Cae la noche y es tiempo de conectar con Dios
Leamos una porción bíblica y oremos al Señor. Comencemos la oración reconociendo que Dios es grande y amoroso. Continuemos presentando en oración a las personas que amamos, a nuestras amistades y familiares. Después presentemos en oración nuestras propias vidas, rogándole a Dios que nos de lo que nos conviene, no lo que deseamos. Terminemos la oración alabando a Dios, en el nombre de Jesús. AMÉN
#caelanoche #DrPj
Lectura Bíblica: 13.1-20
Jesús lava los pies de sus discípulos
Antes de la fiesta de la pascua, Jesús sabía que su hora había llegado para pasar de este mundo y volver al Padre. A los suyos que estaban en el mundo los había amado siempre, y los amó hasta el fin. 2 El diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que entregara a Jesús, así que mientras cenaban3 Jesús, que sabía que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas, y que había salido de Dios, y que a Dios volvía, 4 se levantó de la cena, se quitó su manto y, tomando una toalla, se la sujetó a la cintura; 5 luego puso agua en un recipiente y comenzó a lavar los pies de los discípulos, para luego secárselos con la toalla que llevaba en la cintura. 6 Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: «Señor, ¿tú me lavas los pies?»7 Respondió Jesús y le dijo: «Lo que yo hago, no lo entiendes ahora; pero lo entenderás después.» 8 Pedro le dijo: «¡Jamás me lavarás los pies!» Y Jesús le respondió: «Si no te los lavo, no tendrás parte conmigo.» 9 Simón Pedro le dijo: «Entonces, Señor, lávame no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza.» 10 Jesús le dijo: «El que está lavado, no necesita más que lavarse los pies, pues está todo limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos.» 11 Y es que él sabía quién lo entregaría; por eso dijo: «No todos están limpios.»
12 Después de lavarles los pies, Jesús tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Saben lo que he hecho con ustedes? 13 Ustedes me llaman Maestro, y Señor; y dicen bien, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. 15 Porque les he puesto el ejemplo, para que lo mismo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan. 16 De cierto, de cierto les digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. 17 Si saben estas cosas, y las hacen, serán bienaventurados. 18 No hablo de todos ustedes; yo sé a quiénes he elegido. Pero es para que se cumpla la Escritura: “El que come pan conmigo, levantó contra mí el talón.” 19 Les digo esto desde ahora, y antes de que suceda, para que cuando suceda crean que yo soy. 20 De cierto, de cierto les digo: El que recibe al que yo envío, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.»