Leamos una porción bíblica y oremos al Señor. Comencemos la oración reconociendo que Dios es grande y amoroso. Continuemos presentando en oración a las personas que amamos, a nuestras amistades y familiares. Después presentemos en oración nuestras propias vidas, rogándole a Dios que nos de lo que nos conviene, no lo que deseamos. Terminemos la oración alabando a Dios, en el nombre de Jesús. AMÉN
#caelanoche #DrPj
Lectura Bíblica: Hebreos 1
Dios ha hablado por su Hijo
Dios, que muchas veces y de distintas maneras habló en otros tiempos a nuestros padres por medio de los profetas,2 en estos días finales nos ha hablado por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y mediante el cual hizo el universo.3 Él es el resplandor de la gloria de Dios. Es la imagen misma de lo que Dios es. Él es quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la derecha de la Majestad, en las alturas,4 y ha llegado a ser superior a los ángeles, pues ha recibido un nombre más sublime que el de ellos.
El Hijo es superior a los ángeles
5 Porque jamás dijo Dios a ninguno de sus ángeles:
«Tú eres mi Hijo. Yo te he engendrado hoy.»
Ni tampoco:
«Yo seré su Padre, y él será mi hijo.»
6 Además, cuando Dios introduce al Primogénito en el mundo, dice:
«Que lo adoren todos los ángeles de Dios.»
7 Acerca de los ángeles, dice:
«Él hace que sus ángeles sean como vientos, y sus ministros como llamas de fuego.»
8 Pero del Hijo dice:
«Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; el cetro de tu reino es un cetro de justicia. 9 Amas la justicia, y odias la maldad. Por eso te ungió Dios, tu Dios, con óleo de alegría más que a tus compañeros.»
10 Y también dice:
«Señor, tú fundaste la tierra en el principio, Y los cielos son obra de tus manos. 11 Ellos perecerán, pero tú permaneces para siempre. Todos ellos se desgastarán como un vestido; 12 los enrollarás como un manto, y quedarán cambiados; pero tú eres el mismo, Y tus años no tendrán fin.»
13 Dios jamás le dijo a ninguno de los ángeles:
«Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.»
14 ¿Y acaso no son todos ellos espíritus ministradores, enviados para servir a quienes serán los herederos de la salvación?
Leamos una porción bíblica y oremos al Señor. Comencemos la oración reconociendo que Dios es grande y amoroso. Continuemos presentando en oración a las personas que amamos, a nuestras amistades y familiares. Después presentemos en oración nuestras propias vidas, rogándole a Dios que nos de lo que nos conviene, no lo que deseamos. Terminemos la oración alabando a Dios, en el nombre de Jesús. AMÉN
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Lectura Bíblica: Filemón
Saludo
1 Yo, Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro,2 a la amada hermana Apia, a Arquipo,(A) nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa:3 Reciban ustedes gracia y paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
El amor y la fe de Filemón
4 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de ti en mis oraciones,5 porque me he enterado del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos;6 y pido que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en ustedes por Cristo Jesús.7 Hermano, tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti han sido reconfortados los corazones de los santos.
Pablo intercede por Onésimo
8 Por eso, y aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene,9 más bien te ruego por amor. Yo, Pablo, que ya soy anciano, y además prisionero de Jesucristo,10 te ruego por mi hijo Onésimo, que es el fruto de mis prisiones.11 En otro tiempo, él te resultaba inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí.12 Ahora vuelvo a enviártelo, y te pido recibirlo como si me recibieras a mí mismo.13 Yo quisiera retenerlo conmigo, para que me sirviera en mis prisiones por el evangelio, en lugar tuyo;14 pero no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que tu favor no te resulte una imposición, sino que sea un acto voluntario.
15 Tal vez para esto se apartó de ti por algún tiempo; para que lo recibieras para siempre,16 no ya como a un esclavo, sino como a alguien más que un esclavo, como a un hermano amado, de manera especial para mí, pero más aún para ti, tanto en la carne como en el Señor.17 Así que, si me consideras tu compañero, recíbelo como si fuera yo mismo.18 Y si algún daño te causó, o si te debe algo, ponlo a mi cuenta.19 Yo, Pablo, escribo esto de mi puño y letra; yo te lo pagaré; por no decir que tú mismo estás en deuda conmigo.20 Así es, hermano; permíteme sacar algún provecho de ti en el Señor; reconforta mi corazón en el Señor.
21 Te he escrito porque confío en tu obediencia, y porque sé que harás aun más de lo que te pido.22 Prepárame también alojamiento, pues espero que por las oraciones de ustedes se les concederá verme.
Salutaciones y bendición final
23 Te saludan Epafras, que es mi compañero de prisiones por Cristo Jesús,24 y mis colaboradores Marcos, Aristarco,Demas y Lucas.
25 Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con su espíritu. Amén.
Leamos una porción bíblica y oremos al Señor. Comencemos la oración reconociendo que Dios es grande y amoroso. Continuemos presentando en oración a las personas que amamos, a nuestras amistades y familiares. Después presentemos en oración nuestras propias vidas, rogándole a Dios que nos de lo que nos conviene, no lo que deseamos. Terminemos la oración alabando a Dios, en el nombre de Jesús. AMÉN
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Lectura Bíblica: Tito 3
Justificados por gracia
Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y a las autoridades; que obedezcan y que estén dispuestos a toda buena obra.2 Que no difamen a nadie ni sean pendencieros, sino amables; que muestren toda mansedumbre para con todos los hombres.3 Porque en otro tiempo nosotros también éramos insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de los malos deseos y de diversos deleites; vivíamos en malicia y envidia, nos aborrecían y nos aborrecíamos unos a otros.4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,5 nos salvó, y no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador,7 para que al ser justificados por su gracia viniéramos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
8 Ésta es palabra fiel, y en esto quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en las buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.9 Pero evita las cuestiones necias, las genealogías, las contenciones y las discusiones acerca de la ley, porque son vanas y no son de provecho.10 Al que cause divisiones, deséchalo después de una y otra amonestación,11 pues sabrás que tal persona se ha pervertido, y peca y su propio juicio lo condena.
Instrucciones personales
12 Cuando te envíe a Artemas o a Tíquico,(A) apresúrate a reunirte conmigo en Nicópolis, porque he decidido pasar allí el invierno.13 Apresúrate también a poner en camino a Zenas, el intérprete de la ley, y a Apolos,(B) y ayúdalos para que nada les falte.14 Y que aprendan también los nuestros a ocuparse en las buenas obras para los casos de necesidad, para que no se queden sin dar fruto.
Salutaciones y bendición final
15 Todos los que están conmigo te saludan. Saluda a los que nos aman en la fe.
[1] Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro,[2] y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en su casa: [3] Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Acción de Gracias
[4] Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones, [5] Porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos; [6] para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús. [7] Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos.
Pablo intercede por Onésimo
8] Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, [9] más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo; [10] te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, [11] el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, [12] el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo. [13] Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio; [14] pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario. [15] Porque quizás para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; [16] no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuándo más para ti, tanto en la carne como en el Señor.
Exhortación a aceptar a Onésimo
[17] Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. [18] Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta. [19] Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también. [20] Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor; conforta mi corazón en el Señor. [21] Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo. [22] Prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido.
Salutaciones y bendición final
[23] Te saludan Epafras, mi compañero de prisiones por Cristo Jesús, [24] Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores. [25] La gracia de vuestro señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.
Estudio bíblico sobre Filemón
Introducción
¿Cuán útil soy para Dios? ¿Cuánto valor tengo ante Dios, ante la sociedad y ante mi mismo? ¿Para qué sirvo? ¿Qué cosas productivas puedo hacer en la vida?
Medita
¿Te has sentido, alguna vez, que tus seres queridos te menosprecian?
¿Has dudado de tu propio valor?
¿Encuentras que es muy difícil decidir lo que harás en el futuro?
Ejercicio #1
En la vida encontramos tiempos difíciles. A veces, uno se siente en una encrucijada: hay tantos caminos que no sabemos por donde orientar nuestras vidas.
En este estudio veremos la historia de una persona que pasó por momentos muy difíciles. A pesar de esto, por medio de la fe, pudo reorientar su vida. Pasemos, pues, a considerar la historia de Onésimo.
Contexto
A. Contexto Literario
La historia de Onésimo se encuentra en la carta del Apóstol Pablo a Filemón. Esta es la carta más corta de todas las epístolas del Apóstol. También, es la epístola que más se asemeja a una carta personal, aunque está dirigida no sólo a Filemón sino a la Iglesia que se reúne en su casa (v. 1b).
B. Contexto Histórico
Esta epístola fue escrita por el Apóstol a mediados del primer siglo. La fecha y el lugar exacto de composición nos es desconocido, aunque podemos afirmar que esta epístola se escribió, probablemente, al final del ministerio del Apóstol.
Pablo–quien se califica a si mismo como “anciano”–se encontraba en la cárcel (v. 9). Allí conoció a un esclavo que se había escapado de la hacienda de su amo. El esclavo, llamado Onésimo, se convirtió a la fe cristiana. De acuerdo a la ley romana, los esclavos que escapaban debían ser devueltos a sus amos. Por su parte, los amos tenían el derecho de castigar severamente, hasta con la pena de muerte, a los esclavos recuperados. También aquellos que ayudaran a un esclavo en esta situación debían responder económicamente al amo.
En este caso, el amo de Onésimo era Filemón, un hombre cristiano. Pablo conocía bien a Filemón (vea los vv. 4-7). La carta sugiere que Filemón conoció el Evangelio a través del ministerio de Pablo (v. 19). Por lo tanto, le escribe pidiéndole que reciba a Onésimo con amor y no con castigo.
En este punto debemos plantear la siguiente pregunta: ¿Cuál era la actitud de Pablo ante la esclavitud? Muchos comentaristas entienden que Pablo ve la esclavitud como un fenómeno común a su época. Pero estos comentaristas no han podido apreciar la radicalidad del pedido del Apóstol. En el v. 16, Pablo le ruega a Filemón que reciba a Onésimo “no ya como esclavo, sino…como hermano amado.” De esta manera, Pablo afirmaba que la solidaridad que alcanzamos los creyentes por medio de la fe en Cristo Jesús nos libera de las estructuras sociales que oprimen y dividen a la humanidad.
Estructura literaria
La carta puede dividirse de la siguiente manera:
Saludos: vv. 1-3
Acción de gracias: vv. 4-7
Cuerpo de la carta: Pablo intercede por Onésimo: vv. 8-16
Exhortación a aceptar a Onésimo: vv. 17-22
Conclusión y despedida: vv. 23-25
Notas al texto
“Pablo, prisionero de Jesucristo” (v. 1): Pablo se encontraba preso por causa de su fe (compare con el v. 9).
“A la iglesia que está en su casa” (v. 2): Antes, las congregaciones se reunían en casas, ya que no podían tener templos. Al parecer, en casa de Filemón se reunía un grupo de cristianos.
“Gracia y paz” (v. 3): Es el saludo característico de Pablo. Las cartas griegas comenzaban con la palabra “saludos”. Por su parte, Pablo comienza con la palabra “gracia”. En griego, este vocablo es muy parecido a la palabra “saludos”. Sin embargo, la palabra “gracia” tiene un sentido particular pues resume el mensaje del Evangelio según lo predica Pablo: Somos salvos por gracia. A la palabra “gracia”, Pablo añade “paz”. Este es el típico saludo judío. Pero Pablo modifica el sentido de esta palabra con la frase “de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. La “paz” que Pablo desea es el bienestar integral (“shalom”) que produce el Evangelio de Jesucristo.
“Mi hijo Onésimo” (v. 10): Onésimo era “hijo espiritual de Pablo”, es decir, se había convertido por medio del ministerio del Apóstol (cf. v. 10).
“El cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mi nos es útil” (v. 11): Aquí hay un juego de palabras. En griego, Onésimo quiere decir “útil”. Así Pablo “juega” con el significado del nombre: “Util” antes era “inútil”, pero ahora es verdaderamente “útil”.
“Tenga yo algún provecho (v. 20): Literalmente, el texto dice “tenga yo alguna utilidad.” Así el Apóstol continúa su juego de palabras.
“Os seré concedido” (v. 22): Pablo añoraba el ser liberado de la cárcel.
Preguntas
¿Quién era Filemón? (vv. 1-3).
¿Qué clase de cristiano era Filemón? (vv. 4-7)
Pregunta de interpretación: ¿Cómo describirías el ministerio de Filemón?
Lee los vv. 8-9. ¿Cómo trata el Apóstol a Filemón?
¿Qué petición le hace Pablo a Filemón? (vv. 10-12).
Pregunta de interpretación: ¿Qué implica la petición de Pablo? ¿Dónde quedan, pues, los derechos de Filemón sobre Onésimo?
¿Cuál era el deseo más profundo de Pablo con respecto a Onésimo? (vv. 13-14)
¿Cómo interpreta Pablo la escapatoria de Onésimo? (vv. 15-16)
Pregunta de interpretación: ¿En qué forma usó Dios la evasión de Onésimo? ¿Resultó en algo de provecho?
En los vv. 17-21, Pablo reitera su petición. ¿Porqué se ofrece a pagar los “daños” (v.18)?
Pregunta de interpretación: A fin de cuentas, ¿en qué se basa el Apóstol su petición? (vv. 20-21).
Para pensar
En los vv. 10-14 se habla de la conversión de Onésimo. Antes de llegar a la fe, éste era “inútil”. Sin embargo, después de su conversión, Onésimo era tan útil que Pablo deseaba retenerlo a su lado. (v.13) ¿Cómo nos hace útiles la fe en Cristo? ¿Cómo nos ayuda a reorientar nuestras vidas? ¿Porqué nos da sentido?
En la epístola a Filemón, vemos como el Apóstol ruega para que Onésimo sea recibido como hermano, no como esclavo (v. 16). De esta manera, Pablo afirma el carácter liberador del Evangelio de Jesucristo.
Hoy día la esclavitud no existe. Sin embargo, existen otras estructuras sociales que oprimen a la humanidad. ¿Puedes enumerar algunas de ellas? ¿Puedes afirmar el poder liberador del Evangelio sobre estas formas de maldad? ¿Cómo nos libera Dios de estas estructuras de pecado?
Leamos una porción bíblica y oremos al Señor. Comencemos la oración reconociendo que Dios es grande y amoroso. Continuemos presentando en oración a las personas que amamos, a nuestras amistades y familiares. Después presentemos en oración nuestras propias vidas, rogándole a Dios que nos de lo que nos conviene, no lo que deseamos. Terminemos la oración alabando a Dios, en el nombre de Jesús. AMÉN
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Lectura Bíblica: Tito 2
Enseñanza de la sana doctrina
Pero tú habla de lo que vaya de acuerdo con la sana doctrina.2 Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor y en la paciencia.3 Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su porte y maestras del bien, no calumniadoras ni esclavas del vino;4 deben enseñar a las mujeres más jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,5 a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas y sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.6 Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes;7 preséntate tú mismo en todo como ejemplo de buenas obras y muestra en la enseñanza integridad y seriedad,8 con palabras sanas e irreprochables, de modo que el adversario se avergüence y no tenga nada malo que decir de ustedes.9 Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos y a que les agraden en todo; que no sean respondones10 ni los defrauden, sino que se muestren fieles en todo, para que en todo engalanen la doctrina de Dios, nuestro Salvador.
11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para la salvación de todos los hombres,12 y nos enseña que debemos renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y vivir en esta época de manera sobria, justa y piadosa,13 mientras aguardamos la bendita esperanza y la gloriosa manifestación de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
15 Habla de estas cosas, y exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie.
Una reseña bibliográfica del libro escrito por Ronald J. Allen y Gilbert Bartholomew, titulado Preaching Verse by Verse. Louisville: Westminster / John Knox Press, 2000, 144 pp.
El sermón donde se comenta una porción de las escrituras versículo por versículo es uno de los estilos más antiguos de predicación. Esta forma sermonaria encuentra sus raíces en los “sermones” que se predicaban en la sinagoga judía, donde fieles tenían la responsabilidad de leer el texto bíblico en hebreo y comentarlo en arameo. Además, es uno de los estilos más populares de predicación expositiva. En distintos manuales de predicación en español se le llama “homilía” (particularmente en la tradición anglo-católica) o “lectura bíblica”, entre otros nombres.
Allen y Bartholomew nos ofrecen una interesante introducción a este estilo de predicación. Más que una introducción, el libro es una defensa o apología de esta forma sermonaria, la cual ha caído en desuso en los púlpitos de las denominaciones tradicionales en los Estados Unidos. La tesis del libro es precisamente que el sermón que ofrece un breve comentario continuo de una porción bíblica ayuda tanto a quien predica como a la congregación a crecer y a madurar en la fe. Este tipo de sermón es un antídoto a la “analfabetismo bíblico” que exhiben muchas congregaciones anglo-europeas. El propósito del libro es, pues, ayudar al lector o a la lectora a poder preparar y predicar con excelencia esta forma sermonaria.
El libro está dividido en seis capítulos. El primero afirma la continua utilidad del sermón que comenta un pasaje bíblico versículo por versículo. El segundo, explora la historia de la predicación, ofreciendo ejemplos de las figuras que usaron con provecho este estilo de sermón. El tercero ofrece consejos prácticos sobre la preparación del sermón; el cuarto, sobre la estructura del sermón; y el quinto, sobre la presentación o entrega del sermón. El capítulo final sugiere ocasiones cuando es deseable predicar este tipo de sermón expositivo. La metodología sugerida en los capítulos cuatro y cinco se ilustra con cinco trabajos exegéticos cortos que sirven de base a cinco sermones anotados. Cada autor produjo dos sermones y Linda Milavec el quinto.
Es evidente que los autores están en diálogo con la historia de la predicación cristiana, pues en el segundo capítulo hacen un resumen histórico que comienza con la predicación en la sinagoga, pasa por la Reforma Protestante, y llega a la tradición británica y estadounidense que representan los autores. Del mismo modo, el libro ofrece un correctivo para aquellas personas que han abandonado la predicación expositiva para explorar nuevos modelos de predicación, como la inductiva expuesta por Fred B. Craddock o la narrativa defendida por Eugene Lowry, entre otros autores contemporáneos.
Este manual presenta su idea central de manera clara y elocuente, logrando su objetivo de entusiasmar al lector o a la lectora a practicar este estilo tradicional de predicación. Ahora bien, desde un punto de vista hispano, la utilidad del libro es menor. Esto se debe a que la predicación expositiva, en general, y la predicación versículo por versículo, en particular, siguen vivas en el púlpito hispano. En este sentido, aquellas personas hispanas que lean este libro o que lo usen como texto en cursos de predicación bíblica deberán adaptar su contenido a nuestro contexto. Específicamente, deberán leer el libro con el doble propósito de afirmar su compromiso con la predicación bíblica y de mejorar tanto la preparación como el diseño del sermón que comenta una porción bíblica versículo por versículo.
Desde Cuba nos llega el aporte más reciente a la homilética hispanoamericana. Carlos Emilio Ham-Stanard nos ofrece una introducción al estudio y la práctica de la predicación, escrita para el liderazgo laico de la Iglesia. Ham-Stanard escribió este libro mientras completaba su Doctorado en Ministerio en el Austin Presbyterian Theological Seminary.
Ham-Stanard parte del supuesto que la predicación es un ejercicio en teología contextual. Por esta razón, no debe sorprendernos que el autor indique que escribe su libro en respuesta a la situación de la Iglesia en Cuba, donde “muchas personas asisten por primera vez a las iglesias, debido a una crisis económica profunda causada por la caída súbita de los países socialistas de Europa Oriental y la Unión Soviética, el endurecimiento del embargo de los Estados Unidos contra Cuba y como consecuencia de nuestros propios errores” (p. 11). Este súbito crecimiento de la iglesia explica por qué es necesario preparar más personas laicas para compartir el ministerio de la predicación.
La idea central del libro—que la predicación debe ser una expresión teológica contextual—explica también su título. Ham-Stanard afirma que la predicación tiene tres componentes básicos: la Biblia, la congregación y la persona que predica (p. 12). Quien predica no sólo interpreta la Biblia, sino que analiza el contexto en el cual se encuentra la congregación y se interpreta a sí mismo.
El libro se divide en cuatro capítulos. Como es de esperar, los primeros tres capítulos estudian las distintas partes del “trípode homilético” propuesto por el autor. El primero ofrece perspectivas sobre el estudio y la interpretación de la Biblia para la predicación. Con alegría, indicamos que en este capítulo Ham-Stanard toma en cuenta los aportes de la teología latinoamericana, la caribeña, y la feminista al campo de la interpretación bíblica. El segundo capítulo invita al lector o a la lectora a analizar su propio contexto, tanto a nivel congregacional como nacional y global. El tercer capítulo estudia la tarea del predicador y de la predicadora. Este capítulo ofrece perspectivas teológicas tanto sobre la función del laicado en la vida de la iglesia como de la predicación como tal.
El cuarto y último capítulo estudia el sermón, evento donde convergen las tres partes del trípode. El mismo habla sobre el diseño, la preparación, y la presentación del sermón. La bibliografía, breve pero sustanciosa, completa el libro.
No debe sorprendernos el hecho de que los eruditos que más han influenciado el pensamiento de Ham-Stanard sean aquellos que recalcan el carácter contextual tanto de la teología, en general, como de la homilética, en particular. Se destacan las referencias a Leonora Tubbs-Tisdale, autora de Preaching as Local Theology and Folk Art (Minneapolis: Fortress Press, 1997); a John McClure, autor de The Roundtable Pulpit (Nashville: Abingdon Press, 1995); y a varias teólogas feministas, tales como Carol Schlueter, Christine Smith, y Elsa Tamez.
Trípode homilético cumple su propósito, pues sería un buen libro de texto para cursos básicos de homilética. Sin embargo, la brevedad del libro obliga al autor a resumir varias ideas y a dar por sentado que su audiencia comprende ciertos conceptos teológicos avanzados. Por esta razón, la lectura de este libro se haría difícil para principiantes que deseen estudiar el mismo por su cuenta. Este es un libro de texto, que necesita de un maestro o maestra que ayude al estudiantado a usarlo con provecho.
Reseña Bibliográfica: Christophe Zenses. Siervo de la palabra: Manual de Homilética.Buenos Aires: ISEDET, Publicaciones EDUCAB, 1997. pp. 140. Rústica.
El Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos (ISEDET) es una de los seminarios más importantes de América Latina. El mismo ha sentado la pauta en la educación teológica en el Cono Sur. Uno de los proyectos que ISEDET ha estado desarrollando recientemente es su Programa de Educación Abierta, mejor conocido por las siglas EDUCAB. Este programa provee educación teológica accesible para líderes laicos y agentes pastores tanto en residencia como a distancia. EDUCAB produce manuales educativos muy particulares. Los mismos presentan ideas teológicas en forma accesible para el pueblo. Además, son un híbrido entre un libro y un cuaderno de trabajo (“workbook”). Esto es, contienen secciones explicativas, lecturas, ejercicios de práctica y una bibliografía comentada para dirigir los pasos de las personas interesadas en profundizar sobre el tema.
La obra Siervo de la Palabra: Manual de Homilética es uno de los libros de texto producidos por EDUCAB. Ha sido escrito por Christophe Zenses, el actual profesor de homilética de ISEDET. El libro se divide en cuatro unidades principales, precedidas por una corta introducción. La primera unidad trata el tema de la teología bíblica de la predicación, partiendo del estudio del concepto “palabra” tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Incluye, además, algunas pistas para la interpretación bíblica. La segunda unidad, titulada Predicación e Iglesia,explora la historia de la predicación y el lugar privilegiado que ocupa el sermón en la tradición protestante. La tercera unidad se titula Predicación: Un sistema de comunicación,tema que explica en forma exhaustiva. La última unidad se llama Elaboración del sermón.Esta propone un sistema para el desarrollo de la homilía, explicando en detalle siete modelos sermonarios. El libro concluye con varios anexos, entre los que se destaca una excelente bibliografía comentada.
El manual de Zenses de distingue del resto de los textos de homilética disponibles en español por varias características. Primero, ofrece útiles ejercicios que facilitan el uso del manual tanto a distancia como en el salón de clases. Segundo, contiene varias secciones con citas extensas sobre el tema de la predicación. La selección de las fuentes de estas citas es muy amplia, ya que entre los autores citados por Zenses se encuentran Crisóstomo, San Agustín, Martín Lutero, Karl Barth, Jacques Ellul, Fred Craddock, Juan Luis Segundo y José Severino Croatto, entre otros. Tercero, Zenses explora algunas de las perspectivas de la nueva escuela norteamericana de homilética, representada por Craddock.
Ahora bien, el aporte principal del libro “Siervo de la palabra” es su perspectiva teológica. Zenses, quien es Europeo, demuestra un extenso conocimiento de la teoría homilética francesa y alemana. El autor se refiere con igual facilidad al desarrollo de las tradiciones homiléticas europeas como a los aportes contemporáneos a la discusión del tema. Entre los autores que cita se destaban Nelson Kirst y Gert Theissen. En este sentido, Siervo de la Palabra es una ventana a la homilética europea contemporánea.
No obstante, debemos reconocer que el manual tiene ciertas limitaciones. La primera es la tipografía, ya que el libro contiene varias erratas de imprenta. La segunda es la limitada sección teológica, que se circunscribe casi exclusivamente a los aspectos bíblicos del tema. La tercera es su inconsistente sección histórica, que prácticamente se detiene en la Reforma Protestante. La cuarta es que, fuera de los libros de Craddock, Zenses no hace referencia a la inmensa cantidad de materiales homiléticos que se están produciendo en los Estados Unidos.
Quizás la debilidad principal del libro es su uso limitado de la bibliografía producida por personas hispanoamericanas sobre el tema de la predicación. Viniendo de un profesor de ISEDET, era de esperarse que el libro incluyera un capítulo sobre Predicación y Liberación. Sin embargo, las referencias a Leonardo Boff y a Justo L. González–quienes han abordado el tema–brillan por su ausencia.
A pesar de las debilidades que hayamos podido señalar, concluimos recomendando el libro “Siervo de la palabra” con entusiasmo. El mismo podría ser particularmente útil para la enseñanza de la predicación en escuelas teológicas de habla hispana y en programas de estudio a distancia.
Cecilio Arrastía fue, sin lugar a dudas, uno de los predicadores más conocidos y respetados tanto en América Latina como en el ámbito hispano estadounidense. También fue un destacado estudioso y maestro del arte de la predicación. Por varios años, el mundo hispanoamericano ha esperado la publicación de un manual de homilética escrito por este famoso predicador y maestro cubano. Este libro es la respuesta a este reclamo.
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Teoría y práctica de la predicación presenta características que lo distinguen de otros escritos en su género. En primer lugar, se publica como parte del Comentario Bíblico Hispanoamericano. Es un volumen anejo que acompaña la serie con el propósito de fomentar el desarrollo de “una predicación cada vez más bíblica, más pertinente y más ineludible” (p. 7). Segundo, más que un manual de homilética tradicional, el libro presenta la metodología empleada por Arrastía para la preparación de sermones. Esto explica algunos detalles particulares del escrito, tales como la alusión constante a la literatura hispanoamericana y la inclusión del capítulo XII, titulado “La novela y el sermón”.
En el primer capítulo, Arrastía afirma la importancia y la pertinencia de la disciplina para la Iglesia hoy. En el segundo, explora varias definiciones y analogías de la predicación. El método empleado por Arrastía en este capítulo es efectivo, pues al presentar sus analogías mueve la discusión del plano académico a un plano estético y pastoral. El tercer capítulo detalla los “cimientos invisibles” de la homilética. Aquí Arrastía discute el nivel teológico, el emocional y el ético de la predicación.
A partir de este punto Arrastía entra en el campo del diseño del sermón. El cuarto capítulo analiza el problema de la clasificación sermonaria comparando las posiciones de distintos eruditos en la materia. Esta discusión culmina en el quinto con la presentación del modelo existencial o paralelo. Este tipo de sermón hermana aspectos expositivos y narrativos “intercalando entre cada segmento, [sic] reflexiones que vinculen el texto bíblico al texto de la existencia (de ahí lo existencial) de las mujeres y los hombres que oyen” (p. 51). Este es el modelo privilegiado por Arrastía en el escrito. Los capítulos sexto y séptimo consideran problemas hermenéuticos. Una vez más, el primero presenta los métodos abogados por otros expertos en el campo y el segundo presenta la metodología particular de Arrastía. La meta de este proceso de estudio es la elaboración de “la masa homilética”. Esto es, de notas exegéticas acompañadas de citas pertinentes e ilustraciones tanto históricas como literarias. Esta “masa homilética” sirve no sólo para la elaboración del sermón que ha de producirse inmediatamente sino también para producir otras homilías en el futuro. Otra característica del método de Arrastía es el lenguaje que utiliza para referirse a la elaboración del sermón. La “masa homilética” ha de ser vertida en varios bloques o “ladrillos” (p. 72). Estas unidades de pensamiento, en unión a la introducción y a la conclusión, forman el bosquejo del sermón. El método se clarifica en los capítulos octavo y noveno, donde el autor ilustra el proceso presentando la elaboración de sendos sermones. El décimo capítulo culmina la sección sobre diseño ofreciendo consejos prácticos sobre la elaboración de la introducción, el cuerpo, la conclusión y las ilustraciones del sermón.
Los capítulos restantes tratan temas misceláneos tales como el año y el leccionario cristianos (cap. IX), el uso de la literatura hispanoamericana en la elaboración del sermón (cap. X) y el desarrollo de grupos de discusión que apoyen al agente pastoral ya sea en la elaboración o en la evaluación del sermón (cap. XI). El capítulo final, más que una conclusión, es una recapitulación donde Arrastía ofrece otras definiciones y analogías de la predicación, consideraciones hermenéuticas y una reflexión sobre el tema de la vocación. Dos apéndices y una bibliografía redondean el libro.
Arrastía presenta un sistema homilético ecléctico. Por una parte, la base de su sistema es el modelo homilético racionalista inglés. De acuerdo a este modelo, el sermón es un objeto que se “construye”. Esto se ve claramente en el lenguaje que emplea Arrastía: “cimientos homiléticos”, “arquitectura del sermón”, “masa homilética” y “ladrillos”. Por otro lado, Arrastía está al tanto de los defectos del sistema homilético tradicional que hemos aprendido en los manuales de Spurgeon, Broadus y Crane. Por esta razón, modifica el sistema tradicional empleando algunos de los nuevos enfoques de la escuela de homilética norteamericana. Esto lo vemos en las ocasiones cuando se refiere al sermón como un acontecimiento o “happening” (p. 21 y 51); cuando recalca la importancia de la narración en la predicación (pp. 24-26); cuando critica el sermón tradicional de tres puntos (pp. 48-50); y cuando aboga por la inclusión de elementos dialógicos en el sermón (p. 143). Estos elementos enriquecen el modelo de Arrastía y le dan sus rasgos peculiares.
De hecho, Arrastía podría haber mejorado su valiosa obra haciendo referencia a algunos de los tratados de predicación escritos en los últimos años. Por ejemplo, la ausencia de referencias a la extensa obra de Fred Craddock –cuyo libro As One Without Authority(1971) marcó el comienzo de la nueva escuela estadounidense– es sorprendente. El sistema hermenéutico de Arrastía manifiesta la misma falla. La hermenéutica moderna enseña que los textos bíblicos son “polisémicos”, es decir, que pueden ser interpretados de diversas maneras y en distintos sentidos. Sin embargo, el autor afirma que “el pasaje [bíblico] tiene un pensamiento central” (p. 71). Del mismo modo, Arrastía tiende a armonizar los pasajes bíblicos sinópticos, mezclando elementos y frases de los distintos Evangelios sin prestar atención a la teología peculiar de cada autor (vea las pp. 76-80). Esto podría ser corregido fácilmente con una buena dosis de crítica de la redacción.
En este punto debemos recordar las palabras con las cuales el autor comienza la conclusión del libro: “En cierta manera, este libro ha sido un sermón sobre el sermón. Con intención o sin ella, hemos predicado sobre predicar” (p. 213). Esta es una imagen magistral. El libro Teoría y práctica de la predicación es un sermón sobre el arte y la ciencia de la predicación cristiana. Esto explica su hermoso lenguaje, sus punzantes analogías y sus constantes ilustraciones. Esto también explica por qué nuestra respuesta al mismo es un agradecido ¡Amén!