La locura de la cruz – Un sermón para la Semana Santa

Un sermón apropiado para la Semana Santa, basado en 1 Corintios 1.21-25, por el Dr. Pablo A. Jiménez.

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Manuscrito del sermón, para el Viernes de la Semana Santa

Rudimentos

Texto: I Corintios 1:21-25

Tema: La cruz es el evento escatológico por medio del cual se invierten todos los criterios y se revela la justicia de Dios.

Área: Educación Cristiana

Propósito: Llevar la congregación a considerar el alcance de la muerte de Jesús.

Diseño: Sermón Doctrinal (Sermón para el Viernes Santo)

Lógica: Inductiva

Texto

I. Introducción

El viernes, es el día de la cruz. Desde que el Señor quedó solo en el jardín de Getsemaní a manos de una tumba furiosa de “pecadores” se conocía el destino del Maestro: Jesús se dirige irremediablemente al sufrimiento y a la muerte. El Señor se dirige solo a enfrentar las consecuencias de su mensaje.

II. Puntos a desarrollar

A. Los alcances de la muerte de Cristo sólo pueden conocerse a la luz de la experiencia de Pascua.

1. Es por esta razón que debemos preguntarnos que hacemos aquí esta mañana, que conmemoramos en este día llamado santo. Y si formulo la pregunta es porque un repaso del orden de los eventos de aquel viernes de pascua nos deja poco que celebrar. El día en que murió el Señor, fue un día oscuro, fue un día de vergüenza, digno de borrarse de todos los libros de historia. Solo basta que nos preguntemos: ¿Que paso aquel día santo en Jerusalén? El evento principal fue un juicio viciado y una muerte injusta. En eso no hay gloria. La muerte en la cruz era la forma más vergonzosa de morir que había en el mundo antiguo. Nunca se utilizaba para ejecutar a un ciudadano, por el contrario, solo se utilizaba para esclavos, extranjeros y sediciosos. La cruz se levantaba por dos razones: a) maldición y b) vergüenza. El condenado, estaba maldito, por eso no toca la tierra, para no mancharla- y se cuelga en un lugar alto para que todo el mundo vea como el “criminal” se asfixiaba cuando el peso de su caja torácica hacía presión contra los pulmones y no le dejaba respirar. Entonces pregunto, ¿conmemoramos eso, la muerte injusta de un ciudadano de segunda clase por sedición y blasfemia, en una pequeña provincia de Roma en el primer siglo?

2. O por el contrario conmemoramos la cobardía de unos discípulos que huyen ante la necesidad del Maestro, y se esconden para no sufrir con él. O acaso celebramos la victoria de los partidos extremistas del judaísmo, los cuales pudieron mandar a matar a Jesús cuando el derecho romano se lo prohibía. En este punto permítanme preguntar otra vez ¿que celebramos, en un día de vergüenza como este; un día que según los criterios del mundo no tiene nada de especial o sagrado.

3. Permítanme contestar la pregunta adelantándome un poco en la semana. La Iglesia no celebra en ese mismo el día del viernes de la semana mayor, sino que la Iglesia celebra la Semana Santa, alrededor de la experiencia de Pascua que tuvieron los discípulos a raíz de los eventos en Jerusalén. Hablando más claro, si celebramos hoy el día santo, es porque lo vemos a la luz de la resurrección.

4. Debemos comprender que los discípulos del Señor no entendieron la muerte de Jesús como una victoria. Ellos vieron en su muerte la derrota, el fin de todo. Al morir Jesús muere con él la esperanza del Reino. Al morir Jesús todo acaba y lo único que resta es esconderse en lo que se calma el ambiente en Jerusalén y podemos volver a casa. Pero debe quedar claro en nuestras mentes, que para los discípulos no había futuro; ellos no tenían esperanza. Y es precisamente eso lo que sorprende de la semana de Pascua. Los deprimidos discípulos son sorprendidos por una realidad que no pueden creer; el Señor crucificado ha sido visto en Jerusalén, aquel que estaba muerto se experimenta como viviendo todavía y se está apareciendo a los discípulos que dejo. O como muchos entienden que comenzó este nuevo mensaje: El Señor resucitó y se le apareció a Pedro.

5. Es esta realidad de experimentar a Jesús entre ellos después de la crucifixión lo que los hace Iglesia. Es esta presencia gloriosa de Cristo lo que saca a los discípulos de sus escondites, de detrás de las redes y de la incredulidad y los convierte en Iglesia. Es esta realidad de ver al Jesús crucificado la que lleva a la Iglesia a reflexionar, a concluir que Jesús de Nazaret ha resucitado de entre los muertos y a predicarle como Señor de todo.

6. En este sentido, podemos ver que los discípulos no comprendieron el cuento de la muerte de Jesús hasta la Pascua. Debemos comprender que la cruz solo puede ser entendida cuando es vista después de haber experimentado la presencia del Señor crucificado en nuestras vidas.

B. La cruz es el evento escatológico por medio del cual se invierten todos los criterios y valores humanos.

1. En este momento –desde la fe– cabe preguntarnos: ¿Que significa la muerte de Jesús en la cruz del calvario? ¿Qué implica su muerte y qué consecuencias tiene para nosotros? Para esto debemos ver que sentido tenía su muerte para Jesús mismo. Con que certeza va Jesús de Nazaret a la muerte en la cruz del calvario.

2. Para contestar esta pregunta debemos remontarnos al momento de Getsemaní, al lugar donde Jesús ora pidiendo fortaleza al Padre, para enfrentar su futuro. Y si leemos en las narrativas de Getsemaní, encontraremos las dos formas básicas con que Jesús ve la experiencia de su muerte: a) la cruz es la “copa” amarga que él debe apurar y b) la muerte es “la hora señalada” por el Padre.

3. Estas frases son sumamente importantes porque eran las formas que usaba el judaísmo para referirse al momento en que Dios establecería su Reino entre los hombres. Por un lado, la palabra ” copa”, hacía referencia al juicio final, al momento en que Dios juzgaría al mundo por su actitud hacía su palabra. Por otro “la hora señalada” se refería al establecimiento del Reino de Dios; al momento en que Dios lo sería todo en todo y se establecería la justicia divina. En este sentido, vemos que Jesús ve su muerte como un momento decisivo en la historia de la salvación; como el momento en que Dios establecería su Reino en medio de los hombres.

4. Por está razón es que Jesús se entrega a la voluntad de Dios y va de la mano de los pecadores hasta la muerte de cruz. Porque Jesús sabía que su muerte sería instrumento en las manos de Dios para el establecimiento del reino divino. Por eso es que Jesús ve la muerte en el calvario como un momento de victoria donde los que le llevaban a la muerte no son mas que instrumentos del plan divino. De este modo los partidos fariseos que veían la muerte de Jesús como el fin, que estaban dispuestos a romper la ley por condenarle, son los que más contribuyen a la revelación de Jesús como el ungido de Dios, como el Señor del Nuevo Reino.

5. En este sentido, es interesante ver el primer significado de la cruz. La muerte de Jesús de Nazaret, significa la derrota del esfuerzo humano por la salvación. La cruz significa la derrota de la religión, donde el hombre en su esfuerzo personal de llegar a Dios le encuentra de frente y lo asesina para establecer su propia justicia. La cruz implica que la religión de las obras ha fallado y que el deseo de llegar a Dios por medio de la ley, nos conduce al pecado y a la muerte. La cruz revela la imposibilidad del hombre para salvarse a si mismo; la imposibilidad de que una religión nos lleve a Dios.

6. Por eso es que Pablo dice que para los judíos el mensaje de un Cristo resucitado es un escándalo, y para los griegos es una necedad. Porque en la cruz se cambian todos los valores humanos por los nuevos criterios del reino divino. Porque en la cruz recibimos vida de la muerte, recibimos la bendición por medio de un maldito, y la libertad por medio de un esclavo. La cruz es el momento decisivo de Dios para mostrarnos la imposibilidad humana y el poder de Dios para solución.

C. La cruz es el lugar cósmico donde se revela la justicia de Dios.

1. Ahora bien, si la cruz es el evento final y decisivo donde se nos muestra la condición del hombre, la cruz es también el lugar donde se revela la justicia de Dios para salvación de todo aquel que cree. Justicia que no se define como hacer lo bueno o lo justo, sino que se define como la disposición de Dios para relacionarse con el hombre. ( Ro. 1:17, 5:1 ; II Co. 5:17-21 ).

2. En este sentido, si bien la cruz por un lado nos revela el pecado humano, por otro nos revela que Dios que ha venido a buscarnos, el Dios que llega al hombre en Cristo Jesús. En la cruz, Dios le grita al mundo que el camino de la ley no tiene salida y que el único camino al Padre es Jesús de Nazaret. La muerte de Jesús nos revela la disposición, el deseo, la acción de Dios para venir a salvar al hombre que no puede llegar a él.

3. Por eso es que predicamos el evangelio de gracia donde somos justificados por la fe, porque el amor de Dios se revela en esto, en que siendo todavía pecadores, Jesús murió por nosotros (Ro. 5:8). Si bien la salvación no puede ser comprada con dinero, puede alcanzarse por la fe en Jesús como el ungido de Dios, el Señor y Salvador del mundo. En Cristo la salvación llega por gracia –no por obras– como un regalo que no se compra, como un don para una humanidad pecadora.

4. Esto es de una importancia crucial para nosotros y para nuestro mensaje. Por un lado, la justificación por la pura gracia de Dios, implica que nuestra salvación es un regalo, esto es, que nuestro valor es dado por Dios. Por la cruz de Cristo, yo no tengo que luchar en el mundo para demostrar lo que valgo –el esfuerzo humano es inútil. Por el contrario, es Jesucristo quien me da valor, quien me da sentido. El es “mi gloria y el que levanta mi cabeza” (Sal 3:3). En Cristo yo no tengo que establecer mi propio valor, porque “ya no vivo yo, mas Cristo vive en mi y la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amo y se entregó así mismo por mí” (Gal. 2:20).

5. Por otro lado, la revelación de la justicia de Dios en la cruz de Cristo, implica un giro nuevo en el mensaje de la causa de Jesús. El mensaje se convierte en buena noticia de que por medio de la fe en Jesús de Nazaret -por medio de la palabra de la cruz- somos justificados sin merecerlo- recibimos la vida cuando todavía merecemos la muerte, ¡Que mayor noticia que esta para gritar al mundo, que por medio de Cristo Dios ha cumplido la profecía del II Isaías que dice: “Consolaos, Consolaos pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén y decidle bien alto que ya ha cumplido su milicia, que ya ha pagado su culpa” (Is. 40: 1-2).

6. En este sentido vemos el profundo sentido del sacrificio de Jesús en la cruz por nosotros, porque la muerte de Jesús, en Pablo, es primordialmente vicaría. Es una muerte en beneficio de; en beneficio de la humanidad imposibilitada de acercarse a Dios, en beneficio del hombre perdido en su pecado, en beneficio tuyo y mío, en beneficio del hombre que necesita salvación.

III. Conclusión

Hoy conmemoramos, el asesinato cruel de Jesús de Nazaret en la cruz del calvario. Predicamos a un crucificado como Señor, predicamos a un condenado como Rey, porque sabemos que por medio de El, la vida ha entrado al mundo, el pecado ha sido descubierto y ha comenzado la posibilidad de la salvación. Por eso decimos que en la cruz todos los valores del mundo se invierten, porque:

Los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, pero nosotros predicamos a un Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura, En cambio, para los llamados Cristo es poder y sabiduría de Dios, porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

1 Corintios 1.22-25

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