por Félix Rivera Pérez
Curso: Liderazgo Pastoral en el Siglo XXI
El liderazgo, dentro de nuestra cultura, ha venido tomando un auge cada vez mayor. Vemos como a diario, el tema del liderazgo, es uno que es mencionado en todos los ámbitos de nuestro país y a nivel mundial. Es presentado como atractivo, ya que entendemos que un liderazgo bien ejercido promueve no tan solo valores positivos, sino también hace que planes sean realizados y eventualmente metas sean alcanzadas. Por otro lado entendemos, que un liderazgo manejado irresponsablemente puede atraer consecuencias devastadoras. La definición de un liderazgo cristiano no se separa tanto de la realidad que vive un liderazgo responsable del mundo secular. Podemos decir, según lo discutido, que el liderazgo en ambas facetas es un proceso, en el cual se marca una pauta, esto a su vez influencia y capacita a las personas que se encuentran en ese entorno, a la vez que un cambio es provocado. Cabe destacar, que cada líder ejerce sus propósitos y autoridad según su estilo, por lo tanto, ese liderazgo podrá ser expresado de diversas maneras.
Estamos de acuerdo a lo dicho por el Dr. Pablo Jiménez, en lo cual nos enseña que cada líder, en este caso cristiano, debe brindar sentido de dirección, procurar el bien, y a su vez mostrar un camino por el cual tanto líderes como seguidores puedan caminar confiadamente. Un liderazgo cristiano debe producir tanto el hacer como el querer, ya que la motivación que impulsa a cada persona debería ser la visión clara y contundente del líder. Dentro del liderazgo, debemos recordar que estamos rodeados de una cultura cambiante. Por lo tanto, el respeto, como la consistencia en la práctica de nuestros valores cristianos, los cuales practicamos a diario, deberían mantenernos enfocados en el presente y también recordando nuestro pasado, pero sobre todo, proyectándonos hacia un futuro mejor donde la comprensión sea parte de un movimiento eficaz.
Ciertamente la Biblia nos ensena diferentes modelos de liderazgo. Vemos enseñanzas tanto en el N.T. como en el A.T. Dentro de todo, a los seres humanos se nos ha dado un autoridad delegada. Dios en su infinita bondad y misericordia nos ha hecho líderes porque nos ha hecho administradores y administradoras de aquello que ha creado para cada uno de nosotras y nosotros. Jesús, el gran maestro, nos enseñó que un liderazgo eficaz debe ser compartido. Esto no puede depender de una sola persona. La carga deberá ser repartida entre aquellos que deciden seguir y los líderes. Es importante que el deseo que exista por llegar a la meta sea cada vez mayor. Para esto debe existir una comunicación efectiva con cada persona y hacerles entender que el papel que juegan es significativo en la obra. Este deseo, ayuda a que existan posibilidades de soluciones cuando el problema o la frustración lleguen. Sí, entendemos que en la Biblia encontramos esa norma que nos lleva a tomar y a obtener una visión clara de lo que es el liderazgo cristiano. Mas sin embargo, debemos estar abiertos a distintas opiniones y sugerencias que provengan de otras personas en otros campos y materias.
Para concluir, el Dr. Pablo Jiménez resalta la figura del Apóstol Pablo como una persona que ejercía un liderazgo efectivo. Pablo supo valorar la verdad, esto hizo que viviera en carne propia el significado del liderazgo salvífico de Jesús. Nosotros como cuerpo de Cristo tenemos una responsabilidad y esta es de provocar cambios que produzcan crecimientos a favor del Reino de Dios.
Ciertamente tenemos un reto. El cambio empieza por uno mismo.
Tremendo Felix.