Dios te acepta, versión libre de un sermón de Paul Tillich

Dios te acepta es una versión libre de un sermón de Paul Tillich, titulado “You Are Accepted”, basado en Romanos 5.20.

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Estas palabras del Apóstol Pablo resumen su experiencia, su mensaje y su visión de la vida. Nunca me he atrevido a predicar antes sobre este texto. Pero algo me ha impulsado a considerarlo durante los últimos meses. Es un deseo de dar testimonio de los dos hechos que, en las horas cuando nadie me ve, me parecen determinantes en nuestra vida: la abundancia del pecado y la sobre abundancia de la gracia.

Existen pocas palabras más extrañas que “pecado” y “gracia”. Son extrañas, aunque son bien conocidas. Hoy, estas palabras han perdido gran parte de su poder, al punto que es necesario preguntarnos seriamente si debemos usarlas o descartarlas como herramientas inútiles.

Empero, hay un hecho misterioso en las grandes palabras de nuestra tradición religiosa: no pueden ser reemplazadas. No hay sustitutos para palabras como “pecado” y “gracia”. Estas palabras nacieron en lo profundo de la existencia humana. Allí ganaron su poder para todas las edades, y allí cada generación puede reencontrar su poder. Acerquémonos, pues, a los niveles más profundos de nuestra vida, con el propósito de redescubrir el significado del pecado y de la gracia.

¿Qué significa el pecado en nuestros tiempos? ¿Acaso la gente todavía puede sentirse en pecado? ¿Están conscientes de que el pecado no es un mero acto inmoral? ¿Comprenden que el pecado es el mayor problema de la vida? ¿Sabemos que es un error dividir los seres humanos, llamando a algunos “pecadores” y otros “justos”?

Me gustaría sugerir una palabra, no como un sustituto de la palabra “pecado”, sino como una idea útil en su interpretación de la palabra “pecado”: “separación”. El pecado es separación. Estar en pecado es estar en un estado de separación. Y la separación es triple: separación de Dios, de uno mismo y de los demás.

Nosotras, las personas que nos sabemos separadas, sufrimos las consecuencias destructivas de nuestra separación, pero también sabemos por qué sufrimos.

Sabemos que estamos alejados de Aquel a quien realmente pertenecemos, y con quien debemos estar unidos.

Sabemos que experimentamos esa separación por culpa nuestra. Eso es el pecado: separación y culpa.

Así vivimos toda nuestra existencia, desde que nacemos hasta que morimos. Esa separación se prepara en el vientre de la madre y hasta mucho antes, en cada generación anterior. Alcanza más allá de nuestras tumbas, afectando a todas las generaciones venideras. ¡La existencia es la separación! Por eso, más que un acto o un error, el pecado es un estado de separación.

Podemos decir algo similar sobre la gracia, ya que los conceptos “pecado” y “gracia” están unidos entre sí. Ni siquiera conocemos el pecado hasta que experimentamos la unidad de la vida, que es la gracia. Del mismo modo, no podemos comprender el significado de la gracia hasta que experimentamos la separación de la vida, que es el pecado.

La gracia es tan difícil de describir como el pecado.

  • Para algunas personas, la gracia es la voluntad de un padre celestial que perdona una y otra vez la locura y la debilidad de sus niños. Debemos rechazar ese concepto infantil de la gracia y de la dignidad humana.
  • Para otras, la gracia es un poder mágico en los lugares oscuros del alma. El problema es que ese poder mágico no tiene significado alguno para la vida práctica.
  • Para otras personas, la gracia es la bondad que podemos encontrar junto a la crueldad en la vida. Es un regalo recibido de parte de Dios, de la naturaleza o de la sociedad, para hacer cosas buenas.

Pero la gracia es más que regalos.

  • La gracia es un poder que nos ayuda a superar la separación y distanciamiento.
  • La gracia es el reencuentro de la vida con la vida, la reconciliación del ser humano consigo mismo.
  • La gracia es la aceptación de quien antes había sido rechazado.

La gracia transforma nuestros caminos de muerte en caminos de vida; cambia la culpa en confianza y amor. Hay algo triunfante en la palabra gracia.

Cuando nos examinamos a nosotros mismos, descubrimos una lucha entre la separación y el reencuentro, entre el pecado y la gracia. Encontramos esa lucha en nuestra relación con los demás, en nuestra relación con nosotros mismos y en nuestra relación con Dios.

Si esta breve descripción del pecado y de la gracia resuenan en nuestros corazones, quizás podemos encontrar nuevos significados de estos conceptos. Pero en este proceso las palabras no son tan importantes. Lo más importante es cómo resuenan estos conceptos en los niveles más profundos de nuestro ser. Podemos decir que llegamos a conocer verdaderamente la gracia cuando logramos comprender esta lucha entre la separación y la reconciliación.

¿Quién no ha sentido soledad aún en medio de una multitud? El sentimiento de separación es más agudo cuando estamos rodeados por mucha gente y de mucho ruido, pero aun así no podemos conectarnos con los demás. Esa soledad nos hace sentir distanciados de la vida. Ni siquiera el amor puede ayudarnos a romper las paredes nos separan del prójimo. Cuando estamos en pecado podemos sentirnos separados de nuestra pareja, de nuestras amistades y hasta de nuestros hijos y de nuestras hijas.

La expresión más clara de separación en el mundo actual es la rivalidad entre los grupos sociales dentro de una misma nación. Si no podemos relacionarnos con alguien que vive en nuestra propia tierra, ¿cómo vamos a relacionarnos con gente de otros países? Cuando leemos, escuchamos o vemos partes de prensa sobre guerras, genocidios y ataques terroristas, tenemos que aceptar que en nuestro mundo abunda el pecado.

Recalco que no solo estamos separados de los demás: también estamos separados de nosotros mismos. El ser humano está dividido dentro de sí mismo. Esa separación se manifiesta cuando nos odiamos a nosotros mismos, permitiendo que la desesperación nos arrope. Es un círculo vicioso, pues quien se odia a sí mismo es incapaz de amar a los demás.

El pecado crea en nosotros un instinto de autodestrucción. Nuestra tendencia a destruir a otras personas esconde una tendencia encubierta para destruirnos a nosotros mismos. La crueldad hacia los demás nace de la crueldad hacia nosotros mismos.

Pablo expresó este hecho en sus famosas palabras: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” (Romanos 7.19).Y luego continuó con otras palabras que bien podrían ser el lema de toda la psicología profunda: “Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí” (Romanos 7.20). Como vemos, el Apóstol detectó en su propio ser esta lucha entre el pecado y la gracia, entre la separación y la reconciliación.

“Más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”, dice Pablo en la misma carta en la que describe el poder inimaginable de la separación y la autodestrucción tanto en el alma como en la sociedad. Pablo vivió esta experiencia en carne propia, quien recibió gracia divina a pesar de haber perseguido la Iglesia. La recibió tal como Jesucristo, quien experimentó la resurrección después de sufrir la cruz, su mayor momento de separación.

Así es la gracia de Dios. En nuestro momento más oscuro, cuando nos sentimos más lejos de Dios, tenemos un momento de gracia. Es como si una ola de luz irrumpiera en nuestra oscuridad y es como si una voz celestial nos dijera: “Dios te acepta. Dios te acepta. Dios te acepta.”

Te acepta uno más grande, más poderoso y más fuerte que tú.

Te acepta uno más alto, más sublime y más excelso que tú.

No tienes de hacer nada ahora;

Ni tienes que buscar nada más.

Lo único que debes hacer es aceptar el hecho de que Dios te acepta. Cuando te sucede esto, estás experimentando la gracia de Dios.

El momento de gracia es corto, pues sólo toma un momento de nuestras vidas. Sin embargo, todo se transforma a partir de ese momento de gracia. ¿Por qué? Porque saber que Dios te acepta te capacita para vencer la separación del pecado y reconciliarte con Dios, contigo mismo y con los demás.

Esa gracia también transforma nuestra relación con los demás. Nos capacita para mirar a los ojos aún de nuestros enemigos y aceptarlos sin esperar nada a cambio, tal como Dios nos acepta a nosotros.

“Pecado” y “gracia” son dos palabras extrañas; pero no son cosas extrañas. Encontramos el pecado y la gracia cada vez que nos miramos al espejo y examinamos nuestra mirada, la ventana a la mente y al corazón. El pecado y la gracia determinan nuestras vidas. El pecado abunda en el mundo y en la sociedad, pero la gracia sobreabunda en nosotros.

Dios te acepta
Romanos 5.20
Paul Tillich
Pablo A Jiménez
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¿En cuál etapa está su Iglesia local?

Vea estas notas sobre el ciclo de la vida regular de una Iglesia local y trate de identificar en cuál etapa está su congregación.

Campana
Campana

¿Qué es el liderazgo? por Daniel Rodríguez Figueroa

por Daniel Rodríguez Figueroa

Curso: Liderazgo pastoral en el Siglo XXI

Sin duda alguna, en los tiempos que estamos viviendo notamos que el tema del liderazgo ha menguado o se le ha dado otro tipo de sentido. Al momento de hablar de tipos de líderes, en los últimos tiempos hemos observado que la formación correcta de los/as mismos/as ha ido de mal en peor. Desde líderes comunitarios hasta líderes políticos han dado un giro incorrecto o a su forma de lo que es ser un verdadero líder. En la mayoría por la atracción al poder.

De acuerdo a diversas fuentes existen varios acercamientos hacia este tema. Algunos al momento de hablar sobre el tema de liderazgo se enfocan en la persona que dirige. Es decir, su formación, sus valores, sus experiencias, su conocimiento, etc. Otros se enfocan en la posición que el mismo o la misma ocupan. Como por ejemplo, cómo se debe referir hacia la gente, cómo debe actuar, cómo debe administrar, entre otras. Por el contrario, otros como John Maxwell comentan que un líder es líder por su influencia. Por aquello que inspira a los demás. Y por último otros miden o definen el tema de liderazgo por la efectividad o los resultados que produce un o una líder.

En total acuerdo, tal y como dice el Profesor Pablo A. Jiménez Rojas el liderazgo es el proceso por medio del cual una persona un grupo o una organización marca la pauta en un área de la vida influenciando y capacitando a tantas personas que puede provocar un cambio en el área.

Dicha definición es una mezcla de las diferentes posturas o modos de pensamientos. La cual nos invita a observar el liderazgo como proceso no un puesto, invita a reconocer que el/la verdadero/a líder capacita a otros/as líderes y muy importante una persona que no crea líderes, no es un/a líder.

Indiscutiblemente, un/a líder hace que otras personas empiecen a cambiar su manera de actuar o pensar.

Cuando hablamos de liderazgo siempre me ha llamado la atención dos puntos importantes las cuales el profesor hace referencia en su presentación. Una de ellas es el líder formal. Es aquel o aquella que está a cargo de una posición importante, le añadiría, el típico líder que todos desean ver. Pero a esto se le suma el líder informal. Yo le llamaría el líder anónimo. Es aquella persona que no ocupa puestos pero su propia vida da testimonio de su buen modelaje hacia los demás.

No obstante, siempre se necesita de ambos tipos de liderazgo.

En mi humilde opinión, un/a líder es aquel o aquella cuyo propósito es servir de ejemplo para las personas, inspirándolas a mejorar su modo de vida. Un ser humano que se da por los demás sin importar los riesgos que esto implique. Capaz de dirigir y modelar algo de tal forma que los demás traten de imitarlo/la. Y esto es posible, demostrando en todo tiempo algunas cualidades sumamente importantes tales como: presencia, solidaridad, servicio, acompañamiento, integridad, compromiso, etc.

La persona de Jesús nos dejó un gran ejemplo a seguir. Él nos demostró que un líder, aconseja y guía, inspira entusiasmo, dice nosotros, se preocupa por las personas, comparte éxitos, trabaja en equipo y reparte el trabajo. En fin, ser una persona que esté dispuesto/a a meter las manos en la necesidad. Invitados/as a amar al prójimo como a nosotros/as mismos/as.

Daniel Rodríguez Figueroa
Daniel Rodríguez Figueroa

Referencias

Calderón, Wilfredo. Liderazgo Cristiano. Miami, Florida: Gospel Press/Senda De Vida, 1999.

Maxwell, John C. Desarrolle los líderes que están alrededor de usted. Nashville, EE.UU.: Editorial Caribe, 1996.

Warren, Rick. Liderazgo con propósito. Miami, Florida: Editorial Vida, 2008.

 

¿Qué es el liderazgo? por María de los A. Pérez Pérez

por Maria de los A. Pérez Pérez

Curso: Liderazgo pastoral en el Siglo 21

De acuerdo con las conferencias en clase, para poder definir que es liderazgo, debemos tener en consideración cuatro vertientes o modalidades que la literatura sobre el tema toma en consideración en su acercamiento. Primeramente, la modalidad que se enfoca en la persona que funge como líder, como es el carácter de esta, sus valores y características. Como segunda modalidad, la que se enfocan en la posición, cuales son las características que debe tener la persona que ocupe tal puesto en específico. Una tercera modalidad lo es la influencia, que tiene una persona sobre otras. Uno de los autores que utiliza esta modalidad en sus escritos es John Maxwell, este afirma que la influencia define quien es un líder, recalcando a su vez, que el liderazgo es influencia. Y como última modalidad se considera la efectividad, esta se enfoca en los resultados, que el o la líder cumpla con su trabajo en beneficio de la organización.

Basándonos en estas cuatro modalidades se puede afirmar que el liderazgo no es un puesto, y por lo tanto lo podemos definir como un proceso por medio del cual una persona, un grupo o una organización marcan la pauta, imponen la tendencia en un área de la vida de otras personas, teniendo como resultados a su vez, que estas otras personas adopten sus juicios y criterios, promoviendo ellos mismo entonces el cambio también. Un verdadero líder o una verdadera líder crea, adiestra y capacita a otras personas como líderes y esas personas así le reconocen.

Ahora bien existen dos tipos de liderazgo, el formal, que ocupa puestos oficiales, y el informal, el cual se manifiesta en que a pesar de que una persona no haya sido nombrada formalmente tiene la capacidad de influenciar a los o las demás y ayudarles a conseguir sus metas en favor de la organización. Un o una líder es reconocido por los o las demás, tenga o no un puesto formal; su opinión es siempre tomada en consideración a la hora de la toma de decisiones.

Quien funciona como líder debe realizar, al menos, tres tareas fundamentales. En primer lugar, debe darle sentido de dirección a la organización, debe conocer cuál es el norte de la organización (hacia donde se dirige) y debe reconocer, descubrir o distinguir los talentos de los demás en favor de la organización. Como segunda tarea, debe desarrollar una visión global y darla a entender claramente a los demás, incluyendo todos sus valores en beneficio de la organización, aunque en ocasiones tenga que presentarla de manera fragmentada para que la puedan entender. Y por último, debe prestar atención e implantar procesos administrativos e interpersonales de la organización.

Y por último, tenemos que acentuar que dentro del liderazgo existen cuatro elementos que siempre se deben tomar en cuenta. Primero el carácter de la persona lidera, sus valores. Segundo, su relación con los que tiene a cargo, esta debe darse dentro de un ambiente de respeto y empatía. Tercero, debe cumplir con toda tarea que beneficie la imagen de la organización. Y por último, la influencia: hay que marcar tendencia, tener creatividad y marcar la diferencia, destacando siempre los valores de la organización.

¿Qué es el liderazgo? por Félix Rivera Pérez

por Félix Rivera Pérez

Curso: Liderazgo Pastoral en el Siglo XXI

El liderazgo, dentro de nuestra cultura, ha venido tomando un auge cada vez mayor. Vemos como a diario, el tema del liderazgo, es uno que es mencionado en todos los ámbitos de nuestro país y a nivel mundial. Es presentado como atractivo, ya que entendemos que un liderazgo bien ejercido promueve no tan solo valores positivos, sino también hace que planes sean realizados y eventualmente metas sean alcanzadas. Por otro lado entendemos, que un liderazgo manejado irresponsablemente puede atraer consecuencias devastadoras. La definición de un liderazgo cristiano no se separa tanto de la realidad que vive un liderazgo responsable del mundo secular. Podemos decir, según lo discutido, que el liderazgo en ambas facetas es un proceso, en el cual se marca una pauta, esto a su vez influencia y capacita a las personas que se encuentran en ese entorno, a la vez que un cambio es provocado. Cabe destacar, que cada líder ejerce sus propósitos y autoridad según su estilo, por lo tanto, ese liderazgo podrá ser expresado de diversas maneras.

Estamos de acuerdo a lo dicho por el Dr. Pablo Jiménez, en lo cual nos enseña que cada líder, en este caso cristiano, debe brindar sentido de dirección, procurar el bien, y a su vez mostrar un camino por el cual tanto líderes como seguidores puedan caminar confiadamente. Un liderazgo cristiano debe producir tanto el hacer como el querer, ya que la motivación que impulsa a cada persona debería ser la visión clara y contundente del líder. Dentro del liderazgo, debemos recordar que estamos rodeados de una cultura cambiante. Por lo tanto, el respeto, como la consistencia en la práctica de nuestros valores cristianos, los cuales practicamos a diario, deberían mantenernos enfocados en el presente y también recordando nuestro pasado, pero sobre todo, proyectándonos hacia un futuro mejor donde la comprensión sea parte de un movimiento eficaz.

Ciertamente la Biblia nos ensena diferentes modelos de liderazgo. Vemos enseñanzas tanto en el N.T. como en el A.T. Dentro de todo, a los seres humanos se nos ha dado un autoridad delegada. Dios en su infinita bondad y misericordia nos ha hecho líderes porque nos ha hecho administradores y administradoras de aquello que ha creado para cada uno de nosotras y nosotros. Jesús, el gran maestro, nos enseñó que un liderazgo eficaz debe ser compartido. Esto no puede depender de una sola persona. La carga deberá ser repartida entre aquellos que deciden seguir y los líderes. Es importante que el deseo que exista por llegar a la meta sea cada vez mayor. Para esto debe existir una comunicación efectiva con cada persona y hacerles entender que el papel que juegan es significativo en la obra. Este deseo, ayuda a que existan posibilidades de soluciones cuando el problema o la frustración lleguen. Sí, entendemos que en la Biblia encontramos esa norma que nos lleva a tomar y a obtener una visión clara de lo que es el liderazgo cristiano. Mas sin embargo, debemos estar abiertos a distintas opiniones y sugerencias que provengan de otras personas en otros campos y materias.

Para concluir, el Dr. Pablo Jiménez resalta la figura del Apóstol Pablo como una persona que ejercía un liderazgo efectivo. Pablo supo valorar la verdad, esto hizo que viviera en carne propia el significado del liderazgo salvífico de Jesús. Nosotros como cuerpo de Cristo tenemos una responsabilidad y esta es de provocar cambios que produzcan crecimientos a favor del Reino de Dios.

¿Qué es el liderazgo? por Gloria E. Marín Cruz

por Gloria E. Marín Cruz
Curso: Liderazgo pastoral en el siglo XXI  

El liderazgo involucra a una persona, grupo u organización que influencia y capacita a la gente lo suficiente como para producir cambios en un área. [1] No es un puesto, sino un proceso en el que se capacita, adiestra y crea otros y otras líderes. [2],[3] El liderazgo puede ser formal o informal[4] y tiene la función principal de producir cambio y movimiento[5]. Establece dirección y estrategia, desarrolla y comunica una visión y los valores que la apoyan.[6] Motiva a las personas, mantiene buenas relaciones interpersonales y demuestra ética y buen modelaje. [7]

Warren, en referencia al liderazgo cristiano, indica que la Biblia define “líder” como aquella persona que tiene capacidades que han sido dadas por Dios y que tiene la responsabilidad de influenciar un grupo de creyentes con el fin de que se realicen los propósitos de Dios para ese grupo.[8] El fundamento del liderazgo no es el carisma o el encanto personal, sino el carácter y la credibilidad. [9] Entre las características de los buenos y buenas líderes se encuentran que tienen un mensaje digno de recordar, un estilo de vida digno de considerar y una fe digna de imitar. [10]

Una persona se convierte en una líder cristiana, cuando la iglesia acepta su opinión, su dirección y consejo. [11] Dios llama a la persona líder a dirigir, lo cual implica que debe tener una visión clara del camino a seguir y cuál es su propósito y meta[12], en adición las características mencionadas.

Concuerdo con Jiménez en que el liderazgo cristiano se puede encontrar a nivel pastoral y en la congregación. El pastor o pastora como líder, equipa a las personas para perseguir su llamado espiritual, les entrena e insiste en la calidad (hacer ejecución con integridad y habilidad). [13] En adición, debe formar parte del grupo (o congregación), y ser reconocido o reconocida como parte de él. [14] Además del personal pastoral, hay una red de liderazgo compuesta de líderes formales e informales de la iglesia local, con quien debe establecer una buena relación de trabajo. [15]

Ya sea el liderazgo a nivel pastoral o de la congregación, este puede tomar de modelo el liderazgo de Jesús. Entre aspectos de su liderazgo que se pueden aplicar se encuentra el dejar los detalles que distraen, para ocuparse de su vocación y misión, tener solidaridad con las demás personas e identificarse con ellas. [16]

Por último, Jiménez presenta recomendaciones sobre prácticas para el desarrollo del liderazgo cristiano a base de la Epístola a los Hebreos que son importantes tener en cuenta: saber leer eficazmente la realidad de su comunidad, identificarse con el pueblo, presentar ideas positivas y ser una persona enfática al señalar y denunciar lo negativo; valorar el potencial de las personas y ayudarlas a desarrollarlo al máximo; ofrecer consuelo y esperanza.[17] También ser ejemplo digno de imitar; tener un claro compromiso con la vida y con Dios; tener como base de autoridad el calor humano; demostrar liderazgo a través del servicio; y no temer al trabajo arduo y saber correr riesgos cuando el trabajo es peligroso.

Gloria E. Marín
Gloria E. Marín

Bibliografía

Bandy, Thomas G. Desechando hábitos: Ayuda para las iglesias adictas. Traducido por Emmanuel Vargas Alavez. Nashville, Tennessee: Abingdon Press, 2003.

Banks, Robert, y Bernice Ledbetter. Las dimensiones del líder: Su influencia e importancia en el mundo de hoy. Buenos Aires, Argentina: Editorial Peniel, 2008.

Jiménez Rojas, Pablo A. ¿Qué es el liderazgo? s.f. Accedido el 15 de septiembre de 2015 de https://drpablojimenez.com/liderazgo-pastoral-en-el-siglo-xxi/

——. El modelo del líder (video). s.f. Accedido el 20 de septiembre de 2015 de https://www.youtube.com/watch?v=Ro5JqWpzzQ8&feature=youtu.be

——. “El modelo del líder.” En Biblia de las Américas. 2013. Recuperado el 20 de septiembre de 2015 de http://www.drpablojimenez.com/adobe/pdf_lider.pdf

——. Liderazgo: Conferencia introductoria, definiendo el concepto de liderazgo (audio). s.f. Accedido el 15 de septiembre de 2015 de https://drpablojimenez.com/liderazgo-pastoral-en-el-siglo-xxi/

Rick, Warren. Liderazgo con propósito: Lecciones de liderazgo basadas en Nehemías. Miami, Florida: Editorial Vida, 2008.

Notas

[1] Robert Banks y Bernice Ledbetter, Las dimensiones del líder: Su influencia e importancia en el mundo de hoy (Buenos Aires, Argentina: Editorial Peniel, 2008), 15.

[2] Pablo A. Jiménez Rojas, Liderazgo: Conferencia introductoria, definiendo el concepto de liderazgo (audio). Accedido el 15 de septiembre de 2015 de https://drpablojimenez.com/liderazgo-pastoral-en-el-siglo-xxi/

[3] La administración y el liderazgo no es lo mismo, a diferencia del liderazgo, la administración establece orden y estabilidad en medio del caos en las organizaciones, y maneja la complejidad estableciendo objetivos y metas. Véase a Véase Pablo A. Jiménez Rojas, ¿Qué es el liderazgo?, 16. Accedido el 15 de septiembre de https://drpablojimenez.com/liderazgo-pastoral-en-el-siglo-xxi/

[4] Líderes formales son aquellas personas que ocupan un puesto oficial en una institución u organización. En cambio, los y las líderes informales son aquellas que no ocupan puesto alguno como líder, pero influencian, aportan al bienestar de la organización, promueven cambios positivos y son reconocidas como líderes. Véase Pablo A. Jiménez Rojas, ¿Qué es el liderazgo?, 17, 18 y 39. Accedido el 15 de septiembre de https://drpablojimenez.com/liderazgo-pastoral-en-el-siglo-xxi/

[5] Robert Banks y Bernice Ledbetter, Las dimensiones del líder: Su influencia e importancia en el mundo de hoy (Buenos Aires, Argentina: Editorial Peniel, 2008), 16.

[6] Ibid, 16-17.

[7] Ibid, 30, 33-34.

[8] Rick Warren, Liderazgo con propósito: Lecciones de liderazgo basadas en Nehemías (Miami, Florida: Editorial Vida, 2008), 7.

[9] Rick Warren, Liderazgo con propósito: Lecciones de liderazgo basadas en Nehemías (Miami, Florida: Editorial Vida, 2008), 10.

[10] Ibid, 11-12.

[11] Pablo A. Jiménez Rojas, ¿Qué es el liderazgo?, 36. Accedido el 15 de septiembre de https://drpablojimenez.com/liderazgo-pastoral-en-el-siglo-xxi/

[12] Ibid, 37.

[13] Thomas G. Bandy, Desechando hábitos: Ayuda para las iglesias adictas. Traducido por Emmanuel Vargas Alavez (Nashville, Tennessee: Abingdon Press, 2003), 212, 215.

[14] Pablo A. Jiménez Rojas, ¿Qué es el liderazgo?, 38. Accedido el 15 de septiembre de https://drpablojimenez.com/liderazgo-pastoral-en-el-siglo-xxi/

[15] Ibid, 39-40.

[16] Pablo A. Jiménez Rojas, El modelo del líder (video). Accedido el 20 de septiembre de 2015 de https://www.youtube.com/watch?v=Ro5JqWpzzQ8&feature=youtu.be

[17] Pablo A. Jiménez Rojas, El modelo del líder, Biblia de las Américas, 10-11. Accedido el 20 de septiembre de http://www.drpablojimenez.com/adobe/pdf_lider.pdf