¿Por qué cierran las Iglesias? – Nueva entrevista en Cambio 180

En toda Iberoamérica hay iglesias que desaparecen. Las razones son múltiples: se enfocan en sí mismas, tienen demasiados programas internos, se desconectan de la comunidad alrededor, carecen de un testimonio de la fe y pierden la razón por la que existen. ¿Cómo las iglesias podrían evitar su desaparición? Dialogamos sobre este tema con el Dr. Pablo Jiménez, decano asociado del Seminario Teológico Gordon-Conwell.

Dialogamos con Pablo sobre:

  • La generación de los constructores de iglesias.
  • La nueva generación y su falta de lealtad a las instituciones.
  • Las iglesias que crecen a expensas de las más pequeñas.
  • La migración de zonas rurales y pequeños pueblos a las ciudades.
  • La lentitud de las iglesias para cambiar.

Cambio 180 – ¿Por qué mueren las Iglesias y cómo evitarlo?

Cambio 180
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Cae la noche – Devociones – 30 de abril

Cae la noche y es tiempo de conectar con Dios

Leamos una porción bíblica y oremos al Señor. Comencemos la oración reconociendo que Dios es grande y amoroso. Continuemos presentando en oración a las personas que amamos, a nuestras amistades y familiares. Después presentemos en oración nuestras propias vidas, rogándole a Dios que nos de lo que nos conviene, no lo que deseamos. Terminemos la oración alabando a Dios, en el nombre de Jesús. AMÉN

#caelanoche #DrPj

Lectura Bíblica: Lucas 21.1-19

La ofrenda de la viuda

Jesús estaba observando a los ricos que depositaban sus ofrendas en el arca del templo, y vio que una viuda muy pobre depositaba allí dos moneditas de poco valor. Entonces dijo: «En verdad les digo, que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos aquellos ofrendaron a Dios de lo que les sobra, pero ella puso, en su pobreza, todo lo que tenía para su sustento.»

Jesús predice la destrucción del templo

Algunos hablaban de las hermosas piedras con las que el templo estaba adornado, y de las ofrendas dedicadas a Dios, así que Jesús les dijo: «En cuanto a lo que ustedes ven, vienen días en que no quedará piedra sobre piedra. Todo será destruido.»

Señales antes del fin

Entonces le preguntaron: «Y esto, Maestro, ¿cuándo sucederá? ¿Y qué señal habrá cuando esto ya esté por suceder?» Jesús les respondió: «Cuídense de no ser engañados. Porque muchos vendrán en mi nombre, y dirán: “Yo soy”, y también: “El tiempo está cerca.” Pero ustedes no los sigan. Y cuando oigan hablar de guerras y de levantamientos, no se alarmen, porque es necesario que esto suceda primero, pero el fin no llegará de manera repentina.»

10 También les dijo: «Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. 11 Habrá impresionantes terremotos, y hambre y pestilencias en diferentes lugares; también sucederán cosas espantosas y habrá grandes señales del cielo. 12 Pero antes de que todo esto suceda, a ustedes les echarán mano, los perseguirán, y los entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y por causa de mi nombre los harán comparecer ante reyes y gobernantes. 13 Pero esto les servirá para dar testimonio. 14 Propónganse en su interior no ponerse a pensar cómo responder en su defensa, 15 porque yo les daré las palabras y la sabiduría, las cuales no podrán resistir ni contradecir todos sus oponentes. 16 Ustedes serán entregados incluso por sus padres, hermanos, parientes y amigos, y a algunos de ustedes los matarán. 17 Por causa de mi nombre, todo el mundo los odiará, 18 pero ustedes no perderán ni un solo cabello de su cabeza. 19 Tengan paciencia, que así ganarán sus almas.

Meditemos

Lucas 21.3-4
Lucas 21.3-4

Me dijeron que era bella: En torno a la violencia contra la mujer

Me dijeron que tenía 24 años y que era bella. Me dijeron que tenía un hijo de ocho años, que había tenido a los 16. Me dijeron que desde los 14 años había sido la pareja sentimental de un hombre que era 10 años mayor que ella y que su relación había sido tormentosa.

Cuando llegué a la funeraria me dirigí a la primera capilla. Me acerqué al féretro y vi una mujer desfigurada, con la piel manchada, que parecía tener más de 40 años. Pensé que me había equivocado de capilla.

“El marido la estranguló, por eso se ve así”, me dijo un caballero que estaba a mi izquierda, cuya presencia yo no había notado. “Mírela”, me ordenó, señalando una fotografía colocada entre los arreglos florales.

La joven en la foto era tan hermosa como me habían dicho. La piel morena clara que exhibía en la foto había quedado atrás. Su compañero sentimental la había estrangulado, lo que había desfigurado su rostro, causando hematomas y hemorragias que le daban un color grotesco a su piel.

Salí de la capilla medio atontado por la escena. Afuera, encontré al padre de la joven, quien llevaba de la mano a su nietecito huérfano. El hombre lloraba en silencio, de manera casi imperceptible. Le extendí la mano, me presenté y le di el pésame. Secando sus lágrimas, el hombre trató de hablar para explicarme lo que había pasado. Yo lo detuve, indicándole que una de sus sobrinas, quien es miembro de la iglesia que pastoreo, ya me había contado todo.

El hombre continuaba estrechando mi mano, quizás porque necesitaba apoyo. Entonces le dije: “Yo sé que usted hizo todo lo posible por separarla de ese hombre. Esto no es su culpa. Es culpa del abusador”. Esas palabras motivaron un torrente de lágrimas y de palabras. El padre enlutado me contó cómo la joven se había enamorado del abusador siendo una niña; cómo los intentos de disciplinarla fallaron; y cómo el abusador escapó a acusaciones de violación técnica y de violencia doméstica.

Lo más triste es que, aún después de convertirse en toda una mujer, la joven mantenía una relación ambivalente y tormentosa hacia el abusador. Lo mismo le ponía una orden de protección que se iba de fin de semana con él. No deseaba ser golpeada, pero respondía celosa si se enteraba que el abusador estaba saliendo con otra mujer. Por alguna razón, la joven no encontraba cómo romper los lazos que la unían al abusador.

Durante las semanas que precedieron a su muerte, la familia le dio un ultimátum a la joven: “O rompes la relación con el abusador o te vas de la casa”. En respuesta, la muchacha volvió a solicitar una orden de protección. La corte asignó una fecha para revisar la pensión alimentaria y la custodia. Empero, el abusador le pidió una última oportunidad y la joven accedió a verlo. Ese fue el error que le costó la vida.

El padre de la joven muerta, quien era un perfecto extraño, me abrazó y lloró en mi hombro un rato. “Yo vuelvo mañana”, le dije cuando finalmente se calmó un poco. “El entierro es a las 10:00 a.m.”, respondió.

(Publicado originalmente el 12 Mayo 2008)

Rompa el ciclo de violencia contra la mujer

Rompa el Ciclo de Violencia
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Recursos sobre predicación y postcolonialismo

La prestigiosa revista HOMILETIC ha dedicado su Volumen 40 No 1 (2015) a explorar perspectivas postcoloniales sobre la predicación. El Rev. Jiménez escribió uno de los ensayos de este volumen.

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Tienes que buscar de nuevo (Juan 3.1-5)

Un sermón sobre el encuentro entre Jesús y Nicodemo, basado en Juan 3, el texto que habla sobre el nuevo nacimiento.

Pablo A. Jiménez
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Un nuevo Pentecostés (Joel 2.28-32)

Un sermón sobre la promesa del derramamiento del Espíritu Santo, basado en Joel 2.28-32, apropiado para el Día de Pentecostés.

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