En este video titulado “Predicar el Evangelio | Homilética”, el Dr. Pablo Jiménez, junto al Pastor Díaz-Pabón, ofrece una enseñanza profunda sobre el arte de la homilética, es decir, la predicación efectiva del Evangelio.
A lo largo del video, los ponentes comparten sus experiencias y conocimientos en la proclamación del mensaje cristiano, resaltando la importancia de predicar el Evangelio con claridad, pasión y fidelidad a las Escrituras. El Dr. Jiménez destaca que predicar el Evangelio no solo requiere habilidad técnica, sino también un llamado espiritual, subrayando la necesidad de que los sermones sean bíblicamente sólidos y culturalmente relevantes.
El Pastor Díaz-Pabón, conocido por su enfoque práctico y directo, complementa la conversación sobre cómo predicar el Evangelio al enfatizar la conexión entre el predicador y su audiencia. Ambos predicadores coinciden en que el éxito en la predicación no se mide solo por la elocuencia, sino por la transformación espiritual que provoca en las vidas de los oyentes. En este sentido, la homilética es vista como una herramienta poderosa para comunicar la verdad del Evangelio de manera accesible y transformadora.
Pablo A. Jiménez * Angel Luis Díaz-Pabón * Marvin Peluffo
Este video es una valiosa fuente de aprendizaje para pastores, líderes religiosos y cualquier persona interesada en mejorar sus habilidades de predicación. A lo largo de la discusión, se ofrece orientación práctica sobre cómo estructurar sermones, conectar con la congregación y ser fieles al mensaje de Cristo. Sin duda, es un recurso útil para quienes desean profundizar en su llamado a compartir el Evangelio con efectividad.
Este taller está diseñado para ayudar a los participantes a descubrir y desarrollar sus fortalezas, valores y habilidades de liderazgo, con el fin de impulsar su crecimiento personal y ministerial. Durante la sesión, los asistentes participarán en diversas actividades prácticas y reflexivas, incluyendo la identificación de valores personales, el desarrollo de habilidades de liderazgo y la planificación de objetivos específicos. El taller no solo busca empoderar a los líderes para que actúen de manera auténtica y eficaz, sino que también los prepara para enfrentar los desafíos de su ministerio con confianza y claridad. Este es solo el primer paso en un camino hacia la excelencia en la predicación, comprometido a formar predicadores capaces y dedicados que puedan impactar de manera significativa a sus comunidades.
El proyecto “Un Millón de Predicadores” es una iniciativa transformadora que busca capacitar a un millón de líderes hispanohablantes en el arte de la predicación. A través de talleres especializados, este programa ofrece herramientas esenciales para perfeccionar el don de la predicación y fortalecer el liderazgo en la comunidad evangélica. Desde el adiestramiento de nuevos predicadores hasta la renovación de aquellos con experiencia, la misión es clara: impactar vidas y transformar comunidades con el mensaje del Evangelio. Esta propuesta no solo satisface la necesidad de formación de líderes apasionados y comprometidos, sino que también proporciona recursos de alta calidad para estructurar sermones efectivos y memorables. Unirse a “Un Millón de Predicadores” es más que participar en un programa; es ser parte de un movimiento histórico que está marcando la diferencia en el mundo hispanohablante. ¡Haz historia con nosotros!
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Para recibir elCertificado de participación, debe ver todos los vídeos, leer todos los materiales y contestar la prueba de manera satisfactoria. Le rogamos que, después de ver la conferencia, deje un comentario indicando qué aprendió y qué preguntas o dudas, si algunas, quedan en su mente sobre el contenido de la conferencia.
¿Cómo predicar? Introducción a la predicación cristiana
En este curso aprenderá técnicas y principios para llevar a cabo una predicación efectiva y que tenga un impacto transformador en los oyentes. Algunos de los temas que se cubrirán en el curso incluyen:
La importancia de la predicación transformadora en el contexto de la iglesia y la sociedad.
El uso de sermones temáticos y expositivos.
Cómo estructurar y organizar un sermón de manera clara y coherente.
La importancia de la interpretación bíblica en la predicación.
Cómo conectar con el público y transmitir el mensaje de manera efectiva.
Al finalizar este curso, usted estará equipado o equipada con las herramientas necesarias para llevar a cabo una predicación transformadora y relevante en su ministerio. Para recibir elCertificado de participación, debe ver todos los vídeos, leer todos los materiales y contestar todas las pruebas de manera satisfactoria.
Este curso apenas introduce al o a la participante al campo de la predicación. Aquellas personas que deseen una introducción general pueden leer mi libro Principios de Predicación. Del mismo modo, para profundizar en el tema puede leer mi libro de homilética avanzada titulado Predicación en el Siglo XXI y adquirir La Biblia para la predicación, un volumen que edité para las Sociedades Bíblicas.
Reseña académica del libro Discursos a mis estudiantes, escrito por Charles Haddon Spurgeon (El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1950).
Discursos a mis estudiantes de Charles Haddon Spurgeon (1834 – 1892) es un clásico en la literatura cristiana y que ha sido particularmente influyente en la formación de predicadores. Este libro recopila una serie de conferencias del conocido predicador bautista del siglo XIX dirigidas a candidatos al ministerio del Tabernáculo Metropolitano.
Contenido del libro
El libro abarca una amplia gama de temas, todos centrados en la vida y el ministerio del predicador. Spurgeon toca aspectos como la importancia del llamado al ministerio, la preparación personal y espiritual, la elaboración y entrega de sermones, y la importancia de vivir una vida coherente con el mensaje que se predica.
Plática 1: La vigilancia que de sí mismo debe tener el ministro: Spurgeon habla sobre la seriedad y la santidad del ministerio pastoral, enfatizando la necesidad de vigilancia constante y autocrítica.
Plática 2: La vocación al ministerio. En este capítulo, Spurgeon discute la importancia de tener un claro llamado al ministerio, destacando que no todos están destinados para este trabajo.
Plática 3: La oración privada del predicador. Spurgeon indica que el predicador debe orar continuamente, pues la oración es parte de la preparación para predicar.
Plática 4: La oración pública del predicador. Aquí el autor exhorta a los predicadores a hacer oraciones libres y espontáneas, que entiende son las más bíblicas. Esto implica alejarse de las oraciones escritas en manuales ministeriales y libros de oración.
Plática 5: Sermones — Su asunto. Spurgeon enfatiza que la predicación debe enseñar la verdad. Se deben predicar las doctrinas más sencillas, de manera clara. El asunto del sermón debe resumir su enseñanza principal.
Plática 6: Sobre la elección de un texto. El predicador debe escoger personalmente el texto del cual va a predicar. Spurgeon aconseja predicar de toda una variedad de textos, estudiándolos de manera continua y responsable.
Plática 7: Modo de espiritualizar. Spurgeon respalda el uso de la alegoría, exhortando a espiritualizar el texto de manera responsable.
Plática 8: Sobre la Voz. Se dan consejos sobre cómo mejorar y cuidar la voz para la predicación efectiva.
Plática 9: Sobre la atención. Este capítulo subraya la importancia de conseguir y retener la atención de la audiencia. Afirma que la atmósfera en el local donde se lleva a cabo el culto debe conducir a la adoración. El predicador debe hablar de manera sencilla y agradable. No debe improvisar el sermón, ni repetir las mismas ideas una y otra vez.
Plática 10: El don de hablar espontanente. Spurgeon advierte que este tipo de predicación no es para principiantes. Ahora bien, reconoce que hay momentos donde es necesario predicar de manera extemporánea. Su mejor consejo es mantener una vida de constante estudio que le prepare para predicar improntu. Esta técnica requiere mucha práctica, pues es fácil perder la habilidad si no se cultiva.
Plática 11: Decaimientos de ánimo del ministro. La vida ministerial puede tener muchas frustraciones y causar abatimiento. Se puede perder el ánimo después de un gran logro; el éxito puede conducir al desaliento.
Plática 12: Conducta del ministro en su vida ordinaria. El ministro nunca está “franco de servicio”. Aún en sus días de descanso, el predicador sigue siendo un ministro del Evangelio. El ministro debe ser sociable y jovial. no debe acaparar las conversaciones ni andar mendigando en las mesas de las personas adineradas. El ministro debe mantenerse firme en sus principios.
Plática 13: A los que cuentan con escasos útiles para trabajar. Spurgeon recalca la importancia de tener una buena biblioteca y de dominar los libros que uno tiene.
Citas pertinentes
A continuación compartimos algunas de las citas más interesantes de este libro:
Página 6: “En otras palabras: generalmente efectuaremos mejor la obra de Nuestro Señor, cuando los dones y gracias que hemos recibido nos hayan en buen orden; y lo haremos peor, cuando no lo estén. Esta es una verdad práctica para nuestra guía.”
Página 9: “El que un predicador del evangelio sea ante todo participante en él, es una verdad simple, pero al mismo tiempo una regla de la mayor importancia…la conversión es una cosa sine qua non en un ministro.”
Página 26: “La santidad en un ministro es su necesidad principal a la vez que su más piadoso ornamento.”
Página 74: “No hay retórica como la del corazón, ni escuela para aprenderla fuera del pie de la cruz.”
Págna 90: “La verdadera predicación es una aceptable adoración de Dios por la manifestación que hace de sus divinos atributos.”
Página 262: “Nunca tendremos grandes predicadores, sino hasta que tengamos grandes teólogos.”
Página 269: “Un buen discurso improvisado, no es otra cosa que la expresión de los pensamientos de un hombre práctico, de buena instrucción, que medita concienzudamente, y deja que sus ideas salgan por medio de su boca al aire libre.”
Página 299: “Sea cuál fue la situación en que nos hallemos, el púlpito es nuestra atalaya y el ministerio nuestra guerra; y aún cuando no podamos contemplar la faz de nuestro Dios, confiemos siempre en él escudos bajo la santa sombra de sus alas.”
Evaluación de Discursos a mis estudiantes de Spurgeon
“Discursos a mis estudiantes” es una obra profundamente arraigada en la devoción cristiana y la práctica pastoral. Spurgeon, conocido por su elocuencia y profundidad teológica, ofrece una guía invaluable para los predicadores en formación. Sus consejos abarcan desde aspectos prácticos como la elección de textos y el cuidado de la voz, hasta temas más profundos como la llamada al ministerio y la necesidad de integridad personal.
Una de las características más destacadas de Spurgeon es su estilo directo y apasionado. Su deseo genuino de ver a predicadores bien preparados y dedicados a su vocación se refleja en cada página. Además, ofrece consejos prácticos y anécdotas personales que le dan al libro un tono cálido y accesible.
Ahora bien, a pesar de su indudable valor es necesario tener en cuenta algunas características que limitan el uso de este libro en nuestros tiempos.
En primer lugar, sus consejos y ejemplos están anclados en el contexto histórico, cultural y temporal de Inglaterra en el siglo XIX. El libro refleja los valores de la Era Victoriana, lo que podría requerir una interpretación y aplicación contextual en el mundo moderno.
En segundo lugar, el libro no es un manual de predicación como tal, sino que recalca la importancia del caracter del ministro y de los hábitos que debe cultivar.
En tercer lugar, Spurgeon escribe en un momento donde las mujeres no eran aceptadas como pastoras ni predicadoras, lo que explica su uso exclusivo del género masculino al hablar de las personas llamadas a exponer el mensaje del evangelio.
A pesar de estas limitaciones, la contribución de Spurgeon sigue siendo pertinente por sus enseñanzas sobre la importancia del carácter, la pasión por la predicación y la dependencia del Espíritu Santo que debe caracterizar al liderazgo cristiano.
En resumen, Discursos a mis estudiantes es una obra clásica y esencial para quienes están involucrados en el ministerio cristiano, especialmente en la predicación, ya que ofrece tanto inspiración como guía práctica para quienes desean crecer en su vocación.
Si desea citar este escrito, puede usar el siguiente formato:
Jiménez, Pablo A. “Spurgeon: Discursos a mis estudiantes”, disponible en: 2024 https://www.drpablojimenez.com/2024/01/08/spurgeon-discursos-a-mis-estudiantes
Cómo predicar Adviento, Navidad y Epifanía es un ensayo sobre homilética y predicación escrito por el Dr. Pablo A. Jiménez.
Introducción
Cuando hablamos del “Año Cristiano”, nos referimos a la secuencia de eventos y días especiales que la iglesia observa durante el año. Conocido también como el “Calendario litúrgico” o “eclesial”, el Año Cristiano surge de los ciclos de lecturas bíblicas, temporadas, y festivales del Judaísmo del tiempo de Jesús.
El calendario está organizado alrededor de los distintos domingos de cada año. Los días más importantes del Año Cristiano son Navidad y Resurrección. Ambos son precedidos de temporadas de preparación (Adviento y Cuaresma) y seguidos por temporadas de celebración (Epifanía y Pentecostés).
Cómo predicar Adviento
El Año Cristiano comienza con una temporada corta, que abarca los cuatro domingos antes del día de Navidad. Aunque prepara a la Iglesia para recibir la Navidad, esta temporada es mucho más que una temporada de preparación.
“Adviento” (del latín “llegar a”) es temporada de expectativa y de espera de la venida de Cristo, o mejor dicho, de la venida de Dios en Cristo. Originalmente, era un período de ayuno y penitencia—parecido a la Cuaresma—que preparaba a la Iglesia para recibir a su Señor en el día de la Epifanía. Empero, Adviento hoy es la temporada de cuatro domingos que prepara a la Iglesia para recibir a Dios-en-Cristo el día de Navidad.
El énfasis de la temporada es el futuro, no el pasado. Por ejemplo, la mayor parte de las lecturas del AT son textos que la Iglesia históricamente ha interpretado como pasajes bíblicos proféticos que predicen el evento de Cristo.
No obstante, también son textos “escatológicos”, es decir, pasajes bíblicos que hablan sobre el juicio final y los últimos tiempos. Por eso invitan a la audiencia a pensar sobre Dios como aquel que viene desde el futuro.
Esta orientación al futuro también recalca la doctrina de la encarnación. Esto se ve con claridad en los temas del patrón de lecturas del Evangelio durante Adviento. El Año Cristiano comienza hablando sobre el final de los tiempos; su énfasis apocalíptico anuncia la Segunda Venida de Cristo. Vuelve atrás para analizar el ministerio de Juan el Bautista y explicar su relación con el ministerio de Jesús. El lenguaje de estas lecturas recalca el significado de la vida y la obra de Cristo (quien bautiza con “Espíritu Santo y fuego”).
Finalmente, el domingo antes de la Navidad trata el tema de la anunciación del nacimiento de Jesús. La cronología está, pues, invertida. Miramos primero al futuro para entonces mirar al pasado. Recordamos la meta antes de mirar el camino que debemos transitar. Mirar al pasado nos ayuda a fijar nuestra identidad.
Cómo predicar la Navidad
La Navidad es el centro de la primera parte del Año Cristiano. Es una temporada corta, pero abarca mucho más que un día. Los “Doce días de la Navidad” se extienden desde el 25 de diciembre hasta el 6 de enero.
Aunque la inmensa mayoría de las congregaciones protestantes no lo celebran, el primer servicio es el de Nochebuena. Del mismo modo, muchas congregaciones no celebran servicios durante el día de Navidad, viéndolo como un día feriado para compartir con la familia.
La celebración de la Nochebuena se basa en la práctica judía que entiende que un día comienza cuando cae la noche del día anterior. En términos técnicos, la Navidad comienza durante la tarde del día de Nochebuena.
De todos los libros que componen el Nuevo Testamento, sólo Mateo y Lucas incluyen historias sobre el nacimiento de Jesús. El problema es que estas historias son distintas. Mateo presenta la siguiente información:
Una genealogía que traza el linaje de Jesús hasta Adán (1.1-17). La genealogía se distingue por mencionar a cuatro mujeres: Tamar, la nuera de Judá (v. 2); Rahab, la ramera de Jericó (v. 5); Rut, la moabita (v. 5); y Betsabé, a quien el texto sólo llama “la mujer de Urías” (v. 6). Todas estas mujeres tienen un historial sexual o matrimonial que se sale de la norma aceptada por la fe judía. A esta lista se une María, la madre de Jesús.
Jesús nace de una manera milagrosa que José, el prometido de María, no entiende (1.18-25). Al igual que las cuatro mujeres mencionadas en la genealogía, la situación de María rompe con las normas aceptadas por la sociedad.
Mateo narra la visita de los magos (2.1-12), quienes primero van al palacio de Herodes el Grande y después llegan a Belén. Los magos simbolizan la adoración de las naciones y los pueblos no-judíos al niño-Dios.
La visita de los magos también sirve de marco a la matanza de los niños, pues Herodes es la figura común a ambos textos (2.13-23).
Mateo sugiere un paralelo entre Jesús y Moisés, pues ambos sobrevivieron una matanza de infantes, ordenada por un poderoso rey (Ex. 2.1-10 y Mt. 2.13-23). Además, ambos llegan a la tierra prometida desde Egipto, donde se refugia la familia de Jesús hasta la muerte de Herodes.En Mateo, las narrativas de la infancia se distinguen por el uso de frases que introducen los textos proféticos del Antiguo Testamento (véase 1.22, 2.5 y 17).
Por su parte, Lucas sigue otro camino, ofreciendo la siguiente información:
El anuncio del nacimiento milagroso de Juan, el futuro “Bautista” (1.5-25).
El anuncio a María de Nazaret del nacimiento milagroso de Jesús (1.26-38).
La visita de María a Elisabet (1.39-45) y el cántico de María—conocido como el “Magníficat”—en agradecimiento a Dios (1.46-56).
El nacimiento de Juan (1.57-66) y el cántico de Zacarías en agradecimiento a Dios (1.67-80).
El nacimiento de Jesús en un pesebre, en la ciudad de Belén (2.1-7).
La revelación del nacimiento de Jesús a un grupo de pastores por medio de una manifestación angelical (2.8-20).
La presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén (2.21-40), incluyendo el cántico de Simeón (2.29-32) y las oraciones de Ana (2.36-38).
El extraño episodio donde un Jesús pre-adolescente debate con los teólogos del Templo de Jerusalén (2.41-52).
Recordemos que en el Antiguo Testamento los grandes héroes de la fe de Israel tienen nacimientos milagrosos. Los nacimientos de Juan y de Jesús siguen el mismo patrón.
Note los paralelos entre la anunciación de los nacimientos de Juan y de Jesús en Lucas. Ambos siguen la forma del llamamiento profético, donde la persona llamada al ministerio se resiste a aceptar la comisión divina, ofreciendo excusas o presentando objeciones. Sin embargo, Dios siempre vence sus objeciones y la persona llamada termina aceptando con fe el ministerio asignado (compare con Is. 6 y Jer. 1).
No debemos tratar de armonizar las historias de Lucas y de Mateo en nuestros sermones. Si vamos a predicar un sermón basado en una narrativa de Mateo, sólo debemos hacer referencias a los relatos que aparecen en ese evangelio. Lo mismo podemos aconsejar cuando prediquemos sermones basados en las narrativas de Lucas.
Recalquemos que el niño que nace es el mismo quien revela el plan salvífico de Dios para toda la humanidad. Cristo va del pesebre de Belén, a la cruz en el Gólgota y, finalmente, a ocupar su lugar a la derecha del trono de Dios.
Cómo predicar Epifanía
La Epifanía es otra temporada corta que sirve de puente entre la Navidad y el tiempo ordinario o normal. El 6 de enero es un día «pivote» que termina la Navidad y comienza la temporada de Epifanía.
Epifanía significa “revelación” o “manifestación”. Es la celebración de la revelación de la gloria divina en la persona histórica de Jesús, el Cristo. Tiene su origen en la Iglesia Oriental y su celebración es más antigua que la observación del 25 de diciembre.
En su forma original, la Epifanía parece hacer sido una celebración de la forma como Cristo se revela a la humanidad por medio de eventos tales como su nacimiento, la estrella de Belén, su bautismo y el milagro de Caná de Galilea.
La celebración comienza con la revelación a los sabios y se mueve a la revelación en el bautismo de Jesús. Las celebración del bautismo y de la transfiguración enmarcan a temporada. En ambas historias una voz celestial afirma la identidad de Jesús.
Conclusión
La doctrina de la encarnación es central a la fe cristiana. Aprovechemos estas temporadas para recalcar el milagro de la encarnación, llamando a la audiencia a reconocer como Señor y Salvador a Jesús, el niño-Dios que nos revela la naturaleza, el carácter y la misión de Dios.
Cómo predicar Adviento, Navidad y Epifanía -Bibliografía
Lecturas sugeridas por el Leccionario Común Revisado
Las lecturas o “lecciones” del Año Cristiano están organizadas en tres ciclos o “años”. Cada año comienza en Adviento , es decir, a finales de noviembre o principios de diciembre del año natural.
Año A: Comienza en Adviento 2025. 2028, 2031, 2034, 2037
Año B: Comienza en Adviento 2023, 2026, 2029, 2032, 2035
Año C: Comienza en Adviento 2024, 2027, 2030, 2033, 2036
Nótese que algunos días especiales sugieren las mismas lecturas para los tres años. En ese caso, en lugar de “Año A” aparecerá la sigla “ABC”.
A continuación presentamos las lecturas sugeridas para estas temporadas, siguiendo un formato fijo: primero indicamos el año, después la lectura del Antiguo Testamento; el Salmo o cántico sugerido; la lectura de la Epístola; y, finalmente, la lectura del Evangelio.
Temporada de Adviento
Primer domingo de Adviento
Año A: Isaías 2.1-5; Salmo 122; Romanos 13.11-14; y Mateo 24.36-44.
Año B: Isaías 64.1-9; Salmo 80.1-7, 17-19; 1 Corintios 1.3-9; y Marcos 13.24-37.
Año C: Jeremías 33.14-16; Salmo 25.1-10; 1 Tesalonicenses 3.9-13; y Lucas 21.25-36.
Segundo domingo de Adviento
Año A: Isaías 11.1-10; Salmo 72.1-7, 18-19; Romanos 15.4-13; y Mateo 3.1-12.
Año B: Isaías 40.1-11; Salmo 85.1-2, 8-13; 2 Pedro 3.8-15a; y Marcos 1.1-8.
Año C: Malaquías 3.1-4; Lucas 1.68-79; Filipenses 1.3-11; y Lucas 3.1-6.
Tercer domingo de Adviento
Año A: Isaías 35.1-10; Salmo 146.5-10 o Lucas 1.47-55; Santiago 5.7-10; y Mateo 11.2-11.
Año B: Isaías 61.1-4, 8-11; Salmo 126 o Lucas 1.47-55; I Tesalonicenses 5.16-24; y Juan 1.6-8, 19-28.
Año C: Sofonías 3.14-20; Isaías 12.2-6; Filipenses 4.4-7; y Lucas 3.7-18.
Cuarto domingo de Adviento
Año A: Isaías 7.10-16; Salmo 80.1-7, 17-19; Romanos 1.1-7; y Mateo 1.18-25.
Año B: 2 Samuel 7.1-11, 16; Lucas 1.47-55 o Salmo 89.1-4, 19-26; Romanos 16.25-27; y Lucas 1.26-38.
Año C: Miqueas 5.2-5a; Lucas 1.47-55 o Salmo 80.1-7; Hebreos 10.5-10; y Lucas 1.39-45, (46-55).
Tiempo de Navidad: Natividad del Señor
Nochebuena/Día de Navidad
Cualquiera de las siguientes series de lecturas pueden ser utilizadas en Nochebuena o en el Día de Navidad. Las lecturas de los Propios II y III para Navidad son alternativas para el Día de Navidad. Si el Propio III no se utiliza el Día de Navidad, entonces debe utilizarse en cualquier otro servicio del ciclo de Navidad, debido al gran significado que tiene el prólogo de Juan.
Navidad – Propio I (A, B, C): Isaías 9.2-7; Salmo 96; Tito 2.11-14; y Lucas 2.1-14, (15-20).
Navidad – Propio II (A, B, C): Isaías 62.6-12; Salmo 97; Tito 3.4-7; y Lucas 2.(1-7), 8-20.
Navidad – Propio III (A, B, C): Isaías 52.7-10; Salmo 98; Hebreos 1.1-4, (5-12); y Juan 1.1-14.
Primer domingo después de Navidad
Las siguientes lecturas pueden utilizarse el primer domingo después de Navidad, a menos que se prefieran las lecturas sobre la Epifanía del Señor.
Año A: Isaías 63.7-9; Salmo 148; Hebreos 2.10-18; y Mateo 2.13-23.
Año B: Isaías 61.10—62.3; Salmo 148; Gálatas 4.4-7; y Lucas 2.22-40.
Año C: 1 Samuel 2.18-20, 26; Salmo 148; Colosenses 3.12-17; y Lucas 2.41-52.
1ro de enero: Día de Año Nuevo
Cuando se observa como Día de Año Nuevo (A, B, C): Eclesiastés 3.1-13; Salmo 8; Apocalipsis 21.1-6a; y Mateo 25.31-46.
Cuando se observa como el Día del Santo Nombre de Jesús (A, B, C): Números 6.22-27; Salmo 8; Gálatas 4.4-7 o Filipenses 2.5-13; y Lucas 2.15-21.
Segundo domingo después de Navidad
Las siguientes lecturas pueden ser utilizadas cuando el 6 de enero se celebra en un día de la semana después del segundo domingo después del Día de Navidad, (A, B, C): Jeremías 31.7-14; Salmo 147.12-20; Efesios 1.3-14; y Juan 1.(1-9), 10-18.
Temporada de Epifanía
6 de enero:
Epifanía del Señor (A, B, C): Isaías 60.1-6; Salmo 72.1-7, 10-14; Efesios 3.1-12; y Mateo 2.1-12.
Primer domingo después de Epifanía: El Bautismo del Señor
Año A: Isaías 42.1-9; Salmo 29; Hechos 10.34-43; y Mateo 3.13-17.
Año B: Génesis 1.1-5; Salmo 29; Hechos 19.1-7; y Marcos 1.4-11.
Año C: Isaías 43.1-7; Salmo 29; Hechos 8.14-17; y Lucas 3.15-17, 21-22.
Segundo domingo después de Epifanía
Año A: Isaías 49.1-7; Salmo 40.1-11; 1 Corintios 1.1-9; y Juan 1.29-42.
Año B: 1 Samuel 3.1-10, (11-20); Salmo 139.1-6, 13-18; 1 Corintios 6.12-20; y Juan 1.43-51.
Año C: Isaías 62.1-5; Salmo 36.5-10; 1 Corintios 12.1-11; y Juan 2.1-11.
Tercer domingo después de Epifanía
Año A: Isaías 9.1-4; Salmo 27.1, 4-9; 1 Corintios 1.10-18; y Mateo 4.12-23.
Año B: Jonás 3.1-5, 10; Salmo 62.5-12; 1 Corintios 7.29-31; y Marcos 1.14-20.
Año C: Nehemías 8.1-3, 5-6, 8-10; Salmo 19; 1 Corintios 12.12-31a; y Lucas 4.14-21.
*Cuarto domingo después de Epifanía
*Las lecturas sugeridas para el cuarto, quinto, sexto, séptimo y octavo domingo después de Epifanía no se utilizan todos los años. De todos modos, el domingo antes del Miércoles de Ceniza, que marca el comienzo de la Temporada de Cuaresma, deben utilizarse las lecuras para el Día de la Transfiguración.
Año A: Miqueas 6.1-8; Salmo 15; 1 Corintios 1.18-31; y Mateo 5.1-12.
Año B: Deuteronomio 18.15-20; Salmo 111; 1 Corintios 8.1-13; y Marcos 1.21-28.
Año C: Jeremías 1.4-10; Salmo 71.1-6; 1 Corintios 13.1-13; y Lucas 4.21-30.
*Quinto domingo después de Epifanía
Año A: Isaías 58.1-9a, (9b-12); Salmo 112.1-9, (10); 1 Corintios 2.1-12, (13-16); y Mateo 5.13-20.
Año B: Isaías 40.21-31; Salmo 147.1-11, 20c; 1 Corintios 9.16-23; y Marcos 1.29-39.
Año C: Isaías 6.1-8, (9-13); Salmo 138; 1 Corintios 15.1-11; y Lucas 5.1-11.
*Sexto domingo después de Epifanía
Año A: Deuteronomio 30.15-20; Salmo 119.1-8; 1 Corintios 3.1-9; y Mateo 5.21-37.
Año B: 2 Reyes 5.1-14; Salmo 30; 1 Corintios 9.24-27; y Marcos 1.40-45.
Año C: Jeremías 17.5-10; Salmo 1; 1 Corintios 15.12-20; y Lucas 6.17-26.
*Séptimo domingo después de Epifanía
Año A: Levítico 19.1-2, 9-18; Salmo 119.33-40; 1 Corintios 3.10-11, 16-23; y Mateo 5.38-48.
Año B: Isaías 43.18-25; Salmo 41; 2 Corintios 1.18-22; y Marcos 2.1-12.
Año C: Génesis 45.3-11, 15; Salmo 37.1-11, 39-40; 1 Corintios 15.35-38, 42-50; y Lucas 6.27-38.
*Octavo domingo después de Epifanía
Año A: Isaías 49.8-16a; Salmo 131; 1 Corintios 4.1-5; y Mateo 6.24-34.
Año B: Oseas 2.14-20; Salmo 103.1-13, 22; 2 Corintios 3.1-6; y Marcos 2.13-22.
Año C: Isaías 55.10-13; Salmo 92.1-4, 12-15; 1 Corintios 15.51-58; y Lucas 6.39-49.
Último domingo después de Epifanía: Día de la Transfiguración
Las siguientes lecturas deben utilizarse el domingo antes de la Cuaresma, no importa cuántos domingos hayan transcurrido desde el 6 de enero.
Año A: Éxodo 24.12-18; Salmo 2 o Salmo 99; 2 Pedro 1.16-21; y Mateo 17.1-9.
Año B: 2 Reyes 2.1-12; Salmo 50.1-6; 2 Corintios 4.3-6; y Marcos 9.2-9.
Año C: Éxodo 34.29-35; Salmo 99; 2 Corintios 3.12—4.2; y Lucas 9.28-36, (37-43).
La predicación efectiva se basa en la conexión con la audiencia, la autenticidad de la persona que predica y la preparación constante.
La predicación efectiva se fundamenta en la conexión con la audiencia. No se trata solo de transmitir información, sino de establecer un vínculo emocional y espiritual. Es importante conocer a la audiencia, entender sus necesidades y preocupaciones, y adaptar el mensaje para resonar con ella. La empatía es clave: ponerse en el lugar de quienes nos escuchan y abordar sus inquietudes.
Además, la autenticidad es fundamental. No proyecte una personalidad falsa, ya que la sinceridad y la coherencia fortalecen su credibilidad.
Finalmente, destacamos la relevancia de la preparación constante, pues la elaboración de sermones requiere estudio, reflexión y oración. En resumen, la predicación efectiva se basa en la empatía, la autenticidad y la preparación continua.
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En esta conferencia consideramos el tema de los estilos de predicación. En primer lugar, veremos cómo surge el estilo de predicación dominante en el protestantismo hispanoamericano: el sermón deductivo tradicional. Después consideraremos el estilo de predicación inductiva, un acercamiento contemporáneo surgido en contraposición y respuesta al modelo anterior.
Logos, pathos y ethos
Aristóteles afirmó qué la habilidad para influenciar a otras personas estaba íntimamente relacionada con tres aspectos de la comunicación que, identificados por sus palabras griegas, son “logos”, “pathos” y “ethos”. Basado en esta estructura, Agustín argumenta que todo sermón debe enseñar, deleitar y persuadir.
Por lo tanto, el mito de que todo sermón debe tener “tres puntos” se basa en este modelo retórico, donde todo discurso debe apelar a la razón (“logos”), al corazón (“pathos”) y a la voluntad (“ethos”).
El sermón deductivo
El sermón tradicional comienza con el anuncio de su idea central. Dicho de otro modo, el sermón sigue una lógica deductiva que va de lo universal a lo particular. La iglesia ha usado el sermón deductivo tradicional por centenares de años para proclamar el evangelio y bendecir a la humanidad. La pregunta que se impone es si este estilo homilético sigue siendo útil en nuestros tiempos.
El sermón inductivo
La característica principal del estilo de predicación inductivo es que presenta las conclusiones al final de sermón. De este modo, la verdad central que buscamos comunicar está en su lugar lógico: al final de la presentación. Durante la predicación, mientras construimos el argumento, el oyente va haciendo conexiones personales con las ideas y las historias que presentamos. Así el sermón se convierte en un diálogo donde la audiencia colabora con la persona que predica en la aplicación del mensaje.
La Nueva Escuela de Homilética
La propuesta de Fred B. Craddock llegó en un momento oportuno, creando la Nueva Escuela de Homilética estadounidense (conocida en inglés como New Homiletic). Este nuevo enfoque afirmaba la unidad de la forma y el contenido, exhortando a quienes predican a seguir la lógica del texto bíblico en lugar de imponerle puntos homiléticos. También valoraba la narración, afirmaba el carácter contextual de la verdad, y exploraba la poesía del lenguaje. Basada en la idea de que el sermón es un evento, este nuevo enfoque buscaba la transformación del oyente por medio del encuentro con Dios y su palabra.
Objeciones al modelo inductivo
Ahora bien, la gran crítica al modelo inductivo es que, de acuerdo a sus críticos, niega la existencia de la “verdad”, particularmente de las “verdades universales”. En lo personal, he escuchado a varios expertos en el campo de la homilética tradicional afirmar equivocadamente que el método de inductivo desarrollado por Craddock convierte el texto bíblico en una mera imagen que puede ser interpretada de manera arbitraria. Para decirlo con toda claridad, critican el enfoque inductivo argumentando que permite que el predicador interprete los textos bíblicos como le venga en gana.
Esta crítica es completamente injusta, dado que caricaturiza la predicación inductiva. La Nueva Escuela de Homilética afirma la existencia de la verdad universal, dado que Dios es la fuente de dicha verdad. La diferencia es que el enfoque tradicional entiende que la verdad es “proposicional”, es decir, que puede enunciarse claramente con palabras y plasmarse de manera escrita, mientras la nueva escuela afirma que la verdad trasciende las palabras humanas. En este sentido, el nuevo enfoque afirma que la verdad no es algo que se escribe en un papel, sino alguien que se ha revelado a la humanidad para salvarla: Jesús de Nazaret. La verdad no se encuentra en una declaración teológica sino en la experiencia de tener un encuentro transformador con Dios, por medio de Jesucristo, en el poder del Espíritu Santo.
Modelos inductivos en el púlpito hispano
A lo largo de los años he comprendido que los predicadores y las predicadoras de gran efectividad en el púlpito emplean elementos inductivos en sus sermones de manera natural y espontánea. Su predicación se caracteriza por el uso de historias, ilustraciones, preguntas, alusiones poéticas y hasta diálogos que son inherentemente inductivos. Podemos identificar varios modelos de sermones que son naturalmente inductivos en la predicación hispanoamericana. Algunos de estos modelos inductivos surgieron en el ámbito Pentecostal.
Conclusión: Dos estilos de predicación
En conclusión, afirmo que toda persona que predique profesionalmente debe conocer y dominar tanto el estilo deductivo tradicional como el inductivo. El modelo deductivo ha sido y seguirá siendo útil para la iglesia, a pesar de sus limitaciones. Sin embargo, la predicación inductiva es y será un instrumento muy útil a la hora de alcanzar a las personas no creyentes, particularmente aquellas que se identifican con las nuevas generaciones postmodernas.
Esta Conferencia – Taller se ofrece al nivel introductorio, completamente en línea. ¡Estudie a su ritmo, a la hora que desee, desde cualquier lugar con acceso al Internet! Las personas participantes tendrán acceso a vídeos educativos y archivos de audio de la conferencia principal. También acceso a algunos materiales escritos de manera gratuita, aunque otros materiales tendrán un costo adicional.
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¿Cuán importante es la Predicación cristiana?
La predicación es el medio principal que utiliza la Iglesia cristiana para compartir el mensaje del Evangelio. Es una práctica ministerial que requiere disciplina y estudio. Predicamos en obediencia a la Palabra de Dios, que nos dice en 1 Corintios 1.21 al 25 (RVC):
Porque Dios no permitió que el mundo lo conociera mediante la sabiduría, sino que dispuso salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Los judíos piden señales, y los griegos van tras la sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que para los judíos es ciertamente un tropezadero, y para los no judíos una locura,pero para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
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Episodio del podcast PREDIQUEMOS que explora la definición de cada uno de los rudimentos de la homilética y la predicación cristiana.
¿Qué son los rudimentos de la predicación? ¿Cómo podemos definirlos? ¿Cuáles son sus características básicas? ¿Cuál es su propósito? ¿Por qué son tan importantes? En este vídeo educativo el Dr. Pablo A. Jiménez define este importante concepto.
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PREDIQUEMOS es un podcast dedicado a la predicación, el liderazgo y la teología pastoral, producido por el Dr. Pablo A. Jiménez. Puede escuchar la versión en formato audio por medio de iTunes, de Spotify o de su agregador de podcast favorito.
PREDIQUEMOS es un video y audio podcast dedicado al estudio y la exposición de la predicación, el liderazgo y la teología pastoral.
¿Cuántos tipos de sermones existen? ¿Cómo podemos clasificarlos? ¿Cuáles son sus características básicas? ¿Cuáles son sus propósitos? En este episodio de PREDIQUEMOS el Dr. Pablo A. Jiménez define este importante concepto. Incluimos tanto el audio como el vídeo de este episodio.
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