Sobre la visitación a personas enfermas

Sobre la visitación a personas enfermas

Notas para un taller de capacitación

por Aida Esther Cardona Santana

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Introducción

La capacidad de amar que tiene una iglesia está íntimamente ligada con su crecimiento. Visitar es un gesto de amor de la iglesia. Es una tarea esencial del ministerio evangelístico.

A través de la visitación cultivamos el amor fraternal y la unidad entre las personas que forman parte de la Iglesia. Además, se estimula el desarrollo en la fe de los nuevos creyentes, por el trato amable y el buen testimonio de quienes les visitan (Hebreos 10.25).

Visitar a las personas no creyentes que forman parte de nuestra comunidad extendida le da a la iglesia una oportunidad única para compartir las buenas nuevas de salvación.

Todo el mundo necesita la visita y la oración de la Iglesia. Empero, hay personas que la necesitan de manera urgente. En particular, las personas que están enfermas necesitan ser atendidas con urgencia. Ante la crisis que acarrea la enfermedad, las personas que tienen mayor madurez espiritual deben visitar a quienes estén necesitados o necesitadas de apoyo y oración. El propósito de estas visitas debe ser doble: dar aliento a quienes sufren y dar la mano a las personas necesitadas. 

La visitación a personas enfermas constituye un acto de amor cristiano que tiene mucho valor. Quienes participan en esta tarea tienen en sus manos una tarea que Dios tienen alta estima.

Principios importantes

A continuación presentamos puntos importantes a considerar para que nuestras visitas a las personas enfermas y necesitadas sean más efectivas.

  1. Discernir cuán capacitado o capacitada está usted para visitar a los demás.
  2. Sentir que usted está “en el primer amor” con Dios.
  3. Prepararse en oración.
  4. Escoger textos bíblicos y cánticos espirituales apropiados.
  5. Facilitar los procesos.
  6. Dar ánimo y aliento a las personas decaídas.
  7. Entender que cada persona enferma tiene una situación particular que no debe ser comparada a la de otras personas enfermas.
  8. Examinar todo lo que rodea al paciente, para detectar las necesidades del paciente, tales como medicamentos, comestibles y equipo médico, entre otros.

Consejos prácticos

Añadimos consejos prácticos que bien pueden ayudarle a maximizar el impacto positivo de sus visitas. En términos generales, estos consejos prácticos están basados en el siguiente principio: Debemos ser prudentes a la hora de visitar personas enfermas, recién operadas, convalecientes, encamadas o incapacitadas por la enfermedad.

  1. Visitar en grupos pequeños.
  2. Visitar en horario adecuado.
  3. Hacer buen uso del tiempo, manteniendo la visita corta.
  4. Saber cuando terminar la visita y cuando irse.
  5. Respetar los momentos de descanso de la persona enferma.
  6. Pedir permiso para visitar a la persona enferma, anunciar la visita y coordinar la misma con quienes cuidan al paciente.
  7. Conversar sobre temas positivos y edificantes.
  8. No hacer juicios de valor sobre el paciente ni sobre las personas que le cuidan.
  9. No hacer preguntas inoportunas.
  10. Evitar los diagnósticos gratuitos y los consejos médicos basados en su propia experiencia.
  11. Evitar el falso optimismo. No le asegure a la persona ni a sus familiares que Dios habrá de sanarle. Recuerde que nosotros no podemos controlar los planes de Dios para sus vidas.
  12. Tener en cuenta que las personas encamadas tienden a quejarse tanto de sus familiares como de quienes le cuidan. También pueden quejarse de sus hermanos y hermanas en la fe, afirmando que “nunca” le visitan o que “hace años” que no ve a su pastor o a su pastora.
  13. Absténgase de visitar si usted está padeciendo de alguna enfermedad, particularmente si sospecha que tiene alguna condición contagiosa (como un virus).
  14. Velar por su propia seguridad, sin exponerse a contagios, a accidentes o a caídas.

Conclusión

Esperamos que estos principios sean de ayuda tanto para usted, al nivel personal, como para la Iglesia, al nivel general. Les exhorto con amor a perseverar en este hermoso ministerio, llevando las buenas nuevas de salvación por medio de la visitación a las personas enfermas.

Bibliografía

  • Cotto Cruz, Elías. A mí lo hicieron: Entre sábanas blancas, ministerio con los enfermos. Bayamón: Por el Autor, 2013.
  • Rivera, Roberto A. No me dejes solo: Una pastoral comunitaria de cuidado, afirmación y acompañamiento. San Juan: Palabra y Más, 2005.
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Cómo bosquejar el Sermón Textual

Un ensayo homilético sobre el diseño del sermón textual con un bosquejo listo para predicar, escritos por el Dr. Pablo A. Jiménez.


Tres modelos para bosquejar el sermón textual 

El sermón textual es aquel que presenta un aspecto del mensaje de un texto bíblico corto, en fidelidad a su contenido, forma y función. Decimos “corto”, porque la atención al detalle que requiere este tipo de sermón nos obliga a examinar sólo uno o dos versículos de las Sagradas Escrituras a la vez.

Aunque no todos los textos bíblicos se prestan para el sermón textual, hay infinidad de versículos que bien pueden servir como punto de partida para nuestras reflexiones. Entre los muchos textos “clásicos” que podemos señalar, destacamos pasajes bíblicos tales como Mateo 28.18 al 20, Juan 3.16 y Romanos 5.1.

En esta ocasión, sugiero tres modelos básicos para bosquejar sermones textuales. En particular, les presento tres técnicas homiléticas:Bosquejos basados en palabras clave

  • Bosquejos basados en las frases principales del texto
  • Bosquejos basados en las ideas fundamentales del pasaje bíblico

Tomemos Romanos 5.1 para ilustrar estas técnicas. Ese hermoso pasaje bíblico dice de la siguiente manera, en la versión Reina-Valera Revisión del 1960: “Justificados, pues, por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.”

1. Bosquejos basados en palabras clave

Si analizamos el texto, podemos identificar varios conceptos importantes, tales como:

  • Justificar
  • Fe
  • Paz
  • Dios
  • Jesucristo.

Es necesario, pues, buscar en un buen diccionario bíblico el significado de estas palabras tan importantes. Si posible, se debe identificar el vocablo hebreo o griego que está en la base de nuestra traducción. En este caso, como el Nuevo Testamento fue escrito en griego, encontramos que el verbo “justificar” es la traducción de “diakaióo”; “fe” la de “pístis”; y “paz” la de “eiréne”.

Claro está, las divisiones centrales o “puntos” del pasaje bíblico deben enunciarse en oraciones completas, no en palabras sueltas o frases carentes de verbos. Por lo tanto, es importante desarrollar puntos que, basados en estos conceptos, transmitan ideas completas. Por ejemplo:

  1. Justificar significa ser declarado por Dios como una persona “justa”, es decir, que está en una relación correcta tanto con el Señor como con la comunidad.
  2. Fe significa desarrollar una relación de fidelidad a y de confianza en Dios.
  3. Paz, en el sentido griego de la palabra “eiréne”, marca el fin de un conflicto y el comienzo de una relación sana con el Señor.

2. Bosquejos basados en las frases principales del texto

Un análisis gramatical nos lleva a considerar los verbos principales, los secundarios y los implícitos, así como las cláusulas independientes y dependientes del texto. Esto nos permite identificar las frases clave del texto. Por ejemplo:

  • Justificados, pues, por la fe
  • Tenemos paz para con Dios
  • Por medio de nuestro Cristo Jesús

Aunque esto facilita la tarea de bosquejar el pasaje, es necesario recordar que los puntos o divisiones principales del sermón deben ser enunciados en oraciones completas, con sujeto, verbo y predicado. Por ejemplo:

  1. Dios justifica a la humanidad por medio de la fe.
  2. La gracia de Dios elimina los conflictos que separan a la humanidad de su Señor.
  3. La obra de Cristo ha hecho posible la justificación de la humanidad.

3. Bosquejos basados en las ideas fundamentales del pasaje

La tercera alternativa presupone el análisis semántico—es decir, de las palabras y conceptos del texto—y el gramatical. Aunque diferentes personas tendrán diversas maneras de interpretar las ideas teológicas centrales del texto, a continuación presento un posible bosquejo basado en Romanos 5.1:

  1. La justificación por la fe es el medio de la salvación.
  2. La paz con Dios es uno de los beneficios principales de la salvación.
  3. Cristo Jesús es el agente de la salvación.

Conclusión

Como podemos ver, estas técnicas pueden ser muy útiles a la hora de bosquejar un sermón textual. Esperamos, pues, que estas sugerencias sean de bendición para usted y para su ministerio homilético.

Si usted desea leer, escuchar o ver más bosquejos de sermones de distintos tipos puede visitar la sección titulada “Sermones” en nuestra página principal en el Internet: www.drpablojimenez.com. Esa sección le dará acceso a varias páginas donde encontrará sermones expositivos, narrativos, temáticos, doctrinales y de ocasión especial, entre otros. Los sermones textuales se encuentran contenidos entre los expositivos.

Apéndice

A manera de apéndice, comparto unas notas homiléticas textuales basadas en Hebreos 11.1, esperando que las mismas también puedan motivarles a redactar bosquejos para sermones textuales:

La fe

Texto: Hebreos 11:1

Tema: La fe es fidelidad, confianza y compromiso con Dios.

Área: Formación espiritual

Propósito: Exhortar a la iglesia a ampliar su definición del concepto “fe”.

Diseño: Textual-Expositivo

Introducción: La Iglesia usa la palabra “fe” en dos maneras distintas, pero complementarias. Por un lado, la “fe” es el acto de creer en Dios. Por otro lado, se refiere al contenido de nuestra religión.

Puntos a desarrollar:

  1. La fe es “confianza”. Tener fe significa confiar en Dios. La fe implica una relación de amor a y de confianza en Dios, quien nos ama. Esa confianza nos permite conocer el carácter y la naturaleza de Dios. Más importante aún, la fe nos permite amar a Dios y vivir en el mundo que ha creado para nosotros.
  2. Hebreos 11:1 define la fe como esperanza y como convicción. Tener fe implica estar convencido o convencida de la existencia y la veracidad de las realidades espirituales. La fe es fidelidad, confianza y compromiso con Dios.
  3. Tener fe en Dios implica serle fiel a Dios. Quien deposita su confianza en Dios, descubre que Dios es fiel a quienes le aman. Debemos, pues, responder con fidelidad a la fidelidad divina.

Conclusión: En resumen, la fe es confianza y fidelidad. Empero, la fe también es compromiso. Tener fe, implica estar comprometido con una causa. Quien tiene fe en algo, invierte su vida en eso. Por eso, quien tiene fe en el Señor, invierte su vida en el servicio a Dios, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

*Estas notas homiléticas se basan en el bosquejo que publiqué en LA BIBLIA PARA LA PREDICACION, editada por las Sociedades Bíblicas Unidas en el 2012, p. 894.

Vea otros materiales sobre teoría homilética

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Preparad el Camino, en dos versiones

Preparad el camino: Un sermón para la temporada de Adviento, basado en Mateo 3.

Preparen el camino: Un sermón para Adviento, sobre Marcos 1:1-8 (Audio & Vídeo).

La Iglesia Misionera: Principios para la revitalización de la Iglesia Local

Un ensayo del Rev. Dr. Pablo A. Jiménez

Audio  & Youtube

Tom Bandy, experto en el tema del crecimiento de congregaciones cristianas, presenta dos modelos de Iglesia. El primero es el de la Iglesia tradicional que va en deterioro constante. Estas congregaciones están destinadas a morir. El segundo es el de la Iglesia misionera, que crece de manera firme y constante. Nuestro deseo es ofrecer pautas que lleven a nuestras congregaciones a ser Iglesias Misioneras.

 

I. La Iglesia en Deterioro

La congregación en deterioro valora sobre todas las cosas el sentido de pertenencia; quieren que la feligresía desarrolle un sentido de «familia», que cada persona se sienta parte del grupo. Aquí el «crecimiento en la fe» pasa por cinco etapas, a saber:

A. Miembro

Estas congregaciones recalcan la importancia de convertirse en miembro «activo» de la feligresía. Sin embargo, rara vez ofrecen clases para nuevos creyentes. Establecen requisitos mínimos para mantener la membresía, tales como asistir a la Iglesia una vez al mes (o menos, en algunas ocasiones). Lo importante es que las visitas «se sientan en familia» y acepten formar parte de la lista oficial de miembros.

B. Amigo

En estas congregaciones le prestan gran importancia a la amistad. Allí es más importante entablar amistad con el liderazgo establecido que asistir a las actividades de la Iglesia. Los líderes establecidos informan a los nuevos miembros de las tradiciones y de la historia de la congregación, de manera que las personas «nuevas» sepan como actuar correctamente. En este tipo de congregación, la tradición tiene un peso muy grande.

C. Compañero

El liderazgo establecido nomina a los puestos directivos a aquellas personas que ven como sus «compañeras», compartiendo sus valores, su nivel social, o su trasfondo étnico. Por esta razón, los cuerpos directivos tienden a ser homogéneos, aunque la congregación sea diversa. Las amistades de los líderes tradicionales pueden ser nominadas aunque lleven pocos meses asistiendo a la Iglesia.

D. Director

El premio a la madurez espiritual es formar parte del cuerpo directivo de la congregación. Los miembros de estos cuerpos directivos entienden que su labor principal es supervisar tanto el funcionamiento general de la Iglesia como el trabajo específico del pastor o la pastora.

E. Guardián

El nivel más alto de liderazgo laico en este tipo de Iglesia se alcanza cuando un miembro es visto como uno de los baluartes o pilares de la congregación. En ocasiones, los guardianes ocupan los puestos más altos por varios años corridos; en otras, toman turnos. De todos modos, los guardianes entienden que su misión es «mantener» la tradición de la Iglesia.

El Rol del Ministro

En la «congregación en deterioro», el pastor se ve como un empleado de la congregación cuya responsabilidad principal es llevar a cabo la misión de la Iglesia. Es al pastor a quien le toca buscar «almas» (es decir, nuevos miembros) y relacionarse con la comunidad en general.

 

II. La Iglesia Misionera

La Iglesia Misionera valora sobre todas las cosas la misión de la Iglesia. Por esta razón, crece en términos espirituales y numéricos. Al igual que el modelo anterior, entiende que el crecimiento en la fe pasa por cinco etapas, que son:

A. Misión

Cada congregación debe buscar cual es su propósito o misión específica en la comunidad a la cual desea servir. Esta misión debe enunciarse en forma breve, tanto que pueda escribirse en un afiche o en una pancarta. Otra manera de ver este punto, es afirmando que cada congregación debe buscar la «canción» que Dios ha puesto en su «corazón».

B. Membresía

La congregación en crecimiento recalca que no todo el mundo puede ser miembro. Por eso, ofrece clases de discipulado para nuevos creyentes y para personas que desean trasladarse de otras congregaciones. Queda claro que la membresía implica responsabilidades, tales como colaborar en alguno de los ministerios de la Iglesia, asistir regularmente, y ofrendar a cierto nivel.

C. Madurez

Se recalca que cada creyente debe buscar alcanzar madurez en la fe, por medio del ejercicio de las disciplinas espirituales. Por esto, se ofrecen diversas oportunidades para que cada persona crezca en la fe, discerniendo los dones y las capacidades que Dios la ha concedido.

D. Capacitación

Este tipo de congregación ofrece una amplia gama de oportunidades de adoración, estudio, y servicio. Ofrece, pues, servicios de adoración dirigidos a los distintos «públicos» que desea alcanzar, desde personas no-creyentes a creyentes maduros. Cultiva distintos estilos de adoración, ofreciendo servicios tradicionales, contemporáneos, y hasta experimentales.

E. Ministerio

Cada creyente es responsable de discernir el «ministerio» al cual Dios le ha llamado. El liderazgo congregacional es responsable de facilitar el cumplimiento de esos ministerios, capacitando a cada creyente para hacer un trabajo de excelencia. En este sentido, la señal de la madurez espiritual es que el creyente es «enviado» a llevar a cabo su ministerio en beneficio de la comunidad donde se encuentra la congregación.

El Rol del Ministro

Nótese, pues, que en este sistema el pastor o la pastora tiene un rol educativo o magisterial. El equipo ministerial le ofrece cuidado pastoral a la feligresía, mientras le enseña cómo crecer en la fe y como ser un agente activo en el desempeño de la misión de la Iglesia Cristiana. Cumplir la misión cristiana y relacionarse con la comunidad es labor de toda la membresía de la congregación.

Administración

La Iglesia Misionera tiene cuerpos directivos pequeños, que deleguen autoridad y recursos económicos para que los grupos de trabajo puedan llevar a cabo su trabajo. Por ejemplo, sugiere que el coro de la Iglesia puede tener una cantidad designada en el presupuesto anual de la congregación, de modo que puedan comprar los materiales que necesitan para llevar a cabo su ministerio.

 

III. Conclusión

Ofrecemos el modelo de la Iglesia Misionera con la esperanza de que sea de bendición para todas nuestras congregaciones.

Bibliografía

Thomas G. Bandy, Kicking Habits: Welcome Relief for Addicted Congregations (Nashville: Abingdon Press, 1997).

 

Día de Todos los Santos- 1 de noviembre

Estas son las lecturas bíblicas sugeridas por el Leccionario Común Revisado para el Día de todos los Santos – 1 de noviembre de 2014. Los enlaces le llevarán a materiales del Rev. Dr. Pablo A. Jiménez. Esperamos que dichos materiales le provean ideas que puedan inspirar sus propios sermones sobre estos temas. Si desea explorar las lecturas para los próximos meses, visite nuestra página sobre el Leccionario:

1 Noviembre: Día de Todos los Santos

  • Primera Lectura: Apocalipsis 7.9-17
  • Lectura del Salmo: Salmo 34.1-10, 22
  • Lectura de la Epístola: 1 Juan 3.1-3
  • Lectura del Evangelio: Mateo 5.1-12

Todos los santos: Un sermón sobre la doctrina cristiana sobre la Iglesia (Eclesiología), basado en Efesios 1.15-16 (AudioVídeo & YouTube)