En este video titulado “Predicar el Evangelio | Homilética”, el Dr. Pablo Jiménez, junto al Pastor Díaz-Pabón, ofrece una enseñanza profunda sobre el arte de la homilética, es decir, la predicación efectiva del Evangelio.
A lo largo del video, los ponentes comparten sus experiencias y conocimientos en la proclamación del mensaje cristiano, resaltando la importancia de predicar el Evangelio con claridad, pasión y fidelidad a las Escrituras. El Dr. Jiménez destaca que predicar el Evangelio no solo requiere habilidad técnica, sino también un llamado espiritual, subrayando la necesidad de que los sermones sean bíblicamente sólidos y culturalmente relevantes.
El Pastor Díaz-Pabón, conocido por su enfoque práctico y directo, complementa la conversación sobre cómo predicar el Evangelio al enfatizar la conexión entre el predicador y su audiencia. Ambos predicadores coinciden en que el éxito en la predicación no se mide solo por la elocuencia, sino por la transformación espiritual que provoca en las vidas de los oyentes. En este sentido, la homilética es vista como una herramienta poderosa para comunicar la verdad del Evangelio de manera accesible y transformadora.
Pablo A. Jiménez * Angel Luis Díaz-Pabón * Marvin Peluffo
Este video es una valiosa fuente de aprendizaje para pastores, líderes religiosos y cualquier persona interesada en mejorar sus habilidades de predicación. A lo largo de la discusión, se ofrece orientación práctica sobre cómo estructurar sermones, conectar con la congregación y ser fieles al mensaje de Cristo. Sin duda, es un recurso útil para quienes desean profundizar en su llamado a compartir el Evangelio con efectividad.
Este taller está diseñado para ayudar a los participantes a descubrir y desarrollar sus fortalezas, valores y habilidades de liderazgo, con el fin de impulsar su crecimiento personal y ministerial. Durante la sesión, los asistentes participarán en diversas actividades prácticas y reflexivas, incluyendo la identificación de valores personales, el desarrollo de habilidades de liderazgo y la planificación de objetivos específicos. El taller no solo busca empoderar a los líderes para que actúen de manera auténtica y eficaz, sino que también los prepara para enfrentar los desafíos de su ministerio con confianza y claridad. Este es solo el primer paso en un camino hacia la excelencia en la predicación, comprometido a formar predicadores capaces y dedicados que puedan impactar de manera significativa a sus comunidades.
El proyecto “Un Millón de Predicadores” es una iniciativa transformadora que busca capacitar a un millón de líderes hispanohablantes en el arte de la predicación. A través de talleres especializados, este programa ofrece herramientas esenciales para perfeccionar el don de la predicación y fortalecer el liderazgo en la comunidad evangélica. Desde el adiestramiento de nuevos predicadores hasta la renovación de aquellos con experiencia, la misión es clara: impactar vidas y transformar comunidades con el mensaje del Evangelio. Esta propuesta no solo satisface la necesidad de formación de líderes apasionados y comprometidos, sino que también proporciona recursos de alta calidad para estructurar sermones efectivos y memorables. Unirse a “Un Millón de Predicadores” es más que participar en un programa; es ser parte de un movimiento histórico que está marcando la diferencia en el mundo hispanohablante. ¡Haz historia con nosotros!
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Solicite una beca de $400 US para facilitar su participación en los 21 talleres de Un Millón de Predicadores usando el siguiente enlace:
Acceda libre de costo a la conferencia – introductorio a “El ABC de la Predicación”, la presentación electrónica y las notas que resumen la conferencia sobre homilética y predicación. Puede ver y escuchar la conferencia, como también puede leer la presentación electrónica. Puede descargar las notas sobre la conferencia, en formato PDF, a su dispositivo.
Para recibir elCertificado de participación, debe ver todos los vídeos, leer todos los materiales y contestar la prueba de manera satisfactoria. Le rogamos que, después de ver la conferencia, deje un comentario indicando qué aprendió y qué preguntas o dudas, si algunas, quedan en su mente sobre el contenido de la conferencia.
¿Cómo predicar? Introducción a la predicación cristiana
En este curso aprenderá técnicas y principios para llevar a cabo una predicación efectiva y que tenga un impacto transformador en los oyentes. Algunos de los temas que se cubrirán en el curso incluyen:
La importancia de la predicación transformadora en el contexto de la iglesia y la sociedad.
El uso de sermones temáticos y expositivos.
Cómo estructurar y organizar un sermón de manera clara y coherente.
La importancia de la interpretación bíblica en la predicación.
Cómo conectar con el público y transmitir el mensaje de manera efectiva.
Al finalizar este curso, usted estará equipado o equipada con las herramientas necesarias para llevar a cabo una predicación transformadora y relevante en su ministerio. Para recibir elCertificado de participación, debe ver todos los vídeos, leer todos los materiales y contestar todas las pruebas de manera satisfactoria.
Este curso apenas introduce al o a la participante al campo de la predicación. Aquellas personas que deseen una introducción general pueden leer mi libro Principios de Predicación. Del mismo modo, para profundizar en el tema puede leer mi libro de homilética avanzada titulado Predicación en el Siglo XXI y adquirir La Biblia para la predicación, un volumen que edité para las Sociedades Bíblicas.
Homilética: Materiales educativos sobre teoría homilética, la enseñanza y la práctica de la predicación cristiana, producidos por el Dr. Pablo A. Jiménez. Estas publicaciones tienen el propósito de enseñar cómo predicar a principiantes y cómo optimizar la predicación de personas de experiencia.
Sermones: Acceda a todas nuestras páginas de sermones y prédicas cristianas.Aquí encontrará el índice que le llevará a nuestras diversas páginas relacionadas. En cada una de esas páginas encontrará lo más visto en DrPabloJimenez.com: audios, vídeos, manuscritos y bosquejos, algunos listos para predicar, completamente libres de costo.
Biblia: Acceda a vídeos y materiales educativos sobre la Biblia, enfocando en el estudio del Nuevo Testamento y en la hermenéutica o interpretación bíblica.
Teología:Acceda a vídeos, audios, artículos, ensayos y otros materiales sobre teología, teología pastoral, teología práctica, e historia de la Iglesia, por Pablo A. Jiménez.
Libros: Adquiera publicaciones escritas por el Dr. Pablo A. Jiménez o producidas por su ministerio (Prediquemos y drpablojimenez.com) por medio de nuestra tienda cibernética en Amazon.com.
En este sermón basado en Lucas 15:11-24, Pablo A. Jiménez explora la parábola del Hijo Pródigo para ilustrar el amor y la misericordia de Dios. Jesús, un maestro excepcional, utilizaba parábolas para enseñar sobre el reino de Dios, comparándolo con situaciones cotidianas. En esta parábola, un padre judío tiene dos hijos, y el menor pide su herencia anticipadamente, un acto que implica un gran desprecio y dolor para el padre. A pesar de que la ley permitía un castigo severo para los hijos rebeldes, el padre elige la ruta de amor y concede la petición de su hijo.
El hijo menor se marcha y desperdicia su herencia en una vida disoluta. Cuando se queda sin dinero encuentra trabajo cuidando cerdos, una ocupación despreciable para un judío. Finalmente se da cuenta de su error y decide regresar a casa, dispuesto a ser tratado como un obrero. Sin embargo, su padre, lleno de amor, lo ve desde lejos, corre hacia él, lo abraza y organiza una fiesta para celebrar su regreso.
El padre pide ropa nueva, un anillo y sandalias para su hijo, símbolos de restauración de su dignidad y posición en la familia. La reacción del padre subraya que lo importante es que el hijo ha regresado, no las razones detrás de su retorno.
Eta prédica concluye afirmando que la parábola muestra cómo, a pesar de la rebeldía humana, Dios nos espera con amor. Dios está dispuesto a perdonarnos y a recibirnos con los brazos abiertos, reflejando el carácter redentor y misericordioso del reino de Dios.
La prédica cristiana titulada “Rutas de restauración” basada en Juan 3.16 aborda el tema de la restauración espiritual a través de Jesucristo. Apropiado para el Viernes Santo, refleja cómo la tecnología, aunque útil, ha simplificado experiencias que antes eran comunes, como perderse, sirviendo como metáfora de cómo a menudo las personas no reconocen estar espiritualmente perdidas.
Jiménez utiliza el relato bíblico de Adán y Eva para ilustrar cómo, tras el pecado, no solo se perdieron, sino que comenzaron a experimentar emociones negativas como la vergüenza y el miedo, no dándose cuenta de su estado hasta enfrentar una crisis. Esta historia sirve para enfocarse en cómo el pecado ha roto relaciones fundamentales del ser humano: con Dios, con otros, con la naturaleza y consigo mismo.
El sermón avanza discutiendo cómo, a lo largo de la historia, Dios ha intentado restaurar estas rupturas a través de pactos y leyes, especialmente mediante la Torá dada a Israel. Sin embargo, Jiménez señala que la ley por sí sola no fue suficiente para la restauración completa, lo que llevó a Dios a establecer un nuevo pacto, prometido en Jeremías 31, que implicaba una relación más profunda y personal mediante la escritura de la ley en los corazones de las personas y una nueva relación con el Espíritu Santo, conforme a Joel 2.
El foco del sermón es el sacrificio de Jesucristo, visto como la culminación de los esfuerzos de Dios por salvar a la humanidad. Jesucristo no solo vino a enseñar y predicar, sino a ofrecer su vida como un sacrificio final, cumpliendo las funciones tanto de sacerdote como de víctima perfecta. Este acto abre un camino nuevo y vivo hacia la salvación, según la enseñanza de la Epístola a los Hebreos.
En conclusión, el sermón enfatiza que la oferta de salvación a través de Cristo está disponible ahora. Es un mensaje de esperanza que ofrece a los oyentes una “ruta hacia la restauración” sin más sacrificios necesarios, ya que Cristo ya ha pagado el precio completo por la salvación. El mensaje termina con un llamado a responder con amor al que lo ha dado todo por amor.
La prédica cristiana titulada “No sabía que me tocaba a mí”, escrita por el Dr. Pablo A. Jiménez interpreta la narrativa bíblica de Marcos 6.30-44, destacando la comisión de Jesús a sus discípulos para ser colaboradores activos en la misión de salvar a la humanidad. El texto utiliza una estructura narrativa para recalcar la tarea misionera de la Iglesia y enfatiza el llamado a la acción personal en el ministerio.
Este ejemplo de predicación narrativa comienza describiendo el agotamiento de los discípulos tras predicar el mensaje del Reino de Dios en Galilea, donde experimentaron éxito en su ministerio, con conversiones y milagros. Sin embargo, su regreso se ve empañado por la noticia del asesinato de Juan el Bautista por Herodes Antipas, lo que marca un punto de inflexión emocional en la historia.
Jesús, consciente del cansancio de sus seguidores, les invita a descansar en un lugar apartado, evocando su propio retiro en el desierto. Al llegar, se encuentran con una multitud que los ha seguido, deseosa de escuchar a Jesús. Al ver a la multitud desorientada y necesitada, Jesús se conmueve y decide enseñarles, destacando su compasión y su rol como pastor de aquellos que están perdidos.
El clímax de la historia ocurre cuando Jesús desafía a sus discípulos a alimentar a la multitud, a pesar de su inicial resistencia y preocupación por la falta de recursos. Jesús les pide que revisen lo que tienen, encontrando solo cinco panes y dos peces. A través de un acto de fe y la bendición de Jesús, estos alimentos se multiplican milagrosamente, alimentando a todos y dejando sobras, lo que simboliza una provisión abundante.
El milagro se interpreta como una manifestación del Salmo 23, con Jesús como el Buen Pastor que provee para su rebaño. El episodio culmina con una lección vital para los discípulos: ellos también están llamados a ser pastores, evaluando y atendiendo las necesidades materiales y espirituales de la gente. La multiplicación de los panes no solo atiende una necesidad física inmediata, sino que también enseña sobre la responsabilidad de cuidar a los demás, un principio central en la misión de la Iglesia.
En resumen, el sermón utiliza la narrativa del milagro de los panes y los peces para ilustrar la importancia del liderazgo compasivo y proactivo en el ministerio cristiano, enfatizando el llamado a cada creyente a participar activamente en la misión de la Iglesia, tanto en el plano espiritual como en el material.
Un sermón del Dr. Pablo A Jiménez sobre la Parábola de la viña, texto también conocido como el Cantar de la vida.
La Biblia, aparte de su valor religioso, tiene valor literario. En ella encontramos prosa, narración, leyes, poemas y cánticos. Estos pasajes bíblicos hablan de Dios, de la relación entre Dios y la humanidad, de la relación entre los seres humanos y de la relación que toda persona tiene consigo misma. Y entre esas porciones bíblicas se encuentran algunas de las piezas literarias más hermosas producidas jamás.
El capítulo 5 del libro del profeta Isaías contiene una de esas porciones bíblicas “clásicas”: el poema o canción de la viña.
Isaías 5 tiene una forma literaria particular, dado que el texto es una canción de amor. Sí, es una canción de amor que Dios, el “novio”, le dedica a su “amada”, la comunidad de fe. Es una canción de amor que comunica los sentimientos divinos hacia la humanidad.
En la primera línea, el profeta presenta el cántico y lo dedica al pueblo de Dios (v. 1a). A partir de la segunda frase (v. 1b), el profeta habla en nombre de Dios, dando voz a las sentimientos divinos. El profeta habla a nombre de un “amigo”, quien será identificado más adelante. Todo comienza con una afirmación muy sencilla: El amigo plantó una viña en terreno fértil (v. 1b-c).
En la literatura hebrea, es común comparar a la persona amada con una viña, es decir, con un sembradío de uvas. Esta imagen aparece en varias veces en el libro del Cantar de los Cantares, específicamente en 1:6, 2:15 y 8:12.
El v. 2 describe los cuidados que el “amigo” tiene para con su viña. Todas las imágenes recalcan el cuidado que tiene el amado por su amada. El “amigo” ha colocado una cerca alrededor de la viña, para evitar la entrada de ladrones y de animales salvajes (v. 2a). También ha quitado las piedras que estorban el proceso de sembrar (v. 2a). Aunque toda persona que desea sembrar debe quitar las piedras del terreno, esto es una referencia al terreno israelita, particularmente en la zona noroeste, que está lleno de rocas de basalto, es decir, de piedras negras de origen volcánico.
Una vez preparado el terreno, el “amigo” plató las semillas de mejor calidad (v. 2b). Además, construyó una torre desde la cual vigilantes podían proteger la viña (v. 2c) y un “lagar”, es decir, un pequeño edificio donde había recipientes para aplastar las uvas maduras, extrayendo su jugo (v. 2d).
Como es evidente, el “amigo” había invertido tanto tiempo y dinero en este proyecto porque esperaba que su viñedo produjera uvas dulces, de buena calidad (v. 2e). Sin embargo, el “amigo” no recibió lo esperado. En lugar de uvas dulces, su viña produjo uvas agrias, es decir, uvas que no eran adecuadas para producir vino (v. 2f).
En el v. 3, el profeta presenta la situación ante la consideración de sus amigos y vecinos para que juzguen el caso, diciendo “juzgad entre mí y mi viña”. Este es un ejemplo de la justicia popular israelita, donde los vecinos de una comunidad—particularmente los líderes de los clanes y las familias prominentes—se reunían para impartir justicia. El profeta pregunta qué más hubiera podido hacer su amigo en este caso (v. 4a-b). Y, por segunda vez, usa el verbo esperar (compare con v. 2e): ¿Cómo es posible que la buena semilla hubiera dado uvas comunes y corrientes? ¿De dónde salieron estas uvas agrias y, por lo tanto, inútiles?
La justicia divina
Sin esperar respuesta, el “amigo” toma la palabra e indica cómo ha de responder a la situación (v. 5a-b). El dueño va a quitar la verja que protegía la viña, para que los vecinos se coman las uvas y los animales se coman las plantas (v. 5c-d).
Además, el dueño planea abandonar la viña, es decir, no ha de cultivarla más (v. 6a-b). Por lo tanto, la viña antes bien cuidada ahora estará llena de hierba mala, de cizaña, de matojo (v. 6c). Y, en la primera referencia al poder divino del “amigo”, hasta mandará a las nubes que no derramen más lluvia sobre la viña (v. 6d-e). Así la identidad del amigo queda clara: El “amigo” enamorado es Dios.
El v. 7 ofrece una interpretación clara del cantar de la vida, dejando clara la identidad de la viña. Israel es la viña y sus habitantes son las uvas. Este pueblo desciende de Abraham, de Isaac, de Jacob y del resto de las personas llamadas por Dios, de acuerdo al libro del Génesis. Por lo tanto, el pueblo es fruto de “semillas escogidas”. Esto explica por qué Dios esperaba buenos frutos de su pueblo. Es lógico esperar que las personas descendientes de Abraham, el padre de la fe, sean fieles a Dios.
No obstante, el pueblo no dio buen fruto, es decir, no cumplió con las expectativas que Dios tenía. El v. 7 termina con dos juegos de palabras, en el idioma hebreo original. El texto dice: “Esperaba juicio, y hubo vileza; justicia, y hubo clamor.”
Primero, la palabra traducida como “juicio”, es la palabra hebrea “mishpat”, que tradicionalmente se traduce como “justicia” pero que también significa “buena obra” o “acto de justicia”. Y la palabra hebrea traducida como “vileza” es la palabra hebrea “mispah”, que significa derramamiento (de sangre). Segundo, la palabra traducida como “justicia” es la palabra “tsedaka” y la palabra “clamor” o grito es “tse’aka”.
Ahora podemos comprender mejor la calidad literaria del texto. El cantar de la viña termina denunciando los pecados del pueblo, afirmando que en lugar de justicia (“mishpat”) el pueblo derrama sangre inocente (“mispah”); que en lugar de justicia (“tsedaka”) el pueblo desesperado grita (“tse’aka”).
Las expectativas divinas
Queda claro que, aún en medio de la crisis social que arropa nuestro mundo, Dios espera que su pueblo de buen fruto. Aún en medio de derramamiento de sangre que continúa manchando nuestras calles, Dios desea que el pueblo actúe con justicia. Aún en medio de los gritos de desesperación de la gente inocente, Dios desea que su pueblo sea un agente de justicia.
Sí, Dios espera grandes cosas de su pueblo. Si usted se identifica como creyente, Dios espera buenos frutos de usted. Por eso, nos atrevemos a afirmar que el mensaje que Dios lanzó al antiguo pueblo de Israel por medio del profeta Isaías sigue vigente. Hoy, Dios espera que su Iglesia produzca buen fruto, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Una prédica cristiana sobre cómo discernir el plan de Dios para nuestras vidas y nuestras congregaciones, basada en la vida del Apóstol Pablo
Esta prédica introduce a la audiencia al ministerio del Apóstol Pablo, destacando los desafíos que enfrentó al predicar tanto en su tierra natal como en tierras extranjeras. Recalca que Pablo era un hombre bicultural y bilingüe, que antes de convertirse en un líder cristiano, era un fariseo que perseguía al movimiento de Jesús. Tras su conversión, junto con Bernabé, fue comisionado por la iglesia en Antioquia para predicar el Evangelio, iniciando sus viajes misioneros por Chipre y Asia Menor.
El texto también aborda el conflicto entre Pablo y Bernabé, que surge al planear visitar una vez más las iglesias establecidas en Asia Menor durante su primer viaje. Este desacuerdo provocó que ambos se separaran, y Pablo continuó su ministerio con Silas y más tarde con Timoteo.
Durante su segundo viaje misionero, Pablo enfrentó la inesperada oposición divina cuando el Espíritu Santo le prohibió predicar en Asia, lo cual llevó a Pablo a Macedonia tras recibir una visión.
El sermón reflexiona sobre cómo Pablo, a pesar de ser un predicador preparado e influyente, inicialmente no comprendió la voluntad de Dios para su ministerio, lo cual lo llevó a predicar en el lugar equivocado. Pregunta si su trasfondo fariseo, un grupo judío que tenía una teología nacionalista, le impidió comprender la voluntad de Dios.
Resalta la importancia de estar abierto a cambios inspirados por Dios, siguiendo la dirección divina, incluso cuando esto signifique abandonar lo familiar y, por lo tanto, más cómodo. Recalca que así como Pablo desarrolló su relación más estrecha con iglesia en Filipos, la comunidad de fe que no quería fundar, nosotros también podemos encontrar el futuro más dulce cuando discernimos y obedecemos el plan de Dios para nuestras vidas.
Reseña académica del libro Discursos a mis estudiantes, escrito por Charles Haddon Spurgeon (El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1950).
Discursos a mis estudiantes de Charles Haddon Spurgeon (1834 – 1892) es un clásico en la literatura cristiana y que ha sido particularmente influyente en la formación de predicadores. Este libro recopila una serie de conferencias del conocido predicador bautista del siglo XIX dirigidas a candidatos al ministerio del Tabernáculo Metropolitano.
Contenido del libro
El libro abarca una amplia gama de temas, todos centrados en la vida y el ministerio del predicador. Spurgeon toca aspectos como la importancia del llamado al ministerio, la preparación personal y espiritual, la elaboración y entrega de sermones, y la importancia de vivir una vida coherente con el mensaje que se predica.
Plática 1: La vigilancia que de sí mismo debe tener el ministro: Spurgeon habla sobre la seriedad y la santidad del ministerio pastoral, enfatizando la necesidad de vigilancia constante y autocrítica.
Plática 2: La vocación al ministerio. En este capítulo, Spurgeon discute la importancia de tener un claro llamado al ministerio, destacando que no todos están destinados para este trabajo.
Plática 3: La oración privada del predicador. Spurgeon indica que el predicador debe orar continuamente, pues la oración es parte de la preparación para predicar.
Plática 4: La oración pública del predicador. Aquí el autor exhorta a los predicadores a hacer oraciones libres y espontáneas, que entiende son las más bíblicas. Esto implica alejarse de las oraciones escritas en manuales ministeriales y libros de oración.
Plática 5: Sermones — Su asunto. Spurgeon enfatiza que la predicación debe enseñar la verdad. Se deben predicar las doctrinas más sencillas, de manera clara. El asunto del sermón debe resumir su enseñanza principal.
Plática 6: Sobre la elección de un texto. El predicador debe escoger personalmente el texto del cual va a predicar. Spurgeon aconseja predicar de toda una variedad de textos, estudiándolos de manera continua y responsable.
Plática 7: Modo de espiritualizar. Spurgeon respalda el uso de la alegoría, exhortando a espiritualizar el texto de manera responsable.
Plática 8: Sobre la Voz. Se dan consejos sobre cómo mejorar y cuidar la voz para la predicación efectiva.
Plática 9: Sobre la atención. Este capítulo subraya la importancia de conseguir y retener la atención de la audiencia. Afirma que la atmósfera en el local donde se lleva a cabo el culto debe conducir a la adoración. El predicador debe hablar de manera sencilla y agradable. No debe improvisar el sermón, ni repetir las mismas ideas una y otra vez.
Plática 10: El don de hablar espontanente. Spurgeon advierte que este tipo de predicación no es para principiantes. Ahora bien, reconoce que hay momentos donde es necesario predicar de manera extemporánea. Su mejor consejo es mantener una vida de constante estudio que le prepare para predicar improntu. Esta técnica requiere mucha práctica, pues es fácil perder la habilidad si no se cultiva.
Plática 11: Decaimientos de ánimo del ministro. La vida ministerial puede tener muchas frustraciones y causar abatimiento. Se puede perder el ánimo después de un gran logro; el éxito puede conducir al desaliento.
Plática 12: Conducta del ministro en su vida ordinaria. El ministro nunca está “franco de servicio”. Aún en sus días de descanso, el predicador sigue siendo un ministro del Evangelio. El ministro debe ser sociable y jovial. no debe acaparar las conversaciones ni andar mendigando en las mesas de las personas adineradas. El ministro debe mantenerse firme en sus principios.
Plática 13: A los que cuentan con escasos útiles para trabajar. Spurgeon recalca la importancia de tener una buena biblioteca y de dominar los libros que uno tiene.
Citas pertinentes
A continuación compartimos algunas de las citas más interesantes de este libro:
Página 6: “En otras palabras: generalmente efectuaremos mejor la obra de Nuestro Señor, cuando los dones y gracias que hemos recibido nos hayan en buen orden; y lo haremos peor, cuando no lo estén. Esta es una verdad práctica para nuestra guía.”
Página 9: “El que un predicador del evangelio sea ante todo participante en él, es una verdad simple, pero al mismo tiempo una regla de la mayor importancia…la conversión es una cosa sine qua non en un ministro.”
Página 26: “La santidad en un ministro es su necesidad principal a la vez que su más piadoso ornamento.”
Página 74: “No hay retórica como la del corazón, ni escuela para aprenderla fuera del pie de la cruz.”
Págna 90: “La verdadera predicación es una aceptable adoración de Dios por la manifestación que hace de sus divinos atributos.”
Página 262: “Nunca tendremos grandes predicadores, sino hasta que tengamos grandes teólogos.”
Página 269: “Un buen discurso improvisado, no es otra cosa que la expresión de los pensamientos de un hombre práctico, de buena instrucción, que medita concienzudamente, y deja que sus ideas salgan por medio de su boca al aire libre.”
Página 299: “Sea cuál fue la situación en que nos hallemos, el púlpito es nuestra atalaya y el ministerio nuestra guerra; y aún cuando no podamos contemplar la faz de nuestro Dios, confiemos siempre en él escudos bajo la santa sombra de sus alas.”
Evaluación de Discursos a mis estudiantes de Spurgeon
“Discursos a mis estudiantes” es una obra profundamente arraigada en la devoción cristiana y la práctica pastoral. Spurgeon, conocido por su elocuencia y profundidad teológica, ofrece una guía invaluable para los predicadores en formación. Sus consejos abarcan desde aspectos prácticos como la elección de textos y el cuidado de la voz, hasta temas más profundos como la llamada al ministerio y la necesidad de integridad personal.
Una de las características más destacadas de Spurgeon es su estilo directo y apasionado. Su deseo genuino de ver a predicadores bien preparados y dedicados a su vocación se refleja en cada página. Además, ofrece consejos prácticos y anécdotas personales que le dan al libro un tono cálido y accesible.
Ahora bien, a pesar de su indudable valor es necesario tener en cuenta algunas características que limitan el uso de este libro en nuestros tiempos.
En primer lugar, sus consejos y ejemplos están anclados en el contexto histórico, cultural y temporal de Inglaterra en el siglo XIX. El libro refleja los valores de la Era Victoriana, lo que podría requerir una interpretación y aplicación contextual en el mundo moderno.
En segundo lugar, el libro no es un manual de predicación como tal, sino que recalca la importancia del caracter del ministro y de los hábitos que debe cultivar.
En tercer lugar, Spurgeon escribe en un momento donde las mujeres no eran aceptadas como pastoras ni predicadoras, lo que explica su uso exclusivo del género masculino al hablar de las personas llamadas a exponer el mensaje del evangelio.
A pesar de estas limitaciones, la contribución de Spurgeon sigue siendo pertinente por sus enseñanzas sobre la importancia del carácter, la pasión por la predicación y la dependencia del Espíritu Santo que debe caracterizar al liderazgo cristiano.
En resumen, Discursos a mis estudiantes es una obra clásica y esencial para quienes están involucrados en el ministerio cristiano, especialmente en la predicación, ya que ofrece tanto inspiración como guía práctica para quienes desean crecer en su vocación.
Si desea citar este escrito, puede usar el siguiente formato:
Jiménez, Pablo A. “Spurgeon: Discursos a mis estudiantes”, disponible en: 2024 https://www.drpablojimenez.com/2024/01/08/spurgeon-discursos-a-mis-estudiantes