Cae la noche y es tiempo de conectar con Dios
Leamos una porción bíblica y oremos al Señor. Comencemos la oración reconociendo que Dios es grande y amoroso. Continuemos presentando en oración a las personas que amamos, a nuestras amistades y familiares. Después presentemos en oración nuestras propias vidas, rogándole a Dios que nos de lo que nos conviene, no lo que deseamos. Terminemos la oración alabando a Dios, en el nombre de Jesús. AMÉN
#caelanoche #DrPj
Lectura Bíblica: Romanos 9.1-15
La elección de Israel
Digo la verdad en Cristo, no miento. Mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo: 2 tengo una gran tristeza y un continuo dolor en mi corazón. 3 Porque desearía ser yo mismo maldecido y separado de Cristo, por amor a mis hermanos, por los de mi propia raza, 4 que son israelitas. De ellos son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas. 5 De ellos son los patriarcas, y de ellos, desde el punto de vista humano, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas. ¡Bendito sea por siempre! Amén.
6 Ahora bien, no estoy diciendo que la palabra de Dios haya fallado, porque no todos los que descienden de Israel son israelitas; 7 ni todos los descendientes de Abrahán son verdaderamente sus hijos, pues dice: «Tu descendencia vendrá por medio de Isaac.» 8 Esto significa que los hijos de Dios no son los descendientes naturales, sino aquellos que son considerados descendientes según la promesa. 9 La promesa dice así: «Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.» 10 Y no sólo esto. También sucedió cuando Rebeca concibió de un solo hombre, de nuestro antepasado Isaac, 11 aunque sus hijos todavía no habían nacido ni habían hecho algo bueno o malo; y para confirmar que el propósito de Dios no está basado en las obras sino en el que llama,12 se le dijo: «El mayor servirá al menor.» 13 Como está escrito: «A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí.»
14 Entonces, ¿qué diremos? ¿Que Dios es injusto? ¡De ninguna manera! 15 Porque Dios dijo a Moisés: «Tendré misericordia del que yo quiera, y me compadeceré del que yo quiera.»