Un nuevo comienzo (Jeremías 31)

Un bosquejo para un sermón listo para predicar sobre Jeremías 31, adecuado para el Año Nuevo, por Pablo A. Jiménez.


Media


Rudimentos del sermón

Texto: Jeremías 31.7-14

Idea Central: Dios desea hacer un nuevo pacto con su pueblo.

Área: Cuidado pastoral

Propósito: Motivar a la congregación a pensar positivamente sobre su relación con Dios.

Diseño: Expositivo, en ocasión del Día de Año Nuevo

Lógica: Inductivo

Bosquejo listo para predicar – Jeremías 31

Introducción

         El comienzo de año nos da la oportunidad de cerrar capítulos viejos y de abrir nuevos capítulos. Esto es muy importantes en términos psicológicos y sociológicos. Particularmente después de un año difícil, es importante poder decir que ese tiempo acabó y que comienzan tiempos nuevos. El Día de Año Nuevo marca un nuevo comienzo para cada persona y para toda la sociedad.

Puntos a desarrollar
A.     La realidad del sufrimiento

Y si hablamos de tiempos difíciles es porque la vida es dura para toda persona, en todo tiempo y en todo lugar. Cada uno de nosotros tiene que luchar por la vida diariamente. Tenemos que procurar el bienestar propio, el de nuestros seres queridos y el de nuestra sociedad.

Empero, algunos tiempos son más difíciles que otros. En el caso del texto bíblico que hoy nos ocupa, el pueblo de Judá había sido conquistado por el Imperio de Babilonia. Los ejércitos extranjeros habían ocupado la Tierra Santa, manchándola de sangre. Y el liderazgo del pueblo fue deportado a campos de concentración en Babilonia. Esto dejó al pueblo dividido entre la masa de gente pobre que permanecía en Judá bajo el mandato militar extranjero y el liderazgo encarcelado lejos de su tierra.

La destrucción de Jerusalén, la ocupación militar de Judá y la deportación del liderazgo del pueblo dejó a los judíos a una profunda crisis. La crisis era política, económica, social, moral y religiosa. Tal parecía que el pueblo no tenía esperanza alguna.

B.     La promesa divina

En medio de esa crisis, Dios le ordena a Jeremías que profetice, ofreciendo palabras de esperanza. El mensaje es claro: el cautiverio tendrá fin y el pueblo volverá a su tierra oportunamente (Jer. 31.7-14, RVC):

«El Señor dice: “Canten de gozo y alegría por el pueblo de Jacob, la principal entre todas las naciones. Hagan oír sus alabanzas y digan: ‘El Señor salvó a su pueblo, lo que quedaba de Israel.’ Voy a hacerlos volver del país del norte, y a reunirlos del último rincón del mundo. Con ellos vendrán los ciegos y los cojos, las mujeres embarazadas y las que ya dieron a luz; ¡volverá una enorme multitud! Vendrán orando y llorando. Yo los llevaré a corrientes de agua, por un camino llano, donde no tropiecen. Pues soy el padre de Israel, y Efraín es mi hijo mayor. “Naciones, escuchen la palabra del Señor y anuncien en las costas lejanas: ‘El Señor dispersó a Israel, pero lo reunirá y lo cuidará como cuida el pastor a sus ovejas.’ Porque el Señor rescató al pueblo de Jacob, lo libró de una nación más poderosa. “Vendrán y cantarán de alegría en lo alto de Sión, se deleitarán con los beneficios del Señor: el trigo, el vino y el aceite, las ovejas y las reses. Serán como una huerta bien regada, y no volverán a perder las fuerzas. Las muchachas bailarán alegremente, lo mismo que los jóvenes y los viejos. Yo les daré consuelo: convertiré su llanto en alegría, y les daré una alegría mayor que su dolor. Haré que los sacerdotes coman los mejores alimentos y que mi pueblo disfrute en abundancia de mis bienes. Yo, el Señor, lo afirmo.” »

La promesa divina, proclamada por el profeta, demuestra el interés y la disposición de Dios para relacionarse con su pueblo. En particular, nos enseña que Dios está dispuesto a entrar en una nueva relación de pacto con nosotros. Es más, Jeremías 31.31-34 (RVR1960) afirma que Dios desea hacer un nuevo pacto con cada creyente.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.  Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

En el pasado, las palabras de Jeremías le dieron aliento y esperanza al pueblo de Dios. Quienes fueron deportados guardaron en sus corazones la promesa de libertad, enseñando a sus hijos y a sus hijas que el cautiverio no sería permanente. Por eso, cerca de 70 años después de llegar a Babilonia, el grupo de personas deportadas pudieron volver a la tierra de Judá.

Conclusión

         Y hoy, las palabras de Jeremías también deben darnos aliento y esperanza. La Biblia nos enseña que:

  • Aunque todos pasamos por momentos de crisis, el sufrimiento no es permanente.
  • Dios promete liberarnos del sufrimiento, causado por el pecado, la violencia y la maldad.
  • Y, más importante aún, Dios desea hacer un nuevo pacto con su pueblo.

         Sí, hermanos y hermanas, la buena noticia es que Dios desea hacer un nuevo pacto con nosotros. La pregunta que resta es si nosotros, ustedes y yo, estamos dispuestos a entrar en una nueva relación de pacto con Dios.

         Para entrar en esa relación, debemos examinar nuestras vidas.

  • ¿Qué tenemos que dejar de hacer?
  • ¿Qué tenemos que comenzar a hacer?
  • ¿Qué tenemos que volver a hacer?

         Respondamos con amor a la oferta divina, renovando nuestro pacto con Dios, en el nombre de Jesús. AMÉN.

Jeremías 31
Un mensaje para el Año Nuevo
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¿Conoces su nombre? Una meditación para la Navidad

Audio, vídeo y texto listo para predicar de un sermón sobre Isaías 9.6, apropiado para el día de Navidad.

Rudimentos

Texto: Isaías 9:6

Tema: Jesús desea tener una relación personal con usted.

Área: Evangelización

Propósito: Explorar el significado de la persona de Jesucristo.

Diseño: Expositivo, apropiado para el Día de Navidad

Lógica: Inductiva

Introducción

¡Cristo es la Navidad! ¡Jesús es el motivo de nuestra celebración! ¡La Navidad es la celebración del nacimiento de nuestro Señor!

Para la Iglesia, la Navidad es un tiempo de gran gozo. Celebramos la temporada navideña con alegría, dado que conmemora el nacimiento de Jesús de Nazaret, a quien la Iglesia confiesa como Señor y Cristo.

Una celebración distinta

Ahora bien, queda claro que la forma como la Iglesia celebra la Navidad es distinta a la forma como el mundo la celebra. Mientras el resto de la sociedad canta a la comida, a la bebida y a la fiesta, la Iglesia celebra el milagro de la encarnación; celebramos a Dios con nosotros.

Y ese me lleva a plantear una pregunta: ¿Quién es este Jesús que celebramos en la Navidad?

Esa pregunta es de crucial importancia, dado que va a la médula del asunto. ¿A cuál Jesús celebramos? Es claro que muchos celebran a un Jesús que no tiene relación con  la figura de Jesús como se presenta en las Sagradas Escrituras.

  • Muchos celebran a un niño indefenso, que no tiene impacto alguno en sus vidas.
  • Otros celebran el nacimiento de una celebridad, de una persona famosa.
  • Y aún otros celebran una Navidad sin Cristo, que sirve como una mera excusa para la fiesta y el desenfreno.

Por eso repito la pregunta: ¿Quién es este Jesús que celebramos en la Navidad?

La promesa de Isaías

Esto nos lleva a la profecía de Isaías, recogida en el versículo 6 del capítulo 9:

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

En términos históricos, esta profecía se refiere al nacimiento de Ezequías, quien llegaría a ser Rey de Judá. Ezequías era hijo de Acaz, uno de los peores reyes que tuvo el Reino del Sur. De acuerdo a 2 Reyes 16, Acaz fue un idólatra que hasta llegó a sacrificar a uno de sus hijos a un ídolo. También se rindió voluntariamente ante los Asirios, tomando el tesoro el templo para pagar tributo a los extranjeros. Gracias a la profecía de Isaìas, el nacimiento de su hijo trajo esperanza al pueblo. Y Ezequías llegó a ser uno de los mejores reyes de Judá, destacándose por la forma tan vigorosa como combatió la idolatría (véase 2 Reyes 18 al 20).

Empero, en términos proféticos, la Iglesia ha afirmado por siglos que este es un texto mesiánico; un texto que se refiere a la llegada del Mesías enviado por Dios para salvar a la humanidad.

Isaías habla del Mesías venidero de una manera particular. En lugar de describir sus características físicas o morales, Isaías enumera los nombres del Mesías. Y lo llama: “Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.

  • Admirable consejero: Esta frase afirma la sabiduría del Mesías y asegura que dirigirá al pueblo con pericia.
  • Dios fuerte: La segunda frase recalca el poder del Mesías, quien puede combatir el mal y defender a los fieles.
  • Padre Eterno: La tercera frase sugiere que el Mesías infundiría seguridad a los creyentes, como un padre calma el corazón de sus hijos y de sus hijas.
  • Príncipe de paz: Y la cuarta frase describe al Mesías como el líder efectivo que puede traer un orden paz, protegiéndonos del caos.

A través de los siglos, la Iglesia ha afirmado que esta profecía se cumplió en la persona histórica de Jesucristo. El Maestro Galileo predicó un mensaje de justicia y paz, invitando al mundo a soñar con otra manera de vivir. Su proclamación aún nos invita a soñar con el Reino de Dios:

  • Un nuevo orden de justicia que se opone al caos;
  • Un nuevo orden de vida que se opone a las fuerzas de la muerte;
  • Un nuevo orden de luz que se opone a las tinieblas que amenazan a la humanidad.

Conclusión

¿Conoces su nombre? ¡Se llama Jesús de Nazaret!

Es el Mesías, el Señor y el Salvador de la humanidad. Es tu Señor y tu Salvador. Jesús quiere traer luz, vida y salvación a tu corazón. Jesús quiere tener una relación personal contigo. Y esa relación bien puede comenzar hoy.

¡Abre hoy to corazón al niño Dios!


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Flores en el desierto

Flores en el desierto es una prédica cristiana sobre la profecía que aparece en el capítulo 35 del libro del profeta Isaías, apropiada para la temporada de adviento.

Texto: Isaías 35:1-10

Idea central: La esperanza de vida y salvación nos lleva a proclamar que el futuro que Dios tiene deparado para la humanidad traerá grande bendición. 

Área: Desafío profético

Propósito: Dar ánimo y esperanza a la audiencia.

Diseño: Expositivo

Lógica: Inductiva

Vea este sermón en nuestro canal de YouTube

Cuando uno viaja por las riveras del Río Jordán, usted puede ver en medio del desierto toda una serie de árboles frutales. La escena es impresionante, pues evoca la profecía que aparece en el capítulo 35 del libro de Isaías.

El capítulo 35 de Isaías contiene una serie de profecías muy hermosas. La más conocida se encuentra en los vv. 1-2. 

Isaías 35 afirma que el desierto florecerá. Esta es una profecía sobre el final de los tiempos. Empero, no es una profecía de juicio, sino de salvación. Las flores en el desierto simbolizan la renovación de todas las cosas, la victoria de la vida sobre la muerte y el gozo de la salvación. Esta profecía de salvación le da ánimo al creyente. Por eso, el profeta exhorta a quienes han perdido la esperanza en los vv. 3 y 4.

¿Cómo describe el profeta los actos salvíficos de Dios? En los vv. 5 y 6a el profeta afirma que Dios ha de hacer grandes prodigios y milagros en medio de su pueblo. El texto bíblico describe cómo Dios restaura a la humanidad. Al final de los tiempos, los ciegos verán, los sordos escucharán, los cojos saltarán y los mudos cantarán. Estas también son «flores en el desierto» que sugieren que nada hay imposible para Dios. Del mismo modo que el desierto puede florecer, la humanidad puede ser regenerada, en el nombre del Señor.

El profeta describe un terreno fértil por donde corren torrentes de aguas.(vv. 6b-7). ¡Hasta las partes más secas se convertirán en estanques! ¡Hasta las cuevas de los perros salvajes serán campos fértiles! Estas son imágenes de fertilidad, de gozo y de esperanza.

Ahora bien, la promesa de vida y salvación va de la mano con una demanda o condición: Dios exige que el ser humano viva en santidad (v. 8). 

La santidad es integridad. La persona que vive en santidad, actúa con integridad. Tiene una sola cara, una sola voz y una sola palabra; sus palabras y sus acciones son congruentes; y su conducta es consistente. 

Para el justo, el juicio de Dios trae alegría y esperanza. La persona justa no teme al juicio divino. Quien vive en comunión con Dios, vive confiado en el cuidado divino. Por el contrario, quien practica la injusticia vive en el miedo, en la ansiedad y en la desesperación. Teme al juicio divino, porque sabe que está actuando de manera indebida. Por eso ve el futuro con desconfianza y aprensión. 

El poema profético de Isaías concluye con palabras tan conmovedoras como hermosas (vv.9-10). Quienes creemos en Cristo Jesús, Señor nuestro, esperamos con ansias el día cuando desaparezcan los peligros del camino. Esperamos el día cuando las personas redimidas y liberadas por Dios puedan regresar al santuario.

Esta esperanza de vida y salvación nos lleva a proclamar que el futuro que Dios tiene deparado para la humanidad traerá grande bendición. Será un futuro de gozo, de paz y de alegría. Será un futuro de renovación y victoria. Sabemos que todo esto es cierto porque la iglesia ve flores en el desierto todos los días. Vemos personas que reciben sanidad, que superan vicios y que cambian sus vidas. Cada vez que una mujer escapa de una situación de violencia, que un hombre asume sus responsabilidades como padre, y que una familia se restaura, vemos flores en el desierto. 

¡Proclamemos con esperanza que el desierto florecerá, en el nombre del Señor, Amén!

Flores en el desierto
Isaías 35
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Mujer Virtuosa (Proverbios 31.10-31)

Mujer virtuosa es un manuscrito o bosquejo de un sermón listo para predicar, apropiado para el día de las madres, por el Dr. Pablo A. Jiménez.


Texto: Proverbios 31:10

Tema: La mujer que tiene fe en Dios llega a ser verdaderamente virtuosa.

Área: Desarrollo espiritual

Propósito: Invitar a la audiencia a pensar en las características de la mujer virtuosa.

Diseño: Sermón de ocasión especial

Lógica: Inductiva

Introducción

«Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Su valor sobrepasa largamente al de las piedras preciosas», así comienza una de las porciones más hermosas de las Sagradas Escrituras. Se encuentra al final del libro de los proverbios, en el capítulo 31, a partir del versículo 10 y hasta el 31. Es un poema en forma de acróstico, donde cada una de las líneas comienza con una palabra que sigue el orden del alfabeto hebreo

La pregunta retórica apunta a una gran verdad, la virtud no abunda en nuestros medios. La gente tiende a vivir «a tontas y a locas», sin ponderar las consecuencias de sus actos. La persona simple termina viviendo para comer y comiendo para vivir. Se levanta y se acuesta pensando sólo en las necesidades físicas de hoy, sin sopesar las consecuencias de su conducta para el mañana.

Por eso es importante buscar y valorar la virtud. 

Por eso el poeta bíblico afirma el valor de la mujer. 

Por eso firma que una mujer virtuosa vale más que las piedras preciosas. 

Las características de la mujer virtuosa 

El poema comienza afirmando a la mujer con una palabra que puede ser traducida de varias maneras: virtuosa, capaz y noble (v. 10).

Después de afirmar el valor de la mujer, la palabra divina procede a describir las características de una mujer virtuosa. La mujer descrita en esta porción se distingue por su piedad y por sus buenos sentimientos. Además, es una mujer casada, de cierta posición social y con habilidades para el comercio. 

El texto comienza destacando la hermosa relación que la mujer virtuosa tiene con su esposo. Es una relación de confianza y mutualidad, pues el esposo sabe que su esposa siempre hace el bien. El texto dice:

(11) El corazón de su marido confía en ella

y no carecerá de ganancias. 

(12) De ella recibe el bien y no el mal

todos los días de su vida. 

¡Cuán hermoso es tener una relación basada en la mutua confianza! ¡Cuán hermoso es saber que nuestra pareja sólo nos hará el bien!

El texto pasa a describir la industria de esta mujer. 

(13) Ella busca la lana y el lino,

y trabaja gustosamente con sus manos. 

(14) Es como la nave del mercader,

que trae su pan desde lejos. 

(15) Siendo aún de noche, se levanta

para dar la comida a su familia

y la ración a sus criadas.

(16) Considera la heredad y la compra,

y con sus propias manos planta una viña. 

(17) Se ciñe firmemente la cintura

y esfuerza sus brazos. 

(18) Ve que van bien sus negocios;

su lámpara no se apaga de noche. 

(19) Aplica sus manos a la rueca

y sus dedos manejan el huso. 

Y,

(21) No teme por su familia cuando nieva,

porque toda su familia va vestida de ropas abrigadas. 

(22) Ella se teje los tapices,

y de lino fino y de púrpura es su vestido. 

Además, 

(24) Teje telas y las vende,

y provee de cintas al mercader. 

Aquí debemos reconocer que esta mujer se aparta de la norma del mundo antiguo. La inmensa mayoría de las mujeres del pasado no tenían oportunidades de estudio o de trabajo. La industria y el comercio se veían como campos donde sólo los hombres podían transitar. 

Sin embargo, esta mujer tiene varios negocios: hace ropa, teje tapices y hasta compra y vende propiedades. Repito, esto no era común en el mundo antiguo. 

Lo interesante es que su interés comercial no empañó su corazón. Por el contrario, de acuerdo al v. 20, la mujer virtuosa «alarga su mano al pobre; extiende sus manos al menesteroso».

Los valores de la mujer virtuosa

En la próxima sección podemos ver que esta mujer goza de una posición social muy alta. El v. 23 dice: «Su marido es conocido en las puertas de la ciudad,cuando se sienta con los ancianos del país». Esta es una referencia a una práctica muy antigua, donde los hombres más prominentes de la ciudad–los líderes de los clanes familiares–se sentaban a la puerta de la ciudad para discutir el futuro de la ciudad y para juzgar los casos legales que el pueblo les presentaba. 

Esto es lo que vemos en el capítulo 4 del libro de Ruth, cuando Booz acude a la puerta de la ciudad donde un improvisado tribunal decide quién tiene derecho a casarse con la viuda moabita (4:1-12).

Por lo tanto, la mujer virtuosa de Proverbios 31 es la esposa de un hombre importante; equivalente a alcalde o un legislador. Esto presenta un gran peligro para quienes leemos, estudiamos y exponemos este pasaje bíblico. Corremos el peligro de pensar de pensar que sólo las mujeres casadas, adineradas y prominentes son verdaderamente virtuosas.

Y esto sería un grave error. El valor de esta mujer no depende de su dinero, de su posición social o del trabajo de su esposo. Lo que distingue a esta mujer es su fe en Dios y los valores que se derivan de su fe. Por eso, los vv. 25 al 27 destacan su fuerza, su honor, su confianza, su sabiduría, su clemencia y su dedicación. 

(25) Fuerza y honor son su vestidura,

y se ríe de lo por venir. 

(26) Abre su boca con sabiduría

y la ley de la clemencia está en su lengua. 

(27) Considera la marcha de su casa

y no come el pan de balde. 

Conclusión

El texto termina enfocando precisamente en la fe y en los valores que distinguen a este mujer. Su valor es tal que su propia familia la alaba diciendo: 

(28) Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada,

y su marido también la alaba: 

(29) «¡Muchas mujeres han hecho el bien,

pero tú las sobrepasas a todas!». 

Y el texto concluye con una advertencia que hoy, en nuestra cultura de la celebridad, cobra una importancia crucial: 

(30) Engañosa es la gracia y vana la hermosura,

pero la mujer que teme a Jehová, esa será alabada. 

(31) ¡Ofrecedle del fruto de sus manos,

y que en las puertas de la ciudad la alaben sus hechos! 

En resumen, lo que hace a una mujer verdaderamente virtuosa es su fe en Dios. Y este mensaje es una «buena noticia» para todas las mujeres en nuestro entorno:

  • Las casadas y las solteras;
  • Las viudas y las divorciadas;
  • Las madres y las que nunca han tenido hijos o hijas;
  • Las que gozan de posición social y las de condición humilde;
  • Las que tienen títulos universitarios y las que no tuvieron oportunidades de estudio;
  • Las que tienen negocios y las que son amas de casa;
  • Las jóvenes y las ancianas.

El mensaje para todas ustedes es el mismo: «La mujer que honra al señor es digna de alabanza» (Prov. 31:30 DHH).

Mujer virtuosa
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GETSEMANI: Momento de Juicio (Marcos 14.32-42)

Un sermón sobre la oración de Jesús en Getsemani, basado en Marcos 14:32-42, apropiado para el Jueves Santo, de la Semana Santa.

Getsemani
Getsemani

Rudimentos

Texto: Marcos 14:32-42

Idea Central: En Getsemaní, nos encontramos con Jesús como el hijo obediente hasta la muerte, muerte de cruz por un pueblo que lo deja en la absoluta soledad.

Área: Desafío profético

Propósito: Que la audiencia se identifique con los discípulos de Jesús.

Diseño: Expositivo, apropiado para el Jueves Santo, de la Semana Santa

Lógica: Inductiva


Media


Manuscrito

Introducción

El jueves es el comienzo del fin. Al salir del “aposento alto ya dispuesto” (Mr. 14:15) donde tomaban la cena, Jesús y sus discípulos se enfrentan a la escena final que comienza y que les lleva al sufrimiento de la cruz.

Difícilmente hubieran podido encontrar un sitio más adecuado. Getsemaní, que significaba “molino de aceite”, era un pequeño jardín de olivos donde Jesús acostumbraba a meditar y que hoy se convierte en el lugar de encuentro con la voluntad de Dios.

Puntos a desarrollar

A. En Getsemaní, encontramos al Jesús-Hombre que se enfrenta a la exigencia terrible de Dios.

  1. Al llegar al jardín, el Señor divide a sus discípulos en dos grupos. Por un lado están Pedro, Juan y Jacobo, quienes siempre le acompañaban en los momentos más difíciles, y les insta a orar. Por otro, están el resto de los discípulos.
  2. En esos momentos Jesús hace una revelación que nos parece extraña: Jesús está angustiado y tiene miedo. El Señor se enfrenta—en su carácter de “Dios-ser humano”—con la realidad del futuro. Le espera una muerte terrible a manos de un grupo religioso dispuesto a romper su ley, por prenderle, y de un gobierno impersonal e injusto. Jesús se enfrenta a las consecuencias de su mensaje: Ha predicado la vida y el mundo le depara la muerte.
  3. Esta revelación de la angustia de Jesús debe parecernos extraña. Por lo regular, la historia celebra a aquellas personas que enfrentan la muerte en forma heroica o estoica, es decir, sin mostrar dolor o angustia. La historia recuerda a Sócrates por tomar la cicuta y morir plácidamente, sin mostrar sentimiento alguno. Pero ese no es el caso de Jesús.
  4. Tampoco tenemos en Jesús al místico para quien el cuerpo no importa porque lo importante es lo “espiritual”. El Señor no es un “gurú” que vive en el mundo como si la creación fuera la cárcel del alma.
  5. Mucho menos encontramos en Jesús la actitud de algunos “super espirituales” que se han metido en la Iglesia de Cristo y que ven a todo aquel que sufre, que llora y que está triste como un creyente de segunda categoría, que está enfermo porque no tiene suficiente fe.
  6. No, Jesús no se encuentra en ninguna de estas categorías. Jesús sufre porque es verdadero hombre, porque su humanidad no es un juego. El Señor se enfrenta a una muerte cruel e injusta que le obliga a dejar atrás la compañía y el amor de sus amigos. Jesús sufre porque es hombre, porque es siervo de Dios y porque el ministerio que Dios da en el mundo no evita el sufrimiento, sino que nos lleva a través del valle de la sombra de la muerte (Sal. 23:3).
  7. La humanidad de Cristo es sumamente importante para nosotros, porque no tenemos en él a un “Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado” (Hebreos 4:15).

B. En Getsemaní encontramos a Jesús-siervo el que está dispuesto a obedecer al Padre hasta la muerte.

  1. Ahora bien este siervo que sufre es uno que tiene una relación especial con su amo. Este “siervo” no es esclavo, es hijo. Es uno que tiene una relación más profunda de la que ha tenido ningún otro con Dios. El Siervo que sufre es el Mesías, el Cristo, el Hijo del Dios viviente, el Santo de Israel.
  2. Jesús es el único personaje en la historia de Israel que llamó a Dios “Padre” en forma personal. La palabra “abba ” es una expresión del lenguaje arameo, que era utilizada solamente por los niños pequeños para dirigirse a su padre. En este sentido, Jesús hace lo que sería la herejía frente a los fariseos de su época. Jesús llama a Dios “papa” o “papito”, algo que no había hecho ningún otro personaje en la historia de Israel, donde Dios aparece como el Padre del pueblo en su totalidad.
  3. Es este hombre con una relación especial con Dios el que se enfrenta con la copa amarga. Copa que no era otra cosa que el destino que Dios le tenía deparado para el futuro. Esto es importante, no es un destino preparado por los hombres, por las instituciones o poderes de su época. Nadie le quita la vida a Jesús, él la da voluntariamente (Jn. 10:18). La muerte de Jesús no es una muerte forzada por el pecado, sino que es instrumento de Dios en la revelación su justicia.
  4. En este sentido, es importante el uso de la palabra “copa” y de la frase “la hora señalada”. Los judíos utilizaban estas frases para hablar del tiempo futuro, en el cual el Reino de Dios se haría una realidad para todo el pueblo. Con la palabra “copa” se hablaba del momento en que la salvación llegaría a todo el mundo, en la manifestación del momento de Dios.
  5. En este sentido, vemos claro el motivo de la obediencia del Hijo. Jesús obedecía la exigencia de Dios porque su muerte sería instrumento, camino, puente por el cual llegaría la manifestación poderosa del Reino de Dios para todo el mundo. Su muerte—el tomar la “copa”—marcaría “la hora señalada” por la cual Dios llegaría a la humanidad y todo creyente recibiría el “Espíritu de Adopción” que le capacitaría para decir “abba, Padre” (Ro. 8:15; Gal. 4:16).

C. En Getsemaní vemos a Jesús dispuesto a sufrir por el pueblo pecador que lo deja solo.

  1. En este momento, hemos llegado al punto de preguntar cuál fue el significado para los discípulos de aquella noche de oración. Si para Jesús el jardín de oración es angustia y obediencia, debemos preguntarnos que significó el Monte de los Olivos para aquellos que acompañaban al Señor en aquella noche crucial. Este es el momento de ver qué significa Getsemaní para los discípulos del Señor.
  2. Getsemaní es lugar de llamado, de vocación y de comisión. El monte es el lugar escogido por Dios para asignar a los discípulos una tarea especial: Getsemaní es llamado divino a velar en oración. Velar no solo en el sentido de “romper una noche” sino, de vigilar y estar atento a la voluntad que Dios que nos revela. De este modo, el “velad” que les ordena el Maestro a sus discípulos transciende el tiempo y se convierte en un mandato a seguir la voluntad de Dios en forma inquebrantable.
  3. Pero si bien, por un lado, Getsemaní es lugar de llamado y comisión, por otro, el monte es también lugar de flaqueza. Flaqueza que se expresa en el sueño, en la dejadez, y en la ceguera ante la llegada de los acontecimientos que se temían. La “debilidad” de los discípulos consiste en no tener la sabiduría de Dios y el discernimiento para leer en los signos de los tiempos que el mal estaba a la mano, dispuesto a destruir a su Maestro. La “debilidad de la carne” no consiste sólo en el cansancio físico sino que nos habla principalmente de la condición humana; del pecador que se resiste a hacer la voluntad divina y que siembre busca su propia comodidad.
  4. Es precisamente esa debilidad la que nos lleva al fracaso. Fracaso de no poder velar una hora; fracaso de resistir el Espíritu de Dios—el cual está siempre dispuesto—y seguir la pereza; fracaso de dejar solo al Maestro en la lucha; fracaso de no poder resistir a los pecadores que se llevan a nuestro Señor; fracaso que nos lleva a salir corriendo desnudos (Mr. 14:52) y a negar a nuestro Señor (Mr. 14:66-72).
  5. Getsemaní es el lugar donde todos abandonamos a Jesús—donde todos le fallamos—y le dejamos absolutamente solo, luchando contra el pecado por nosotros.
Conclusión

Como Iglesia, el Señor que se da por nosotros nos llama a velar en oración por un mundo que se pierde. Somos con quien único el Señor cuenta a su lado en esta lucha contra los elementos del mundo. Pudiera usar ángeles, legiones de ángeles, con sólo una palabra suya. Empero, nos ha escogido como mensajeros suyos. El Señor cuenta con nosotros. Sin embargo, hoy le hemos fallado; le hemos dejado solo: “Ahora ya podéis dormir y descansar, Basta ya. Llegó la hora. Mirad que el hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores” (v. 41).

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Getsemaní
Sermones para la Semana Santa
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El mundo se va tras Él (Juan 12.19): Manuscrito de sermón gratuito para el Domingo de Ramos, Semana Santa

El mundo se va tras Él (Juan 12.19): Manuscrito de sermón gratuito para el Domingo de Ramos, Semana Santa, por el Dr. Jiménez.

Texto: Juan 12.19

Idea Central: La gracia de Dios es irresistible.

Área: Evangelización

Propósito: Llamar a la audiencia al compromiso cristiano. 

Diseño: Expositivo, para el Domingo de Ramos, Semana Santa

Lógica: Inductiva

Un sermón para el Domingo de Ramos

Introducción  

Jerusalén no sólo era la capital de Judea, sino que era también el centro espiritual de  la fe de Israel. Como tal, Jerusalén era el hogar de los principales líderes políticos y religiosos judíos, tales como el Sumo Sacerdote, los Saduceos, los Herodianos, los Escribas y los Rabinos Fariseos más importantes de Judea. 

Los grupos religiosos judíos 

La relación entre los líderes de estos grupos era ciertamente difícil. En realidad, eran enemigos, dado que cada grupo aspiraba alcanzar metas distintas para el país. 

  • El Sumo Sacerdote era el líder espiritual más importante de Judea. Además, era el líder de los Saduceos, un grupo conservador que representaba los intereses de los sacerdotes y los levitas que laboraban en el Templo de Jerusalén. Por eso, privilegiaban la interpretación literal de los primeros cinco libros de la Biblia—el Pentateuco—que hablan de las leyes y las ceremonias relacionadas al culto de Israel. No creían en la resurrección, doctrina central para los Fariseos, a quienes consideraban enemigos. 
  • Los Herodianos eran el partido político que estaba a favor de que gobernaran los hijos y los nietos de Herodes el Grande. El detalle es que Herodes no era judío, sino Idumeo. Por lo tanto, estaban a favor de que Judea fuera gobernada por extranjeros. Veían a los religiosos como enemigos, pues tanto los Saduceos como los Fariseos se oponían a su mandato. 
  • Y los Fariseos eran los líderes de las sinagogas. Eran expertos en la interpretación de la ley, pero enfocaban en los aspectos éticos y morales de la misma. No le daban importancia a los sacrificios de animales ni a las ceremonias del Templo. Eran muy piadosos y creían en la resurrección de los muertos.

¿Por qué la gente seguía a Jesús? 

Los líderes de la fe de Israel, a pesar de ser enemigos, tenían algo en común: ninguno comprendía por qué la gente seguía a Jesús de Nazaret. 

Jesús era distinto a cualquier otro líder político o religioso de la época.

  • No era sacerdote ni levita.
  • No era partidario de Herodes ni se relacionaba con la política judía. 
  • Tampoco había estudiado teología con los rabinos de Jerusalén. 

Si Jesús no formaba parte de ninguno de los grupos tradicionales, ¿por qué la gente le seguía? 

Los líderes tradicionales pensaban que Jesús tenía poco que ofrecer al pueblo:

  • No era un líder político, lo que le impedía construir grandes edificios o repartir pan a las masas pobres. 
  • No era un sacerdote, lo que le impedía ofrecer sacrificios a favor del pueblo o hacer ritos de purificación por sus pecados. 
  • Y no era un rabino adiestrado en Jerusalén, lo que le impedía enseñar en las mejores sinagogas del país o relacionarse con los grandes líderes religiosos. 

Entonces, la pregunta persiste: ¿Por qué la gente le seguía? 

Lo que es innegable es que Jesús tenía algo especial, un don particular que le permitía relacionarse con la masa del pueblo. 

  • Sus enseñanzas eran sencillas, explicadas en el lenguaje de la gente pobre. Jesús le hablaba a la masa del pueblo del reino de Dios, comparándolo con cosas tan sencillas como una semilla de mostaza o con un pastor de ovejas. 
  • Sus oraciones eran poderosas, trayendo sanidad y liberación a quienes estaban sufriendo. 
  • Y su presencia pastoral, acompañando al pueblo en crisis, traían aliento y esperanza al corazón. 

Empero, hay otro elemento que no podemos olvidar: Jesús tenía una gran valentía motivada por un profundo sentido de misión. Y esa valentía le condujo a hacer un acto profético que evocaba las acciones de los antiguos profetas de Israel. 

La Entrada Triunfal 

Era el domingo antes de la Pascua, el día cuando parte de la Legión X Fretensis entraba a Jerusalén para evitar que surgieran rebeliones durante la fiesta de la Pascua, que evocaba la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. 

Ese día, ese mismo día, Jesús entró a Jerusalén el mismo día que entraron los refuerzos militares romanos a la ciudad. Es evidente que Jesús se estaba jugando la vida, porque su acto profético sería interpretado por las autoridades romanas como un desafío a gobierno militar. 

Y si digo «acto profético», es porque Jesús no puede hacer más evidente el contraste entre los dos desfiles. 

  • Los romanos entraban armados; Jesús entraba humilde.
  • Los romanos usaban caballos; Jesús entraba en un burrito, símbolo de paz. 
  • Los romanos buscaban infundir temor en el pueblo; Jesús entraba para dar esperanza. 

El texto es claro: 

El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito: «No temas, hija de Sion; He aquí tu Rey viene, Montado sobre un pollino de asna». (Juan 12.12-15)

Este acto de Jesús fue tan atrevido, que ni sus propios discípulos lo comprendieron en ese momento, como dice el v. 16: «Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho». 

No obstante, el sencillo acto de Jesús trajo esperanza al pueblo porque era un desfile de la vida. Sí, era una afirmación de la vida ante las amenazas del ejército extranjero. Y ese grito de vida levantó el ánimo del pueblo, como dicen los vv. 17 y 18: 

Y daba testimonio la gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos. Por lo cual también había venido la gente a recibirle, porque había oído que él había hecho esta señal. 

La gracia irresistible 

Desde Jerusalén, al otro lado de las murallas, los líderes de los distintos partidos políticos y grupos religiosos examinaban el acto profético de Jesús, quien bajaba desde el Monte de los Olivos para entrar a la ciudad por la Puerta del Mesías. Y ante la locura del Galileo, la pregunta persistía: ¿Por qué la gente le seguía? 

El elemento que no podían comprender era la gracia, la gracia divina, la gracia irresistible del Dios de la Vida. Jesús era la encarnación de Dios, y por lo tanto, era la presencia de Dios hecha carne. Como tal, también era el amor y la gracia de Dios hecha hombre. Y la gracia de Dios es irresistible. 

Cuando una persona siente la presencia de Dios, tiene que rendirse ante ella. Comprender que Dios está aquí, a nuestro lado, es algo maravilloso. Su presencia nos llena de esperanza, y eso nos da valentía para enfrentar el futuro. Dios está con nosotros por las sendas del mundo, caminando hacia el Reino; por los caminos de la vida está Dios acompañando nuestros pasos. 

  • Por eso le seguimos.
  • Por eso nos rendimos ante él. 
  • Por eso, porque sentimos su amor latiendo en nuestro propio pecho.

Conclusión 

Los líderes fariseos nunca llegaron a comprender por qué la gente seguía a Jesús, aunque sí llegaron a comprender que toda su oposición eran vana. Sí, Juan 12.19 enseña que los principales fariseos comprendieron que oponerse a Jesús era una pérdida de tiempo. El texto dice que «los fariseos dijeron entre sí: “Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él”». 

Y sus palabras fueron proféticas, dado que el mundo continúa yéndose tras Jesús. Aquel pequeño grupo de creyentes que acompañaron a Jesús mientras entraba a Jerusalén, quizás estaba compuesto por algunos cientos de personas. Hoy, más de 2,000 millones de personas en el mundo confiesan que Jesucristo es el Señor. 

«El mundo se va tras él»; así me sentía yo cuando no era creyente. De repente, todas las personas que yo admiraba o amaba se convertían a la fe de Jesús. Sentía que todo y todos me hablaban de Dios. Mientras más yo lo rechazaba, más cerca sentía su presencia. 

Hasta que un día, un domingo, un Domingo de Ramos, dejé de pelear con Dios. Ese día, yo también me fui tras él. Y casi cuatro décadas después, reafirmo que Jesucristo es el Señor. 

Hoy Jesús te invita a seguirle con fe; hoy Jesús te invita a irte tras él. 

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Derribados, pero no destruidos: El Apóstol Pablo habla sobre el liderazgo

Una reflexión sobre el liderazgo pastoral basada en 2 Corintios 4.7-10, por el Dr. Pablo A. Jiménez.


En la condición humana, el sufrimiento y el gozo van de la mano, atados a la fragilidad de la vida. El Apóstol Pablo reconoció esta situación en sus escritos, donde una y otra vez habla sobre cómo enfrentar el sufrimiento que produce el servir como líder pastoral. Sin embargo, en la Segunda Epístola a la Iglesia en Corinto trata el tema del sufrimiento de manera ejemplar.


Vea el vídeo basado en este podcast en YouTube:


Podríamos citar muchos pasajes muy hermosos donde el Apóstol defiende su ministerio con vehemencia. Pero hoy quiero llamar su atención, de manera particular, a una hermosa porción bíblica que se encuentra en el capítulo 4, versículos 7 al 10, de la carta. El texto dice:

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que se vea que la excelencia del poder es de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos; siempre llevamos en el cuerpo, y por todas partes, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros. (RVC)

Noten los temas tan profundos que podemos encontrar en esta porción bíblica.

  1. El primero es que el poder de Dios se manifiesta en medio de la fragilidad humana. El poder de Dios, a cuál accedemos por medio del Evangelio de Jesucristo, es ese “tesoro” que debemos guardar. ¿Y los vasos de barro? Eso somos usted y yo, y todo ser humano creado del polvo de la tierra. De acuerdo a Génesis 2, todo ser humano no es más que una vasija de barro.
  2. El segundo tema es que el sufrimiento, aunque ciertamente doloroso, no puede destruir a quienes han desarrollado una relación con Dios, por medio de Cristo, en el poder del Espíritu Santo.
  3. El tercer tema es que la excelencia del poder de Dios no depende de nosotros. El poder de Dios es excelente porque Dios es excelente. Es la gloria de Dios lo que hace glorioso el evangelio de Jesucristo. La excelencia del Evangelio se debe a la presencia del Dios excelente en nuestras vidas, no a nuestro propio esfuerzo.

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Liderazgo - 2 Corintios 4.7-10
2 Corintios 4.7-10

Crecimiento constante: Un sermón sobre 1 Corintios 15.58

Manuscrito listo para predicar de un sermón sobre 1 Corintios 15.58, titulado “Crecimiento constante, escrito por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Texto: 1 Corintios 15:58

Tema: Dios nos llama a crecer constantemente en la fe.

Área: Educación cristiana

Propósito: Llamar a la juventud a buscar el crecimiento espiritual.

Diseño: Temático

Lógica: Inductiva

Introducción 

La juventud es tiempo de grandes cambios. Es el tiempo cuando pasamos de la niñez a la edad adulta; de ser personas dependientes a ser personas independientes.

En nuestros días, la sociedad ha añadido una carga a la juventud. Ahora la sociedad nos exige que afirmemos nuestra identidad durante la adolescencia temprana (13 a 18 años).

Más que identidad, la sociedad nos exige que escojamos y afirmemos nuestras identidades. Es decir, que indiquemos cual es nuestra identidad:

  1. Étnica
  2. Sexual
  3. Vocacional
  4. Religiosa
Un sermón sobre 1 Corintios 15.58
1 Corintios 15.58
La identidad cristiana 

Las personas que creemos en Jesucristo, que afirmamos que Jesús es nuestro Señor y Salvador, tenemos una identidad religiosa. Cuando nos llamamos «cristianos» o «cristianas», estamos tomando para nosotros mismos el nombre de Jesucristo. La persona que se llama a sí misma «cristiana», está afirmando que le pertenece a Jesucristo.

¿Qué es lo que nos da esa identidad como personas cristianas? Nuestra identidad cristiana se deriva de la fe en Jesucristo. Es la fe en Dios, en Jesucristo su hijo, y en el poder del Espíritu Santo lo que nos permite llamarnos a nosotros mismos «cristianos».

Ahora bien, la fe en Jesús no se queda en el plano de la ideas. Por el contrario, la fe en Jesús se demuestra por medio de nuestras acciones:

  1. Demostramos fe en Jesús cuando nos unimos a una iglesia cristiana donde podemos crecer en la fe de Jesucristo.
  2. Demostramos fe en Jesús cuando le adoramos de todo corazón.
  3. Demostramos fe en Jesús cuando oramos a Dios, pidiendo dirección y
  4. protección para nuestras vidas.
  5. Demostramos fe en Jesús cuando estudiamos la Biblia, buscando dirección y crecimiento espiritual.
  6. Demostramos fe en Jesús cuando testificamos de su amor, compartiendo nuestra experiencia de Dios con otras personas.
Fe y conducta 

Todos estos elementos son importantes para la vida cristiana. Tenemos que practicar las disciplinas espirituales, tales como la congregación con otras personas de fe, la oración, la adoración, la lectura de la Biblia y el dar testimonio de Jesucristo.

Sin embargo, la fe cristiana se demuestra de otras maneras. Por ejemplo, la Epístola a Santiago dice lo siguiente: «Delante de Dios, la religión pura y sin mancha consiste en ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y en mantenerse limpio de la maldad de este mundo» (Sant. 1.27, RVC).

Santiago afirma que la verdadera religión se demuestra por medio de la conducta; por medio de obras de fe motivadas por el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones. Por eso, el Apóstol dice:

Hermanos míos, ¿de qué sirve decir que se tiene fe, si no se tienen obras? ¿Acaso esa fe puede salvar? Si un hermano o una hermana están desnudos, y no tienen el alimento necesario para cada día, y alguno de ustedes les dice: «Vayan tranquilos; abríguense y coman hasta quedar satisfechos», pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve eso? Lo mismo sucede con la fe: si no tiene obras, está muerta.Pero alguien podría decir: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.» Tú crees que Dios es uno, y haces bien. ¡Pues también los demonios lo creen, y tiemblan! ¡No seas tonto! ¿Quieres pruebas de que la fe sin obras es muerta? ¿Acaso nuestro padre Abrahán no fue justificado por las obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe de Abrahán actuó juntamente con sus obras, y que su fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: «Abrahán creyó a Dios, y eso le fue contado por justicia»,(E) por lo que fue llamado «amigo de Dios». Como pueden ver, podemos ser justificados por las obras, y no solamente por la fe. Lo mismo sucedió con Rajab, la prostituta. ¿Acaso no fue justificada por las obras, cuando hospedó a los mensajeros y los ayudó a escapar por otro camino? Pues así como el cuerpo está muerto si no tiene espíritu, también la fe está muerta si no tiene obras.

Santiago 2.14-26, RVC

La fe se demuestra, pues, por medio de nuestra conducta. El escenario de la fe no es la iglesia. Es relativamente fácil ser cristiano en un ambiente como el que ofrece una congregación cristiana o un lugar de retiro de ambiente cristiano. El verdadero escenario de la fe es el mundo, es la sociedad donde vivimos:

  • Probamos nuestra fe en el seno de la familia, donde interactuamos con las personas más importantes en nuestras vidas.
  • Probamos nuestra fe en nuestros lugares de estudio y trabajo, donde interactuamos regularmente con el mismo grupo de personas.
  • Probamos nuestra fe en la calle, donde interactuamos con extraños en relativo anonimato.

Empero, también probamos nuestra fe cuando nos encontramos a solas, cuando nadie nos ve:

  • ¿Cuáles son los pensamientos que nos asaltan cuando estamos a solas?
  • ¿Cómo usamos el Internet? ¿Qué lugares visitamos? ¿Con quién «chateamos»?
  • ¿Qué decimos en nuestras conversaciones?
  • ¿Cuáles son nuestros planes para el futuro? ¿Cuáles son nuestros anhelos y deseos?
Fe e integridad 

Ahora bien, existe otro elemento importante para el crecimiento en la fe cristiana. Sin este elemento, un creyente no puede alcanzar el desarrollo espiritual necesario para ser un líder en la obra cristiana. Ese elemento es la integridad. Leamos 1 Corintios 15:58 (RVC), que dice: «Así que, amados hermanos míos, manténganse firmes y constantes, y siempre creciendo en la obra del Señor, seguros de que el trabajo de ustedes en el Señor no carece de sentido.»

Notemos el lenguaje que usa el pasaje para recalcar la importancia de la integridad. En primer lugar, el texto exhorta a los creyentes a estar «firmes y constantes». Para comprender lo que el Apóstol Pablo desea decir, es necesario recordar que este versículo forma parte de una carta a la Iglesia en Corinto. La historia nos enseña que Corinto era una ciudad portuaria famosa por su decadencia y por su corrupción. Corinto era tan famosa por sus prostíbulos, que servían a los marineros que atracaban en sus puertos, que los griegos de cualquier ciudad llamaban a las prostitutas «chicas de Corinto».

Además, cuando leemos la carta a los Corintios vemos que esta era una iglesia problemática, donde algunos creyentes:

  • Estaban divididos en grupos que luchaban unos contra otros por el control de la congregación (1 Co. 3).
  • Visitaban prostíbulos regularmente (1 Co. 6:15‐20).
  • Tenían una vida sexual desordenada, como el hombre que enamoró a su
  • madrastra (1 Co. 5).
  • Entablaban demandas legales los unos contra otros en los tribunales paganos (1 Co. 6:1‐11).
  • Se humillaban mutuamente cuando compartían alimentos y celebraban la cena del Señor (1 Co. 8 y 11:17‐34).

Por lo tanto, debe quedar claro que Pablo llama a los corintios a afirmarse en la fe, precisamente porque eran débiles en la fe.

En segundo lugar, el texto llama a los creyentes a crecer en la obra del Señor. Ese crecimiento debe ser constante; debe darse «siempre». Los creyentes, pues, nunca alcanzamos la plena madurez espiritual en este mundo. Por eso, el crecimiento en la fe debe ser constante. No importa su edad, usted debe estar buscando crecer en la fe de Jesucristo.

En tercer lugar, 1 Corintios 15:58 nos recuerda que «nuestro trabajo en el Señor «no carece de sentido» (RVC) o «no es en vano» (RVR 1960). Por lo regular, las cosas que hacemos para agradar al Señor benefician a personas en necesidad. El mundo está lleno de dolor; de personas que sufren debido a problemas familiares, enfermedades y otras experiencias negativas. La fe nos permite ministrar a personas en necesidad.

Quienes predicamos el Evangelio rara vez tenemos la oportunidad de saber hasta qué punto nuestras palabras llegan a la gente en necesidad. Sin embargo, en algunas ocasiones alguien se acerca a nosotros y nos da testimonio de lo que Dios está haciendo en sus vidas. Esos testimonios nos ayudan a continuar creciendo en la fe y trabajando para el Señor. Esos testimonios nos recuerdan que nuestro trabajo en el Señor «no es en vano».

Conclusión

Dios nos llama a crecer constantemente en la fe de Jesucristo. Y si decimos «constantemente» es porque el crecimiento en la fe requiere integridad. La integridad es esencial para el crecimiento y el desarrollo en la fe.

Yo sé que ustedes enfrentan grandes presiones, presiones nuevas a las cuales no están acostumbrados.

  • Algunas de sus amistades se burlan de ustedes. Esto les causa angustia, porque se sienten rechazados socialmente en un tiempo donde las amistades llegan a ser más importantes que sus propios familiares.
  • Otros se sienten presionados por su sexualidad. La juventud es el tiempo cuando uno despierta a su propia sexualidad. Uno comprende que la sexualidad es una fuente de placer, pero que su manejo requiere responsabilidad. También uno comprende que la sexualidad puede ser usada como un arma, que el mal uso de la sexualidad puede convertirnos en víctimas o en verdugos.
  • Aun otros enfrentan problemas con todas las substancias y condiciones que pueden convertirse en adicciones. Los medicamentos, las drogas ilícitas, el alcohol, la pornografía y hasta las sensaciones de peligro pueden convertirse en focos de adicción. Las adicciones nos dan placer por un tiempo que cada vez es más corto, mientras se convierten en fuentes de angustia y vergüenza.

Ante todas estas presiones, Dios nos llama a crecer constantemente en la fe. ¿Por qué? Porque la fe es nos ayuda a enfrentar a vencer todas estas presiones, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 

Vea otros audios, vídeos y bosquejos de sermones

Cuando se manifestó la bondad: Un sermón para Navidad (Tito 3.4-7)

Una reflexión teológica para las temporadas de Adviento y Navidad, basada en Tito 3. 4-5, por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Rudimentos del sermón

Texto: Tito 3.4-7

Tema: El nacimiento de Jesús de Nazaret es la plena manifestación de la bondad divina

Área: Formación espiritual

Propósito: Recalcar la obra de Cristo, vista desde la Navidad.

Diseño: Expositivo

Lógica: Inductiva

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Manuscrito del Sermón

Introducción

Amor: Si hay una palabra que nos lleva a pensar en la grandeza de Dios es, precisamente, amor. Del mismo modo, la palabra amor define la Navidad como ninguna otra. Quien nace humilde en el pesebre de Belén es Emanuel, “Dios con nosotros”, el amor hecho carne para bendición de toda la humanidad.

Hoy exploraremos ese amor desde una perspectiva diferente, meditando sobre las enseñanzas de la Epístola del Apóstol Pablo a Tito, un texto bíblico que no es muy conocido en nuestras congregaciones.

La Epístola de Tito

Cuando pensamos en Tito, pensamos en 1 y 2 Timoteo. En conjunto, estas tres cartas se conocen como “Las Epístolas Pastorales”, dado que recalcan la organización de la Iglesia Primitiva.

Allí encontramos enseñanzas sobre temas relacionados al liderazgo de la Iglesia, tales como los requisitos para servir como anciano o anciana, diácono o diaconisa y para puestos que ya la Iglesia no tiene, tales como el de la “viuda” (que era ocupado por ancianas solitarias que eran mantenidas por la Iglesia).

Por esta razón, rara vez se escuchan sermones sobre estas epístolas, a menos que se hable sobre la organización de la iglesia, sobre el ministerio o sobre los diversos aspectos administrativos de la Iglesia.

Cuando se manifestó la bondad

Por eso es tan sorprendente encontrar en esa corta epístola un pasaje cuyo contenido teológico es tan exquisito que rivaliza el contenido de otras epístolas paulinas, tales como Romanos, Gálatas y Efesios.

Me refiero a Tito 3, versículos del 4 al 7, que lee de la siguiente manera:

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

Enumeremos brevemente los muchos temas que este corto texto trata de manera tan condensada. Este pasaje bíblico habla sobre:

  1. La revelación o manifestación de Dios, a quien el ser humano sólo puede conocer si el Señor decide revelarse a la humanidad.
  2. De las cualidades o atributos de Dios, entre los cuales se encuentran la bondad y el amor.
  3. De la salvación por gracia, por medio de la fe en Dios. Los seres humanos alcanzamos salvación por la pura misericordia divina, no por nuestras obras ni por nuestras buenas acciones.
  4. El texto habla sobre el bautismo, al que describe como el “lavamiento de la regeneración”. Es decir, que por medio del bautismo el ser humano es hecho nueva criatura, dejando atrás la vida vieja y los pecados de ayer.
  5. No podemos olvidar la referencia a la obra del Espíritu Santo de Dios, que Jesucristo ha derramado sobre la Iglesia para salvación de toda la humanidad.
  6. El tema de la justificación también se encuentra presenta, recalcando que Dios nos convierte en personas justas de manera gratuita, por pura gracia divina.
  7. Todo esto es una herencia espiritual a la cual las personas que llegan a ser hijas de Dios por medio de la fe pueden aspirar.
  8. Finalmente, el tema de la esperanza también está presente. Lo encontramos como esperanza de vida eterna, de vida perdurable, de vida en un un mundo asediado por las fueras de la muerte.

Conclusión

Todo esto toma un tinte distinto cuando lo leemos durante la temporada navideña. Hoy lo vemos con toda claridad: El nacimiento de Jesús de Nazaret es la plena manifestación de la bondad divina; es la plena revelación de los propósitos salvíficos de Dios para con la humanidad.

Por eso hoy damos gracias a Dios por Cristo: por su nacimiento, por su vida, por sus enseñanzas, por su sacrificio en la cruz y por su obra salvífica a favor de toda la humanidad.

Damos gracias a Dios por Cristo, nuestro Señor. AMÉN

Navidad - Tito 3.4-5
Tito 3.4-5
Vea otros sermones para Adviento, Navidad y Epifanía.

Construir la paz, un bosquejo sobre Efesios 2.11-22

Un bosquejo de sermón listo para predicar titulado Construir la paz, basado en Efesios 2.11-22, por el Dr. Pablo A. Jiménez

Texto: Efesios 2.11-22

Tema: Por medio del sacrificio de Jesucristo, Dios le ha dado a la iglesia el don de la paz.

Área: Desafío profético

Propósito: Sentar las bases para un llamado a la reconciliación.

Lógica: Inductiva

Clasificación: Temático

Introducción

  • El mundo del Nuevo Testamento era un mundo multicultural
  • Ese mundo amenazaba la supervivencia del pueblo judío.

La discordia del Evangelio

  1. El movimiento de Jesús, nacido dentro del seno del judaísmo, fue motivo de discordia y división.
  2. Aún dentro del mismo movimiento cristiano, surgieron dos actitudes contradictorias ante el multiculturalismo.
  3. Algunos afirmaban que todas aquellas personas que aceptaban el Evangelio debían convertirse al judaísmo.
  4. Otros, ejemplificados en la persona del Apóstol Pablo, afirmaban que no era necesario convertirse al judaísmo para ser cristiano.
  5. Esta disputa dividió a la iglesia, como vemos en los Hechos de los Apóstoles 15, en Gálatas 1 y 2, y en Filipenses 3.

El don de la paz

  1. Contra esas divisiones, la epístola a los Efesios afirma la obra reconciliadora de Jesucristo.
  2. Afirma que en Cristo ha derribado la “pared” que dividía a judíos y cristianos.
  3. Afirma que Dios sólo tiene un pueblo, al cual pertenecen los que históricamente habían sido herederos de la promesa y los que antes estaban excluidos.
  4. En resumen, Efesios nos enseña que la paz es un don que Dios le ha dado a la humanidad por medio de la obra de Cristo.
  5. La pregunta que se impone es, si Dios nos ha regalado el don de la paz, ¿por qué la iglesia está tan dividida? La única respuesta posible es que nuestro pecado ha impedido la construcción de la paz.

Conclusión

  • Nos toca a nosotros, pues, construir la paz.
  • Siguiendo la forma como el Apóstol Pablo utilizó “el indicativo y el imperativo”, podemos decir lo siguiente: Si Dios nos ha regalado la paz, vivamos en paz.
  • Más adelante discutiremos en detalle algunas estrategias para construir la paz, pero el primer paso lo debemos dar hoy.
  • El primer paso es confesar nuestros pecados, pidiendo perdón a aquellas personas que hemos ofendido con nuestras actitudes, hostiles y divisorias. Pidamos perdón, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!
Efesios 2.14-15
Efesios 2.14-15
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