Principios de evangelización es una conferencia sobre cómo evangelizar, con el propósito de revitalizar una iglesia local.
La conferencia titulada “Principios de evangelización” presenta un marco integral para entender y mejorar el proceso de evangelización en contextos eclesiales. Inicia estableciendo el propósito de la conferencia, que es explorar principios básicos sobre la evangelización, centrada en la transmisión del mensaje salvador en Cristo mediante el poder del Espíritu Santo.
La idea central de la conferencia titulada “Principios de evangelización” es que el crecimiento de la iglesia no puede ser forzado. El crecimiento es algo que Dios otorga, de acuerdo al NT. Sin embargo, la iglesia puede y debe crear condiciones propicias para dicho crecimiento, como “preparar el terreno” y “sembrar la semilla”, dejando el fruto en manos de Dios.
Christian A. Schwarz identifica ocho características de iglesias saludables en su libro “Desarrollo Natural de la Iglesia”. Estas características incluyen: capacitación y desarrollo de liderazgo, reconocimiento y uso de dones espirituales, fomento de una espiritualidad ferviente, estructuras funcionales que faciliten el trabajo de la iglesia, un culto inspirador, células integrales que activen a la congregación, evangelismo orientado a las necesidades específicas de los no-creyentes, y la promoción de relaciones afectivas saludables y abiertas.
El factor mínimo
Además, se introduce el concepto del “factor mínimo”, que se refiere a la calidad más baja en cualquier área de la iglesia, limitando su crecimiento general. Se propone identificar y superar estos factores mínimos mediante estrategias específicas que incluyen: recalcar la importancia de la espiritualidad, establecer metas cualitativas, y estar atentos a nuevos desafíos que puedan surgir.
“Principios de evangelización” concluye con un llamado a superar estos factores mínimos sin perder de vista los principios cualitativos que fomentan el crecimiento saludable de la iglesia, motivando a los participantes a seguir creciendo en su fe y práctica.
Una meditación sobre la guerra en Israel y Gaza, territorio gobernado por Hamas, un movimiento de resistencia islámica
Introducción
Hace muchos años tuve el privilegio de estudiar junto a un pastor africano, proveniente de Zambia. Ese buen hermano me enseñó un dicho, aforismo o refrán común en su país: “cuando dos elefantes pelean quien sufre es la grama”.
La veracidad de la aforismo es evidente. Los elefantes son tan grandes que apenas se hacen daño, aunque puedan herirse mutuamente con sus colmillos. Quizás uno salga más ensangrentado que el otro. Sin embargo, la hierba, los arbustos y el césped que están debajo de sus pies ciertamente serán aplastados una y otra vez. Los elefantes sobrevivirán, la hierba quedará destruida.
Claro está, el punto de este proverbio tiene muy poco que ver con los elefantes. Describe la situación de aquellas personas que se encuentran atrapadas en situaciones imposibles donde dos personas, organizaciones, o naciones luchan entre si, sin pensar en el daño que le hacen a los demás.
Sobre la guerra en Israel y Gaza
Dos “elefantes” en guerra en Israel y Gaza
Al momento de escribir estas líneas hay dos “elefantes” luchando en la franja de Gaza. Por un lado, encontramos la organización política palestina conocida como Hamas, que lanzó un brutal ataque contra Israel que verdaderamente puede ser catalogado como un acto de terrorismo. ¿Por qué? Porque atacaron civiles, asesinaron niños, y aún tomaron video de sus actos para aterrorizar al mundo a través de las redes sociales. Para completar, raptaron más de 100 personas y hasta enviaron fotos y videos a sus seres queridos. Hamas cuenta con el respaldo de otras organizaciones, como Hezbollah, que está basada en El Líbano, y aún de naciones como Irán, un estado islámico que no es árabe.
El otro “elefante” es el ejército de Israel, que se considera como una fuerza armada élite en el mundo. El estado de Israel cuenta con el respaldo del gobierno de los Estados Unidos, que tiene la milicia más avanzada en la historia de la humanidad.
Estos dos “elefantes” están peleando en uno de los espacios más sobrepoblados del mundo, donde habitan unas 2 millones de personas. El pueblo palestino es heterogéneo. Aunque la mayoría de la población es musulmana, se estima que entre el 6% y el 15% de los palestinos son cristianos. De hecho, algunas de las comunidades cristianas más antiguas se encuentran precisamente en territorio controlado por las autoridades palestinas. Aún existen comunidades cristianas tan antiguas que adoran en arameo, el idioma que hablaba Jesús de Nazaret.
¿Quiénes sufren en la guerra en Israel y Gaza?
Bajo condiciones normales, en tiempos de guerra la población se desplaza a lugares más seguros. Esto es prácticamente imposible en Gaza, dado que el movimiento de la población está restringido. Aún en tiempos de paz, los palestinos no pueden moverse libremente. Egipto se encuentra al sur de la Península del Sinaí. Empero, a pesar de ser un país árabe y mayoritariamente musulmán, no está dispuesto a abrir la puerta a los cientos de miles de refugiados que vendrían de Gaza si abren sus bordes para recibirlos. Por lo tanto, la masa del pueblo está prácticamente atrapada en la Franja de Gaza, pisoteada por los dos “elefantes” que luchan allí.
Es innegable que a Hamas no le importa el bienestar del pueblo palestino, ya que sus líderes tomaron decisiones y coordinaron acciones que todo el mundo sabe tendrían consecuencias devastadoras para las masas empobrecidas. Del mismo modo, es innegable que el gobierno israelí atacará sin clemencia, dada la imposibilidad de discernir a simple vista a los palestinos que apoyan a Hamas del pueblo pobre que es víctima de esa organización terrorista.
El conflicto ya está planteado y sus consecuencias son inevitables. La violencia engendrará más violencia. Miles de personas inocentes fallecerán tanto en Israel como en Gaza. Muchos de los sobrevivientes se radicalizarán, alimentando así el ciclo de violencia que ha imperado en las zonas de conflicto.
La mejor descripción de la situación le escuché en un video donde un periodista entrevistó a una desesperada mujer palestina. Ella dijo: “esto no es cuestión de islam, judaísmo o cristianismo; es cuestión de humanidad”. La dama continuó la entrevista indicando no sabía qué hacer. En la región no hay servicio eléctrico ni servicio de agua potable. La falta de electricidad implica que el acceso a las comunicaciones es prácticamente nulo. Por lo tanto, la masa del pueblo no puede recibir alertas a través de la radio, la televisión o el Internet. Por eso, el gobierno israelí está anunciando los bombardeos tirando hojas sueltas desde aviones. Tampoco hay gasolina para transportes privados o públicos, lo que impide que el pueblo inocente escape de las zonas de conflicto. Los efectivos de Hamas se parapetan en edificios de apartamentos y aún en mezquitas, asegurando así que cualquier bombardeo costará vidas inocentes. En resumen, la masa pobre no tiene refugio en sus casas, no puede encontrar santuario en mezquitas, no puede escapar, no puede recibir los anuncios de ataques, ni tampoco puede quedarse en las calles donde impera la violencia.
¿Debemos orar por la paz?
Las comunidades cristianas debemos orar por la paz de esa tierra que consideramos santa. Debemos orar por el pueblo israelita, que hoy llora la muerte de más de 1,300 personas, está buscando cuidado médico para sus más 3,000 heridos y teme por la vida de las más de 100 personas secuestradas. Debemos notar que el ataque de Hamas ocurrió el 7 de octubre de 2023, que tiene varios significados religiosos. En primer lugar, ocurrió el sábado inmediatamente después de la fiesta de Sukkot, que el Biblia se conoce como la fiesta de los Tabernáculos o Cabañas. Está fiesta comenzó el sábado 30 de septiembre y se extendió hasta el viernes 6 de octubre. En segundo lugar, el sábado 7 de octubre de 2023 fue un día festivo nacional, celebrando Simchat Torah, es decir, el fin del ciclo de lecturas del Pentateuco—los cinco libros de Moisés—y el comienzo de un nuevo ciclo de lecturas. Literalmente, la fiesta se llama “regocijándonos con la Torah”. En tercer lugar, fue en descanso sabático, el Shabbat, cuando las calles de Israel están prácticamente desiertas. Por lo tanto, el pueblo de Israel está traumatizado.
También debemos orar por las masas pobres en los territorios palestinos, que van a sufrir enormemente durante este conflicto. En particular, la niñez, la juventud, las mujeres, las personas discapacitadas y las de la tercera edad tienen un futuro incierto.
Yo sé que algunos líderes religiosos piensan que no debemos orar por el pueblo palestino. Con todo el respeto que merecen, creo que están equivocados. ¿Por qué? Porque Jesús de Nazaret nos advirtió que en el mundo siempre habrá conflicto y ese conflicto siempre causará aflicción: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn 16.33).
Confiamos en Jesucristo
Nosotros confiamos en aquel que ha vencido el conflicto, derrotando a las fuerzas del mal, del pecado y de la muerte en la cruz del calvario. Entre los muchos textos bíblicos que nos hablan sobre la victoria de Cristo, uno de los más importantes es Colosenses 2.13-15:
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.”
Conclusión
Finalmente, debemos recordar que Dios desea la transformación del mundo y la conversión de todo ser humano, aun de aquellos que al parecer no tienen redención: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 P 3.9).
Oremos por la paz.
Oremos por la conversión de toda la humanidad y por la transformación del mundo.
Oremos por la llegada del Reino de Dios. Quiera Dios tener compasión de nosotros.
La ideología de la supremacía racial es incompatible con la teología bíblica, ya que doctrina de la creación afirma que Dios creó toda la humanidad de un mismo origen.
Debe quedar claro que la Iglesia de Jesucristo, al nivel mundial, hoy condena tanto las acciones como la ideología de la supremacía blanca, en todas sus expresiones. Si bien en el pasado la Iglesia fue cómplice del racismo, legitimando el genocidio de las comunidad indígenas en América Latina y el sistema esclavista en el mundo occidental, hoy reconocemos que esto fue un crimen contra la humanidad por el cual es necesario pedir perdón a Dios y a los demás. La Iglesia hoy condena cualquier reclamo de superioridad racial.
Una conferencia sobre teología y predicación pastoral en tiempos de crisis, particularmente en tiempos de pandemia.
El liderazgo involucra cuatro elementos básicos: La persona que dirige, la relación entre el líder y sus seguidores, la misión que la organización debe llevar a cabo y la influencia que tanto el líder como la organización tienen sobre el público, las organizaciones y el contexto que le rodea.
Quien ocupa una posición de liderazgo debe comunicar tanto su visión para la organización como los valores que informan dicha visión. Además, debe «traducir» la visión, explicándola con claridad y comunicándola de manera efectiva y segmentándola en etapas alcanzables. El liderazgo efectivo comunica la visión con tanto entusiasmo que motiva a los demás, tanto dentro como fuera de la organización.
Puede tomar talleres y cursos sobre distintos temas relacionados a la predicación, el liderazgo y la teología pastoral por medio de www.prediquemos.net.
Una conferencia sobre la teología y práctica de la predicación cristiana, basada en el libro La Predicación en el Siglo XXI, publicado por la Editorial CLIE.
Un ensayo sobre el peligro de caer en el pecado de la idolatría cuando se trata de hacer teología sin misericordia, olvidando que Dios es amor.
El Internet y las redes de interacción social han facilitado el desarrollo de los grupos extremistas. El anonimato que proveen las redes cibernéticas permite que un joven confundido comparta sus ideas sobre cualquier tema, por mas descabelladas que sean, sabiendo que ha de encontrar alguien que concuerde con él.
Medios
La religión no escapa de esta realidad. Tanto los grupos que postulan la supremacía blanca como los que afirman la supremacía islámica usan el Internet para reclutar adeptos, adiestrar nuevos simpatizantes y coordinar actividades.
Los extremistas religiosos odian, abusan, roban, matan y se destruyen los unos a los otros en el nombre de Dios. El problema es que la fe de esos extremistas es falsa, tan falsa como un billete de tres dólares.
El error de los extremistas religiosos es simple: Quieren observar las leyes divinas, pero no desean mostrar compasión por los demás. Tienen teología, pero no tienen misericordia.
La teología sin misericordia nos lleva a despreciar a quienes no comparten nuestras creencias y prácticas religiosas.
La teología sin misericordia justifica la persecución, el hostigamiento y hasta el asesinato del «infiel» que no comparte nuestra fe.
La teología sin misericordia lleva a hombres violentos a pensar que cumplen con la justicia divina cuando odian a los demás “en el nombre de Dios”.
La teología sin misericordia justifica el abuso infantil, la violencia contra la mujer y la discriminación contra el inmigrante.
La teología sin misericordia mueve a los extremistas a estrellar aviones contra edificios llenos de gente inocente.
Y, repito, esa teología sin misericordia es falsa. ¿Por qué? Porque la Biblia nos enseña que Dios es amor (1 Jn. 4:8). En esto todas las teologías concuerdan. Por esta razón, quien desea hacer teología sin amor desea forjar una teología sin Dios. Eso explica por qué justifican la maldad. Olvidan la enseñanza de Santiago 1.20: «La ira del hombre no obra la justicia de Dios». Los religiosos que carecen de misericordia viven tan lejos del Dios de amor que terminan cayendo en la idolatría.
El capítulo 10, versículo 10 del Evangelio según San Juan dice: «El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia».
Esas palabras de Jesús son cruciales. El que hurta, mata y destruye hace las obras del Diablo, aunque lo haga “en el nombre de Dios”. Quien justifica la violencia en nombre de la teología cristiana no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
Por eso afirmo hoy, con toda libertad, que la teología sin amor es idolatría. En parte, esto explica por qué nuestra sociedad atraviesa su peor crisis social en el momento cuando más líderes religiosos tiene. ¿Por qué tanta violencia, si hoy tenemos más iglesias, páginas web, y escuelas de teología que nunca antes? Porque necesitamos aprender esta verdad: la única teología que transforma el corazón humano es la que conduce a la práctica del amor y de la misericordia.
Tercera parte de la serie sobre el manejo de conflicto, esta presentación enfoca en 10 estrategias que pueden ayudarnos a transformar y a solucionar los conflictos en la iglesia local.