deben decir que él es el Mesías enviado por Dios (esto se conoce como el «Secreto Mesiánico»). En ocasiones, los milagros narrados por Mateo y Lucas también incluyen este quinto elemento.

Cómo predicar las parábolas

Las parábolas tienen una estructura muy sencilla. La misma tiene tres partes: marco escénico, trama y desenlace sorpresivo. Este desenlace sorpresivo sustituye al punto culminante y al desenlace que encontramos en el cuento corto. Como regla general, en estos finales sorpresivos se «invierten» algunos elementos de la historia. Por ejemplo, el hijo perdido vuelve, la oveja perdida regresa  al redil o la semilla da muchísimo más fruto de lo esperado. 

Este sería el modelo a seguir para predicar una parábola:

I. Marco escénico

II. Trama

III. Desenlace sorpresivo

La gran dificultad que encontramos al predicar las parábolas hoy es que nuestras congregaciones conocen muy bien cómo terminan estas historias. Por lo tanto, es difícil lograr el efecto sorpresivo que tanto necesitamos para predicar las parábolas en forma efectiva. Lo ideal es estudiar bien las parábolas hasta comprender en qué radicaba tal sorpresa y tratar de darle a la conclusión de nuestro sermón un sabor contemporáneo que recupere tal efecto. 

O, para decirlo con más claridad, si la gente se escandalizaba al escuchar una parábola, nosotros no podemos predicarla hasta que comprendamos por qué era escandalosa.

Cómo predicar las historias de llamamiento profético

Las historias de llamamiento profético aparecen mayormente en el Antiguo Testamento. Sin embargo, podemos encontrar algunas de estas historias en el Evangelio de Lucas–como la anunciación a María (Lucas 1.26-38) y la pesca milagrosa (Lucas 5.1-11)–y en el libro de los Hechos de los Apóstoles–como la conversión de Pablo (Hechos 9.1-6). Lo que distingue estas historias es que la persona llamada por Dios se resiste al llamado divino. Por eso Isaías afirma ser un hombre de labios inmundos (Isaías 6.5) y Jeremías trata de evadir el llamado divino afirmando ser sólo un niño (Jeremías 1). 

Un bosquejo sermonario basado en esta forma tendría la siguiente estructura:

I. Introducción

II. Confrontación: Encuentro del personaje bíblico con Dios o con el agente divino (un ángel o Jesucristo resucitado).

III. Comisión: Llamamiento al ministerio (profético)

IV. Protesta: La persona llamada expresa dudas sobre su propia capacidad para llevar a cabo la tarea que le ha sido asignada.

V. Reacción divina: Dios afirma su llamamiento mediante una promesa de salvación y un acto milagroso que le sirve de señal al profeta.

VI. Conclusión 

Al predicar estas historias de llamamiento profético debemos comparar las objeciones que presentan los personajes bíblicos con las excusas que los seres humanos continuamente presentamos al llamamiento que Dios nos hace hoy día.

Conclusión

Ofrecemos estas ideas con la esperanza de animar a quienes desean practicar el arte de la predicación narrativa. Aunque estos apuntes son breves, esperamos que los mismos le motiven a continuar el estudio y la práctica de este tipo de predicación. 


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Hay bálsamo en Galaad (Jeremías 8.18-22)

Un sermón expositivo sobre Jeremías 8.18-22.

“¡Nuestro bálsamo no proviene del árbol del terebinto, sino del árbol de la cruz!

¡No es resina de árbol tallado, sino la sangre de aquel que “herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53.5)!

¡Es la sangre de Jesucristo, el hijo de Dios! Y por eso la Iglesia de Jesucristo hoy proclama sin temor que “hay bálsamo en Galaad”, en el nombre del Señor. AMÉN”

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Pablo A. Jiménez
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