Sermones para el día de Martin Luther King, Jr.

Martin Luther King Jr. fue un gran predicador. En esta página encontrará sermones inspirados por prédicas de MLK, apropiados para celebrar su día.

Martin Luther King, Jr.
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Justo L. González
Martin Luther King, Jr. en Puerto Rico
MLK Jr. junto a Justo L. González en la Universidad de Puerto Rico – Febrero 1962

El Dr. Martin Luther King Jr. visitó Puerto Rico en febrero de 1962, invitado por el Instituto de Estudios del Caribe y el periódico estudiantil Vanguardia Universitaria Liberal. Durante su estancia, ofreció dos conferencias en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. La primera, titulada “El futuro de la integración”, se llevó a cabo en el anfiteatro Julia de Burgos ante un grupo reducido de estudiantes. La segunda, “El reto de una nueva época”, tuvo lugar el 16 de febrero de 1962 en el Teatro de la UPR, con una asistencia de aproximadamente 1,500 personas. 

Además de sus presentaciones en la UPR, King ofreció conferencias en otras instituciones de la isla, incluyendo el Seminario Evangélico de Puerto Rico y la Universidad Interamericana en San Germán. Esta visita ocurrió 18 meses antes de su icónico discurso “Yo tengo un sueño” en Washington D.C. El Dr. Justo L. González fue uno de sus traductores.


Y si no… (Daniel 3.18)

El sermón “Y si no“, basado en un sermón de Martin Luther King Jr. sobre Daniel 3.6-18, nos exhorta a cultivar una fe incondicional, como la demostrada por Sadrac, Mesac y Abed-Nego frente a las amenazas del rey Nabucodonosor. La narrativa describe cómo estos jóvenes judíos, fieles a Dios, desafiaron un mandato que requería adorar una estatua de oro, enfrentando la posibilidad de morir en un horno de fuego.

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El sermón explora dos tipos de fe: la fe condicional y la fe incondicional. La fe condicional establece una relación transaccional con Dios: “Si Dios hace esto, entonces yo creeré”. Este tipo de fe depende de las circunstancias y se fundamenta en intereses personales. En contraste, la fe incondicional confía plenamente en Dios, independientemente de los resultados o beneficios. Es una fe como la de los jóvenes en Daniel, que declararon: “Nuestro Dios puede librarnos… y si no, igual no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua”.

La fe incondicional también encuentra ejemplos en otros textos bíblicos, como Habacuc, quien se alegraba en Dios aun en medio de la escasez, y Job, que confiaba en su Redentor incluso en la adversidad. Esta fe nos llama a una confianza radical en el carácter y las promesas de Dios, trascendiendo nuestras expectativas.

La conclusión recalca que Dios desea que su pueblo desarrolle esta fe incondicional, capaz de enfrentar desafíos en cualquier contexto, incluso en una cultura postmoderna que relativiza la verdad y promueve devociones paganas. Como lo hicieron los reformadores y los primeros evangélicos en contextos hostiles, este sermón nos invita a permanecer firmes en nuestra fe, confiando en que, pase lo que pase, Dios sigue siendo fiel y soberano. AMÉN.


El hombre a quien Jesús llamó “necio” o “tonto” (Lucas 12.13-41)

El sermón titulado “El hombre a quien Jesús llamó necio“, basado en Lucas 12.13-21, nos invita a reflexionar sobre la prioridad de la espiritualidad sobre la prosperidad material. Inspirado por una predicación de Martin Luther King Jr. titulada “Why Jesus Called a Man a Fool”, el mensaje desafía las concepciones modernas de éxito y riqueza.

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La introducción expone cómo las noticias y el discurso público actual pueden reflejar egoísmo y avaricia, problemas también presentes en la Parábola del Rico Insensato. Jesús, en respuesta a la petición de un hombre sobre una disputa de herencia, narra esta historia para advertir sobre los peligros de la avaricia. La parábola describe a un agricultor exitoso que, en lugar de agradecer a Dios y compartir sus bienes, se enfoca exclusivamente en su propio bienestar, construyendo graneros más grandes para guardar su cosecha.

Jesús llama a este hombre “necio” no como un insulto, sino como una categoría bíblica para describir a quienes viven como si Dios no existiera (véase Proverbios 1.7). El hombre insensato se concentra en su propia individualidad y prosperidad, ignorando a Dios, la comunidad y su papel como mayordomo de lo que le ha sido dado.

La conclusión destaca que nuestras vidas pertenecen a Dios, y el futuro no está bajo nuestro control. Somos administradores de nuestros recursos y nuestras vidas, llamados a priorizar la espiritualidad sobre la acumulación de riquezas, la comunidad sobre el egoísmo y la teología sobre la tecnología. El sermón exhorta a la audiencia a renovar su compromiso con Dios, viviendo en fe y mayordomía, conscientes de que todo lo que tenemos proviene del Señor. AMÉN.


Amar a los enemigos (Mateo 5.43-45)

El sermón Amar a los enemigos, inspirado en un mensaje de Martin Luther King Jr. y adaptado por Pablo A. Jiménez, aborda el mandato de Jesús en Mateo 5.43-45. Este llamado desafía las nociones humanas al pedirnos amar incluso a quienes nos hacen daño. Más que un idealismo, se presenta como una necesidad para sanar el mundo y romper la cadena de odio que perpetúa la violencia.

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El sermón detalla cómo amar a los enemigos. Primero, mediante el perdón, que implica liberar la ofensa para construir relaciones renovadas. Perdonar no minimiza el daño, sino que elimina barreras para la reconciliación. Segundo, reconociendo que el ofensor es más que sus actos negativos, ya que la naturaleza humana está dividida entre lo bueno y lo malo. Finalmente, evitando humillar al enemigo y buscando transformar la enemistad en amistad, recordando que la venganza corrompe tanto al ofensor como al ofendido.

También se explora por qué amar a los enemigos. El amor rompe el ciclo destructivo del odio, que multiplica el daño y destruye tanto al odiado como al que odia. Además, el amor transforma corazones y restaura relaciones, al reflejar el carácter transformador de Dios, quien es amor.

En conclusión, amar a los enemigos no solo responde a un mandato divino, sino que nos acerca a la santidad de Dios y demuestra la fuerza espiritual del amor. Martin Luther King Jr. ilustró esta verdad al dirigir un movimiento pacífico contra la injusticia racial, transformando corazones y estructuras sociales. Su ejemplo confirma que el amor no solo vence al odio, sino que abre caminos hacia la justicia y la reconciliación. Por tanto, el amor a los enemigos es esencial, pues en él reside el poder de Dios para cambiar el mundo.

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