Discipulado y Educación Teológica

Discipulado y educación teológica es un meditación sobre la curación de Bartimeo, Marcos 10.46-53, enfocado en la formación espiritual.

©Pablo A. Jiménez

Las historias de milagro revelan el poder y la misericordia de Dios. Sin embargo, Marcos 10.46-52 es mucho más que una historia de milagros; es un relato sobre el discipulado cristiano.

Sabemos esto porque en dos ocasiones encontramos en el texto la palabra “camino” (gr. “hodos”, vv 46 y 52) y en otra ocasión el verbo “seguir” (gr. “akolutheö”). Aquí vemos, pues, la frase distintiva que Marcos emplea para describir el discipulado: seguir a Jesús en el camino.

Esta es también la última narración antes de la “Entrada Triunfal” de Jesús a Jerusalén ( Mr 11.1-11). El Galileo entra a Jerusalén para enfrentar la cruz. Por lo tanto, este es un texto clave para entender el discipulado en Marcos.

Cuando Jesús llega a la ciudad de Jericó encuentra que, a la vera del camino de esa ciudad turística, hay personas pobres pidiendo limosnas (10.46). En el judaísmo, dar a los pobres es un “mitzvá”, es una buena acción. Por lo tanto, en la teología rabínica judía los mendigos eran importantes porque permitían que las personas adineradas acumularan “mitzvoth”, buenas acciones que acumulan méritos para la salvación. Por eso Jesús encuentra al borde de la carretera una larga fila de mendigos con diferentes dolencias.

Pero hay un hombre que se destaca, llamado Bartimeo. Siempre me ha llamado la atención que el texto diga “Bartimeo, hijo de Timeo” (v. 46) ya que “Bar” significa “el hijo de.” La experiencia nos enseña que nuestras comunidades tratan de manera diferente a las personas que tienen problemas mentales y dolencias graves. Generalmente no se les llama por sus nombres propios sino por apodos basados ​​en sus dolencias o en sus relaciones familiares. Este hombre probablemente tenía otro nombre, que desconocemos. Lo llamaban “el hijo de Timeo” porque era “invisible” para la comunidad; era considerado “el otro”.

Bartimeo escucha que Jesús se acerca. Como la fama de Jesús ha crecido, el Galileo camina rodeado por un gran séquito de personas. Bartimeo escucha que Jesús viene caminando y comienza a gritar: “Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!”

Queda claro que su teología es defectuosa. Sí, Jesús es “Hijo de David”, pero no necesariamente de la manera militarista que muchos esperaban durante el Primer Siglo. Bartimeo no llama a Jesús “el Cristo” ni “el Mesías”, lo que sería mucho más correcto en términos teológicos. Bartimeo tiene una idea de quién es Jesús, pero necesita una mejor teología para comprender plenamente su identidad divina.

Marcos 10.46-52 sugiere otro tema importante para el discipulado, a saber, cómo los discípulos trataban “al otro”. De acuerdo al texto, los discípulos reprenden a Bartimeo, impidiendo que se acerque a Jesús (v. 48). Aquí Marcos emplea el verbo griego “epitimaö”, el mismo que en otras partes del Evangelio se traduce como reprender espíritus inmundos y expulsar demonios. (vv. 1.25, 4.39, 9.25) ¿Están los discípulos tratando a Bartimeo como si estuviera endemoniado? ¿Lo rechazan porque piensan, siguiendo la teología rabínica de la época, que su enfermedad es una segura señal de pecado y, por lo tanto, una razón válida para la exclusión?

El hecho es que los discípulos bloquean el acceso de Bartimeo a Jesús. Y creo que esto fue una prueba de fe. Jesús le dio un “examen” a sus discípulos. ¿Habían aprendido algo? ¿Habían entendido la misión de Jesús?

Si leemos Marcos con detenimiento, nos damos cuenta de que no, los discípulos no habían comprendido a Jesús. Por ejemplo, en el capítulo 10 encontramos varias historias que demuestran la confusión de los discípulos, como cuando discuten sobre quién iba a ser “mayor” en el reino (10.35-45). Por eso Jesús prueba la fe de sus discípulos, prueba que fallaron malamente cuando le dijeron al mendigo: “No hay gracia para ti”.

  • Eres demasiado pobre.
  • Estás demasiado enfermo.
  • Quizás estás endemoniado.
  • Eres “el otro”.
  • ¡Te reprendemos, en el nombre de Jesús!
Discipulado
educación teológica
Marcos 10.52
Marcos 10.52

Pero Jesús tenía otros planes. Por eso llama a sus discípulos y les ordena que fueran a traer al ciego. Siguiendo las instrucciones del Maestro Galileo, los discípulos van a donde el mismo hombre que previamente habían rechazado, excluido y demonizado. Y le dicen: “¡Mucho ánimo! ¡Levántate, que Jesús te llama!” (v. 49) Notemos cómo ha cambiado el rol de los discípulos: ¡En lugar de bloquear el acceso, ahora están facilitando el acceso a Jesús!

Bartimeo responde haciendo dos cosas que demuestran claramente su entusiasmo. En primer lugar, arroja su túnica (v. 50), que probablemente estaba usando para recoger las monedas que la gente le daba. Me imagino la túnica volando por el aire, las monedas cayendo al suelo, y los otros mendigos luchando por el dinero fácil.

Bartimeo se pone en pie y se dirige a Jesús, quien procede a hacerle otra prueba de fe, preguntando: “¿Qué quieres que haga por ti?” (v. 51). El mendigo responde: “Maestro, quiero recobrar la vista” (literalmente, “ver de nuevo, gr. ” Anablepö “). Por lo tanto, el mendigo pide el don de la visión.

Recordemos que los discípulos no entendían claramente quién era Jesús. ¿Por qué? Porque carecían de visión. Bartimeo pide visión y la recibe. Y su visión, en muchos sentidos, era más clara que la visión de los discípulos.

Jesús le dice al hombre sanado que podría irse. Ahora Bartimeo podía volver a casa. Podía volver a su familia, conseguir un trabajo y volver a formar parte de la comunidad. Pero este hombre elige otro camino. Él decide seguir “a Jesús en el camino” (v. 52). Es decir, toma la opción de seguir al Galileo en el camino a la cruz.

La educación teológica es una expresión del discipulado cristiano, pero a un un nivel más alto. De muchas maneras, la educación teológica comienza el día en que alguien nos dice: “Jesucristo es el SEÑOR”. Por esta razón, podemos afirmar que existe una clara continuidad entre el evangelismo, la educación cristiana, la formación espiritual y la educación teológica. En este sentido, todo lo que hacemos en una escuela de teología, incluso a nivel doctoral, no es más que una modalidad del discipulado cristiano.

Aquellas personas que estamos involucradas en la educación teológica jugamos un papel similar al de los discípulos de Jesús en este texto: Dios nos llama a facilitar el acceso de los demás a Jesús. Para cumplir este papel con fidelidad debemos recordar a quién Jesús está llamando.

  • Jesús llama a personas con teología defectuosa.
  • Jesús llama a personas de reputación dudosa.
  • Jesús llama a personas totalmente diferentes a nosotros.

Pero esas personas claman por Jesús. Y ustedes y yo tenemos la oportunidad de recibirlas en la comunidad cristiana y de discipularlas en la fe. Y quienes vengan a los pies de Cristo tendrán la maravillosa oportunidad de sufrir por Jesús, acompañándole en el camino a la cruz.

El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez se reserva todos los derechos de publicación de estos materiales. Queda prohibida cualquier forma de reproducción total o parcial, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sin la debida autorización del autor. Para solicitar los permisos correspondientes, contacte al autor.

Use el siguiente formato para citar este artículo:

Pablo A. Jiménez, “Educación teológica como discipulado”, DrPabloJimenez.com. Accedido el ** de ** de 20**. Disponible en: https://www.drpablojimenez.com/2017/05/17/discipulado-educacion-teologica/

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A las madres trabajadoras


Un ensayo en honor a la madre trabajadora, en ocasión del día de las madres, escrito por el Dr. Pablo A. Jiménez.


Te levantas temprano en la mañana, habiendo dormido pocas horas, para atender a los tuyos y prepararte para salir a laborar.

Cocinas desayuno, almuerzo y a veces hasta la cena antes de las seis de la mañana. Preparas a tus chicos y a tus chicas para ir a la escuela. En ocasiones, hasta tienes que llevarlos tú misma.

Aún así, tu día apenas comienza. Tienes que llegar al trabajo, a veces en tu vehículo privado y otras en transporte público. Trabajas horas y horas, quizás haciendo labores que no te agradan, para mantener a tu familia. Enfrentas sexismo y hostigamiento de parte de hombres que te ven como presa fácil. Y, a veces, pasas el día sin comer.

Quizás tienes un esposo amoroso y trabajador, lo que aliviaría tu carga, pero no siempre es así. A veces tienes una pareja errática, que no abona a tu estabilidad emocional ni financiera. Puede que tu esposo sea un hombre cuya condición de salud no le permita trabajar. Sea por machista, por estar confinado, por estar ausente, por trabajar tiempo extra o, sencillamente, por pereza, tu pareja no coopera. Ve las tareas de la casa como responsabilidad exclusiva de la mujer.

Y no puedo olvidar que quizás nunca te casaste legalmente o, si lo estuviste, ahora estás divorciada. Eso hace tu carga aún mayor, principalmente cuando tu ex-pareja no cumple con sus responsabilidades financieras.

Sales del trabajo, pero tienes compras que hacer. Llegas a tu casa tarde en la tarde, a terminar de cocinar, a supervisar asignaciones y a hacer otras tareas del hogar. Y las tareas son interminables, tantas que no voy a enumerarlas aquí.

No puedo olvidar que también trabajas como voluntaria en tu comunidad, ya sea en la escuela local, en alguna institución social o en la Iglesia. No sé como haces tantas cosas a la vez, pero las haces. Las haces aunque te agotan y te obligan a acostarte muy tarde.

¿Cuánto duermes? Pocas horas. Mañana te levantarás temprano–aunque agotada–para volver a comenzar.

A ti, madre trabajadora, te deseo felicidad, justicia y paz en el Día de las Madres. Que Dios te bendiga hoy y siempre.

madres
A las madres trabajadoras

Vea otros vídeos, ensayos y sermones para el Día de las Madres.

Como las águilas (Isaías 40.28-31)

Como las águilas es un sermón listo para predicar sobre el tema de la esperanza, basado en Isaías 40.28-31.

Vea este sermón en nuestro canal de YouTube.

Escuche este sermón en PREDIQUEMOS, nuestro podcast cristiano.

Texto: Isaías 40.28-31

Tema: El pueblo de Dios debe mirar el futuro con esperanza, sabiendo que Dios está con él en medio de la crisis. 

Área: Desafío profético

Propósito: Dar esperanza al pueblo de Dios.

Diseño: Expositivo

Lógica: Inductiva

Decir “adiós” se ha convertido en una costumbre en nuestro países. En el mundo de habla hispana la migración es común, tanto entre países hispanoamericanos como de nuestros países a los Estados Unidos.

Claro está, la emigración masiva de nuestros pueblos se debe a una combinación de factores muy particulares. 

  1. La gente emigra para escapar de situaciones de violencia y pobreza, esperando encontrar estabilidad social y económica en un nuevo hogar. 
  2. La gente emigra para reunirse con familiares que se han reubicado en otros países.
  3. La gente emigra cuando se ve desplazada por gobiernos corruptos u organizaciones criminales.

Lo triste es que las personas que emigran muchas veces son rechazadas en los países donde intentan reubicarse. Lo que es más, en varias ocasiones hasta se tilda a los inmigrantes de ser criminales, es decir, de ser una carga para la sociedad.

Sin embargo, la fe nos da herramientas espirituales para lidiar con la crisis. La Biblia—la maravillosa Palabra de Dios—nos capacita para enfrentar y vencer los problemas de la vida. Este caso no es la excepción: La Biblia hace referencias continuas a situaciones de exilio muy similares a las nuestras.

Aunque podríamos hacer referencia a toda una variedad de textos y períodos bíblicos, hoy quiero centrarme en los tiempos del “Exilio Babilónico”. “¿Qué es eso?”, usted preguntará. El Exilio fue un período en la historia de Israel y Judá caracterizado por la deportación en masa de la población.

Comencemos recordando que Israel se constituyó como un reino en el Siglo X antes de la Era Cristiana. Sus primeros reyes fueron Saul, David y Salomón. Después del reinado de Salomón, el Reino se dividió en dos. Al norte quedó Israel, cuya capital estaba en la ciudad de Samaria. Al sur quedó Judá, cuya capital estaba en la ciudad de Jerusalén.

Israel, también conocido como “El Reino del Norte”, estuvo gobernado, en su mayoría, por una serie de hombres malvados, quienes vivían muy lejos de Dios. La historia de este reino es violenta, pues en varias ocasiones sufrió sangrientos golpes de estado que sacudieron las bases de la sociedad.

Judá, también conocido como “El Reino del Sur”, estuvo gobernado por descendientes del Rey David. En términos generales, estos hombres fueron un más piadosos que los reyes del Norte. Sin embargo, algunos fueron infieles, tanto que llevaron a Jerusalén al colapso.

Israel fue el primero que cayó en manos extranjeras, cuando fue conquistado por los Asirios. Eventualmente, Judá también cayó ante el ejercito de Babilonia.

Los babilonios tenían una práctica opresiva muy particular. Cuando conquistaban un reino, encarcelaban en campos de concentración a los hombres adultos que habían sobrevivido la invasión militar. Este fue el caso de Judá, pueblo que vio como sus líderes más hábiles y sus jóvenes de mayor potencial fueron deportados a Babilonia.

Para complicar la situación, la juventud hebrea en Babilonia sufría una enorme presión para asimilarse, es decir, para abandonar su identidad judía y para abrazar la identidad de sus captores.

Sí, la situación es dura. Empero, la Palabra de Dios trae consuelo aun en medio de las situaciones más difíciles. Leamos el capítulo 40 del libro del Profeta Isaías. Allí encontramos palabras de consuelo, cuando Dios le ordena al profeta que anuncie el final del cautiverio. El texto dice: 

El Dios de ustedes dice: «Consuelen a mi pueblo; ¡consuélenlo! ¡Hablen al corazón de Jerusalén! ¡Díganle a voz en cuello que ya se ha cumplido su tiempo, que su pecado ya ha sido perdonado; que ya ha recibido de manos del Señor el doble por todos sus pecados.» (Isaías 40.1-2)

Dios también le ordena al profeta que anuncie la construcción de un camino que llevará a su pueblo de vuelta a Jerusalén. El texto dice:

Una voz clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor; enderecen en el páramo una calzada a nuestro Dios. Que todo valle sea enaltecido; que se hunda todo monte y collado; que se enderece lo torcido y que lo áspero se allane. Se manifestará la gloria del Señor, y la humanidad entera la verá. La boca del Señor ha hablado.” (Isaías 40.3-5)

Nótese que estos anuncios fueron proféticos, es decir, que ocurrieron antes de los eventos que anuncian. Pasaron varios años antes de que estos anuncios proféticos se convirtieran en realidad. 

De manera sarcástica y pesimista, algunas personas podrían cuestionar las bondades de estas profecías. ¿De qué vale saber que la situación mejorará en el futuro, cuando estamos sufriendo hoy? Y esta es la actitud de mucha gente negativa, que vive derrotada por los problemas que enfrenta.

Sí, hay personas negativas, sarcásticas y pesimistas. Pero el pueblo de Dios no puede dejarse vencer por estas actitudes malsanas. Quienes adoramos al Dios del Cielo, al Señor de la Vida, no podemos dejarnos vencer por el desánimo. Dios no nos llama a vivir derrotados. Por el contrario, Dios nos llama a vivir en esperanza, sabiendo “que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito”.(Romanos 8.28).

Una de las expresiones más hermosas de la esperanza que Dios da a su pueblo se encuentra al final de Isaías 40. El texto dice:

Tú, Jacob, ¿por qué dices que tu camino está oculto para el Señor? ¿Por qué, Israel, alegas que Dios pasa por alto tu derecho? ¿Acaso no sabes, ni nunca oíste decir, que el Señor es el Dios eterno y que él creó los confines de la tierra? El Señor no desfallece, ni se fatiga con cansancio; ¡no hay quien alcance a comprender su entendimiento! El Señor da fuerzas al cansado, y aumenta el vigor del que desfallece. Los jóvenes se fatigan y se cansan; los más fuertes flaquean y caen; pero los que confían en el Señor recobran las fuerzas y levantan el vuelo, como las águilas; corren, y no se cansan; caminan, y no se fatigan. (Isaías 41.27-41)

¡Escuchen la Palabra de Dios! La Biblia no niega la crisis, sino que nos recuerda que el Señor está con nosotros en medio de la crisis.

Este hermoso pasaje bíblico nos recuerda que:

  • Dios se preocupa por nosotros, ya que no se olvida de su pueblo.
  • Dios no se cansa de amarnos, de cuidarnos y de bendecirnos.
  • Dios continúa siendo poderoso, ya que los problemas humanos no anulan el poder divino.
  • Dios renueva las fuerzas de su pueblo; Dios da nuevas fuerzas a los hombres y a las mujeres que le buscan con fe.
  • Dios renueva a las personas que confían en él.

Hermanos y hermanas, este es un mensaje muy pertinente para nuestra iglesia local, para nuestra comunidad, y para todo nuestro pueblo: El pueblo de Dios debe mirar el futuro con esperanza, sabiendo que Dios está con él en medio de la crisis. 

Dios nos llama a levantarnos sobre la crisis, así como las águilas remontan vuelo sobre la tierra. ¿Por qué?

  • Porque la crisis tendrá fin.
  • Porque nuestro problemas no son eternos.
  • Y porque nos esperan nuevos tiempos de prosperidad, en el nombre del Señor. Amén. 
Vea otros sermones sobre los profetas del Antiguo Testamento.
Cómo las águilas
Isaías 40.27-31
Consuelen a mi pueblo
esperanza
Isaías 40.27-31

La locura de la cruz – Un sermón para la Semana Santa

Un sermón apropiado para la Semana Santa, basado en 1 Corintios 1.21-25, por el Dr. Pablo A. Jiménez.

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Manuscrito del sermón, para el Viernes de la Semana Santa

Rudimentos

Texto: I Corintios 1:21-25

Tema: La cruz es el evento escatológico por medio del cual se invierten todos los criterios y se revela la justicia de Dios.

Área: Educación Cristiana

Propósito: Llevar la congregación a considerar el alcance de la muerte de Jesús.

Diseño: Sermón Doctrinal (Sermón para el Viernes Santo)

Lógica: Inductiva

Texto

I. Introducción

El viernes, es el día de la cruz. Desde que el Señor quedó solo en el jardín de Getsemaní a manos de una tumba furiosa de “pecadores” se conocía el destino del Maestro: Jesús se dirige irremediablemente al sufrimiento y a la muerte. El Señor se dirige solo a enfrentar las consecuencias de su mensaje.

II. Puntos a desarrollar

A. Los alcances de la muerte de Cristo sólo pueden conocerse a la luz de la experiencia de Pascua.

1. Es por esta razón que debemos preguntarnos que hacemos aquí esta mañana, que conmemoramos en este día llamado santo. Y si formulo la pregunta es porque un repaso del orden de los eventos de aquel viernes de pascua nos deja poco que celebrar. El día en que murió el Señor, fue un día oscuro, fue un día de vergüenza, digno de borrarse de todos los libros de historia. Solo basta que nos preguntemos: ¿Que paso aquel día santo en Jerusalén? El evento principal fue un juicio viciado y una muerte injusta. En eso no hay gloria. La muerte en la cruz era la forma más vergonzosa de morir que había en el mundo antiguo. Nunca se utilizaba para ejecutar a un ciudadano, por el contrario, solo se utilizaba para esclavos, extranjeros y sediciosos. La cruz se levantaba por dos razones: a) maldición y b) vergüenza. El condenado, estaba maldito, por eso no toca la tierra, para no mancharla- y se cuelga en un lugar alto para que todo el mundo vea como el “criminal” se asfixiaba cuando el peso de su caja torácica hacía presión contra los pulmones y no le dejaba respirar. Entonces pregunto, ¿conmemoramos eso, la muerte injusta de un ciudadano de segunda clase por sedición y blasfemia, en una pequeña provincia de Roma en el primer siglo?

2. O por el contrario conmemoramos la cobardía de unos discípulos que huyen ante la necesidad del Maestro, y se esconden para no sufrir con él. O acaso celebramos la victoria de los partidos extremistas del judaísmo, los cuales pudieron mandar a matar a Jesús cuando el derecho romano se lo prohibía. En este punto permítanme preguntar otra vez ¿que celebramos, en un día de vergüenza como este; un día que según los criterios del mundo no tiene nada de especial o sagrado.

3. Permítanme contestar la pregunta adelantándome un poco en la semana. La Iglesia no celebra en ese mismo el día del viernes de la semana mayor, sino que la Iglesia celebra la Semana Santa, alrededor de la experiencia de Pascua que tuvieron los discípulos a raíz de los eventos en Jerusalén. Hablando más claro, si celebramos hoy el día santo, es porque lo vemos a la luz de la resurrección.

4. Debemos comprender que los discípulos del Señor no entendieron la muerte de Jesús como una victoria. Ellos vieron en su muerte la derrota, el fin de todo. Al morir Jesús muere con él la esperanza del Reino. Al morir Jesús todo acaba y lo único que resta es esconderse en lo que se calma el ambiente en Jerusalén y podemos volver a casa. Pero debe quedar claro en nuestras mentes, que para los discípulos no había futuro; ellos no tenían esperanza. Y es precisamente eso lo que sorprende de la semana de Pascua. Los deprimidos discípulos son sorprendidos por una realidad que no pueden creer; el Señor crucificado ha sido visto en Jerusalén, aquel que estaba muerto se experimenta como viviendo todavía y se está apareciendo a los discípulos que dejo. O como muchos entienden que comenzó este nuevo mensaje: El Señor resucitó y se le apareció a Pedro.

5. Es esta realidad de experimentar a Jesús entre ellos después de la crucifixión lo que los hace Iglesia. Es esta presencia gloriosa de Cristo lo que saca a los discípulos de sus escondites, de detrás de las redes y de la incredulidad y los convierte en Iglesia. Es esta realidad de ver al Jesús crucificado la que lleva a la Iglesia a reflexionar, a concluir que Jesús de Nazaret ha resucitado de entre los muertos y a predicarle como Señor de todo.

6. En este sentido, podemos ver que los discípulos no comprendieron el cuento de la muerte de Jesús hasta la Pascua. Debemos comprender que la cruz solo puede ser entendida cuando es vista después de haber experimentado la presencia del Señor crucificado en nuestras vidas.

B. La cruz es el evento escatológico por medio del cual se invierten todos los criterios y valores humanos.

1. En este momento –desde la fe– cabe preguntarnos: ¿Que significa la muerte de Jesús en la cruz del calvario? ¿Qué implica su muerte y qué consecuencias tiene para nosotros? Para esto debemos ver que sentido tenía su muerte para Jesús mismo. Con que certeza va Jesús de Nazaret a la muerte en la cruz del calvario.

2. Para contestar esta pregunta debemos remontarnos al momento de Getsemaní, al lugar donde Jesús ora pidiendo fortaleza al Padre, para enfrentar su futuro. Y si leemos en las narrativas de Getsemaní, encontraremos las dos formas básicas con que Jesús ve la experiencia de su muerte: a) la cruz es la “copa” amarga que él debe apurar y b) la muerte es “la hora señalada” por el Padre.

3. Estas frases son sumamente importantes porque eran las formas que usaba el judaísmo para referirse al momento en que Dios establecería su Reino entre los hombres. Por un lado, la palabra ” copa”, hacía referencia al juicio final, al momento en que Dios juzgaría al mundo por su actitud hacía su palabra. Por otro “la hora señalada” se refería al establecimiento del Reino de Dios; al momento en que Dios lo sería todo en todo y se establecería la justicia divina. En este sentido, vemos que Jesús ve su muerte como un momento decisivo en la historia de la salvación; como el momento en que Dios establecería su Reino en medio de los hombres.

4. Por está razón es que Jesús se entrega a la voluntad de Dios y va de la mano de los pecadores hasta la muerte de cruz. Porque Jesús sabía que su muerte sería instrumento en las manos de Dios para el establecimiento del reino divino. Por eso es que Jesús ve la muerte en el calvario como un momento de victoria donde los que le llevaban a la muerte no son mas que instrumentos del plan divino. De este modo los partidos fariseos que veían la muerte de Jesús como el fin, que estaban dispuestos a romper la ley por condenarle, son los que más contribuyen a la revelación de Jesús como el ungido de Dios, como el Señor del Nuevo Reino.

5. En este sentido, es interesante ver el primer significado de la cruz. La muerte de Jesús de Nazaret, significa la derrota del esfuerzo humano por la salvación. La cruz significa la derrota de la religión, donde el hombre en su esfuerzo personal de llegar a Dios le encuentra de frente y lo asesina para establecer su propia justicia. La cruz implica que la religión de las obras ha fallado y que el deseo de llegar a Dios por medio de la ley, nos conduce al pecado y a la muerte. La cruz revela la imposibilidad del hombre para salvarse a si mismo; la imposibilidad de que una religión nos lleve a Dios.

6. Por eso es que Pablo dice que para los judíos el mensaje de un Cristo resucitado es un escándalo, y para los griegos es una necedad. Porque en la cruz se cambian todos los valores humanos por los nuevos criterios del reino divino. Porque en la cruz recibimos vida de la muerte, recibimos la bendición por medio de un maldito, y la libertad por medio de un esclavo. La cruz es el momento decisivo de Dios para mostrarnos la imposibilidad humana y el poder de Dios para solución.

C. La cruz es el lugar cósmico donde se revela la justicia de Dios.

1. Ahora bien, si la cruz es el evento final y decisivo donde se nos muestra la condición del hombre, la cruz es también el lugar donde se revela la justicia de Dios para salvación de todo aquel que cree. Justicia que no se define como hacer lo bueno o lo justo, sino que se define como la disposición de Dios para relacionarse con el hombre. ( Ro. 1:17, 5:1 ; II Co. 5:17-21 ).

2. En este sentido, si bien la cruz por un lado nos revela el pecado humano, por otro nos revela que Dios que ha venido a buscarnos, el Dios que llega al hombre en Cristo Jesús. En la cruz, Dios le grita al mundo que el camino de la ley no tiene salida y que el único camino al Padre es Jesús de Nazaret. La muerte de Jesús nos revela la disposición, el deseo, la acción de Dios para venir a salvar al hombre que no puede llegar a él.

3. Por eso es que predicamos el evangelio de gracia donde somos justificados por la fe, porque el amor de Dios se revela en esto, en que siendo todavía pecadores, Jesús murió por nosotros (Ro. 5:8). Si bien la salvación no puede ser comprada con dinero, puede alcanzarse por la fe en Jesús como el ungido de Dios, el Señor y Salvador del mundo. En Cristo la salvación llega por gracia –no por obras– como un regalo que no se compra, como un don para una humanidad pecadora.

4. Esto es de una importancia crucial para nosotros y para nuestro mensaje. Por un lado, la justificación por la pura gracia de Dios, implica que nuestra salvación es un regalo, esto es, que nuestro valor es dado por Dios. Por la cruz de Cristo, yo no tengo que luchar en el mundo para demostrar lo que valgo –el esfuerzo humano es inútil. Por el contrario, es Jesucristo quien me da valor, quien me da sentido. El es “mi gloria y el que levanta mi cabeza” (Sal 3:3). En Cristo yo no tengo que establecer mi propio valor, porque “ya no vivo yo, mas Cristo vive en mi y la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amo y se entregó así mismo por mí” (Gal. 2:20).

5. Por otro lado, la revelación de la justicia de Dios en la cruz de Cristo, implica un giro nuevo en el mensaje de la causa de Jesús. El mensaje se convierte en buena noticia de que por medio de la fe en Jesús de Nazaret -por medio de la palabra de la cruz- somos justificados sin merecerlo- recibimos la vida cuando todavía merecemos la muerte, ¡Que mayor noticia que esta para gritar al mundo, que por medio de Cristo Dios ha cumplido la profecía del II Isaías que dice: “Consolaos, Consolaos pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén y decidle bien alto que ya ha cumplido su milicia, que ya ha pagado su culpa” (Is. 40: 1-2).

6. En este sentido vemos el profundo sentido del sacrificio de Jesús en la cruz por nosotros, porque la muerte de Jesús, en Pablo, es primordialmente vicaría. Es una muerte en beneficio de; en beneficio de la humanidad imposibilitada de acercarse a Dios, en beneficio del hombre perdido en su pecado, en beneficio tuyo y mío, en beneficio del hombre que necesita salvación.

III. Conclusión

Hoy conmemoramos, el asesinato cruel de Jesús de Nazaret en la cruz del calvario. Predicamos a un crucificado como Señor, predicamos a un condenado como Rey, porque sabemos que por medio de El, la vida ha entrado al mundo, el pecado ha sido descubierto y ha comenzado la posibilidad de la salvación. Por eso decimos que en la cruz todos los valores del mundo se invierten, porque:

Los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, pero nosotros predicamos a un Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura, En cambio, para los llamados Cristo es poder y sabiduría de Dios, porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

1 Corintios 1.22-25

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Semana Santa
Creo

Una nueva creación (Juan 1.1-14)

Una nueva creación es una prédica cristiana basada en Juan 1.1-14, apropiada para la celebración del Año Nuevo.

Introducción

No sé si alguno de ustedes ha experimentado el placer y el terror de mudarse a una casa nueva. Quienes hayan pasado por la experiencia de mudarse a un nuevo hogar pueden testificar que uno la vive con una mezcla de euforia y de temor.Por un lado, uno disfruta el proceso, pensando en todas las nuevas posibilidades que abre la relocalización. Pero, por otro lado, no podemos negar que relocalizarnos es un proceso difícil que ciertamente nos da temor.

Dejar lo conocido para aventurarnos a lo desconocido puede paralizarnos del miedo. Es necesario invertir mucha energía emocional en el proceso.

Se me antoja pensar que el comienzo del nuevo año presenta desafíos similares a los de una mudanza o una relocalización. El nuevo año trae consigo posibilidades y desafíos; oportunidades y dificultades. Y la pregunta que se impone es: ¿De dónde vamos a sacar fuerzas físicas, emocionales y espirituales para lidiar con esos desafíos, esas dificultades y esos retos que trae el Año Nuevo?

Les sugiero que, del mismo que hacemos cuando vamos a hacer una mudanza grande, busquemos ayuda, particularmente de alguien que sea experto en ese tipo de transiciones. ¿Y quién mejor que Dios mismo, el Señor del tiempo y el espacio, para ayudarnos a empezar un nuevo tiempo en un nuevo lugar?

La creación (Génesis 1)

De acuerdo al testimonio bíblico, Dios creó el mundo y todo lo que hay en él. Esto lo encontramos en Génesis 1.1 al 2, que dice: “Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas cubrían la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.”

El texto es impresionante, porque describe el acto de la creación como una lucha contra el caos que imperaba en el mundo. Dios impone el orden y llena un mundo que, hasta ese momento, había estado vacío y en desorden.

¿Y cómo es que Dios crea? Lo hace por medio del poder de su palabra. Eso lo vemos en el resto del capítulo 1 de Génesis, del cual les leo los versículos 3 al 5, a manera de ejemplo: “Y dijo Dios: “¡Que haya luz!” Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas; a la luz, Dios la llamó “Día”, y a las tinieblas las llamó “Noche”. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día primero.”

Nótese que Dios crea por medio de su palabra. Solo tiene que decir “que haya luz” para que esta sea una realidad. Así es que la Biblia describe cómo era el mundo “en el principio”.

La nueva creación (Juan 1)

Por su parte, el Evangelio según San Juan comienza con palabras muy similares a las de Génesis, cuando dice: “En el principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba con Dios, y Dios mismo era la Palabra. La Palabra estaba en el principio con Dios. Por ella fueron hechas todas las cosas. Sin ella nada fue hecho de lo que ha sido hecho.”

Como bien habrán notado, Juan también comienza con la frase “en el principio”. ¿Por qué el evangelista hace esto? Sencillo, porque quiere decir que la llegada de Cristo Jesús al mundo de los seres humanos marca un nuevo “Génesis”, una nueva creación.

Jesucristo se presenta, pues, como el agente de la creación, por medio del cual todo lo que existe ha sido creado. Esta idea no solo aparece claramente en los versículos ya leídos, sino que también se encuentra en otros libros del Nuevo Testamento, tales como Colosenses, que dice en el capítulo 1, versículos 15 al 17: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación. En él fue creado todo lo que hay en los cielos y en la tierra, todo lo visible y lo invisible; tronos, poderes, principados, o autoridades, todo fue creado por medio de él y para él. Él existía antes de todas las cosas, y por él se mantiene todo en orden.”

Por lo tanto, podemos concluir que Jesucristo transforma el corazón del ser humano. Esa transformación es tan profunda, que bien podemos decir que la persona que entra en una profunda relación de amor y amistad con Dios llega a ser una nueva creación.

Una vez más, esta idea no es particular de Juan, sino que la encontramos en otros escritos del Nuevo Testamento, tales como 1 Corintios 5.17, que dice: “De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!”

Ahora bien, ¿cómo es que Dios hace esta nueva creación? Al igual que en Génesis 1, Dios crea por medio de su palabra. Lo único que esa “palabra” ahora se ha hecho carne en Cristo Jesús, como dice Juan 1, del 9 al 14: “La Palabra, la luz verdadera, la que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, pero el mundo no la conoció. La Palabra vino a lo suyo, pero los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su nombre, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne,  ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria (la gloria que corresponde al unigénito del Padre), llena de gracia y de verdad.”

Conclusión

Comenzamos un nuevo año, marcando una nueva etapa en el tiempo y en el espacio. En cierto modo, este nuevo tiempo también marca el comienzo de una nueva creación.

  • No importa tu pasado,
  • No importa tu presente,
  • No importa el futuro que hayas pensado tener,

Hoy Dios te dice, por medio de su palabra, que está dispuesto a hacer de ti una “nueva creación”.

Sí, esa es la promesa divina. Gracias a la obra de Jesucristo, quien es la Palabra de Dios hecha carne, hoy puedes llegar a ser “hecho” hijo o hija de Dios.

Sé que la oportunidad que Dios nos ofrece presenta tanto posibilidades como desafíos. Y también sé que, si bien por un lado nos da ánimo y esperanza, por otro bien puede infundirnos temor.

Aún así, Dios nos invita a transitar por estos tiempos nuevos con ánimo renovado, con esperanzas nuevas. ¡No tengan temor! El Dios del tiempo y del espacio nos llama porque desea imponer orden en el caos de nuestras vidas. Desea que seamos nuevas criaturas, en el nombre del Señor Jesucristo. AMÉN

Una nueva creación
¡Feliz Año Nuevo!
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Vivir o sobrevivir (Texto completo más audio y vídeo)

Vivir o sobrevivir es un sermón basado en Miqueas 5.2-5a, apropiado para la temporada de Adviento, escrito por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Texto: Miqueas 5.2-5a

Idea Central: Dios salvará a su pueblo usando los pocos recursos que tenemos en nuestras manos.

Área: Desafío profético

Propósito: Dar ánimo y esperanza a nuestro pueblo.

Diseño: Sermón expositivo, apropiado para la temporada de Adviento.

Lógica: Inductiva

Muchas veces las personas que enfrentan las más grandes adversidades de la vida se conviertan en nuestras maestras. De una manera u otra, nos enseñan a vivir. Nos vemos reflejados en su dolor y comprendemos nuestro “poco” comparado con el “mucho” de ellas. Y así descubrimos lo mucho que tenemos.

He estado meditando sobre esto recientemente porque una pastora amiga, que está gravemente enferma, recientemente escribió una frase en las redes sociales que me sacudió. Traducida al español, la frase dice: “Es difícil vivir rodeado de gente que solo desea sobrevivir”.

La frase me sacudió por dos razones. Por un lado, afirma el deseo de vivir que tiene esta valiente sierva de Dios. Por otro lado, dice una gran verdad: hay personas que solo están empeñadas en sobrevivir.

  • No disfrutan la vida a plenitud.
  • No valoran la hermosura de un nuevo día.
  • No pueden ver el futuro con esperanza.

Solo están empeñadas en sobrevivir un día más.

Este sentimiento es común en tiempos de crisis, como el que vive nuestra sociedad. Como desgraciadamente me he visto obligado a decir centenares de veces, la crisis social puertorriqueña es larga, es vieja y es pesada. Nuestro país sufre una crisis integral que afecta todas las áreas de nuestra vida comunitaria.

  • La economía está en crisis.
  • La ética gubernamental está en crisis.
  • La seguridad pública está en crisis.
  • La familia está en crisis.
  • Y la salud mental está en crisis.

Quizás lo que hace más dura la crisis es que, al examinar nuestras vidas, comprendemos que los recursos que tenemos para lidiar con la crisis son relativamente pocos. Las herramientas que tenemos en nuestras manos parecen sencillas, pobres y hasta torpes para enfrentar los enormes problemas que la vida nos presenta.

El pueblo de Israel pasó por problemas similares. El estado de Israel, aun en su momento de mayor esplendor, era un reino pequeño. En particular, era pequeño comparado con los grandes reinos de Egipto, de Asiria y de Babilonia. La situación se agravó con la división del Reino, que dejó 10 tribus en el Reino del Norte, cuya capital era Samaria, y 2 tribus en el Reino del Sur, cuya capital era Jerusalén.

  • ¿Cómo enfrentar las presiones internacionales?
  • ¿Cómo luchar contra ejércitos tan grandes?
  • ¿Cómo pagar el tributo, los impuestos, que imponían los grandes imperios?

El profeta Miqueas habla de todos estos temas en su libro. El mismo contiene dos tipos de profecías. Por un lado, contiene profecías de juicio contra el Reino del Norte, contra el Reino del Sur y contra los líderes políticos y religiosos de ambos pueblos. Por otro lado, contiene profecías de vida y salvación.

Quizás la profecía más dura es aquella que habla de cómo el Reino del Sur sería conquistado por el Imperio Babilónico. ¿Por qué? Porque ese Imperio acostumbraba llevarse presa toda la clase dirigente de los países conquistados a Babilonia, condenándoles a vivir en campos de concentración.

Escuchen lo que dice Miqueas 4.10 al 5.1:

Es precisamente después de esta profecía de juicio que encontramos una promesa de vida y salvación. Y no es meramente “una promesa”, es la promesa de que Dios habría de enviar un salvador a redimir a su pueblo de todos sus sufrimientos.

La promesa se encuentra en Miqueas 5.2 hasta la primera parte del versículo 5, y dice de la siguiente manera:

Belén es una ciudad del sur de Israel, ubicada a pocas millas de Jerusalén. Era la ciudad de donde surgió David, el más grande rey de Israel. La región también era conocida por el nombre “Efrata”, que de acuerdo a 1 Crónicas 2.50 fue la madre un hombre llamado Belén, hijo de Judá, que le dio nombre a la ciudad.

Hasta el sol de hoy, Belén es una ciudad pequeña. Y el texto dice que de ella saldrá un bebé que llegará a guiar a su pueblo “con el poder del Señor, con la grandeza del nombre del Señor su Dios; y ellos vivirán tranquilos porque él será engrandecido hasta los confines de la tierra” (v. 4). Ese bebé traerá la paz (v. 5).

Empero, una vez más, encontramos el mismo problema. ¿Qué puede hacer un bebé tan pequeño para corregir los enormes males que enfrenta la sociedad?

  • Un país pequeño y sin recursos.
  • Una ciudad pequeña alejada de los centros de poder.
  • Un bebé indefenso que acaba de nacer.

Parece que no tenemos nada en nuestras manos. Sin embargo, la promesa de Dios persiste: Dios salvará a su pueblo usando los pocos recursos que tenemos en nuestras manos. ¿Por qué? Porque lo poco de Dios es mucho más que lo abundante del mundo y que los recursos de los hombres.

La Iglesia entiende que esta profecía se cumplió a cabalidad con el nacimiento de Jesús de Nazaret, a quien confesamos como Señor y salvador. Sobre la base de esta profecía, podemos ver el futuro con esperanza, no importa lo nefasto que pueda parecer. ¿Por qué? Porque el nacimiento de Jesús de Nazaret nos capacita para vivir, no meramente para sobrevivir.

Vivir o sobrevivir
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Cómo bosquejar el sermón temático-doctrinal

Consejos prácticos sobre la elaboración del sermón temático-doctrinal, con ejemplos de bosquejos homiléticos, por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Introducción 

El sermón temático-doctrinal es ciertamente la forma homilética que presenta los más grandes desafíos a quienes hoy predican el Evangelio de Jesucristo.

A la hora de diseñar bosquejos homiléticos, el sermón textual-expositivo toma sus pautas del texto bíblico y el sermón narrativo se orienta por la estructura literaria de la porción sobre la cual se basa. Empero, el sermón temático-doctrinal fundamenta su bosquejo en el desarrollo de un argumento.

Desafíos metodológicos del sermón temático-doctrinal

Afirmo que el sermón temático-doctrinal presenta un gran desafío por los siguientes elementos:

  1. El diseño de sermones temáticos y doctrinales demanda un buen manejo de las bases de la teología cristiana y de las disciplinas básicas de la teología sistemática. Por ejemplo, la disciplina que estudia las perspectivas teológicas sobre el pecado se llama “hamartiología”. Esta disciplina esta íntimamente relacionada a la doctrina sobre la salvación, cuyo nombre técnico es “soteriología”, y al concepto teológico de la humanidad, conocido como “antropología teológica” Como ven, el estudio sistemático de la teología cristiana requiere el manejo de un lenguaje técnico especializado.
  2. Aunque la fe cristiana tiene puntos esenciales que la unen, expresadas en documentos tales como “El Credo Apostólico”, cada tradición cristiana tiene sus propios énfasis teológicos. Por eso, un libro de teología cristiana escrito desde un punto de vista reformado puede presentar ideas extrañas para quien desea predicar en una congregación de tradición wesleyana. Por lo tanto, no sólo es necesario estudiar las bases de la teología sino que también es necesario conocer los énfasis principales de las tradiciones cristianas más importantes.
  3. Y no podemos olvidar el gran desafío que presenta la postmodernidad, ya que en estos tiempos los conceptos están vacíos de contenido. Es decir, hoy no se puede asumir que todo el mundo entiende lo mismo cuando se habla de un concepto. El mundo de las ideas hoy es tan diverso que nos obliga a definir con claridad lo que nosotros queremos decir cuando empleamos un concepto. Por ejemplo, mientras hace solo unas décadas todo el mundo entendía que la muerte ocurría en el momento cuando el corazón dejaba de latir, hoy también se emplea el concepto para hablar sobre la “muerte cerebral”, sobre el suicidio asistido (el derecho a terminar con la vida propia en situaciones terminales) y sobre la eutanasia (el derecho a terminar con la vida de otra personas, usualmente un ser querido, que padezcan enfermedades crónicas o terminales). Por eso, si usted habla sobre la muerte en un sermón, debe indicar si se refiere a una, a parte o a todas estas opciones.

Siete modelos homiléticos para elaborar el sermón temático-doctrinal

A estos desafíos metodológicos se unen los prácticos: ¿Cómo redactar los “puntos” o las ideas principales de nuestro bosquejo para un sermón temático-doctrinal?

Para responder a este reclamo, le presento siete alternativas que bien pueden ayudarle a diseñar sermones efectivos sobre los temas y las doctrinas que usted desee exponer. Estos son:

  1. El sermón “interrogativo”
  2. El sermón “hegeliano”
  3. El sermón “joya”
  4. El sermón “escalera”
  5. El sermón basado en el “Cuadrilátero de Wesley”
  6. El sermón “Ver-Pensar-Actuar”
  7. Y el sermón basado en el modelo de Paul Ricouer

1. El sermón “interrogativo”

La forma más sencilla de organizar nuestras ideas es por medio de preguntas y respuestas. Usted puede plantear varias preguntas sobre el tema, tales como “qué”, “cómo”, “cuándo”, “cuáles”, “dónde” o “por qué”, y contestarlas en su sermón. Esta es la forma sermonaria más simple.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema de la depresión de la siguiente manera:

  1. ¿Qué es la depresión?
  2. ¿Puede una persona cristiana padecer de depresión?
  3. ¿Qué herramientas nos da la fe para enfrentar y vencer la depresión?

El sermón que se incluye al final de este ensayo, a manera de apéndice, sigue esta forma sermonaria.

2. El sermón “hegeliano”

Este modelo de sermón emplea una estructura basada en el pensamiento de Hegel, el filósofo alemán, dividiendo el cuerpo del sermón en tres instancias: tesis, antítesis y síntesis. La tesis es una idea principal; la antítesis es una idea que contradice la tesis, al menos en apariencia; y la síntesis armoniza ambas ideas, presentando una perspectiva más profunda del tema.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema de la paternidad divina de la siguiente manera:

  1. Tesis: Dios es padre
  2. Antítesis: Dios no es padre
  3. Síntesis: Porque Dios es mucho más que un padre.

3. El sermón “joya”

Este estilo sermonario analiza diversos aspectos de un tema. Como escribiera Clarence S. Roddy: “Aquí el proceso consiste en rotar una idea como si fuese una gema y considerar todas las facetas o aspectos de la misma.” Esta es una forma muy útil para considerar temas muy complejos, que tienen diversas facetas que debemos analizar.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre los distintos aspectos del amor, inspirado en 1 Corintios 13, de la siguiente manera:

  1. El amor y el sufrimiento.
  2. El amor y la bondad.
  3. El amor y la esperanza.
  4. El amor y la fe.
  5. El amor y la perseverancia.

4. El sermón “escalera”

En ocasiones, encontramos conceptos que se entrelazan con otras ideas importantes. En cierto modo, una idea lleva a la otra, como un peldaño de una escalera le lleva al otro.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre la dinámica del pecado, inspirado en Santiago 1.12-15, de la siguiente manera:

  1. Los malos deseos conducen a la tentación.
  2. La tentación conduce al pecado.
  3. El pecado conduce a la muerte.

5. El sermón basado en el “Cuadrilátero de Wesley”

El “cuadrilátero de Wesley” es un método de análisis teológico relacionado a la tradición wesleyana. Este modelo explora las fuentes que usamos para hacer teología y llega a la conclusión de que son cuatro: las Sagradas Escrituras, la tradición, la razón y la experiencia.

Un sermón basado en este modelo teológico exploraría cómo, a través del análisis de un tema, la congregación llega al conocer más sobre Dios. Claro está, es importante que la persona que predica este tipo de sermón sea disciplinada, porque de otro modo podría extenderse demasiado en una o más de las partes de su presentación.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema del pecado que siga la siguiente estructura:

  1. Qué nos enseña la Biblia sobre el pecado.
  2. Qué nos enseña la tradición histórica y teológica de la Iglesia sobre el pecado.
  3. Qué nos enseña la razón sobre el pecado.
  4. Qué nos enseña la experiencia sobre el pecado.

6. El sermón “Ver-Pensar-Actuar”

Hablando del método teológico, pasemos a considerar un modelo que proviene de la Teología Latinoamericana. Me refiero al modelo que identifica tres momentos en el proceso de reflexión teológica:

  1. Ver: La mediación socio-analítica que contempla el mundo desde el sufrimiento de las personas oprimidas.
  2. Pensar: La mediación hermenéutica que contempla el mundo desde el punto de vista divino, según se ha revelado a través de la Biblia y se ha manifestado en el pensamiento teológico de la Iglesia.
  3. Actuar: La mediación práctica que contempla el mundo desde la acción, tratando de identificar pautas pastorales que guíen los pasos del pueblo de Dios en nuestro mundo.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema del racismo de la siguiente manera:

  1. Ver: Identifique las manifestaciones del racismo en nuestra sociedad.
  2. Pensar: Explore el testimonio bíblico, confirmando que Dios desea alcanzar “a todas las naciones” con el mensaje evangélico y que Dios “no hace acepción de personas”.
  3. Actuar: Sugiera pautas pastorales que la Iglesia puede seguir para luchar contra el racismo que divide a la humanidad.

7. El sermón basado en el modelo de Paul Ricouer

Paul Ricoeur fue uno de los más grandes pensadores del Siglo XX, haciendo enormes aportes a la teoría de la interpretación. Sus escritos exploran cómo uno interpreta toda clase de escritos, tanto en el campo de la literatura, en el campo de las leyes y en el campo de la religión.

Ricoeur desarrolló un modelo muy útil que, en lo personal, yo utilicé para desarrollar mi método de interpretación bíblica para la predicación, llamado “Los Tres Pasos”. Lo que este insigne autor francés propone es lo siguiente:

  1. El primer encuentro que uno tiene con un texto es una “lectura inocente”, una lectura “pre-crítica” del texto. Es decir, es una lectura que no cuestiona el texto, sino que lee su contenido a la luz de la experiencia del intérprete.
  2. La segunda lectura toma distancia del texto para hacer una “reflexión crítica”, es decir, para cuestionar y examinar a profundidad el contenido del texto.
  3. El tercer momento, llamado por Ricouer “la segunda lectura inocente” se acerca al texto otra vez. Es una lectura informada por el análisis crítico hecho en el segundo paso. Sin embargo, la persona que interpreta el texto trata de comprender las implicaciones del texto para hoy.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema de la pobreza de la siguiente manera:

  1. Primera lectura Inocente: Podemos encontrar distintas manifestaciones de la pobreza en nuestros medios. Muchas personas piensan que la pobreza es resultado de la indolencia, la vagancia y la inacción de las personas pobres.
  2. Lectura crítica: Sin embargo, un análisis más profundo demuestra que la pobreza tiene varias causas, todas relacionadas a nuestro sistema político y social. También nos lleva a considerar que, de acuerdo a las Sagradas Escrituras, Dios se interesa por el bienestar de las personas más pobres y vulnerables de la sociedad.
  3. Segunda lectura inocente: Dios llama a la Iglesia a bendecir “al pobre, al huérfano y a la viuda”. ¿Qué acciones concretas podemos tomar para bendecir a las personas empobrecidas por nuestro sistema social?

Conclusión

El sermón temático-doctrinal es muy útil para propósito educativo, cuyo propósito es discipular a la comunidad de fe. Esperamos que estos siete modelos arrojen alguna luz a las personas interesadas en diseñar, escribir y predicar sermones sobre las doctrinas cristianas y sobre los temas que afectan a las comunidades que Dios les ha llamado a servir.

Del mismo modo, esperamos que usted predique regularmente el sermón temático-doctrinal, hasta que desarrolle su propio estilo, derivando sus bosquejos del argumento particular de su tema.

Bibliografía sobre la elaboración del sermón temático-doctrinal

Allen, Ronald J. The Teaching Sermon. Nashville: Abingdon Press, 1995.

_____. Thinking Theologically. Minneapolis: Fortress Press, 2008.

Carl, William J III. Preaching Christian Doctrine. Philadelphia: Fortress Press, 1984.

Hughes, Robert G. & Robert Kysar. Preaching Doctrine: For the Twenty-First Century. Minneapolis: Fortress Press, 1997.

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Apéndice – El sermón temático-doctrinal

A manera de Apéndice, ofrecemos un bosquejo extendido de un sermón sobre el tema del bautismo, usando el modelo de “preguntas y repuestas”. Como es de esperar, este sermón refleja las perspectivas doctrinales de mi tradición, la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo). Lo ofrezco en ánimo de ilustrar la metodología, no de debatir puntos doctrinales

Del agua y del Espíritu

Texto: “De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3.5)

Tema: El Bautismo es crucial para nuestra formación espiritual, dado que es una ordenanza por medio de la cual nos acercarnos más a Dios.

Área: Formación Espiritual

Propósito: Resaltar la importancia de la ordenanza o sacramento del bautismo.

Diseño: Sermón temático-doctrinal, en ocasión de la celebración de bautismos en la Iglesia

Lógica: Deductiva

Introducción

La celebración de bautismos en una Iglesia local es siempre motivo de grande gozo. La comunidad de fe se regocija, celebrando con un nuevo grupo de hermanos y hermanas que marcan un nuevo comienzo en su vida espiritual.

Ahora bien, el gozo y a la alegría no son suficientes; también necesitamos entendimiento. Por eso, en esta ocasión, vamos a dedicar algunos minutos a explorar el significado de esta ordenanza de Jesús.

Declaración del tema

El tema central de nuestra meditación es que el bautismo es crucial para nuestra formación espiritual. ¿Por qué? Porque es dado que es un mandato u ordenanza de Jesús, por medio de la cual nos acercarnos más a Dios.

Transición

Habiendo hecho esta declaración general, pasemos a considerar tres pregunta específicas sobre el bautismo cristiano: ¿Qué significa el bautismo cristiano? ¿Cuáles con los orígenes de este hermoso ritual? ¿Cuál es la manera correcta de bautizar a un nuevo creyente?

Cuerpo del sermón
A. ¿Qué significa el bautismo cristiano? 
  1. El bautismo cristiano es el ritual por medio del cual una persona afirma su fe en Jesús, como Señor y Salvador, entrado en una relación de pacto con Dios.
  2. Debe quedar claro que las aguas bautismales no confieren fe, dado que no tienen poderes mágicos. El agua de la pila bautismal es agua común y corriente. Lo que la hace especial es la fe del creyente, que entiende el significado del evento.
  3. Al descender a las aguas, el creyente se solidariza con Cristo, evocando su muerte y su resurrección. Así como Jesús murió, fue sepultado debajo de la tierra y después fue resucitado con poder, el creyente muere a la vida vieja, es sepultado de manera simbólica en las aguas y se levanta a una vida nueva en Cristo.
  4. Romanos 6.3-5 (TLA) explica con claridad el significado del bautismo, cuando dice:

Ustedes bien saben que, por medio del bautismo, nos hemos unido a Cristo en su muerte. Al ser bautizados, morimos y somos sepultados con él; pero morimos para nacer a una vida totalmente diferente. Eso mismo pasó con Jesús, cuando Dios el Padre lo resucitó con gran poder. Si al bautizarnos participamos en la muerte de Cristo, también participaremos de su nueva vida.

5. La Iglesia debe celebrar el bautismo con gozo y con entendimiento, comprendiendo que por medio de este sagrado ritual el ser humano se identifica con la muerte y resurrección de Cristo Jesús, Señor nuestro.

B. ¿Cuáles con los orígenes de este hermoso ritual? 
  1. Los orígenes del bautismo cristiano se remontan a los baños rituales que los judíos celebraban en obediencia a la Ley de Moisés, tal como aparece en libros de Levítico y Números. De acuerdo al orden sacerdotal, el agua se usaba para lavar vestidos, para salpicar objetos que debían ser purificados y para que las personas catalogadas como ritualmente impuras se bañaran.
  2. La tradición farisea desarrolló la práctica de los baños rituales semanales. El viernes en la tarde, en preparación para la observación del descanso sabático, los creyentes se bañaban en un estanque muy particular. Era llamado un “mikveh”, y recogía agua de lluvia por medio de un sistema de canaletas. La persona se bañaba fuera del estanque, usando un poco de agua. Entonces se sumergía en el agua, para quedar purificado.
  3. Las personas no-judías que se convertían al judaísmo eran llamadas “prosélitos”. Estas personas se bautizaban, usando los estanques de agua para la purificación que estaban en el templo, en las sinagogas o en las residencias de personas pudientes.
  4. Juan el Bautista adoptó este ritual de purificación como una señal de arrepentimiento. Juan bautizaba a personas judías, lo que era algo fuera de lo ordinario. Para muchos, la invitación de Juan era una ofensa, porque entendían que sólo las personas no judías debían bautizarse.
  5. Jesús se bautizó, siguiendo las enseñanzas de Juan (Mt. 3.13-17). Después, sus discípulos también se dedicaron a bautizar (Jn. 4.1-3). Finalmente, el Cristo Resucitado le dejó a la Iglesia las instrucciones que hoy conocemos como “La Gran Comisión” (RVR 1960):

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

C. ¿Cuál es la manera correcta de bautizar a un nuevo creyente? 

  1. La palabra española “bautismo” procede del vocablo griego “bapticho”, que literalmente quiere decir “sumergir”, es decir, colocar algo debajo del agua. Esto es congruente con las prácticas judías, donde los creyentes eran sumergidos completamente en el agua.
  2. La Iglesia Primitiva, pues, bautizaba por inmersión, sumergiendo a la gente en agua. Sin embargo, la Iglesia fue muy flexible, permitiendo otros tipos de bautismo, dependiendo de la disponibilidad del agua y de la salud de la persona a ser bautizada.
  3. Un documento muy antiguo, llamado “La Didaché” o “la Instrucción de los Doce Apóstoles” –que forma parte de una prestigiosa colección de escritos cristianos llamada “Los Padres Apostólicos”– contiene las siguientes instrucciones sobre el bautismo en su capítulo VII:

1. En cuanto al bautismo, éste es el modo de bautizar: habiendo previamente dicho todo esto, bautizad en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, en agua viva.
2. Si no tienes agua viva, bautiza en otra agua. Si no puedes en (agua) fría, (bautiza) en caliente.
3. Si, empero, no tienes ni una ni otra, derrama agua sobre la cabeza tres veces en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
4. Antes del bautismo, el que bautiza y el que ha de ser bautizado, ayunen, y asimismo otros que puedan hacerlo. Mandas ayunar al bautizando uno o dos días antes.

Hoy, la Iglesia reconoce tres tipos de bautismo:

  • Bautismo por inmersión, donde el creyente se sumerge completamente en el agua.
  • Bautismo por afusión, donde se derrama agua sobre la cabeza del creyente.
  • Bautismo por aspersión, donde se rocía agua sobre el creyente.

Y el bautismo se hace en dos modalidades:

  • Bautismo de creyentes, dónde sólo se bautizan a personas que confiesan voluntariamente su fe en Cristo Jesús. Por lo regular, se entiende que la “edad de consentimiento” es cerca de los 12 años, dependiendo de la madurez de la persona.
  • Bautismo infantil, donde se bautizan niños y niñas cuyos padres, madres o personas encargadas se comprometen a levantar a sus hijos en la fe de Jesucristo. Por lo regular, los infantes se bautizan por aspersión, aunque la Iglesia Ortodoxa bautiza infantes por inmersión, sumergiéndoles en la pila bautismal.

Conclusión

La Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) bautiza creyentse, personas que han confiesan libre y voluntariamente su fe en Cristo Jesús, Señor nuestro. Eso quiere decir que no bautizamos infantes, sino creyentes que hayan llegado a la edad de consentimiento.

Y nuestra Iglesia bautiza por inmersión, a menos que la persona tenga alguna condición de salud –temporal o crónica– que lo impida. En ese caso, se puede oficiar las otras modalidades del bautismo.

Hoy tenemos el honor de celebrar un acto de bautismo, donde un grupo de personas afirma su fe en Cristo Jesús y su pacto con Dios.

Quiera Dios bendecirles.

Quiera Dios darles crecimiento constante en la fe de Jesucristo.

Y quiera Dios que perseveren en la fe por siempre, para que puedan vivir junto al Dios que vive para siempre, por los siglos de los siglos. AMÉN

el sermón temático-doctrinal
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