Jesús, nuestro hermano mayor: Un sermón para la temporada de Navidad, basado en Hebreos 2 (Audio & Vídeo).
Jesús, nuestro hermano mayor: Un sermón para la temporada de Navidad, basado en Hebreos 2 (Audio & Vídeo).
El niño sin regalo: Un sermón sobre 2 Corintios 8:9 (Audio & Vídeo).
¿Conoces su nombre?: Un sermón para el día de Navidad, basado en Isaías 9:6 (Audio & Vídeo).
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Si rasgaras los cielos: Un sermón para Adviento, sobre Isaías 64 (Audio & Vídeo).
Preparad el camino: Un sermón para la temporada de Adviento, basado en Mateo 3.
Preparen el camino: Un sermón para Adviento, sobre Marcos 1:1-8 (Audio & Vídeo).
Gozo en lugar de cenizas: Un sermón para la temporada de Adviento, basado en Isaías 61:1-3 (Audio & Vídeo).
Flores en el desierto: Un sermón para la temporada de Adviento, basado en Isaías 35.
En la plenitud del tiempo: Un sermón para las temporadas de Adviento y Navidad, sobre Gálatas 4:4-5 (Audio & Vídeo).
“Adviento” viene del latín y significa “el cumplimiento de la promesa”. Adviento es el tiempo de preparación para la celebración del nacimiento de nuestro Señor y Salvador; es “Dios con nosotros” (Mateo 1.23).
La corona, por ser redonda, es símbolo tanto de la eternidad como del amor eterno de Dios hacia toda la humanidad. Al añadirle a ésta el follaje del pino, el árbol que siempre está verde (en inglés, “evergreen”), la corona de Adviento simboliza esperanza y vida eterna.
La corona de Adviento tiene cuatro velas. Cada vela representa una semana en la época de Adviento. Las velas púrpuras representan la larga espera del Salvador, mientras que la vela rosa representa el gozo que rodea la venida del Señor. Las velas sirven como un recordatorio de Jesucristo, quien es la verdadera luz del mundo. Cada domingo encendemos una vela nueva para recordar que el día del nacimiento de Cristo se acerca.
Las velas se van encendiendo en secuencia y cada una tiene un significado específico que detallamos a continuación.
Una vela más grande de color blanco, llamada “la vela de Cristo”, se coloca en el centro de las cuatro antes descritas. La encendemos el Día de Navidad, como recordatorio del cumplimiento de la promesa de Dios a nosotros a través de su único Hijo:
Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. Se llamará su nombre “Admirable consejero”, “Dios fuerte”, “Padre eterno”, “Príncipe de paz”. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre.
Isaías 9.6-7 (RVR 1995)
En resumen, la Corona de Adviento y la ceremonia del encendido de las velas sirven como un excelente recordatorio de la verdadera razón de ser de esta época: Jesús, el Hijo de Dios, ha venido a la tierra a darnos salvación y vida eterna. ¡Gracias sean dadas a Dios por su don inefable! (2 Corintios 9.15).
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Un sermon sobre Isaias 64, para la temporada de adviento. Visite www.drpablojimenez.com.