El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es pastor, conferenciante, escritor, editor de libros teológicos y profesor en el área de teología pastoral, particularmente de homilética y predicación.
El ensayo Si tan solo cierras los ojos de Pablo A. Jiménez presenta una crítica a la predicación tradicional en el Caribe y aboga por una homilética postcolonial que refleje la identidad y la realidad de los pueblos caribeños.
El autor, desde su experiencia personal, describe cómo la predicación en la región sigue reproduciendo estructuras coloniales que perpetúan la dependencia y la subordinación cultural.
Jiménez inicia su reflexión con una anécdota sobre una celebración de Pentecostés en St. Croix, donde la comunidad cristiana se unió en un culto vibrante y diverso. Sin embargo, la atmósfera transformadora se quebró cuando el sermón, de estilo tradicional, impuso una lógica colonial, individualista y privatizante. Esta experiencia ejemplifica el conflicto entre la homilética postcolonial que las iglesias caribeñas deben tratar de poner en práctica y las estructuras ideológicas heredadas del colonialismo.
El ensayo critica la predicación deductiva, una forma impuesta por la tradición homilética británica, que privilegia la autoridad del predicador, el enfoque racionalista del mensaje y el llamado a la conversión individual sin denunciar los pecados sociales ni buscar un compromiso con la transformación social. Jiménez argumenta que este estilo ha perpetuado sistemas de opresión, permitiendo que la fe conviva con realidades como la esclavitud y la desigualdad.
San Juan, PR
Para superar esta influencia colonial, el autor propone el desarrollo de una homilética postcolonial que parta de la historia, la realidad socioeconómica y la diversidad lingüística del Caribe. Propone una teología pastoral contextualizada, una hermenéutica bíblica comunitaria y un diálogo con nuevas corrientes homiléticas. La meta es desarrollar una predicación pertinente basda en una homilética postcolonial que fomente la autodeterminación, la unidad y la justicia social.
En conclusión, Jiménez invita a las iglesias caribeñas a repensar su predicación para que realmente refleje la identidad, el contexto y la lucha por la liberación de sus comunidades.
El año cuando dejamos de ser humanos es un ensayo sobre las raíces del racismo y la discriminación racial en las Américas.
San Juan, PR
Cuando los europeos llegaron por primera vez al Caribe estaban completamente perdidos. Al principio, pensaron que habían llegado a la India, lo que explica por qué las islas todavía se llaman «Las Indias Occidentales». Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que estaban equivocados.
Según el Derecho Internacional, un país no puede invadir otra nación sin una razón válida. Esta situación desencadenó una pregunta fundamental: ¿Son los indígenas plenamente humanos? Si lo fueran, entonces España tendría que reconocer sus territorios como naciones y relacionarse con ellos de acuerdo con el Derecho Internacional. Sin embargo, si no eran completamente humanos, las tierras estaban «inhabitadas» y España podría reclamarlas como suyas.
Durante estos años, algunos filósofos habían comenzado a teorizar que las personas «de color» tenían un origen diferente al de los «caucásicos». Pensaban que la «gente blanca» descendía de Adán y Eva, mientras las personas «de color» descendían del mono. De acuerdo con estas teorías, solo los caucásicos eran completamente humanos, ya que las personas de color eran humanoides o primates altamente evolucionados.
¿Quién podría resolver la disputa? Entendiendo que se trataba de una cuestión metafísica, la Corona española llamó a la Iglesia a dirimir el asunto. Las deliberaciones comenzaron en 1511 y se extendieron hasta 1512. Juan López de Palacios Burgos y Matías de Paz escribieron trabajos defendiendo la idea de que la Iglesia tenía derechos espirituales sobrenaturales que reemplazaban a los derechos naturales. Por lo tanto, la Iglesia podría comisionar a los dueños de haciendas—llamados «Encomenderos»—a «evangelizar» a grupos de pueblos indígenas, que debían demostrar su «gratitud» por el «don de la salvación» trabajando en las haciendas sin salario, solo por alojamiento y comida. Por supuesto, el sistema de las «Encomiendas» era simplemente otra forma de esclavitud.
En 1512, concretamente el 27 de diciembre, el rey Fernando II firmó un documento titulado Las Capitulaciones de Burgos. El documento detallaba las leyes que regularían el manejo de las tierras y las relaciones con los indígenas del «Nuevo Mundo». Las Capitulaciones establecieron claramente que los habitantes de las Américas eran efectivamente humanos. Sin embargo, tenían que someterse (o ser sometidos por la fuerza) a los españoles. El documento también legitimó el uso de la violencia para «evangelizar» a los indígenas. Los conquistadores solo tenían que leer un documento que les «requería» convertirse —titulado «Requerimiento»— antes de emprender la guerra. Por supuesto, el documento estaba escrito y era leído en español, idioma ajeno a los grupos indígenas. Así se legitimaba el uso de la violencia contra los indígenas.
En conclusión, 1512 es el año en que los habitantes del Caribe dejaron de ser plenamente humanos a los ojos de la Iglesia. Eran considerados personas de «segunda clase», cuya inteligencia era limitada. Eran vistos como «niños» que necesitaban estar bajo la tutela de los Conquistadores, lo que explica por qué a los nativos varones adultos se les llamaba «muchachos».
Desde un punto de vista teológico, lo más triste es que este proceso racista fue facilitado por la Iglesia, que prestó a sus teólogos para crear el mito de la inferioridad moral e intelectual de las personas de los grupos indígenas y, eventualmente de los africanos, para legitimar la guerra, el genocidio y la esclavitud. Hoy lamentamos la forma como la Iglesia manchó su testimonio legitimando ideologías y acciones indefendibles. Como parte de la Iglesia, a través del tiempo y el espacio, también nos arrepentimos y pedimos perdón, en el nombre de Jesucristo.
La buena noticia es que, dentro de la misma Iglesia, hubo brillantes voces de esperanza que afirmaron la plena humanidad de los pueblos indígenas. Sacerdotes católicos, como Antonio de Montesinos, confrontaron valientemente a los hacendados en sus sermones y en sus prácticas pastorales. Más adelante en el siglo, Bartolomé de Las Casas se convirtió en el «apóstol» de los pueblos indígenas y otras órdenes católicas sirvieron a los grupos indígenas en América del Sur. Incluso en el «valle de las sombras de la muerte», la Iglesia siempre ha tenido profetas de esperanza que proclaman el Evangelio liberador de Jesucristo.
Tomando estas dos opciones como paradigmas, hoy Dios llama a la iglesia a fomentar el amor, la unidad y la esperanza, afirmando la humanidad plena de toda persona, particularmente de las deshumanizadas por los poderes del mal, del pecado y de la muerte. Proféticamente, celebramos el triunfo definitivo del Dios de la Vida, pues «la salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero» (Ap. 7.10b).
La Teología Hispana es un ensayo que presenta apuntes introductorios sobre el pensamiento teológico en las comunidades latinas en los Estados Unidos. Fue escrito por el Dr. Pablo A. Jiménez en el 1997. Por lo tanto, la información que contiene refleja la situación de la Teología Hispana en ese momento.
I. Introducción
La comunidad hispana en los Estados Unidos de América ha crecido rápidamente durante los últimos años. Según el censo de 1990, cerca de 22.35 millones hispanos viven en la nación. Es decir, el 9% de la población estadounidense es hispana. De acuerdo a estas cifras, Estados Unidos es el quinto país más grande de habla hispana en el mundo.1 Se estima, además, que para el año 2000, los hispanos constituirán el grupo minoritario más grande en los Estados Unidos.
Como es de esperar, la comunidad hispana sufre dolores de crecimiento. Los desafíos que enfrenta nuestra comunidad vienen tanto del exterior como del interior. Desde el exterior, los estadounidenses de descendencia anglo-europea tienden a pensar que la comunidad hispana es un sociedad estadounidense en general, perdiendo así su lenguaje y modificando su cultura. Por otra parte, en sus países de origen los hispanos son vistos con sospecha. Esta situación es especialmente dolorosa para aquellos que ya no dominan el español.
Desde el interior, la comunidad hispana enfrenta el desafío de compartir con personas de diversas nacionalidades y de diversos trasfondos culturales. La mayor parte de los hispanos, no se llaman a sí mismos “hispanos”. Por el contrario, se identifican por su país de origen como cubanos, puertorriqueños, o méxico- americanos, entre otros.2 Ante la doble opresión que presenta esta nueva realidad, la comunidad hispana se ve obligada a autodefinirse. De esta manera, el término “hispano” ha llegado a tener un significado técnico. Llamamos “hispano” a la persona cuyo trasfondo étnico es hispano-americano, pero que por alguna razón ahora vive permanentemente en los Estados Unidos de América.3
Como ven, ésta es una definición puramente sociológica. Sin embargo, para hacer una teología hispana, es necesario desarrollar una fundamentación teológica que le dé sentido a la experiencia hispana en los Estados Unidos. De aquí surge la necesidad de una teología que apele, hable e interprete nuestra realidad.
II. La realidad hispana
La teología hispana parte de la realidad del pueblo latino en los Estados Unidos. Veamos algunos aspectos de esa realidad. En primer lugar, gran parte de nuestro pueblo vive en condiciones de pobreza. En su mayoría, el pueblo hispano provee mano de obra barata y trabajo a nivel obrero (lo que en inglés se denomina “blue collar”). Sin embargo, debemos notar que hay una emergente clase profesional hispana en los Estados Unidos. Cada día hacen falta más profesionales bilingües que puedan servir tanto a las comunidades hispanas como a la población en general. Este fenómeno ha creado un mercado para profesionales hispanos en la nación, especialmente en aquellas regiones donde la comunidad hispana crece constantemente. Esto ha motivado una nueva oleada migratoria. En algunos países, como en Puerto Rico, la emigración de profesionales es llamada “fuga de cerebros”.4
Segundo, otra experiencia común en el pueblo hispano, es la inmigración. Cerca de dos terceras partes de los hispanos que viven en los Estados Unidos, han llegado como inmigrantes a la nación, o son descendientes de inmigrantes. Ahora bien, es necesario tener en cuenta que cerca de la tercera parte de los hispanos que viven en los Estados Unidos no descienden de inmigrantes, sino de personas que llegaron a ser ciudadanos americanos cuando los territorios en los cuales vivían fueron anexados por compra o por guerras de expansión.5 Los antepasados de estos hispanos vieron cómo la nación se extendió hasta abarcarlos. Esto choca con los estereotipos que prevalecen en la cultura estadounidense. No todos los hispanos somos inmigrantes. Tampoco es cierto que la mayor parte de los inmigrantes hispanos han llegado a las costas norteamericanas por razones puramente económicas. Gran parte del pueblo hispano que hoy vive en los Estados Unidos, ha llegado a la nación en calidad de refugiados políticos, huyendo de regímenes dictatoriales ya sea de derecha o de izquierda. Dos ejemplos de esto bastan. En primer lugar, encontramos la gran comunidad cubano-americana que se alojó en los Estados Unidos huyendo del régimen revolucionario de Fidel Castro. Sin embargo, también tenemos una gran cantidad de personas centroamericanas –que en los últimos años han constituido la enorme mayoría de los inmigrantes– que han llegado a los Estados Unidos escapando de las guerras en sus distintos países. Debemos notar que estas oleadas migratorias han sido provocadas en gran parte por el mismo gobierno norteamericano, que avivó estas guerras proveyendo dinero, entrenamiento y armas a los gobiernos de El Salvador, Honduras y Guatemala, y proveyendo fondos para la contra-revolución nicaragüense.6
La tercera característica de la realidad hispana es la lucha contra la discriminación y el racismo. El pueblo hispano en los Estados Unidos enfrenta una dura batalla contra aquellas personas que resienten la permanencia de nuestro idioma y la fidelidad a nuestras raíces culturales. A diferencia de otros grupos étnicos, los latinos mantenemos contacto con nuestros países de origen.7 Aún cuando la familia inmediata viva en los Estados Unidos, se mantiene comunicación con la familia extendida que quedó atrás. Esto provoca movimiento no sólo de personas, ideas y tradiciones, sino también de recursos financieros. Muchos hispanos –aún a costa de su bienestar económico– contribuyen económicamente al sustento de sus familiares en América Latina y el Caribe. Esta situación refuerza la permanencia tanto de nuestro lenguaje como de nuestras tradiciones. Esto puede verse claramente en el sur-oeste de los Estados Unidos, donde el uso del español se ha conservado por generaciones. Si el español no cayó en desuso en el pasado, mucho menos caerá hoy, que los medios de transporte y de comunicación masiva permiten acceso inmediato a nuestros países de origen.
La cuarta característica del pueblo hispano –y quizás la más importante para nuestro estudio– es que la experiencia de vivir en los Estados Unidos de Norteamérica y de compartir con hispanos de diversas nacionalidades, ha hecho que desarrollemos una nueva cultura hispana que incorpora elementos de distintas tradiciones étnicas latinoamericanas.8 Por un lado, vivir en los Estados Unidos implica un cambio de posición social. La persona –que en su país formaba parte de la mayoría– pasa a formar parte de una minoría y experimenta la opresión y la discriminación que conlleva su nuevo “status”. Esta experiencia común de alienación despierta un sentido de solidaridad entre personas de distintos trasfondos culturales hispanos. Solidaridad que, probablemente, no se daría en sus países de origen. Tomemos, por ejemplo, la relación entre un mexicano y un guatemalteco. En México, el guatemalteco es minoría. Por lo tanto, sufrirá las penas que trae su condición social y la discriminación provocada por las rencillas fronterizas que por siglos han aquejado la frontera entre México y Guatemala. Sin embargo, la relación entre un mexicano y un guatemalteco en los Estados Unidos es muy distinta. Ambos son minoría; están hermanados por su hispanidad. Su condición social común provoca solidaridad. Por otro lado, los hispanos en los Estados Unidos están creando una nueva sub-cultura. En su esfuerzo de mantener sus rasgos culturales, los hispanos de distintas nacionalidades comparten sus tradiciones, comidas, vestimenta, música, etc. con latinos de otros países. De este modo, al recordar sus raíces culturales, están forjando una nueva cultura que incorpora rasgos de todos los países caribeños y latinoamericanos.
III. Un principio teológico básico
Partiendo de la realidad hispana, es importante que nos preguntemos si la teología que tradicionalmente hemos recibido y desarrollado en nuestros pueblos es pertinente y habla a la necesidad de nuestro pueblo. También es importante determinar si la realidad social de nuestro pueblo se amolda al estereotipo que tiene el estadounidense promedio del pueblo hispano.
La realidad teológica de nuestro pueblo choca también con la fe privatizante que recibimos en el pasado. Durante los años 60, se desarrollaron distintos movimientos sociales de liberación en comunidades hispanas en los Estados Unidos de Norteamérica. Esto preparó el camino para entrar en diálogo con la Teología Latinoamericana de Liberación. Esta teología llamó la atención de los teólogos hispanos e indicó la necesidad de reformular el pensamiento teológico recibido. Enfatizó, además, el desarrollo de una teología desde la realidad de la opresión que vive el pueblo hispano.9 Tomando estos puntos en consideración, varios teólogos hispanos han desarrollado un pensamiento teológico que toma en cuenta la doble opresión y la compleja situación social del pueblo latino. Podemos decir, que han alcanzado un principio teológico básico: el “principio galileo”.
Varios teólogos hispanos han utilizado los relatos bíblicos en torno a la región de Galilea, para expresar sus puntos de vista sobre la realidad del pueblo latino. Los puntos de contacto entre la experiencia galilea y la experiencia hispana son evidentes. Galilea es una región fronteriza que se encuentra en la parte norte del territorio israelita y que colinda con el Líbano y Siria. En el tiempo de Jesús, los líderes religiosos que vivían en Jerusalén despreciaban a las personas que venían de esta región. Sus habitantes eran considerados como personas impuras que se habían contaminado con prácticas extranjeras. Este grupo estaba muy cerca de los samaritanos, que eran considerados mestizos.
At the time of Jesus, Galilee was peopled by phoenicians, Syrians, Arabs, Greeks, Orientals, and Jews. In this mixed, commerce-oriented society, some Jews had allowed their Jewish exclusivism to weaken, but others became more militantly exclusivist. Some of the goyim (non-Jews) converted to Judaism and intermarried with Jews. Some religious ideas of other groups were also assimilated, as is evident in the case of the Essenes. A natural, ongoing biological and cultural mestizaje was taking place.10
El pueblo hispano también vive al margen de los grandes centros de poder. Del mismo modo que Galilea era vista con desprecio por el liderazgo judío, los hispanos somos vistos con desprecio por los norteamericanos de descendencia anglo-europea. Conocemos la experiencia del mestizaje, de la mulatez y de la biculturalidad. Conocemos el dolor de ser rechazados tanto por los estadounidenses como por nuestros hermanos en nuestros países de origen. Conocemos lo que implica ser –permanentemente– “los otros”.11 En una palabra, el pueblo hispano comparte la experiencia de opresión y marginalidad que caracteriza a la región de Galilea en las Escrituras. La clave hermenéutica de la teología hispana en los Estados Unidos se encuentra en los conceptos “marginalidad” y “mestizaje”.12
Varios teólogos hispanos han utilizados la imagen de Galilea para desarrollar su pensamiento teológico. El más conocido es, sin duda, Virgilio Elizondo. Este autor católico méxico-americano ha escrito varios libros explorando la experiencia del mestizaje y relacionándola con la imagen bíblica de Galilea. Sus libro más conocido es Galilean Journey: The Mexican-American Promise.
Otro autor que ha trabajado la imagen de Galilea en su pensamiento teológico es Orlando E. Costas. Costas escribió varios artículos relacionando la experiencia galilea con la experiencia de marginalidad hispana.13 Si la palabra clave para entender a Elizondo es “mestizaje”, la palabra clara para entender a Costas es “periferia”.
El tercer autor que ha empleado este principio es Justo L. González. En su libro Mañana: Christian Theology from a Hispanic Perspective14–hasta ahora la introducción sistemática más completa al pensamiento hispano– desarrolla el principio de marginalidad para describir la experiencia hispana.
Estos tres importantes autores hilvanan sus ideas desde una visión cristológica particular, tomando en serio la marginalidad del propio Jesús como galileo frente a las estructuras político-religiosas dominantes tanto en Roma como en Jerusalén.
Justo L. González
IV. Ideas teológicas fundamentales
En unión al “principio galileo”, la teología hispana tiene otras ideas teológicas fundamentales que debemos tener presentes. Estas ideas surgen a raíz de un método teológico particular:
La manera de trabajar estos temas se ha caracterizado por la intención de descubrir la forma particular en la cual se establece una intersección entre la experiencia histórico-social de nuestras comunidades y su expresión religiosa.15
y
El tema se discute tomando también en consideración la experiencia bíblica y eclesiástica del pasado confrontándola con los retos del presente para descubrir aquellas dimensiones inherentes a esta experiencia de fe que permiten nuevas oportunidades de testimonio cristiano.16
La primera idea teológica fundamental es una nueva hermenéutica. La teología hispana se basa en una nueva forma de leer las Escrituras.17 Esta nueva hermenéutica se caracteriza tanto por su punto de partida como por su metodología.18 La teología hispana propone un esquema hermenéutico que toma como punto de partida la realidad que vive el pueblo latino. Realidad que se caracteriza tanto por la experiencia religiosa como el estado de marginación.
… nuestra teología, al ser producto del penoso encuentro entre la palabra de Dios y la experiencia de marginalidad de nuestros comunidades, seránecesariamente reflejo de la marginalidad a la cual está sometida esta experiencia en el contexto de la estructura social.19
Nuestra teología propone, además, una metodología que parte de la “praxis” y busca la transformación de la realidad que vive nuestro pueblo. La meta de una teología que parte del sufrimiento y la opresión no puede ser más que la lucha, la liberación y la autodeterminación.20
Por lo tanto, la teología hispana ve la Biblia como un libro “político”. Por “político” no nos referimos a la política partidista sino al hecho de que las Escrituras tratan el tema del poder.21 Dios, quien tiene el poder último sobre todas las cosas, se ha acercado a aquellos que no tienen poder alguno para liberarlos de la realidad de opresión en que viven y conducirlos por caminos de liberación. Esta nueva forma de leer la Biblia es el puntal de la teología hispana.
Otra idea teológica fundamental de la teología hispana es la visión y el entendimiento de Dios.22 En vez de tratar de encajonar a Dios en moldes racionalistas, entendemos a Dios desde una perspectiva pastoral. Lejos de ser una divinidad inmutable e impasible, el Dios de Jesucristo sufre nuestra opresión y nuestra injusticia. Sobre esta base, la teología hispana denuncia la teología que permanece callada ante el dolor humano y que legitima la opresión. El dios que legitima los sistemas de opresión es un ídolo, no es el Dios de la vida.
Tercero, del punto teológico anterior se deriva una nueva visión de la Trinidad.23 En lugar de un entendimiento mecanicista, la Trinidad se entiende en términos pastorales y comunitarios. Desde una perspectiva pastoral, la distinción entre el Padre y el Hijo es la expresión de una dialéctica entre el poder y la debilidad, entre el sufrimiento y la esperanza.24 Esta dialéctica es central a la doctrina de la redención. Como dice la Escritura:
Porque aunque [Jesús] fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios.
2 Corintios 13:4
El poder del Padre transforma la “debilidad” del Hijo. El sufrimiento de Jesús apunta a la esperanza de la resurrección. Por lo tanto, los creyentes podemos confiar en el Dios de Jesucristo, quien se ha solidarizado con nuestro sufrimiento y promete el triunfo de la Vida sobre las fuerzas de la muerte.
La idea de la Trinidad afirma, además, que Dios es el principio mismo de la comunidad. El compañerismo que existe entre las personas de la Trinidad es el patrón y la meta de la creación.25 Por lo tanto, es el modelo que la sociedad debe seguir. El error que ha cometido la teología sistemática tradicional es tratar la Trinidad como un enigma, no como un ejemplo.
Este modelo trinitario tiene implicaciones socio-económicas. Por ejemplo, la expresión clásica de la doctrina de la Trinidad afirma que las personas de la Trinidad comparten una misma “sustancia”. El término “sustancia” en latín tenía ribetes legales y podía ser entendido como “propiedad”.26 En este sentido, ¡podemos decir que las personas de la Trinidad comparten una misma “propiedad”!
[The Trinity] It is something we must imitate. If God is love, life without love is life without God; and if this is sharing love, such as we see in the Trinity, then life without sharing is life without God; and if this sharing is such that in God the three persons are equal in power, then life without such power sharing is life without God.27
Cuarto, la nueva visión de la realidad divina lleva necesariamente a una nueva forma de ver la humanidad.28 Es decir, la teología hispana implica una nueva antropología. El ser humano es visto como un ser social, creado para vivir en comunidad. Es un ser integral, no un “alma buena” atrapada en un “cuerpo malo”, ya que el mundo material ha sido declarado “bueno” por su Creador. Ambas partes de la humanidad, la masculina y la femenina, comparten el señorío y el dominio sobre la creación.
Esta nueva visión de la humanidad implica un nuevo entendimiento del pecado. La teología hispana entiende que el pecado tiene un nivel privado y otro comunitario. Violar los derechos de los demás, explotar al pobre y discriminar contra la mujer son pecados comunitarios, así como la codicia es un pecado individual. Del mismo modo, sabemos que hay un desfase entre el pecado y la legalidad.29 No todo lo ilegal es pecado; no todo lo legal es lícito. Jesús fue asesinado por haber cometido un crimen: declararse “rey” de una provincia romana cuyo gobernante supremo era el emperador romano. Su acto fue “ilegal” de acuerdo a la ley romana; su asesinato, legal. Del mismo modo, la comunidad hispana se ve obligada a discernir entre el pecado y la ilegalidad. Es ilegal darle empleo a un inmigrante indocumentado. Es legal repatriar a esa persona, aun cuando su vida corra peligro en el proceso. ¿Cuál de estos actos constituye un pecado?
Por último, la teología hispana toma en serio la espiritualidad de nuestro pueblo.30 Esta espiritualidad tiene dos aspectos principales. El primero es la práctica religiosa. El pueblo hispano es profundamente religioso. Tanto católicos como protestantes, observan sus prácticas religiosas con un celo que supera fácilmente al de otros grupos étnicos en los Estados Unidos. Basta notar la actitud hacia la Semana Santa para apreciar la diferencia. Ahora bien, estas prácticas se caracterizan por su nivel popular. La santería y el espiritismo incorporan elementos católicos, mientras se mantienen al margen de la estructura. En la Iglesia Católica, el crecimiento del movimiento carismático y la necesidad de diáconos que lleven a cabo servicios bilingües promueve la participación activa del laicado. Varias denominaciones protestantes se han visto en la necesidad de obviar el requisito de una educación universitaria y ordenar “pastores laicos” –personas con educación teológica a nivel de instituto– para atender las crecientes congregaciones hispanas. Por su parte, las iglesias hispanas de tradición pentecostal, que sirven a la mayoría de las comunidades latinas pobres, continúan dependiendo de los institutos para adiestrar su liderazgo.
El segundo aspecto es la importancia del Espíritu Santo en las iglesias hispanas. Tanto las comunidades católicas carismáticas como las protestantes y las pentecostales le dan un lugar central a la experiencia de recibir y practicar los dones del Espíritu en la comunidad de fe.
Estos aspectos de nuestra espiritualidad plantean un doble desafío a la teología hispana. En primer lugar, es necesario reinterpretar los símbolos tradicionales en forma pertinente para nuestro pueblo. No podemos menospreciar la importancia de las prácticas religiosas populares. Tomemos, por ejemplo, la tradición católica sobre la crucifixión. Tanto en los crucifijos como en las procesiones se presenta a Jesús maltrecho, herido, desvalido, en resumen, “vencido”. Tradicionalmente, los protestantes hemos rechazado esta forma de entender la cruz. Sin embargo, es posible utilizar la imagen del Jesús vencido para desarrollar una analogía que permita reinterpretar la realidad hispana.31 El “vencido” fue resucitado; el “inocente” que murió injustamente fue reivindicado por medio de la resurrección. ¿Acaso puede haber una noticia mejor para un pueblo que ha sido conquistado, oprimido y victimizado? El Jesús “vencido y victimizado” es uno con el pueblo latino que también ha sido “vencido y victimizado”. Nuestro sufrimiento es el suyo; su victoria es nuestra vindicación.
Segundo, es necesario desarrollar una teología del Espíritu Santo que ayude a nuestras comunidades carismáticas y pentecostales a trascender la fe privatizante y a comprender las profundas implicaciones comunitarias y socio-económicas de nuestra fe.
V. Vertientes de la reflexión teológica hispana
Del mismo modo que el pueblo hispano en los Estados Unidos no es homogéneo, la teología hispana tiene diversas vertientes.32 En este estudio, identificaremos cuatro variantes principales del pensamiento teológico hispano: católica, protestante, pentecostal, y mujerista.
La Iglesia Católica estadounidense se ha distinguido por servir a distintas comunidades étnicas. Esto se debe, por un lado, a que los inmigrantes trajeron consigo representantes de la iglesia y, por otro, a que las comunidades francesas e hispanas que pasaron a formar parte de los Estados Unidos ya tenían una infraestructura religiosa. La facción hispana de la Iglesia Católica está creciendo rápidamente. Esto ha estimulado el debate y la reflexión teológica. La vertiente católica del pensamiento teológico hispana parte de los trabajos de Virgilio Elizondo.33 Elizondo ha desarrollado su teología desde la perspectiva méxico-americana. Otros teólogos católicos importantes son los siguientes: el Padre Allan Figueroa Deck, jesuita méxico- americano; el Padre Orlando Espín, cubano, pasado presidente del Academy of Catholic Hispanic Theologians of the United States (ACTHUS); Roberto Goizueta, cubano-americano, laico, profesor en la Universidad de Loyola en Chicago; y Marina Herrera, dominicana, laica, profesora en el Washington Theological Union.
Si Elizondo es el forjador de la teología hispana católica, Justo L. González es quien ha abierto camino en el ámbito protestante. Uno de los instrumentos claves en el desarrollo de la reflexión teológica hispana ha sido Apuntes, una publicación del programa méxico-americano de Perkins School of Theology, en Dallas. Por 12 años, Justo ha sido el editor de esta revista.
La contribución de Orlando E. Costas ya fue discutida anteriormente. Otros teólogos importantes son José David Rodríguez, hijo, puertorriqueño, profesor en el Lutheran School of Theology in Chicago; Caleb Rosado, puertorriqueño, profesor de sociología en Humbolt State University; y Harold Recinos, profesor en Perkins School of theology.
Dentro del ámbito protestante, hay un movimiento que desea desarrollar una teología hispana de corte pentecostal. Eldin Villafañe –puertorriqueño, ministro de las Asambleas de Dios, decano asociado y profesor de ética social en Gordon Conwell Theological Seminary y fundador de del Center for Urban Ministerial Education (CUME)– es un pionero en este campo. Su libro The Liberating Spirit: Toward aHispanic American Pentecostal Social Ethic ha marcado un hito en el pensamiento teológico pentecostal. Otro teólogo destacado en el campo hispano pentecostal es Samuel Soliván, puertorriqueño, ministro de las Asambleas de Dios, quien fuera profesor de teología en Andover Newton Theological School.
La teología hispana también tiene una vertiente dedicada a desarrollar una teología desde y para la mujer. En lugar de llamarse “feminista”, se llama “mujerista”. La pionera en este campo es Ada María Isasi-Díaz, laica, católica, profesora de teología y ética en Drew University. Isasi-Díaz ha publicado varios libros y artículos sobre el tema.34 También escribió, junto a Yolanda Tarango, el libro Hispanic Women: Profeticvoice of the Church.35Otra teóloga católica hispana dedicada al desarrollo de una teología desde y para la mujer es María Pilar Aquino, mexicana, directora del programa pastoral de ministerios hispanos de Mount St. Mary’s College en Los Angeles. Aunque la teología mujerista ha sido desarrollada desde una perspectiva católica, se están desarrollando esfuerzos que avanzarán la reflexión mujerista protestante en los próximos años.
Debemos indicar que estas categorías no son exhaustivas. Prevemos el desarrollo de una teología caribeña, que integre la experiencia de la negritud a la reflexión teológica hispana. Esta teología proveería un correctivo para el pensamiento hispano, que si bien ha trabajado el tema del mestizaje desde la perspectiva méxico-americana, apenas ha tratado el tema de la mulatez caribeña. Esto es importante, ya que la teología hispana en su desarrollo tradicional corre el peligro de caer en el pecado del racismo que tan gravemente ha afectado a nuestros pueblos.
Del mismo modo, la teología hispana tendrá que entrar en diálogo con la reflexión teológica puertorriqueña. Aunque hay muchos ejemplos de colaboración, estos modelos teológicos difieren en un punto esencial. La teología hispana ve la comunidad latina como una minoría dentro de los Estados Unidos mientras que la puertorriqueña, en su mayoría, afirma la identidad nacional boricua. Una vez más, el problema del “status” de Puerto Rico es la barrera que impide un diálogo fructífero en este campo.
VI. Los desafíos que enfrenta la teología hispana
En su desarrollo, la teología hispana enfrenta varios desafíos.36 El primero es la cooperación interdenominacional o el ecumenismo. Por años, tanto las denominaciones hispanas independientes como las oficinas hispanas de las distintas denominaciones protestantes estadounidenses han luchado por establecer su identidad y por obtener las herramientas necesarias para desarrollar sus distintos ministerios. Por consiguiente, han dirigido sus esfuerzos al desarrollo de sus iglesias locales y de sus estructuras denominacionales. Esto ha probado ser un impedimento para el desarrollo de trabajo interdenominacional y ecuménico. Sin echar a un lado la discusión de temas teológicos a nivel denominacional, es necesario entrar en diálogo con otras denominaciones protestantes para desarrollar una teología y una práctica que responda a las necesidades de nuestras comunidades. Es necesario, además, entrar en diálogo con aquellos sectores de la Iglesia Católica que comparten nuestro anhelo de crear una sociedad más justa.
Segundo, encontramos el desafío que plantea la relación de la comunidad hispana con otros grupos minoritarios en los Estados Unidos. En diversos sectores del país, la tensión entre grupos minoritarios va en aumento. Tenemos el ejemplo del sur de la Florida, donde la comunidad afro-americana resiente la política racista del Departamento de Inmigración y Naturalización. Mientras los “inmigrantes ilegales” cubanos son recibidos como héroes, los haitianos son repatriados o confinados a campos de concentración. Debemos mirar esta situación con sospecha. En lugar de entrar a una lucha estéril y fratricida, debemos darnos cuenta que el sistema está provocando una confrontación étnica. En lugar de ceder al juego de un sistema socio- político injusto, debemos abrir canales de comunicación con otros grupos minoritarios que, al igual que nosotros, están tratando de desarrollar un pensamiento teológico que responda a su realidad. Nuestra lucha es la misma.37
What will be most important in our attempts to rediscover the original liberating gospel will not be our participation in Spanish culture but our participation, jointly with the early church, with Jesus and the apostles, and with Afro-Americans and Asian-Americans, in the condition of a disposed minority whom God is calling to new life. It is from this perspective that Christian theology must be rewritten.38
Tercero, encontramos el desafío de la “globalización”. La globalización es una tendencia de la educación teológica en los Estados Unidos. La misma recalca la importancia de ver la discusión de los problemas teológicos en una perspectiva “global”, es decir, internacional. El propósito de esta tendencia es trascender el aislamiento ideológico que caracteriza a los Estados Unidos. La globalización representa un doble desafío para la comunidad teológica hispana. Por un lado, hay que romper con el racismo y el clasismo que caracteriza gran parte de los programas de globalización en los seminarios estadounidenses. Por ejemplo, muchos profesores y estudiantes doctorales están estudiando español para leer la vasta bibliografía que abarca la Teología Latinoamericana de la Liberación. Sin embargo, no cuentan con estudiantes hispanos en sus programas ni desarrollan programas para alcanzar a las personas en los barrios hispanos. Es decir, prefieren viajar al llamado “tercer mundo” antes de visitar el “tercer mundo” que tienen a la puerta de sus instituciones. Por otro lado, es necesario que la teología hispana evada el aislamiento ideológico que aqueja a la teología anglo-europea. Debemos comprender que la situación de los hispanos en los Estados Unidos depende en gran medida de las condiciones en América Latina. No podemos dejarnos llevar por la propaganda y por las noticias filtradas a través de las grandes transnacionales de la comunicación masiva. Es necesario mantener contacto con Sur América, Centro América y el Caribe para comprender mejor la realidad de nuestros pueblos. Sólo así podremos desarrollar una verdadera “reflexión sobre la praxis partiendo de la realidad”.
El cuarto y último desafío es el elitismo y el “clasismo”. La teología hispana enfrenta el peligro de convertirse en un medio para alcanzar legitimación ante los círculos intelectuales estadounidenses. Debemos desarrollar una teología para el pueblo hispano, no otra moda teológica que satisfaga la “comezón de oír” de una élite académica. Si la teología hispana desea partir de la praxis para reflexionar críticamente sobre la realidad, es necesario que las personas involucradas en dicha reflexión teológica formen parte de la comunidad hispana y estén en contacto directo con el pueblo.39 Esto implica que hay que superar las diferencias de clase y mediar la distancia que pueda crear la educación profesional.
Notas bibliográficas
1. Justo L. González, “Hispanics in the United States”, Listening27:1, (Winter 1992): 7.
2 Se estima que sobre 13 millones, casi dos terceras partes, de los hispanos que viven en los Estados Unidos son méxico-americanos. La octava parte, 2.6 millones, son puertorriqueños. La población de ascendencia cubana suma 1.7 millones. El resto viene de diversas partes de América Latina, en especial de la República Dominicana, Centro América y Colombia. Para una explicación más detallada véase González, Hispanics, pp. 10-11.
3 Fernando Segovia, “Two Places and no Place on Which to Stand: Mixture and Otherness in Hispanic American Theology”, Listening27:1, (Winter 1992): 27-28.
4 Este fenómeno no es privativo de la comunidad hispana. El mercado norteamericano siempre se ha alimentado de profesionales traídos del extranjero. A manera de ejemplo, podemos señalar que 8 de cada 10 pastores ordenados por la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Jamaica viven permanentemente en los Estados Unidos y pastorean iglesias afro-americanas.
5 España cedió la Florida a Inglaterra en 1763 de acuerdo al Tratado de París. Texas se independizó de México en 1836 como resultado de la invasión de 1819 y de las oleadas migratorias que le sucedieron. La guerra entre México y Estados Unidos se extendió de 1846-1848, cuando se llegó al tratado Guadalupe-Hidalgo. México cedió — a cambio de 15 millones de dólares — mes de tres millones de kilometros cuadrados. Este territorio abarca lo que es hoy Nuevo México, Arizona, California, Utah, Nevada y parte de Colorado. Además, reconoció el Río Grande como la frontera entre Texas y México. Puerto Rico pasó a ser colonia estadounidense a raíz de la guerra Hispanoamericana (1898).
6 Algo similar ha ocurrido entre la comunidad haitiana a raíz del golpe militar que tronchó el gobierno de Jean-Bertrand Aristide. La clave para detener la inmigración ilegal a los Estados Unidos está en la estabilidad política y económica de los pueblos caribeños y centroamericanos. Estabilidad que depende en gran manera de la actitud del gobierno estadounidense.
7 González, Hispanics, pp. 10 y 14.
8 González, Hispanics, p. 14.
9 José David Rodríguez, “De apuntes a esbozo: diez años de reflexión”, Apuntes 10:4, (Invierno 1990): 75. Justo L. González incluyó este último artículo en Voces: Voices from the Hispanic Church (Nashville, Abingdon Press, 1992), 6-15.
10 Virgilio Elizondo, Galilean Journey: The Mexican-American Promise (Maryknoll, New York: Orbis, 1983), 51.
11 Segovia,Two Places, p. 31.
12 Rodríguez, Diez años, p. 81.
13 Orlando Costas, “Evangelism from the Periphery: A Galilean Model”, Apuntes, 2:3, (Otoño 1982): 51-59 y “Evangelism from the Periphery: The Universality of Galilee”, Apuntes, 2:4, (Invierno 1982): 75-84. Justo L. González incluyó este último artículo en Voces: Voices from the Hispanic Church (Nashville, Abingdon Press, 1992), 16-23. En español, vea Evangelización contextual: Fundamentos teológicos y pastorales (San José: Editorial Sebila, 1986).
14 Justo L. González, Mañana: Christian Theology from a Hispanic Perspective (Nashville: Abingdon Press, 1990).
15 Rodríguez, Diez años,p. 78.
16 Rodríguez, Diez años, p. 79.
17 Véase el capítulo titulado “Reading the Bible in Spanish” en González, Mañana, pp. 75-87.
18 Samuel Solivan-Román, “The need for a North American Hispanic Theology”, Listening27:1, (Winter 1992), 21.
19 Rodríguez, Diez años, p. 76.
20 Segovia, Two Places, p. 33.
21 González, Mañana, p. 85.
22 Véase el capítulo titulado “Let the Dead Gods Bury Their God” en González, Mañana, pp. 89-100.
23 Véase el capítulo “The One Who Lives as Three” en González, Mañana, pp. 111-115.
24 González, Mañana, p. 109.
25 González, Mañana, p. 113.
26 González, Mañana, p. 114.
27 González, Mañana, p. 115.
28 Véase el capítulo “On being Human” en González, Mañana, pp. 125-138. Vea, además, a Roberto Goizueta, “Nosotros: Toward a U.S. Hispanic Antropology”, Listening 27:1, (Winter 1992): 55-69.
29 González, Mañana, p. 135.
30 Vea el capítulo titulado “Life in the Spirit” en González, Mañana, pp. 157-167; Orlando Espín, “The God of the Vanquished; Foundations for a Latino Spirituality”, Listening, 27:1, (Winter 1992): 70-83; y Eldin Villafañe, The Liberating Spirit: Toward a Hispanic American Pentecostal Social Ethic(Lanham, Maryland: University Press of America, 1992).
31 Orlando Espín, Vanquished, pp. 70-82, passim.
32 Para una lista de los 10 teólogos hispanos –tanto católicos como protestantes– más conocidos en los Estados Unidos vea el National Catholic Reporter, NCR Books,Fall Books, September 11, 1992.
33 Para un análisis más detallado véase elNational Catholic Reporter, Vol. 28, No. 37, August 28, 1992, pp. 3-5.
34 Ada María Isasi-Díaz, “Apuntes for a Hispanic Woman’s Theology of Liberation”, Apuntes6:3, (Fall 1986): 61-71, incluido por Justo L. González en Voces, pp. 24-31; “Solidarity: Love of Neighbor in the 1980’s” y “The Bible and Mujerista Theology” en Susan Brooks Thistlewaite y Mary Potter Engel, editoras, Lift Every Voice: Constructing Christian Theologies form the Underside, (San Francisco: Harper, 1990), 31-40 y 261-269; “Mujerista Theology’s Method: A Liberative Praxis, A Way of Life”, Listening27:1, (Winter 1992): 41-54.
35 Ada María Isasi-Díaz y Yolanda Tarango, Hispanic Women: Profetic Voice of the Church (San Francisco: Harper and Row, 1988).
36 Justo L. González enumera estos desafíos en “The Next Ten Years”, Apuntes, 10:4, (Invierno 1990): 84-86. Este artículo aparece también en Voces, pp. 169-171.
37 Para un ejemplo de diálogo teológico entre representantes de distintos grupos étnicos vease Justo L. González, Out of Every Tribe and Every Nation: Christian Theology at the Ethnic Roundtable(Nashville: Abingdon Press, 1992).
38 González, Mañana, p. 38.
39 Roberto S. Goizueta, “Nosotros: Toward a U.S. Hispanic Antropology”, Listening27:1, (Winter 1992): 60.
“El poder del amor sana” es un bosquejo de sermón, listo para predicar, adecuado para el Día del amor y la amistad.
Rudimentos
Texto: Mateo 22.37-39
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Idea central: El amor —inspirado por Dios— promueve la restauración en un mundo roto por el egoísmo y la injusticia.
Área: Consejo pastoral
Propósito: Exhortar a cada creyente a convertirse en un agente de sanidad.
Lógica: Deductiva
Diseño: Temático, apropiado para el Día del amor y la amistad – San Valentín
El pecado humano afecta a la humanidad, en específico, y al mundo, en general. Por eso, vivimos en un mundo “roto” por el pecado humano.
Declaración de la Idea central: El amor —inspirado por Dios— promueve la restauración en un mundo roto por el egoísmo y la injusticia.
Transición: Exploremos este tema a la luz de las Escrituras.
I. El desafío de amar en tiempos difíciles
Vivimos en un mundo de guerras, pobreza y desigualdad. Podemos dar ejemplos concretos de esos males sociales.
Amar a Dios y al prójimo en medio de un contexto de pecado y de maldad es desafiante, pero necesario.
Jesús enseñó a perseverar en el amor aún en medio del sufrimiento (Juan 13.34-35).
II. El amor como resistencia ante la injusticia
El amor cristiano no es pasivo ni conformista. ¡Todo lo contrario! Amar es un acto de resistencia; es una forma de oponerse al pecado y a la maldad.
Por ejemplo, en los evangelios podemos ver que Jesús defendió a las personas más débiles y vulnerables de la sociedad (véase el relato de la Mujer acusada de adulterio en Juan 8.1-11).
En este sentido, amar implica denunciar el mal y luchar por el bien común.
III. Un amor que sana y restaura
Dios nos llama a demostrar el amor divino siendo ser agentes de sanidad en nuestras relaciones.
Amar implica perdón, reconciliación y justicia.
Uno de los ejemplos más claros de la sanidad y restauración que produce el amor podemos verlo en la parábola del Hijo Pródigo (Lucas 15.11-32).
Conclusión
¿Cómo podemos amar de manera concreta a quienes sufren hoy? Amar a Dios nos compromete con la sanidad de quienes nos rodean.
“El poder del amor transforma” es un bosquejo de sermón, listo para predicar, adecuado para el Día del amor y la amistad.
Rudimentos
Texto: Romanos 12.9-10
El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
Idea central: El amor verdadero, inspirado por Dios, trasciende las palabras; el amor es un agente de transformación en la vida personal y comunitaria.
Área: Consejo pastoral
Propósito: Explorar las consecuencias sociales del amor.
Lógica: Deductiva
Diseño: Temático, apropiado para el Día del amor y la amistad – San Valentín
¿Qué es el amor? Esta es una de las preguntas fundamentales que todo ser humano debe tratar de contestar.
Declaración de la Idea central: El amor verdadero, inspirado por Dios, trasciende las palabras; el amor es un agente de transformación en la vida personal y comunitaria.
Transición: ¿Cuáles son algunos de los elementos más importantes que caracterizan el amor?
I. Un amor genuino — no fingido
La sociedad, a través de los medios de comunicación masiva y las redes sociales, nos vende un amor superficial basado en apariencias y beneficios personales.
En contraste, el amor de Dios es honesto y transparente.
Por ejemplo: Jesús le pregunta a Pedro si su amor era genuino (Juan 21.15-17).
II. Un amor que mueve a la acción
Amar es más que un sentimiento; es un compromiso con un mundo alterno. Desde la perspectiva cristiana, es un compromiso con el Reino de Dios y su justicia.
A través de toda la Biblia vemos cómo Dios demostró su amor por la humanidad con hechos concretos. El más grande gesto de amor divino fue el sacrificio de Jesús, el Hijo de Dios, por la salvación de todo aquel que cree (Juan 3.16).
Por lo tanto, el amor verdadero se demuestra en actos concretos de servicio por los demás.
III. Un amor que transforma la sociedad
El amor no es algo que solo ocurre entre parejas. Por el contrario, el amor es la fuerza espiritual que nos mueve a bendecir a los demás.
Las primeras iglesias cristianas demostraron el amor divino viviendo en unidad y practicando la justicia social (Hechos 2.44-47).
Las relaciones sanas —es decir, que reflejan el amor de Dios— contribuyen a la construcción de relaciones sanas en nuestra sociedad.
Conclusión
¿Nuestro amor es sincero o está basado en intereses? ¿Cómo podemos encarnar el amo divino? ¿Cómo podemos demostrar el amor en acciones concretas por los demás hoy?
¡Hola! Hoy hablaremos sobre un tema esencial para la vida cristiana: la predicación. ¿Qué significa predicar? ¿Quiénes deben hacerlo? ¿Cómo se convierte este acto en la proclamación de la Palabra de Dios? ¡Quédense conmigo mientras exploramos respuestas a estas preguntas!
SECCIÓN 1: ¿Qué es la predicación?
La predicación no es solo el acto de hablar desde un púlpito. Es la proclamación del Evangelio de Jesucristo en fidelidad a las Sagradas Escrituras, dentro del contexto de un servicio de adoración cristiana.
Cuando una persona de fe comparte un discurso cristiano con una comunidad, está participando en un acto sagrado que tiene un objetivo: ayudar a los oyentes a interpretar sus vidas a la luz de la fe cristiana.
En pocas palabras, la predicación nos capacita para vivir con propósito y plenitud, en armonía con Dios, con los demás y con la creación.
¿Alguna vez has sentido que necesitas un guion para tu vida? El Evangelio nos ofrece exactamente eso: un guion de redención.
Este mensaje no solo nos ayuda a examinar nuestras vidas, sino también a poner nuestras fallas y dolores en manos de Dios. En su misericordia, Dios “redime” nuestro pasado. Es decir, Dios nos perdona, nos sana y nos capacita para perdonar.
Por medio de la predicación, la Iglesia proclama esta buena noticia: que Dios nos llama a vivir dirigidos por su amor; vidas transformadas en el poder del Espíritu Santo.
SECCIÓN 3: ¿Quiénes deben practicar el arte de proclamar el evangelio?
La predicación no es tarea fácil. Por eso, la Iglesia delega esta responsabilidad a personas maduras en la fe, llamadas por Dios a predicar. Es la Iglesia quien examina, valida el llamado y, finalmente, comisiona a quienes han de ejercer el ministerio de la predicación.
Predicar requiere una combinación de conocimientos en teología, estudio bíblico, historia cristiana, comunicación y consejo pastoral. Es, en esencia, la predicación es un ejercicio de integración pastoral.
Sin embargo, no olvidemos que la proclamación cristiana no se limita al púlpito. ¡La proclamación puede ser verbal o no-verbal! Desde un sermón hasta un acto de pantomima, lo importante es comunicar el kerigma, el mensaje central del Evangelio.
SECCIÓN 4: El corazón de la predicación: el kerigma
El término «kerigma» viene del griego y significa «proclamar» o «anunciar». En los tiempos antiguos, los heraldos llevaban mensajes importantes a las comunidades. De manera similar, el predicador es un heraldo que proclama el mensaje de salvación:
Dios desea salvar y bendecir a la humanidad por medio de la obra de Cristo, capacitando a cada creyente para vivir en el poder del Espíritu Santo.
La predicación es “Palabra de Dios” cuando da testimonio fiel de la obra y el mensaje de Jesucristo, de acuerdo con las Escrituras.
CONCLUSIÓN: El arte de proclamar el Evangelio
La predicación es mucho más que palabras. Es el acto de llevar esperanza de salvación, transformación y vida a quienes escuchan.
Si te interesa aprender más sobre cómo prepararte para predicar o deseas compartir el Evangelio de una manera creativa, ¡déjanos tus preguntas en los comentarios! No olvides darle “like” al video, suscribirte y compartir este mensaje.
La fe ante la Inteligencia Artificial -Edición Especial del Podcast Prediquemos, con el Dr. Samuel Pagán, el Prof. José Graciano y el Dr. Pablo A. Jiménez.
En esta edición especial del podcast Prediquemos, el Dr. Samuel Pagán se une al Prof. José Graciano y al Dr. Pablo A. Jiménez para explorar un tema profundamente relevante y actual: “La fe ante la Inteligencia Artificial”. Este enriquecedor diálogo ofrece una reflexión teológica y práctica sobre cómo la fe cristiana interactúa con el rápido avance de la tecnología y el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el ministerio y la vida espiritual.
La conversación aborda preguntas fundamentales que nos desafían como líderes y creyentes en este tiempo de transformación digital. ¿Qué es la inteligencia artificial y cómo está cambiando la manera en que vivimos y trabajamos? ¿De qué manera puede la Inteligencia Artificial ser utilizada de forma responsable en el contexto pastoral, desde la preparación de sermones hasta la creación de contenidos para el discipulado? Los ponentes también reflexionan sobre las oportunidades que la IA puede brindar, como facilitar el acceso a recursos teológicos, y los peligros potenciales, como la deshumanización del ministerio y los desafíos éticos asociados.
Finalmente, la conversación toca una de las inquietudes más profundas para quienes servimos en la obra de Dios: ¿dónde queda la intervención del Espíritu Santo en un mundo cada vez más digitalizado?Los panelistas ofrecen perspectivas reflexivas sobre cómo la guía divina sigue siendo central en nuestra misión, aun mientras adoptamos herramientas tecnológicas para enriquecer el ministerio.
Este episodio es una invitación a pensar críticamente y a discernir espiritualmente sobre el uso de la Inteligencia Artificial en nuestras comunidades de fe. ¡No te lo pierdas! Aprende, reflexiona y únete al diálogo sobre cómo navegar la encrucijada entre fe y tecnología.
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
Idea central: El amor genuino, inspirado por Dios, no somete ni oprime, sino que libera y dignifica a quienes lo reciben y practican.
Área: Consejo pastoral
Propósito: Invitar a la audiencia a considerar las distintas dimensiones del amor.
Lógica: Deductiva
Diseño: Temático, apropiado para el Día de la amistad
Nuestra cultura privilegia el amor romántico sobre todas las otras expresiones del amor. En esta ocasión vamos a explorar, precisamente, algunas de esas expresiones que nuestra cultura menosprecia y hasta rechaza.
Declaración de la Idea central: El amor genuino, inspirado por Dios, no somete ni oprime, sino que libera y dignifica a quienes lo reciben y practican.
Transición: Veamos, pues, algunas de las varias expresiones del amor.
I. El amor nos libera de la esclavitud emocional
En muchas relaciones, el miedo define la dinámica de pareja: miedo al abandono, al rechazo o a la soledad.
La cultura muchas veces enseña un amor basado en posesión y control.
La Primera Epístola de Juan afirma que el amor maduro libera al ser humano del temor (1 Juan 4.18).
II. El amor nos libera de la dependencia tóxica
En la tradición colonial, el amor se ha enseñado como sacrificio unilateral, especialmente para mujeres, que han sido vistas como sometidas o subalternas.
El amor de Dios es recíproco y comunitario (1 Juan 4.19).
Las relaciones sanas requieren dignidad y equidad, no dominación.
III. El amor nos libera para servir a los demás
El amor—desde una perspectiva cristiana—es expansivo, no exclusivo.
El amor no se limita a la pareja, sino que se extiende a toda la comunidad.
Por ejemplo, en la Parábola del Buen Samaritano (Lucas 10.25-37) vemos un amor que supera todas las divisiones sociales.
Conclusión
¿Estamos practicando en nuestras relaciones un amor que libera o que encadena? Amemos como Dios ama, pues amar a la manera de Dios libera y dignifica a todas las personas que le buscan con fe.
Una prédica cristiana basada en Eclesiastés 3.1-8, mensaje para Año Nuevo, por el Dr. Pablo A. Jiménez.
Este mensaje, basado en Eclesiastés 3.1-8, presenta una poderosa y alentadora reflexión para comenzar el Año Nuevo con esperanza y confianza en Dios. En medio de la incertidumbre y los cambios que trae cada nuevo ciclo de vida, este mensaje nos recuerda que solo Dios puede darnos la seguridad que necesitamos para enfrentar el futuro.
El inicio de un nuevo año nos llena de expectativas, pero también puede despertar temores. Nos preocupamos por lo que traerá el mañana, por los desafíos que puedan surgir y por lo que no podemos controlar. Sin embargo, la Biblia nos enseña que Dios ha establecido un tiempo para todo, y en Sus manos encontramos paz y estabilidad.
Este sermón explora cómo los seres humanos buscamos seguridad en el conocimiento, en las riquezas y en nuestros propios esfuerzos, pero todo eso es pasajero. La verdadera seguridad solo se encuentra en una relación con Dios a través de Jesucristo. Cuando confiamos en Él, podemos enfrentar el futuro con fe, sabiendo que Él es nuestro refugio y fortaleza.
En el Año Nuevo, en lugar de temer lo que viene, te invitamos a depositar tu confianza en Dios y a caminar con la certeza de que Su propósito se cumplirá en tu vida. ¡Bendiciones en este nuevo año!
Presentamos este Resumen Ministerial 2024, un año de gran impacto para el ministerio del Dr. Pablo A. Jiménez, quien, a través de Prediquemos, continuó llevando el mensaje del Evangelio a diferentes regiones y comunidades.
Este año estuvo marcado por una intensa agenda de talleres, conferencias y campañas de predicación en ciudades clave como Boston, Mazatlán, Miami, Oaxaca, Puerto Rico y Texas.
Con su característica pasión y profundo conocimiento de las Escrituras, el Dr. Jiménez ofreció talleres para líderes cristianos, enfocándose en la homilética, la revitalización de la iglesia local, y el liderazgo pastoral. Estas sesiones brindaron herramientas prácticas y espirituales para fortalecer el ministerio de quienes sirven en sus iglesias locales.
Las conferencias abordaron temas relevantes de la Teología Pastoral para el contexto contemporáneo, como el discipulado, la educación cristiana, la predicación bíblica, la revitalización de congregaciones en transición, y la misión de la iglesia en un mundo cambiante. Además, las campañas de predicación impactaron a cientos de personas, recordando la importancia del amor de Cristo y el poder transformador de Su mensaje.
El alcance del ministerio Prediquemos refleja el compromiso del Dr. Pablo A. Jiménez con la formación espiritual y la edificación de la Iglesia. Agradecemos a todos los que apoyaron este esfuerzo y oramos para que el 2025 sea un año aún más fructífero para la obra de Dios.
Lo más visto en YouTube: 2024
Estamos emocionados de compartir contigo un resumen de los logros en del canal de YouTube del Dr. Pablo A. Jiménez durante el año 2024. Gracias a tu apoyo continuo, este año ha sido un tiempo de crecimiento, impacto y conexión espiritual con miles de personas alrededor del mundo. Estos son algunos de los aspectos más destacados:
1,951 nuevos suscriptores se unieron a nuestra comunidad, alcanzando nuevos corazones y mentes con el mensaje del Evangelio.
Alcanzamos 337,100 visualizaciones en nuestros contenidos, lo que refleja un gran interés por las enseñanzas y reflexiones compartidas.
Con 165 nuevos videos subidos, trabajamos para ofrecer contenido de calidad de manera consistente.
6,092 Me gusta y 397 comentarios muestran cómo los mensajes han resonado e inspirado a nuestra audiencia.
Este año marcó también cinco años en el Programa de Socios de YouTube, consolidando nuestra presencia como un ministerio digital influyente.
Celebramos 500,000 visitas a nuestra página web: Resumen ministerial 2024
¡Estamos emocionados de anunciar en este Resumen Ministerial 2024 que nuestra página web, www.drpablojimenez.com, alcanzó medio millón de visitas durante el 2024! Este hito es un testimonio del impacto y relevancia de los recursos y reflexiones que hemos compartido a lo largo del año.
En cuanto al alcance geográfico, los países con mayor cantidad de visualizaciones fueron:
México (111,084 visitas).
Estados Unidos (77,947 visitas).
Guatemala, Colombia y Puerto Rico, que también destacaron por su activa participación.
Este logro es posible gracias a la fidelidad de nuestra comunidad y al esfuerzo continuo por ofrecer contenido de calidad que inspire y forme a líderes, pastores y creyentes. Agradecemos a todos los que han sido parte de este camino, compartiendo, comentando y utilizando estos recursos en sus ministerios.
Sigamos construyendo juntos un espacio donde la Palabra de Dios transforme vidas. ¡El 2025 nos espera con más oportunidades para servir!