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Luis Serrano Rodríguez
La Epístola de los Hebreos tiende a ser un poco densa para su interpretación si se trata de manera aislada. Para comprender la misma se requiere tener una noción clara secuencial y entrar en la mente del autor, que tiene la habilidad de hacer conexiones con los eventos trascendentales de gran significado teológico. Uno de los temas que el autor de Hebreos trata es lo sagrado y los espacios sagrados.
Entre las definiciones que se debe trabajar para comprender lo que el autor quiere transmitir se encuentran: gloria, presencia de Dios, lugar santo, lugar santísimo, utensilios sagrados, morada celestial, diestra de Dios y santuario entre otros. Aunque el tema de lo sagrado está difuminado a lo largo de la epístola, donde mayor se evidencia es en el capítulo 9. Aquí hay una clara referencia donde el autor nos menciona sobre el lugar santo y santísimo que muy bien evoca en detalle Éxodo del 25 al 27. En 9:2-7, el autor describe el lugar santo, el lugar santísimo y las reliquias que se encontraban en dicho lugar con el propósito de contrastar el acceso limitado que tenían los sacerdotes y sumo sacerdote a los lugares sagrados del tabernáculo.
Tal deficiencia fue corregida por Jesús al asumir el sacerdocio por una orden no levita entrando a ocupar el lugar de Sumo sacerdote, no de manera temporera sino eterna. No en un santuario como lo describe el Antiguo Testamento sino un santuario cósmico. Lo sagrado trasciende de un lugar visible a un lugar invisible e incorruptible.
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La influencia del neoplatonismo y de Filón de Alejandría en Hebreos.
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José O. Vega Nieves
La voz de la mujer se ha tratado de silenciar dentro de nuestra ideología cristiana desde el principio de los tiempos. Esto debido al sistema patriarcal existente dentro del pueblo de Israel, el pueblo escogido por Dios. El ministerio de la mujer no ha tenido la preponderancia que ha tenido el del hombre y muchas veces se oculta dentro de nuestras parroquias, incluyendo su servicio a la humanidad. Tanto así, que todavía en el siglo XXI, muchos concilios limitan el trabajo de la mujer dentro de la iglesia.
Sin embargo, cuando estudiamos el ministerio de Jesús nos damos cuenta que la mujer tuvo un rol importante. Jesús comienza su ministerio con María Magdalena. Mujer fuertemente discriminada por los teólogos y siempre colocada en escenarios no gratos por la labor que realizaba antes de su transformación. Pero Jesús, incluye a la mujer en su ministerio con un “propósito divino”. En un gigantesco esfuerzo el análisis feminista busca su origen en la conciencia de las mujeres y sus grupos marginados.[1]
Hebreos, libro que estamos estudiando en clase, apenas habla sobre la mujer. Algunos estudiosos piensan que pudo ser Priscilla, aunque esto es imposible de probar. Sin embargo, la autoría de Priscilla no debería descartarse pues ella tiene muchas cualidades que la podrían colocar como posible autora. Por ejemplo, fue colega de Pablo y Timoteo; su carrera se centralizó entre Roma y Efeso, ruta de la epístola; fue maestra, aún de Apólos, y evangelista. Además, la teología presentada en Hebreos difiere de la Paulina en varios conceptos.[2] No obstante, la realidad es que no tenemos evidencia suficiente para llegar a tal conclusión.
Carmen Bernabé dice que la Biblia ha sido experimentada por las mujeres como un instrumento de sumisión usado contra ellas por el sistema socio-cultural patriarcal. Pero también, ellas han encontrado en la misma Biblia, luz y autoridad para encontrar liberación y continuar luchando contra este mismo patriarcado en sus múltiples manifestaciones.[3]
Notas bibliográficas
[1] Ediberto López, Para que comprendiesen las escrituras.
[2] Ruth Hoppin, The Book of Hebrews Revisited.
[3] Ediberto López, Para que comprendiesen las escrituras, 528.
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Por Carlos R. Collazo Pérez
Al comenzar a leer el libro de los Hebreos notamos como el autor inserta una serie de comparaciones entre Jesús el hijo de Dios y los seres espirituales, particularmente los ángeles. Estas comparaciones tienen la finalidad de demostrar por qué Jesús es superior a los ángeles. Los pasajes que utilizaremos para demostrar el tema se encuentran en el capítulo 1.4-7 y 13-14.
Comenzamos señalando que Jesús es superior a los ángeles por el título que ostenta en cuanto a su nombre ya que es más excelente que el de los ángeles. Esto se infiere del contexto, debido al título de Hijo, ya que el mismo pasaje lo señala como heredero.
Por otro lado, encontramos las palabras “Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy” (1.). Estas palabras nunca fueron dirigidas a ningún ángel por parte de Dios. Sin embargo, pueden ser llamados de manera colectiva “Los hijos de Dios” pero no en su carácter individual.
Podemos observar que al introducir la palabra “primogénito” claramente el texto implica que Jesús es el primero de muchos y, aún más, añade “Adórenle todos los ángeles de Dios”. Lo que muestra claramente jerarquía espiritual que tiene su inicio en Jesús.
Los ángeles ocupan un lugar especial en cuanto la administración y la ejecución de los mandatos divinos. Esto significa que ocupan una posición inferior a la situación de supremacía dada al Hijo. Esta supremacía es lo que ha llevado a entender el significado de las palabras “Siéntate a mi diestra”; palabras que son dichas y referidas solamente al Hijo. Aun aquellos ángeles más exaltados y cuyo privilegio es estar “delante de Dios” no han sido invitados nunca a sentarse ante él.
En resumen, podemos entender que Jesús es superior a los ángeles por lo siguiente:
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Materiales para el estudio de Hebreos 5.11 al 10.39, la tercera parte de la Epístola.
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Notas para el estudio del prólogo de la Epístola a los Hebreos (3.1–5.10).
Hebreos 3.1–5.10: Segunda parte de la Epístola
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