Un sermón para el Día de los Padres, predicado por Ignacio Gómez Cuevas.
Vea otros sermones para el Día de los Padres
Un sermón para el Día de los Padres, predicado por Ignacio Gómez Cuevas.
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¿Amigos o enemigos?
Por Pablo A. Jiménez
Texto: 2 Samuel 18:32-33
Tema: Dios llama a los hombres a ser padres responsables.
Área: Consejo Pastoral
Propósito: Exhortar a padres e hijos a mejorar su relación.
Diseño: Sermón en ocasión del día del padre
Lógica: Deductiva
Introducción
Pedro llegó tarde a su casa. Como de costumbre, había estado trabajando horas extras en un nuevo proyecto de su compañía. Al llegar a casa, encontró a su esposa con sus niños pequeños, pero Esteban, su hijo mayor, estaba en la calle con un grupo de amigos. Pedro lo esperó hasta la madrugada. Cuando Esteban llegó Pedro lo confrontó. Empero, su hijo le contestó: “Te odio”.
Comunicarse efectivamente con sus hijos y sus hijas es uno de los grandes desafíos que enfrenta un padre. La distancia entre las generaciones dificulta la comunicación. Dado que la juventud tiene su propio lenguaje y sus propias prácticas, hablar con una persona joven es tan difícil como hablar con una persona extranjera que hable un idioma extraño.
Los padres queremos que nuestros hijos e hijas no cometan los mismos errores que nosotros cometimos. Sin embargo, lo que decimos con nuestras palabras lo negamos con nuestra conducta. Nuestros hijos e hijas aprenden a hacer lo que nos ven haciendo a nosotros. La teoría de sistema de familias nos enseña que los patrones familiares predeterminan la conducta de los hijos.
Tomemos, a manera de ejemplo, el caso de un padre divorciado que le recalca a su hijo que no debe divorciarse. Ahora bien, ¿cómo el hijo va a aprender a ser un buen esposo y un buen padre si vive solo con su madre? Por mejor madre que sea una mujer, no puede enseñarle a un hijo varón a ser un hombre de provecho.
Los estudios psicológicos demuestran que la repetición de patrones familiares es más la norma que la excepción. Por esta razón, cuando una generación se ha visto afectada por problemas tales como la adicción, los embarazos fuera del matrimonio y el divorcio, las nuevas generaciones tienden a repetir el mismo problema.
David: ¿buen rey y mal padre?
David es uno de los personajes centrales del Antiguo Testamento. En términos generales, es uno de los héroes de la Biblia Hebrea. El texto bíblico lo presenta como un joven talentoso que creció en gracia y sabiduría ante Dios. Sin embargo, como todo hombre, David tenía un lado débil. En su caso, era el manejo de su vida personal.
Algunos problemas personales de David son:
Eventualmente, esos problemas también comienzan a manifestarse entre los muchos hijos que David tuvo con muchas mujeres (compare con 2 S 3.2-5).
La guerra civil terminó con la muerte de Absalón (1 S 18). Aunque David le pidió a sus generales que no mataran a su hijo (v. 5), Joab lo asesinó cuando lo encontró colgado de la rama de un árbol (v. 14). La muerte de Absalón dejó a David llorando por el joven príncipe: “¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!”
La ausencia de David dejó a sus hijos a la deriva. David no pudo atajar los problemas de sus hijos a tiempo. Tampoco pudo ayudarlos a alcanzar su pleno potencial. En resumen, los príncipes y las princesas carecían de una persona que les diera una imagen paternal positiva.
Cómo mejorar la comunicación
Las confrontaciones entre padres e hijos puede causar tanto resentimiento que termine convirtiéndolos en enemigos. Las luchas entre padres e hijos destruyen el hogar. Además, las luchas entre padres e hijos casi siempre terminan trayendo vergüenza a la familia.
A continuación ofrecemos algunos consejos prácticos para mejorar la comunicación con sus hijos.
1. Sea un padre, no un amigo: Ejerza su rol de padre. No trate de ser un “amigo” de sus hijos e hijas. Estos tienen sus propios amigos en la escuela, la iglesia y la comunidad. Sus hijos necesitan un padre, no un “amigo” más. Muchas de los padres que intentan ser “amigos” de sus hijos terminan siendo una mala influencia en ellos.
2. Permita que busquen su propio camino: No trate de alcanzar sus propios sueños a través de sus hijos. Trate de aceptarlos tal como son, comprendiendo que ellos tienen su propia manera de ser, que puede ser muy distinta a la suya. Los hijos resienten que les obliguen a hacer cosas que no les interesan. No les obligue a perseguir sus propios sueños.
3. Ofrezca un buen ejemplo a seguir: La contribución más importante que los padres pueden hacer a la vida de sus hijos e hijas es tener un matrimonio estable. Las estadísticas indican que las personas jóvenes que provienen de hogares estables pueden manejar más efectivamente los problemas y las tensiones de la adolescencia.
4. Busque la armonía familiar: Las personas adultas divorciadas que están criando jóvenes deben procurar la mayor armonía posible en su relación con su ex-pareja. El padre debe mantenerse involucrado y activo en la vida de sus hijos. Si el padre ha abandonado a sus hijos, es importante que uno de los abuelos o de los tíos les presente una imagen masculina positiva que llene el vacío dejado por el padre.
5. Lo mismo que usted: También es importante que los padres den darle un buen ejemplo de moralidad y de sexualidad responsable. La persona que tiene la custodia de los hijos no debe convivir con otra persona sin casarse. Quien rompe esta regla se expone a escuchar de los labios de sus hijos frases como la siguiente: “Si tú lo haces, yo lo puedo hacer también.”
6. El ojo del amo: Los adolescentes deben tener supervisión familiar en las tardes, después de llegar a casa de la escuela. Los jóvenes que pasan varias horas solas en sus casas durante las tardes pueden emplear ese tiempo en cosas negativas, tales como ver pornografía, ingerir bebidas alcohólicas o usar otras substancias controladas. Además, pueden sentirse tentados a tener relaciones sexuales pre-matrimoniales en su propio cuarto.
7. Comparta su fe: Los padres deben compartir su fe en el hogar. Es importante que la juventud aprenda la «disciplina espiritual» en su propia casa. Enséñeles a sus hijos por medio de su ejemplo a asistir a la iglesia, a leer la Biblia y a orar regularmente.
8. Hable con ellos: Un padre debe pasar diariamente unos 10 o 15 minutos hablando a solas con cada uno de sus hijos. Esto les ayudará a cultivar relaciones familiares abiertas, profundas y duraderas. Use este tiempo para hacer preguntas que le permitan conocer los intereses de sus hijos.
9. Qué ven, qué escuchan: Se debe estar al tanto de la influencia de los medios de comunicación masiva en la juventud. Los padres deben sentarse a ver televisión con sus hijos. También deben leer o escuchar las letras de las canciones que están de moda. Antes de darle permiso para ir al cine, deben leer alguna reseña periodística de la película en cuestión.
10. Señales de peligro: Se debe prestar atención a las «señales de peligro» que los jóvenes puedan manifestar. Por ejemplo, un adolescente que está deprimido, manifiesta problemas de conducta en el hogar o en la escuela, baja las notas súbitamente, aumenta o pierde peso considerablemente, manifiesta interés en el ocultismo, guarda aparatos sexuales en su cuarto, tiene parafernalia de drogas, o roba, necesita ayuda profesional.
Conclusión
La conducta familiar y personal de David revela las consecuencias funestas que tiene el dar un mal ejemplo a los hijos. Aprendamos de este modelo bíblico que Dios nos llama a vivir en santidad, una santidad que nuestros hijos e hijas puedan imitar. En gran medida, su futuro depende de ello.
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Un sermón expositivo sobre la vida del Apóstol Pablo, basado en Gálatas 2.15-20.
Un sermón expositivo sobre Gálatas 1.6-9.
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Un sermón expositivo sobre Filipenses 2.1-11.
Un sermón expositivo sobre Filipenses 1.12-30.
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Instrucciones: Ofrecemos estas guías para hacer un altar familiar en su casa, orando con su familia. Le rogamos que aparte unos 15 a 20 minutos para orar en familia. De ser posible, hágalo el jueves 26 de mayo en la noche, pues esa es la fecha en la cual la mayor parte de la feligresía de nuestra Iglesia estará haciendo este ejercicio espiritual. Siéntase en libertad de añadir otras oraciones, cánticos o lecturas que desee incluir en este culto de adoración en familia.
Llamado a la adoración: Salmo 95.1-3
1 Venid, aclamemos alegremente a Jehová;
Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza;
Aclamémosle con cánticos.
3 Porque Jehová es Dios grande,
Y Rey grande sobre todos los dioses.
Oración de adoración: Alabemos a Dios y démosle gracias por su presencia en nuestras vidas.
Cántico: Bendeciré a Jehová
Bendeciré a Jehová en todo tiempo, Su alabanza en mi boca estará.
En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos y se alegrarán.
Engrandeced a Jehová conmigo, Exaltemos a una Su nombre,
Yo busqué a Jehová y El me oyó, Y de todos mis temores me libró
Meditación: Volver a empezar (Para ser leída en voz alta)
Lectura que sirve de base a la meditación: Marcos 1.14-15
14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.
La Iglesia de Jesucristo tiene dos propósitos principales. El primero es adorar a Dios, honrándole en todas nuestras acciones y relaciones. La adoración nos conecta con Dios y nos permite colocar la vida en la perspectiva correcta. El ser humano que no adora, no cultiva su espiritualidad y, por lo tanto, no puede alcanzar una vida plena. Para poder ser verdaderamente humano, hay que buscar, sostener y desarrollar una relación con Dios.
El segundo propósito de la Iglesia cristiana es predicar el mensaje del Evangelio de Jesucristo. Por eso, en el mundo de habla hispana las iglesias protestantes de conocen como “evangélicas”, ya que su actividad principal es proclamar el mensaje del evangelio de Jesucristo.
Ahora bien, ¿qué es el evangelio? ¿Qué quiere decir esta palabra tan importante para la iglesia? ¿Cuál debe ser la respuesta de la humanidad al Evangelio de Jesucristo?
El evangelio es anuncio de la buena noticia que Dios desea transmitir al ser humano; la buena noticia de que Dios desea acercarse a la humanidad para salvarla del pecado y de sus consecuencias, para que pueda alcanzar la salvación.
El evangelio es la buena noticia de que Dios se ha acercado a la humanidad por medio del ministerio de Jesús de Nazaret. La iglesia entiende que Dios se ha revelado en las acciones, las palabras y las enseñanzas de Jesús. También se ha revelado en su vida, tanto en su nacimiento como en su muerte. Jesús es, pues, el rostro humano de Dios, quien nos revela el carácter de Dios y quien nos llama a vivir en relación con Dios.
En Marcos 1:14-15 Jesús afirma que la buena noticia consiste en que el “reino de Dios” se ha acercado a la humanidad. El reino de Dios es el gobierno de Dios sobre el mundo. Este reino de Dios se opone a todos los reinos humanos, particularmente contra aquellos que explotan, matan y destruyen al pueblo.
Queda claro, pues, que el anuncio del evangelio siempre llama al ser humano a tomar una decisión. Usted y yo tenemos que escoger a cual reino habremos de dar nuestra lealtad. Podemos darle nuestra libertad a los reinos de este mundo, que son gobernados por los seres humanos pecadores que se dejan llevar por su propios malos deseos. O, por el contrario, podemos depositar nuestra fe y confianza en el reino de Dios. El reino de Dios nos lleva a vivir de acuerdo a los valores divinos; nos invita a crecer en la fe imitando el carácter de Dios.
Cuando una persona comprende y acepta el mensaje del evangelio de Jesucristo, comienza una relación con Dios. La persona que acepta a Jesucristo como Señor y salvador, pasa a formar parte del pueblo de Dios. Además, comienza a vivir en el poder del Espíritu Santo, el consejero enviado por Dios par acompañar pastoralmente a las personas que confiesan tener fe y confianza en la persona y la obra de Jesucristo.
Dios ya ha dado el primer paso en beneficio de la humanidad. Dios ya ha dado el primer paso para acercarse a usted, para bendecirle y para salvarle. Lo que resta es que usted se acerque a Dios.
Nos toca a nosotros, a usted y a mi, tomar una clara decisión de fe. Demuestre su fe y su confianza en Dios haciendo una oración que exprese su fe en Jesucristo. Repita esta oración de fe conmigo:
Dios bueno, te doy gracias por el mensaje del evangelio, que has revelado por medio de Jesucristo. Yo me arrepiento de mis pecados y pido tu perdón. Yo confieso a Jesucristo como Señor y Salvador. Cúbreme con la sangre de Jesucristo. Sálvame del pecado y úsame para bendecir a los demás. En el nombre de Jesús. AMÉN.
Peticiones y acciones de gracia: Cada miembro de la familia o persona presente presentará un motivo de oración y dará gracias por alguna bendición recibida de parte de Dios.
Oración de cierre: Una persona deberá elevar una oración a Dios dando gracias por la familia y por las bendiciones recibidas en este rato de oración.
La Iglesia de Jesucristo tiene dos propósitos principales. El primero es adorar a Dios, honrándole en todas nuestras acciones y relaciones. La adoración nos conecta con Dios y nos permite colocar la vida en la perspectiva correcta. El ser humano que no adora, no cultiva su espiritualidad y, por lo tanto, no puede alcanzar una vida plena. Para poder ser verdaderamente humano, hay que buscar, sostener y desarrollar una relación con Dios.
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El segundo propósito de la Iglesia cristiana es predicar el mensaje del Evangelio de Jesucristo. Por eso, en el mundo de habla hispana las iglesias protestantes de conocen como “evangélicas”, ya que su actividad principal es proclamar el mensaje del Evangelio de Jesucristo.
Ahora bien, ¿qué es el Evangelio? ¿Qué quiere decir esta palabra tan importante para la iglesia? ¿Cuál debe ser la respuesta de la humanidad al Evangelio de Jesucristo?
El Evangelio es anuncio de la buena noticia que Dios desea transmitir al ser humano; la buena noticia de que Dios desea acercarse a la humanidad para salvarla del pecado y de sus consecuencias, para que pueda alcanzar la salvación.
El Evangelio es la buena noticia de que Dios se ha acercado a la humanidad por medio del ministerio de Jesús de Nazaret. La iglesia entiende que Dios se ha revelado en las acciones, las palabras y las enseñanzas de Jesús. También se ha revelado en su vida, tanto en su nacimiento como en su muerte. Jesús es, pues, el rostro humano de Dios, quien nos revela el carácter de Dios y quien nos llama a vivir en relación con Dios.
En Marcos 1:14-15 Jesús afirma que la buena noticia consiste en que el “reino de Dios” se ha acercado a la humanidad.
14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el Evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el Evangelio.
El reino de Dios es el gobierno de Dios sobre el mundo. Este reino de Dios se opone a todos los reinos humanos, particularmente contra aquellos que explotan, matan y destruyen al pueblo.
Queda claro, pues, que el anuncio del Evangelio siempre llama al ser humano a tomar una decisión. Usted y yo tenemos que escoger a cual reino habremos de dar nuestra lealtad. Podemos darle nuestra libertad a los reinos de este mundo, que son gobernados por los seres humanos pecadores que se dejan llevar por su propios malos deseos. O, por el contrario, podemos depositar nuestra fe y confianza en el reino de Dios. El reino de Dios nos lleva a vivir de acuerdo a los valores divinos; nos invita a crecer en la fe imitando el carácter de Dios.
Cuando una persona comprende y acepta el mensaje del Evangelio de Jesucristo, comienza una relación con Dios. La persona que acepta a Jesucristo como Señor y salvador, pasa a formar parte del pueblo de Dios. Además, comienza a vivir en el poder del Espíritu Santo, el consejero enviado por Dios par acompañar pastoralmente a las personas que confiesan tener fe y confianza en la persona y la obra de Jesucristo.
Dios ya ha dado el primer paso en beneficio de la humanidad. Dios ya ha dado el primer paso para acercarse a usted, para bendecirle y para salvarle. Lo que resta es que usted se acerque a Dios.
Nos toca a nosotros, a usted y a mi, tomar una clara decisión de fe. Demuestre su fe y su confianza en Dios haciendo una oración que exprese su fe en Jesucristo. Repita esta oración de fe conmigo:
OREMOS: Dios bueno, te doy gracias por el mensaje del Evangelio, que has revelado por medio de Jesucristo. Yo me arrepiento de mis pecados y pido tu perdón. Yo confieso a Jesucristo como Señor y Salvador. Cúbreme con la sangre de Jesucristo. Sálvame del pecado y úsame para bendecir a los demás. En el nombre de Jesús. AMÉN.
Y recibiréis poder: Un sermón sobre Hechos 1:7-8.