Principios para la revitalización congregacional
Por Pablo A. Jiménez
Tom Bandy presenta dos modelos de iglesia. El primero es el de la Iglesia tradicional que va en deterioro constante. Estas congregaciones están destinadas a cerrar en el futuro cercano. El segundo es el de la Iglesia que crece de manera firme y constante. Nuestro deseo es ofrecer pautas que lleven a nuestras congregaciones a ser Iglesias en crecimiento.
I. La Iglesia en Deterioro
La congregación en deterioro valora, sobre todas las cosas, el sentido de pertenencia; quieren que la feligresía desarrolle un sentido de «familia», que cada persona se sienta parte del grupo. Aquí el proceso de «crecimiento en la fe» pasa por cinco etapas, a saber:
A. Miembro
Estas congregaciones recalcan la importancia de convertirse en miembro «activo» de la feligresía. Sin embargo, rara vez ofrecen clases para nuevos creyentes. Establecen requisitos mínimos para mantener la membresía, tales como asistir a la Iglesia una vez al mes (o menos, en algunas ocasiones). Lo importante es que las visitas «se sientan en familia» y acepten formar parte de la lista oficial de miembros.
B. Amigo
Estas congregaciones prestan gran importancia a la amistad. Allí es más importante entablar amistad con el liderazgo establecido que asistir a las actividades de la Iglesia. Los líderes establecidos informan a los nuevos miembros de las tradiciones y de la historia de la congregación, de manera que las personas «nuevas» sepan como actuar correctamente. En este tipo de congregación, la tradición tiene un peso muy grande.
C. Compañero
El liderazgo establecido nomina a los puestos directivos a aquellas personas que ven como sus «compañeras», compartiendo sus valores, su nivel social, o su trasfondo étnico. Por esta razón, los cuerpos directivos tienden a ser homogéneos étnica y culturalmente, aunque la congregación sea diversa. Las amistades de los líderes tradicionales pueden ser nominadas a puestos directivos aunque lleven pocos meses asistiendo a la Iglesia.
D. Director
El «premio» a la madurez espiritual es formar parte del cuerpo directivo de la congregación. Los miembros de estos cuerpos directivos entienden que su labor principal es «supervisar» tanto el funcionamiento general de la Iglesia como el trabajo específico del pastor o la pastora.
E. Guardián
El nivel más alto de liderazgo laico en este tipo de Iglesia se alcanza cuando un miembro es visto como uno de los baluartes o pilares de la congregación. En ocasiones, los guardianes ocupan los puestos más altos por varios años corridos; en otras, toman turnos. De todos modos, los guardianes entienden que su misión es «mantener» la tradición de la Iglesia.
El Rol del Ministro
En la «congregación en deterioro», el pastor se ve como un empleado de la congregación cuya responsabilidad principal es llevar a cabo la misión de la Iglesia. Es al pastor a quien le toca buscar «almas» (es decir, nuevos miembros) y relacionarse con la comunidad en general.
II. La Iglesia en crecimiento
La Iglesia en crecimiento valora, sobre todas las cosas, la misión de la Iglesia. Por esta razón, crece en términos espirituales y numéricos. Al igual que el modelo anterior, entiende que el crecimiento en la fe pasa por cinco etapas, pero muy distintos a los anteriores:
A. Misión
Cada congregación debe buscar cuál es su propósito o misión específica en la comunidad a la cual desea servir. Esta misión debe enunciarse en forma breve, tanto que pueda resumirse en una oración que pueda escribirse en un afiche o en una pancarta. Otra manera de ver este punto es afirmando que cada congregación debe buscar la «canción» que Dios ha puesto en su «corazón».
B. Membresía
La congregación en crecimiento recalca que no todo el mundo puede ser miembro. Por eso, ofrece clases de discipulado para nuevos creyentes y para personas que desean trasladarse de otras congregaciones. Queda claro que la membresía implica responsabilidades, tales como colaborar en alguno de los ministerios de la Iglesia, asistir regularmente, y ofrendar a cierto nivel.
C. Madurez
La Iglesia recalca que cada creyente debe buscar alcanzar madurez en la fe, por medio del ejercicio de las disciplinas espirituales. Por esto, ofrece diversas oportunidades para que cada persona crezca en la fe, discerniendo los dones y las capacidades que Dios la ha concedido.
D. Capacitación
Este tipo de congregación ofrece una amplia gama de oportunidades de adoración, estudio, y servicio. Ofrece, pues, servicios de adoración dirigidos a los distintos «públicos» que desea alcanzar, desde personas no-creyentes a creyentes maduros. Cultiva distintos estilos de adoración, ofreciendo servicios tradicionales, contemporáneos y hasta experimentales.
E. Ministerio
Cada creyente es responsable de discernir el «ministerio» al cual Dios le ha llamado. El liderazgo congregacional es responsable de facilitar el cumplimiento de esos ministerios, capacitando a cada creyente para hacer un trabajo de excelencia. En este sentido, la señal de la madurez espiritual es que el creyente es «enviado» a llevar a cabo su ministerio en beneficio de la comunidad donde se encuentra la congregación.
El Rol de la figura pastoral
Nótese, pues, que en este sistema el pastor o la pastora tiene un rol educativo o magisterial. El equipo ministerial le ofrece cuidado pastoral a la feligresía, mientras le enseña cómo crecer en la fe y como ser un agente activo en el desempeño de la misión de la Iglesia Cristiana. Cumplir la misión cristiana y relacionarse con la comunidad es labor de toda la membresía de la congregación.
La Iglesia en crecimiento tiene cuerpos directivos pequeños, que delegan autoridad y recursos económicos para que los grupos de trabajo puedan llevar a cabo su trabajo. Por ejemplo, sugiere que el grupo de adoración de la Iglesia puede tener una cantidad designada en el presupuesto anual de la congregación, de modo que puedan comprar los materiales que necesitan para llevar a cabo su ministerio.
III. Conclusión
Ofrecemos el modelo de la Iglesia en crecimiento con la esperanza de que sea de bendición para todas nuestras congregaciones.
Bibliografía
Thomas G. Bandy, Kicking Habits: Welcome Relief for Addicted Congregations (Nashville: Abingdon Press, 1997).
_____. Desechando hábitos: Ayuda para Iglesias adictas (Nashville: Abingdon Press, 2003).