Entrevista al Dr. Samuel Pagán, en Prediquemos podcast

Notas sobre este episodio

Me place compartir esta entrevista al Dr. Samuel Pagán, uno de los más grandes expertos en el campo de la traducción y el estudio de la Biblia en el mundo de habla hispana.

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El Dr. Pagán es autor de más de 50 libros, muchos de los cuales usted puede adquirir por medio de Amazon.com. Del mismo modo, el Dr. Pagán enseña en varios seminarios, entre los cuales se destaca el Seminario Teológico Gordon-Conwell. También lleva grupos de peregrinos a Israel.

Espero que disfruten a saciedad esta entrevista al Dr. Samuel Pagán.

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Dr. Samuel Pagan
Dr. Samuel & Dra. Nohemí Pagan

Liderazgo y Soledad: Siete lecciones para líderes pastorales

Liderazgo y soledad es un ensayo que presenta siete lecciones para líderes y agentes pastorales, por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Introducción 

La soledad es una constante en la vida de quienes ocupan posiciones de liderazgo. A pesar de que las personas que ejercen liderazgo viven rodeadas de gente, algunas funciones sólo pueden llevarse a cabo en soledad.

Escuche el podcast basado en este escrito:

Esto se debe a que el liderazgo requiere meditación, análisis y ponderación. Si bien hay tiempos de estar al frente de un grupo, marchando, hablando u orientando, también hay tiempos de estar a solas con Dios y con nuestra conciencia. Ser líder requiere integridad y la integridad requiere auto-examen.

El problema es que la vida no se detiene. En ocasiones, quien es líder necesita retirarse a reflexionar, pero los afanes de la vida le llaman a estar al frente del pueblo y a cumplir con su labor. Cuando eso pasa, los y las líderes se agotan, pierden perspectiva y pierden efectividad.

Jesús en solitario

La Biblia contiene innumerables historias de líderes religiosos que sirvieron a Dios en tiempos de crisis, tanto personales como nacionales. Pudiéramos ilustrar la soledad del liderazgo con episodios de la vida de Moisés, de David, o de Elías, entre muchos otros.

  • Moisés pasó tiempo a solas con Dios, en el Monte Sinaí (Éxodo 24.15-18).
  • David pasó tiempo en el desierto (1 Samuel 23.14).
  • Y el Profeta Elías se refugió en el Monte Horeb (1 Reyes 19.8)

Sin embargo, Jesús de Nazaret es nuestro modelo de liderazgo por excelencia. Por eso, hoy ilustraremos la soledad del liderazgo con un episodio de la vida de Jesús. 

Lucas 9.51 es uno de los textos más importantes del Evangelio según San Lucas: «Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén» (RVR 1960)

Este pasaje habla sobre la decisión más difícil que Jesús jamás tomó. El Maestro Galileo entendía que tenía una misión muy especial que cumplir; una misión que le había sido dada por Dios. La misión requería viajar a Jerusalén, la capital de Judea, para enfrentar a las autoridades políticas y religiosas. Jesús debía desenmascarar a los líderes falsos que oprimían y mataban al pueblo. Empero, en el proceso de confrontación Jesús se jugaría la vida.

Aunque Lucas no narra cuanto Jesús sufrió en el proceso de tomar la decisión de viajar a Jerusalén, el Evangelio lo da a entender por medio de un recurso literario. Lucas cuenta que en tres ocasiones Jesús se retiró a orar por largo tiempo antes de tomar la decisión. 

  • Lucas 5.16 dice que Jesús se retiraba a «lugares desiertos» para orar: «…pero Jesús se retiraba a lugares apartados para orar» (RVC).
  • Lucas 6.12 cuenta que, en una ocasión, Jesús pasó toda una noche orando: «Por esos días Jesús fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios» (RVC). 
  • Y Lucas 9.28 afirma que Jesús subió a orar con Pedro, Juan y Jacobo, su círculo más íntimo de líderes: «Como ocho días después de que Jesús dijo esto, subió al monte a orar, y se llevó con él a Pedro, Juan y Jacobo» (RVC). 

Podemos inferir que Jesús se retiraba a orar constantemente porque estaba ponderando a solas la decisión de subir a Jerusalén.

Afirmó su rostro

Lucas 9.51 (RVR 1960) dice que Jesús «afirmó su rostro» para ir a Jerusalén. Esa es una frase hermosa, de alto contenido poético. Describe la valentía de Jesús, quien le dio cara a la situación con arrojo y con integridad. Otras versiones de la Biblia traducen el texto de las siguientes maneras:

  • Reina-Valera Contemporánea (RVC): «Se acercaba el tiempo en que Jesús había de ser recibido arriba, así que resolvió con firmeza dirigirse a Jerusalén.»
  • Nueva Versión Internacional (NIV): «Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén.»
  • Nueva Traducción Viviente (NTV): «Cuando se acercaba el tiempo de ascender al cielo, Jesús salió con determinación hacia Jerusalén.»
  • Dios Habla Hoy (DHH): «Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor su viaje a Jerusalén.»

Un punto que no debemos pasar por alto es que Jesús toma la decisión cuando «se cumplió el tiempo adecuado». Esto nos recuerda que en griego existen dos palabras para describir el tiempo: «chronos» y «kairós». La primera se refiere al aspecto cuantitativo del tiempo, es decir, al tiempo que se mide. La segunda palabra, «kairós», se refiere al aspecto cualitativo del tiempo. Es decir, se refiere al «momento adecuado» para hacer algo.

Jesús decide subir a Jerusalén en el «kairós» de Dios; es decir, en el tiempo adecuado y en el momento oportuno señalado por el Padre Celestial. Movido por la certeza de actuar en la plena voluntad de Dios, Jesús cancela todo otro compromiso y decide caminar a Jerusalén.

¿Qué habría de encontrar en Jerusalén? Allí encontraría muchos elementos contradictorios, tales como:

  • Una multitud que lo aclamaría con gozo, declarándolo «Hijo de David».
  • El liderazgo religioso tradicional, que lo recibiría con desprecio y desdén.
  • La guardia del templo, que lo arrestaría.
  • El parlamento judío, conocido como el Sanedrín, quien lo juzgaría de manera ilegal.
  • Y el liderazgo político y militar romano, quien lo juzgaría de manera sumaria y lo condenaría a muerte. 

Como todo buen líder, Jesús intuía el terrible costo de su viaje a Jerusalén. Pero aún así, «afirmó su rostro» para subir a la Ciudad Santa.

Las voces que distraen 

No debemos perder de vista que, una vez tomada la decisión, toda una serie de personas se atravesaron en el camino de Jesús. Algunas lo hicieron de buena fe y otras con agendas ocultas, pero todas terminaron entorpeciendo la misión de Jesús.

El caso más escandaloso es el Juan y Jacobo quienes responden de manera desmedida a una situación incómoda. Jesús y sus discípulos fueron rechazados por habitantes de algunas aldeas samaritanas (Lucas 9.52-53). Ofendidos, Juan y Jacobo tuvieron el siguiente intercambio con Jesús: 

Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces, volviéndose él, los reprendió diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois, porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea . Lucas 9.54b-56 (RVR 1960)

Nótese que la pregunta de los discípulos denota ignorancia, pues desconocían el carácter de Jesús. Es evidente que Jesús nunca hubiera deseado la muerte de los samaritanos y es evidente que Jesús nunca hubiera usado el poder divino para la venganza. Sin embargo, Juan y Jacobo le hacen perder el tiempo con una pregunta tonta. 

También se aparecen en el camino otros hombres que se ofrecen a seguir a Jesús. El primero le dijo con gran entusiasmo: «Señor, te seguiré adondequiera que vayas» (9.57). Podemos intuir que el hombre deseaba seguir a Jesús para alcanzar fama y fortuna, porque Jesús le hizo una advertencia solemne:

Las zorras tienen guaridas y las aves de los cielos nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. – Lucas 9.58 (RVR 1960)

El segundo responde al llamado al discipulado diciendo: «Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre» (Lucas 9.59). Con esto quería decir que deseaba dedicarse a cuidar de sus padres—quienes probablemente no estaban ni enfermos en el momento—hasta que murieran, antes de dedicarse a seguir a Jesús. Jesús responde a sus excusas, diciendo

Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú vete a anunciar el reino de Dios.Lucas 9.60 (RVR 1960)

Y el tercero responde de manera similar al anterior, pues se ofrece a seguir a Jesús sólo después de atender sus responsabilidades familiares (9.61). Y una vez más, Jesús responde con palabras duras, diciendo:

Ninguno que, habiendo puesto su mano en el arado, mira hacia atrás es apto para el reino de Dios .Lucas 9.62 (RVR 1960) 

Liderazgo y soledad: Siete lecciones para líderes pastorales

Esta historia nos enseña siete importantes lecciones sobre el liderazgo cristiano:

  1. En momentos de crisis, quien tiene la responsabilidad de ser líder debe tener una visión clara de la misión que Dios le ha encomendado. 
  2. El sentido de misión es la fuente principal de inspiración para quienes ejercen el liderazgo cristiano.
  3. Las cargas del liderazgo se aligeran cuando tenemos una vida espiritual saludable.
  4. Es importante retirarse, a solas con Dios, para enfocarnos en la misión que el Señor nos ha encomendado.
  5. Podemos compartir con Dios las cargas del liderazgo que no podemos compartir con nadie más.
  6. Es crucial que ejerzamos el discernimiento espiritual, de manera que podamos actuar en el «kairós» de Dios, es decir, en el momento oportuno que Dios ha determinado para que llevemos a cabo las tareas relacionadas a la misión.
  7. El liderazgo requiere audacia y valentía. En momentos críticos, debemos «afirmar nuestro rostro» para cumplir la misión.  

En resumen, peligros siempre habrá, como también problemas a granel y voces que intentarán distraernos. No debemos, pues, prestar atención a quienes intentan distraernos de la misión, tratando de que perdamos el foco. En esos momentos críticos, sigamos, pues, el ejemplo de Jesús: 

Afirmemos nuestro rostro para cumplir la misión que Dios ha puesto en nuestras manos. 

Liderazgo y soledad
Liderazgo & Soledad
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Amar a los enemigos: Nuevo episodio de Prediquemos Podcast

Versión libre del sermón titulado “Amar a los enemigos”, escrito por Martin Luther King, Jr., y publicado en su libro “Strength to Love”.

Introducción

“Amad a vuestros enemigos”: quizás esta sea la enseñanza de Jesús más difícil de seguir.

Algunos piensan que es imposible cumplir este mandamiento. ¿Cómo amar a una persona que se empeña en hacernos daño, sea de frente o a nuestras espaldas? Otros piensan que el mandato a amar los enemigos prueba que la ética cristiana está diseñada para personas débiles y cobardes, no para las fuertes y valientes. Estas personas piensan que Jesús fue un idealista.

A pesar de estas objeciones, el mandato de Jesús nos desafía con urgencia. La inestabilidad de la sociedad nos recuerda que el hombre moderno viaja por una carretera llamada “odio”, en un viaje con destino a la destrucción y a la condenación. Lejos de ser la declaración piadosa de un soñador, el mandato a amar a nuestros enemigos es un absoluto necesario para nuestra supervivencia. Amar aun a los enemigos es la clave para la solución de los problemas de nuestro mundo. Por eso, afirmo que Jesús no era un idealista, sino un realista.

Jesús comprendía la dificultad inherente al acto de amar a los enemigos. Sabía que toda expresión genuina de amor encuentra su origen en el acto de rendirse a Dios. Por lo tanto, Jesús dijo “amad a vuestros enemigos” con toda seriedad. Y nosotros, como cristianos, tenemos la responsabilidad de descubrir el significado de este mandato para hoy y de cumplirlo con pasión.

¿Cómo amar a los enemigos?

Ahora bien, ¿cómo es que uno demuestra el amor por los enemigos?.

Primero, demostramos el amor por medio de nuestra capacidad para perdonar. Quien no sabe perdonar, tampoco sabe amar. Es imposible amar a los demás sin primero aceptar la necesidad de perdonar las injurias recibidas. Por eso, debemos comprender que sólo la persona ofendida puede perdonar. Le toca, pues, a la víctima iniciar el proceso del perdón. El ofensor puede bien puede pedir perdón, pasando por un proceso similar al del Hijo Pródigo, quien “volvió en sí” después de sufrir las consecuencias de su pecado. Empero, sólo la persona ofendida puede perdonar al ofensor.

Perdonar no quiere decir que uno ignora la ofensa. Por el contrario, quiere decir que la ofensa ya no es impedimento para entrar en y mantener una relación. El perdón crea la atmósfera necesaria para volver a empezar, libres de las cargas del ayer. El perdón conduce a la reconciliación. Nuestra capacidad para perdonar determina nuestra capacidad para amar.

Segundo, debemos comprender que el ofensor es mucho más que su ofensa. Hasta la persona más repulsiva tiene alguna característica positiva. El problema es que los seres humanos tenemos personalidades divididas, ya que le mostramos amor a algunas personas a la misma vez que le hacemos daño a otras. Y esto lo vemos aún en el testimonio bíblico, cuando el Apóstol Pablo expresa:

Yo sé que en mí, esto es, en mi naturaleza humana, no habita el bien; porque el desear el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en mí. Romanos 8.18-20

Tercero, no debemos tratar de derrotar ni de humillar al enemigo, sino de ganar su amistad. A veces la vida nos da la oportunidad de vengarnos de aquellos que nos han hecho daño. Sin embargo, esto termina haciéndonos daño a nosotros mismos. Debemos recordar que Pablo también dijo: “No busquemos vengarnos, amados míos. Mejor dejemos que actúe la ira de Dios, porque está escrito: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” (Romanos 12.19).

¿Por qué amar a los enemigos?

Ahora vayamos del “cómo” a “¿por qué debemos amar a nuestros enemigos?”

La primera razón es evidente: Pagar odio con odio sólo multiplica el odio. El odio no puede vencer al odio; sólo el amor puede vencerlo.

  • El odio multiplica el odio.
  • La rudeza sólo multiplica la rudeza.
  • Y la violencia multiplica la violencia.

Por lo tanto, cuando Jesús nos ordena amar a los enemigos, nos está pidiendo que rompamos la cadena de violencia que destruye al “otro” y, por ende, a la sociedad.

Otra razón para amar al enemigo es que el odio ensucia el alma y distorsiona la personalidad. Todos sabemos los estragos que causa el odio en la mente y el corazón de nuestros enemigos; pero pocos reconocemos el daño que puede causarnos a nosotros mismos; a nuestra mente y a nuestro corazón.

Si permitimos que las ofensas recibidas siembren odio en nuestros corazones, ese sentimiento negativo crecerá en nuestras almas. El odio es como un cáncer que corroe la personalidad y mina nuestra vitalidad. El odio destruye nuestros valores. Lo que es más, el odio causa tanta corrupción que terminamos llamando bueno a lo malo, bello a lo grotesco y verdadero a lo falso (compare con Isaías 5.20).

Tercero, debemos amar a nuestros enemigos porque el amor es la única fuerza que puede transformar al enemigo en un amigo. Recuerden que no deseamos destruir a la persona que nos ha ofendido, sino deshacernos de la enemistad que nos separa. Dios, quien es amor, es quien cambia al ser humano con su poder transformador.

Conclusión

Finalmente, hay una razón aún más importante para amar a nuestros enemigos. La encontramos en Mateo 5.43-45:

Oíste que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

Por lo tanto, es por medio del amor que llegamos a ser hijos e hijas de Dios. Aunque todo ser humano es hijo de Dios en potencia, esa relación se actualiza cuando amamos a los demás. Debemos amar a nuestros enemigos, porque sólo por medio del amor podemos experimentar la belleza y la santidad de Dios.

Sobre esta base, el Dr. Martin Luther King Jr. dirigió el siguiente mensaje a sus muchos oponentes:

Enfrentaremos su capacidad de hacernos daño con nuestra fuerza para amar. Enfrentaremos su fuerza física con nuestra fuerza espiritual. Desobedeceremos las leyes injustas, porque nuestra conciencia nos obliga a luchar por la justicia. No importa el mal que lancen contra nosotros, vamos a perseverar en el amor. Vamos a triunfar algún día; obteniendo una victoria que no será para sólo para nosotros. Y triunfaremos dos veces, porque no solo vamos a ganar nuestros derechos civiles; también ganaremos su corazón.

Y, a pesar de que King ofrendó su vida en el proceso de asegurar los derechos civiles de la comunidad afroamericana en los Estados Unidos, su mensaje se tornó en profecía. La resistencia pacífica resultó una táctica efectiva para combatir la brutalidad del sistema racista. La gente pudo ver con sus propios ojos, por medio de los reportajes de televisión, cómo la policía y las turbas racistas abusaban de personas que protestaban en paz. Los perseguían, los golpeaban, los mojaban con agua a presión, los acosaban con perros bravos y hasta los encarcelaban. Mientras tanto, quienes protestaban sólo reclamaban sus derechos a tomar agua de las mismas fuentes, a estudiar en las mismas escuelas y a comer en los mismos restaurantes que la gente blanca de herencia anglo-europea.

Esto llevó a presidentes como Kennedy y Johnson a oponerse al sistema racista en el cual habían sido criados para defender los derechos de los afroamericanos. Y eso abrió el camino para reconocer los derechos de las comunidades hispanas.

¿Por qué debemos amar a nuestros enemigos? Porque el amor es la fuerza espiritual más grande del universo, porque Dios es amor. 

Amar a los enemigos - Prediquemos Podcast
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Episodio Inaugural de PREDIQUEMOS, nuestro nuevo podcast

PREDIQUEMOS es un podcast dedicado a la predicación, el liderazgo cristiano y la teología pastoral, producido por el Dr. Pablo A. Jiménez. Presentamos el episodio inaugural de este podcast, que habla sobre el tema: ¿Qué es la predicación bíblica?

Prediquemos Podcast
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Crecimiento constante: Un sermón sobre 1 Corintios 15.58

Manuscrito listo para predicar de un sermón sobre 1 Corintios 15.58, titulado “Crecimiento constante, escrito por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Texto: 1 Corintios 15:58

Tema: Dios nos llama a crecer constantemente en la fe.

Área: Educación cristiana

Propósito: Llamar a la juventud a buscar el crecimiento espiritual.

Diseño: Temático

Lógica: Inductiva

Introducción 

La juventud es tiempo de grandes cambios. Es el tiempo cuando pasamos de la niñez a la edad adulta; de ser personas dependientes a ser personas independientes.

En nuestros días, la sociedad ha añadido una carga a la juventud. Ahora la sociedad nos exige que afirmemos nuestra identidad durante la adolescencia temprana (13 a 18 años).

Más que identidad, la sociedad nos exige que escojamos y afirmemos nuestras identidades. Es decir, que indiquemos cual es nuestra identidad:

  1. Étnica
  2. Sexual
  3. Vocacional
  4. Religiosa
Un sermón sobre 1 Corintios 15.58
1 Corintios 15.58
La identidad cristiana 

Las personas que creemos en Jesucristo, que afirmamos que Jesús es nuestro Señor y Salvador, tenemos una identidad religiosa. Cuando nos llamamos «cristianos» o «cristianas», estamos tomando para nosotros mismos el nombre de Jesucristo. La persona que se llama a sí misma «cristiana», está afirmando que le pertenece a Jesucristo.

¿Qué es lo que nos da esa identidad como personas cristianas? Nuestra identidad cristiana se deriva de la fe en Jesucristo. Es la fe en Dios, en Jesucristo su hijo, y en el poder del Espíritu Santo lo que nos permite llamarnos a nosotros mismos «cristianos».

Ahora bien, la fe en Jesús no se queda en el plano de la ideas. Por el contrario, la fe en Jesús se demuestra por medio de nuestras acciones:

  1. Demostramos fe en Jesús cuando nos unimos a una iglesia cristiana donde podemos crecer en la fe de Jesucristo.
  2. Demostramos fe en Jesús cuando le adoramos de todo corazón.
  3. Demostramos fe en Jesús cuando oramos a Dios, pidiendo dirección y
  4. protección para nuestras vidas.
  5. Demostramos fe en Jesús cuando estudiamos la Biblia, buscando dirección y crecimiento espiritual.
  6. Demostramos fe en Jesús cuando testificamos de su amor, compartiendo nuestra experiencia de Dios con otras personas.
Fe y conducta 

Todos estos elementos son importantes para la vida cristiana. Tenemos que practicar las disciplinas espirituales, tales como la congregación con otras personas de fe, la oración, la adoración, la lectura de la Biblia y el dar testimonio de Jesucristo.

Sin embargo, la fe cristiana se demuestra de otras maneras. Por ejemplo, la Epístola a Santiago dice lo siguiente: «Delante de Dios, la religión pura y sin mancha consiste en ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y en mantenerse limpio de la maldad de este mundo» (Sant. 1.27, RVC).

Santiago afirma que la verdadera religión se demuestra por medio de la conducta; por medio de obras de fe motivadas por el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones. Por eso, el Apóstol dice:

Hermanos míos, ¿de qué sirve decir que se tiene fe, si no se tienen obras? ¿Acaso esa fe puede salvar? Si un hermano o una hermana están desnudos, y no tienen el alimento necesario para cada día, y alguno de ustedes les dice: «Vayan tranquilos; abríguense y coman hasta quedar satisfechos», pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve eso? Lo mismo sucede con la fe: si no tiene obras, está muerta.Pero alguien podría decir: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.» Tú crees que Dios es uno, y haces bien. ¡Pues también los demonios lo creen, y tiemblan! ¡No seas tonto! ¿Quieres pruebas de que la fe sin obras es muerta? ¿Acaso nuestro padre Abrahán no fue justificado por las obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe de Abrahán actuó juntamente con sus obras, y que su fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: «Abrahán creyó a Dios, y eso le fue contado por justicia»,(E) por lo que fue llamado «amigo de Dios». Como pueden ver, podemos ser justificados por las obras, y no solamente por la fe. Lo mismo sucedió con Rajab, la prostituta. ¿Acaso no fue justificada por las obras, cuando hospedó a los mensajeros y los ayudó a escapar por otro camino? Pues así como el cuerpo está muerto si no tiene espíritu, también la fe está muerta si no tiene obras.

Santiago 2.14-26, RVC

La fe se demuestra, pues, por medio de nuestra conducta. El escenario de la fe no es la iglesia. Es relativamente fácil ser cristiano en un ambiente como el que ofrece una congregación cristiana o un lugar de retiro de ambiente cristiano. El verdadero escenario de la fe es el mundo, es la sociedad donde vivimos:

  • Probamos nuestra fe en el seno de la familia, donde interactuamos con las personas más importantes en nuestras vidas.
  • Probamos nuestra fe en nuestros lugares de estudio y trabajo, donde interactuamos regularmente con el mismo grupo de personas.
  • Probamos nuestra fe en la calle, donde interactuamos con extraños en relativo anonimato.

Empero, también probamos nuestra fe cuando nos encontramos a solas, cuando nadie nos ve:

  • ¿Cuáles son los pensamientos que nos asaltan cuando estamos a solas?
  • ¿Cómo usamos el Internet? ¿Qué lugares visitamos? ¿Con quién «chateamos»?
  • ¿Qué decimos en nuestras conversaciones?
  • ¿Cuáles son nuestros planes para el futuro? ¿Cuáles son nuestros anhelos y deseos?
Fe e integridad 

Ahora bien, existe otro elemento importante para el crecimiento en la fe cristiana. Sin este elemento, un creyente no puede alcanzar el desarrollo espiritual necesario para ser un líder en la obra cristiana. Ese elemento es la integridad. Leamos 1 Corintios 15:58 (RVC), que dice: «Así que, amados hermanos míos, manténganse firmes y constantes, y siempre creciendo en la obra del Señor, seguros de que el trabajo de ustedes en el Señor no carece de sentido.»

Notemos el lenguaje que usa el pasaje para recalcar la importancia de la integridad. En primer lugar, el texto exhorta a los creyentes a estar «firmes y constantes». Para comprender lo que el Apóstol Pablo desea decir, es necesario recordar que este versículo forma parte de una carta a la Iglesia en Corinto. La historia nos enseña que Corinto era una ciudad portuaria famosa por su decadencia y por su corrupción. Corinto era tan famosa por sus prostíbulos, que servían a los marineros que atracaban en sus puertos, que los griegos de cualquier ciudad llamaban a las prostitutas «chicas de Corinto».

Además, cuando leemos la carta a los Corintios vemos que esta era una iglesia problemática, donde algunos creyentes:

  • Estaban divididos en grupos que luchaban unos contra otros por el control de la congregación (1 Co. 3).
  • Visitaban prostíbulos regularmente (1 Co. 6:15‐20).
  • Tenían una vida sexual desordenada, como el hombre que enamoró a su
  • madrastra (1 Co. 5).
  • Entablaban demandas legales los unos contra otros en los tribunales paganos (1 Co. 6:1‐11).
  • Se humillaban mutuamente cuando compartían alimentos y celebraban la cena del Señor (1 Co. 8 y 11:17‐34).

Por lo tanto, debe quedar claro que Pablo llama a los corintios a afirmarse en la fe, precisamente porque eran débiles en la fe.

En segundo lugar, el texto llama a los creyentes a crecer en la obra del Señor. Ese crecimiento debe ser constante; debe darse «siempre». Los creyentes, pues, nunca alcanzamos la plena madurez espiritual en este mundo. Por eso, el crecimiento en la fe debe ser constante. No importa su edad, usted debe estar buscando crecer en la fe de Jesucristo.

En tercer lugar, 1 Corintios 15:58 nos recuerda que «nuestro trabajo en el Señor «no carece de sentido» (RVC) o «no es en vano» (RVR 1960). Por lo regular, las cosas que hacemos para agradar al Señor benefician a personas en necesidad. El mundo está lleno de dolor; de personas que sufren debido a problemas familiares, enfermedades y otras experiencias negativas. La fe nos permite ministrar a personas en necesidad.

Quienes predicamos el Evangelio rara vez tenemos la oportunidad de saber hasta qué punto nuestras palabras llegan a la gente en necesidad. Sin embargo, en algunas ocasiones alguien se acerca a nosotros y nos da testimonio de lo que Dios está haciendo en sus vidas. Esos testimonios nos ayudan a continuar creciendo en la fe y trabajando para el Señor. Esos testimonios nos recuerdan que nuestro trabajo en el Señor «no es en vano».

Conclusión

Dios nos llama a crecer constantemente en la fe de Jesucristo. Y si decimos «constantemente» es porque el crecimiento en la fe requiere integridad. La integridad es esencial para el crecimiento y el desarrollo en la fe.

Yo sé que ustedes enfrentan grandes presiones, presiones nuevas a las cuales no están acostumbrados.

  • Algunas de sus amistades se burlan de ustedes. Esto les causa angustia, porque se sienten rechazados socialmente en un tiempo donde las amistades llegan a ser más importantes que sus propios familiares.
  • Otros se sienten presionados por su sexualidad. La juventud es el tiempo cuando uno despierta a su propia sexualidad. Uno comprende que la sexualidad es una fuente de placer, pero que su manejo requiere responsabilidad. También uno comprende que la sexualidad puede ser usada como un arma, que el mal uso de la sexualidad puede convertirnos en víctimas o en verdugos.
  • Aun otros enfrentan problemas con todas las substancias y condiciones que pueden convertirse en adicciones. Los medicamentos, las drogas ilícitas, el alcohol, la pornografía y hasta las sensaciones de peligro pueden convertirse en focos de adicción. Las adicciones nos dan placer por un tiempo que cada vez es más corto, mientras se convierten en fuentes de angustia y vergüenza.

Ante todas estas presiones, Dios nos llama a crecer constantemente en la fe. ¿Por qué? Porque la fe es nos ayuda a enfrentar a vencer todas estas presiones, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 

Vea otros audios, vídeos y bosquejos de sermones

Cuando se manifestó la bondad: Un sermón para Navidad (Tito 3.4-7)

Una reflexión teológica para las temporadas de Adviento y Navidad, basada en Tito 3. 4-5, por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Rudimentos del sermón

Texto: Tito 3.4-7

Tema: El nacimiento de Jesús de Nazaret es la plena manifestación de la bondad divina

Área: Formación espiritual

Propósito: Recalcar la obra de Cristo, vista desde la Navidad.

Diseño: Expositivo

Lógica: Inductiva

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Manuscrito del Sermón

Introducción

Amor: Si hay una palabra que nos lleva a pensar en la grandeza de Dios es, precisamente, amor. Del mismo modo, la palabra amor define la Navidad como ninguna otra. Quien nace humilde en el pesebre de Belén es Emanuel, “Dios con nosotros”, el amor hecho carne para bendición de toda la humanidad.

Hoy exploraremos ese amor desde una perspectiva diferente, meditando sobre las enseñanzas de la Epístola del Apóstol Pablo a Tito, un texto bíblico que no es muy conocido en nuestras congregaciones.

La Epístola de Tito

Cuando pensamos en Tito, pensamos en 1 y 2 Timoteo. En conjunto, estas tres cartas se conocen como “Las Epístolas Pastorales”, dado que recalcan la organización de la Iglesia Primitiva.

Allí encontramos enseñanzas sobre temas relacionados al liderazgo de la Iglesia, tales como los requisitos para servir como anciano o anciana, diácono o diaconisa y para puestos que ya la Iglesia no tiene, tales como el de la “viuda” (que era ocupado por ancianas solitarias que eran mantenidas por la Iglesia).

Por esta razón, rara vez se escuchan sermones sobre estas epístolas, a menos que se hable sobre la organización de la iglesia, sobre el ministerio o sobre los diversos aspectos administrativos de la Iglesia.

Cuando se manifestó la bondad

Por eso es tan sorprendente encontrar en esa corta epístola un pasaje cuyo contenido teológico es tan exquisito que rivaliza el contenido de otras epístolas paulinas, tales como Romanos, Gálatas y Efesios.

Me refiero a Tito 3, versículos del 4 al 7, que lee de la siguiente manera:

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

Enumeremos brevemente los muchos temas que este corto texto trata de manera tan condensada. Este pasaje bíblico habla sobre:

  1. La revelación o manifestación de Dios, a quien el ser humano sólo puede conocer si el Señor decide revelarse a la humanidad.
  2. De las cualidades o atributos de Dios, entre los cuales se encuentran la bondad y el amor.
  3. De la salvación por gracia, por medio de la fe en Dios. Los seres humanos alcanzamos salvación por la pura misericordia divina, no por nuestras obras ni por nuestras buenas acciones.
  4. El texto habla sobre el bautismo, al que describe como el “lavamiento de la regeneración”. Es decir, que por medio del bautismo el ser humano es hecho nueva criatura, dejando atrás la vida vieja y los pecados de ayer.
  5. No podemos olvidar la referencia a la obra del Espíritu Santo de Dios, que Jesucristo ha derramado sobre la Iglesia para salvación de toda la humanidad.
  6. El tema de la justificación también se encuentra presenta, recalcando que Dios nos convierte en personas justas de manera gratuita, por pura gracia divina.
  7. Todo esto es una herencia espiritual a la cual las personas que llegan a ser hijas de Dios por medio de la fe pueden aspirar.
  8. Finalmente, el tema de la esperanza también está presente. Lo encontramos como esperanza de vida eterna, de vida perdurable, de vida en un un mundo asediado por las fueras de la muerte.

Conclusión

Todo esto toma un tinte distinto cuando lo leemos durante la temporada navideña. Hoy lo vemos con toda claridad: El nacimiento de Jesús de Nazaret es la plena manifestación de la bondad divina; es la plena revelación de los propósitos salvíficos de Dios para con la humanidad.

Por eso hoy damos gracias a Dios por Cristo: por su nacimiento, por su vida, por sus enseñanzas, por su sacrificio en la cruz y por su obra salvífica a favor de toda la humanidad.

Damos gracias a Dios por Cristo, nuestro Señor. AMÉN

Navidad - Tito 3.4-5
Tito 3.4-5
Vea otros sermones para Adviento, Navidad y Epifanía.

Construir la paz, un bosquejo sobre Efesios 2.11-22

Un bosquejo de sermón listo para predicar titulado Construir la paz, basado en Efesios 2.11-22, por el Dr. Pablo A. Jiménez

Texto: Efesios 2.11-22

Tema: Por medio del sacrificio de Jesucristo, Dios le ha dado a la iglesia el don de la paz.

Área: Desafío profético

Propósito: Sentar las bases para un llamado a la reconciliación.

Lógica: Inductiva

Clasificación: Temático

Introducción

  • El mundo del Nuevo Testamento era un mundo multicultural
  • Ese mundo amenazaba la supervivencia del pueblo judío.

La discordia del Evangelio

  1. El movimiento de Jesús, nacido dentro del seno del judaísmo, fue motivo de discordia y división.
  2. Aún dentro del mismo movimiento cristiano, surgieron dos actitudes contradictorias ante el multiculturalismo.
  3. Algunos afirmaban que todas aquellas personas que aceptaban el Evangelio debían convertirse al judaísmo.
  4. Otros, ejemplificados en la persona del Apóstol Pablo, afirmaban que no era necesario convertirse al judaísmo para ser cristiano.
  5. Esta disputa dividió a la iglesia, como vemos en los Hechos de los Apóstoles 15, en Gálatas 1 y 2, y en Filipenses 3.

El don de la paz

  1. Contra esas divisiones, la epístola a los Efesios afirma la obra reconciliadora de Jesucristo.
  2. Afirma que en Cristo ha derribado la “pared” que dividía a judíos y cristianos.
  3. Afirma que Dios sólo tiene un pueblo, al cual pertenecen los que históricamente habían sido herederos de la promesa y los que antes estaban excluidos.
  4. En resumen, Efesios nos enseña que la paz es un don que Dios le ha dado a la humanidad por medio de la obra de Cristo.
  5. La pregunta que se impone es, si Dios nos ha regalado el don de la paz, ¿por qué la iglesia está tan dividida? La única respuesta posible es que nuestro pecado ha impedido la construcción de la paz.

Conclusión

  • Nos toca a nosotros, pues, construir la paz.
  • Siguiendo la forma como el Apóstol Pablo utilizó “el indicativo y el imperativo”, podemos decir lo siguiente: Si Dios nos ha regalado la paz, vivamos en paz.
  • Más adelante discutiremos en detalle algunas estrategias para construir la paz, pero el primer paso lo debemos dar hoy.
  • El primer paso es confesar nuestros pecados, pidiendo perdón a aquellas personas que hemos ofendido con nuestras actitudes, hostiles y divisorias. Pidamos perdón, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!
Efesios 2.14-15
Efesios 2.14-15
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Útil en el Señor: Estudio sobre la Epístola a Filemón

Un estudio bíblico sobre la epístola o carta del Apóstol Pablo a Filemón, pidiendo la libertad de un esclavo llamado Onésimo.

La Epístola a Filemón (RVR 1960)

Saludos Iniciales

[1] Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro,[2] y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en su casa: [3] Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Acción de Gracias

[4] Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones, [5] Porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos; [6] para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús. [7] Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos.

Pablo intercede por Onésimo

8] Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, [9] más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo; [10] te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, [11] el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, [12] el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo. [13] Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio; [14] pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario. [15] Porque quizás para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; [16] no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuándo más para ti, tanto en la carne como en el Señor.

Exhortación a aceptar a Onésimo

[17] Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. [18] Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta. [19] Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también. [20] Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor; conforta mi corazón en el Señor. [21] Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo. [22] Prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido.

Salutaciones y bendición final

[23] Te saludan Epafras, mi compañero de prisiones por Cristo Jesús, [24] Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores. [25] La gracia de vuestro señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.

Estudio bíblico sobre Filemón

Introducción

¿Cuán útil soy para Dios? ¿Cuánto valor tengo ante Dios, ante la sociedad y ante mi mismo? ¿Para qué sirvo? ¿Qué cosas productivas puedo hacer en la vida?

Medita
  • ¿Te has sentido, alguna vez, que tus seres queridos te menosprecian?
  • ¿Has dudado de tu propio valor?
  • ¿Encuentras que es muy difícil decidir lo que harás en el futuro?
Ejercicio #1

En la vida encontramos tiempos difíciles. A veces, uno se siente en una encrucijada: hay tantos caminos que no sabemos por donde orientar nuestras vidas.

En este estudio veremos la historia de una persona que pasó por momentos muy difíciles. A pesar de esto, por medio de la fe, pudo reorientar su vida. Pasemos, pues, a considerar la historia de Onésimo.

Contexto
A. Contexto Literario

La historia de Onésimo se encuentra en la carta del Apóstol Pablo a Filemón. Esta es la carta más corta de todas las epístolas del Apóstol. También, es la epístola que más se asemeja a una carta personal, aunque está dirigida no sólo a Filemón sino a la Iglesia que se reúne en su casa (v. 1b).

B. Contexto Histórico

Esta epístola fue escrita por el Apóstol a mediados del primer siglo. La fecha y el lugar exacto de composición nos es desconocido, aunque podemos afirmar que esta epístola se escribió, probablemente, al final del ministerio del Apóstol.

Pablo–quien se califica a si mismo como “anciano”–se encontraba en la cárcel (v. 9). Allí conoció a un esclavo que se había escapado de la hacienda de su amo. El esclavo, llamado Onésimo, se convirtió a la fe cristiana. De acuerdo a la ley romana, los esclavos que escapaban debían ser devueltos a sus amos. Por su parte, los amos tenían el derecho de castigar severamente, hasta con la pena de muerte, a los esclavos recuperados. También aquellos que ayudaran a un esclavo en esta situación debían responder económicamente al amo.

En este caso, el amo de Onésimo era Filemón, un hombre cristiano. Pablo conocía bien a Filemón (vea los vv. 4-7). La carta sugiere que Filemón conoció el Evangelio a través del ministerio de Pablo (v. 19). Por lo tanto, le escribe pidiéndole que reciba a Onésimo con amor y no con castigo.

En este punto debemos plantear la siguiente pregunta: ¿Cuál era la actitud de Pablo ante la esclavitud? Muchos comentaristas entienden que Pablo ve la esclavitud como un fenómeno común a su época. Pero estos comentaristas no han podido apreciar la radicalidad del pedido del Apóstol. En el v. 16, Pablo le ruega a Filemón que reciba a Onésimo “no ya como esclavo, sino…como hermano amado.” De esta manera, Pablo afirmaba que la solidaridad que alcanzamos los creyentes por medio de la fe en Cristo Jesús nos libera de las estructuras sociales que oprimen y dividen a la humanidad.

Estructura literaria

La carta puede dividirse de la siguiente manera:

  • Saludos: vv. 1-3
  • Acción de gracias: vv. 4-7
  • Cuerpo de la carta: Pablo intercede por Onésimo: vv. 8-16
  • Exhortación a aceptar a Onésimo: vv. 17-22
  • Conclusión y despedida: vv. 23-25
Notas al texto
  1. “Pablo, prisionero de Jesucristo” (v. 1): Pablo se encontraba preso por causa de su fe (compare con el v. 9).
  2. “A la iglesia que está en su casa” (v. 2): Antes, las congregaciones se reunían en casas, ya que no podían tener templos. Al parecer, en casa de Filemón se reunía un grupo de cristianos.
  3. “Gracia y paz” (v. 3): Es el saludo característico de Pablo. Las cartas griegas comenzaban con la palabra “saludos”. Por su parte, Pablo comienza con la palabra “gracia”. En griego, este vocablo es muy parecido a la palabra “saludos”. Sin embargo, la palabra “gracia” tiene un sentido particular pues resume el mensaje del Evangelio según lo predica Pablo: Somos salvos por gracia. A la palabra “gracia”, Pablo añade “paz”. Este es el típico saludo judío. Pero Pablo modifica el sentido de esta palabra con la frase “de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. La “paz” que Pablo desea es el bienestar integral (“shalom”) que produce el Evangelio de Jesucristo.
  4. “Mi hijo Onésimo” (v. 10): Onésimo era “hijo espiritual de Pablo”, es decir, se había convertido por medio del ministerio del Apóstol (cf. v. 10).
  5. “El cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mi nos es útil” (v. 11): Aquí hay un juego de palabras. En griego, Onésimo quiere decir “útil”. Así Pablo “juega” con el significado del nombre: “Util” antes era “inútil”, pero ahora es verdaderamente “útil”.
  6. “Tenga yo algún provecho (v. 20): Literalmente, el texto dice “tenga yo alguna utilidad.” Así el Apóstol continúa su juego de palabras.
  7. “Os seré concedido” (v. 22): Pablo añoraba el ser liberado de la cárcel.
Preguntas
  1. ¿Quién era Filemón? (vv. 1-3).
  2. ¿Qué clase de cristiano era Filemón? (vv. 4-7)
  3. Pregunta de interpretación: ¿Cómo describirías el ministerio de Filemón?
  4. Lee los vv. 8-9. ¿Cómo trata el Apóstol a Filemón?
  5. ¿Qué petición le hace Pablo a Filemón? (vv. 10-12).
  6. Pregunta de interpretación: ¿Qué implica la petición de Pablo? ¿Dónde quedan, pues, los derechos de Filemón sobre Onésimo?
  7. ¿Cuál era el deseo más profundo de Pablo con respecto a Onésimo? (vv. 13-14)
  8. ¿Cómo interpreta Pablo la escapatoria de Onésimo? (vv. 15-16)
  9. Pregunta de interpretación: ¿En qué forma usó Dios la evasión de Onésimo? ¿Resultó en algo de provecho?
  10. En los vv. 17-21, Pablo reitera su petición. ¿Porqué se ofrece a pagar los “daños” (v.18)?
  11. Pregunta de interpretación: A fin de cuentas, ¿en qué se basa el Apóstol su petición? (vv. 20-21).
Para pensar
  1. En los vv. 10-14 se habla de la conversión de Onésimo. Antes de llegar a la fe, éste era “inútil”. Sin embargo, después de su conversión, Onésimo era tan útil que Pablo deseaba retenerlo a su lado. (v.13) ¿Cómo nos hace útiles la fe en Cristo? ¿Cómo nos ayuda a reorientar nuestras vidas? ¿Porqué nos da sentido?
  2. En la epístola a Filemón, vemos como el Apóstol ruega para que Onésimo sea recibido como hermano, no como esclavo (v. 16). De esta manera, Pablo afirma el carácter liberador del Evangelio de Jesucristo.
  3. Hoy día la esclavitud no existe. Sin embargo, existen otras estructuras sociales que oprimen a la humanidad. ¿Puedes enumerar algunas de ellas? ¿Puedes afirmar el poder liberador del Evangelio sobre estas formas de maldad? ¿Cómo nos libera Dios de estas estructuras de pecado?
Filemón
Filemón 1.15-16
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Reseña de “Preaching Verse by Verse”, escrito por Allen & Bartholomew

Una reseña bibliográfica del libro escrito por Ronald J. Allen y Gilbert Bartholomew, titulado Preaching Verse by Verse. Louisville: Westminster / John Knox Press, 2000, 144 pp.

Descargue este documento, publicado originalmente en la Revista Apuntes Apuntes, 23 no 2 (Verano 2003), pp. 78-79, en formato PDF

El sermón donde se comenta una porción de las escrituras versículo por versículo es uno de los estilos más antiguos de predicación. Esta forma sermonaria encuentra sus raíces en los “sermones” que se predicaban en la sinagoga judía, donde fieles tenían la responsabilidad de leer el texto bíblico en hebreo y comentarlo en arameo. Además, es uno de los estilos más populares de predicación expositiva. En distintos manuales de predicación en español se le llama “homilía” (particularmente en la tradición anglo-católica) o “lectura bíblica”, entre otros nombres.

Allen y Bartholomew nos ofrecen una interesante introducción a este estilo de predicación. Más que una introducción, el libro es una defensa o apología de esta forma sermonaria, la cual ha caído en desuso en los púlpitos de las denominaciones tradicionales en los Estados Unidos. La tesis del libro es precisamente que el sermón que ofrece un breve comentario continuo de una porción bíblica ayuda tanto a quien predica como a la congregación a crecer y a madurar en la fe. Este tipo de sermón es un antídoto a la “analfabetismo bíblico” que exhiben muchas congregaciones anglo-europeas. El propósito del libro es, pues, ayudar al lector o a la lectora a poder preparar y predicar con excelencia esta forma sermonaria.

El libro está dividido en seis capítulos. El primero afirma la continua utilidad del sermón que comenta un pasaje bíblico versículo por versículo. El segundo, explora la historia de la predicación, ofreciendo ejemplos de las figuras que usaron con provecho este estilo de sermón. El tercero ofrece consejos prácticos sobre la preparación del sermón; el cuarto, sobre la estructura del sermón; y el quinto, sobre la presentación o entrega del sermón. El capítulo final sugiere ocasiones cuando es deseable predicar este tipo de sermón expositivo. La metodología sugerida en los capítulos cuatro y cinco se ilustra con cinco trabajos exegéticos cortos que sirven de base a cinco sermones anotados. Cada autor produjo dos sermones y Linda Milavec el quinto.

Es evidente que los autores están en diálogo con la historia de la predicación cristiana, pues en el segundo capítulo hacen un resumen histórico que comienza con la predicación en la sinagoga, pasa por la Reforma Protestante, y llega a la tradición británica y estadounidense que representan los autores. Del mismo modo, el libro ofrece un correctivo para aquellas personas que han abandonado la predicación expositiva para explorar nuevos modelos de predicación, como la inductiva expuesta por Fred B. Craddock o la narrativa defendida por Eugene Lowry, entre otros autores contemporáneos.

Este manual presenta su idea central de manera clara y elocuente, logrando su objetivo de entusiasmar al lector o a la lectora a practicar este estilo tradicional de predicación. Ahora bien, desde un punto de vista hispano, la utilidad del libro es menor. Esto se debe a que la predicación expositiva, en general, y la predicación versículo por versículo, en particular, siguen vivas en el púlpito hispano. En este sentido, aquellas personas hispanas que lean este libro o que lo usen como texto en cursos de predicación bíblica deberán adaptar su contenido a nuestro contexto. Específicamente, deberán leer el libro con el doble propósito de afirmar su compromiso con la predicación bíblica y de mejorar tanto la preparación como el diseño del sermón que comenta una porción bíblica versículo por versículo.

reseña bibliográfica del libro titulado Preaching Verse by Verse
Preaching Verse by Verse
Vea otros materiales sobre homilética y predicación

Reseña de “Teología y práctica de la predicación”, escrito por Cecilio Arrastía

Una reseña académica de un libro del Dr. Cecilio Arrastía sobre homilética y predicación, escrita por el Dr. Pablo A. Jiménez

Cecilio Arrastía. Teoría y práctica de la predicación. MiamiEditorial Caribe, 1992, 243 pp.

Cecilio Arrastía fue, sin lugar a dudas, uno de los predicadores más conocidos y respetados tanto en América Latina como en el ámbito hispano estadounidense. También fue un destacado estudioso y maestro del arte de la predicación. Por varios años, el mundo hispanoamericano ha esperado la publicación de un manual de homilética escrito por este famoso predicador y maestro cubano. Este libro es la respuesta a este reclamo.

Cecilio Arrastía - Teoría & Práctica de la Predicación
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Teoría y práctica de la predicación presenta características que lo distinguen de otros escritos en su género. En primer lugar, se publica como parte del Comentario Bíblico Hispanoamericano. Es un volumen anejo que acompaña la serie con el propósito de fomentar el desarrollo de “una predicación cada vez más bíblica, más pertinente y más ineludible” (p. 7). Segundo, más que un manual de homilética tradicional, el libro presenta la metodología empleada por Arrastía para la preparación de sermones. Esto explica algunos detalles particulares del escrito, tales como la alusión constante a la literatura hispanoamericana y la inclusión del capítulo XII, titulado “La novela y el sermón”.

En el primer capítulo, Arrastía afirma la importancia y la pertinencia de la disciplina para la Iglesia hoy. En el segundo, explora varias definiciones y analogías de la predicación. El método empleado por Arrastía en este capítulo es efectivo, pues al presentar sus analogías mueve la discusión del plano académico a un plano estético y pastoral. El tercer capítulo detalla los “cimientos invisibles” de la homilética. Aquí Arrastía discute el nivel teológico, el emocional y el ético de la predicación.

A partir de este punto Arrastía entra en el campo del diseño del sermón. El cuarto capítulo analiza el problema de la clasificación sermonaria comparando las posiciones de distintos eruditos en la materia. Esta discusión culmina en el quinto con la presentación del modelo existencial o paralelo. Este tipo de sermón hermana aspectos expositivos y narrativos “intercalando entre cada segmento, [sic] reflexiones que vinculen el texto bíblico al texto de la existencia (de ahí lo existencial) de las mujeres y los hombres que oyen” (p. 51). Este es el modelo privilegiado por Arrastía en el escrito. Los capítulos sexto y séptimo consideran problemas hermenéuticos. Una vez más, el primero presenta los métodos abogados por otros expertos en el campo y el segundo presenta la metodología particular de Arrastía. La meta de este proceso de estudio es la elaboración de “la masa homilética”. Esto es, de notas exegéticas acompañadas de citas pertinentes e ilustraciones tanto históricas como literarias. Esta “masa homilética” sirve no sólo para la elaboración del sermón que ha de producirse inmediatamente sino también para producir otras homilías en el futuro. Otra característica del método de Arrastía es el lenguaje que utiliza para referirse a la elaboración del sermón. La “masa homilética” ha de ser vertida en varios bloques o “ladrillos” (p. 72). Estas unidades de pensamiento, en unión a la introducción y a la conclusión, forman el bosquejo del sermón. El método se clarifica en los capítulos octavo y noveno, donde el autor ilustra el proceso presentando la elaboración de sendos sermones. El décimo capítulo culmina la sección sobre diseño ofreciendo consejos prácticos sobre la elaboración de la introducción, el cuerpo, la conclusión y las ilustraciones del sermón.

Los capítulos restantes tratan temas misceláneos tales como el año y el leccionario cristianos (cap. IX), el uso de la literatura hispanoamericana en la elaboración del sermón (cap. X) y el desarrollo de grupos de discusión que apoyen al agente pastoral ya sea en la elaboración o en la evaluación del sermón (cap. XI). El capítulo final, más que una conclusión, es una recapitulación donde Arrastía ofrece otras definiciones y analogías de la predicación, consideraciones hermenéuticas y una reflexión sobre el tema de la vocación. Dos apéndices y una bibliografía redondean el libro.

Arrastía presenta un sistema homilético ecléctico. Por una parte, la base de su sistema es el modelo homilético racionalista inglés. De acuerdo a este modelo, el sermón es un objeto que se “construye”. Esto se ve claramente en el lenguaje que emplea Arrastía: “cimientos homiléticos”, “arquitectura del sermón”, “masa homilética” y “ladrillos”. Por otro lado, Arrastía está al tanto de los defectos del sistema homilético tradicional que hemos aprendido en los manuales de Spurgeon, Broadus y Crane. Por esta razón, modifica el sistema tradicional empleando algunos de los nuevos enfoques de la escuela de homilética norteamericana. Esto lo vemos en las ocasiones cuando se refiere al sermón como un acontecimiento o “happening” (p. 21 y 51); cuando recalca la importancia de la narración en la predicación (pp. 24-26); cuando critica el sermón tradicional de tres puntos (pp. 48-50); y cuando aboga por la inclusión de elementos dialógicos en el sermón (p. 143). Estos elementos enriquecen el modelo de Arrastía y le dan sus rasgos peculiares.

De hecho, Arrastía podría haber mejorado su valiosa obra haciendo referencia a algunos de los tratados de predicación escritos en los últimos años. Por ejemplo, la ausencia de referencias a la extensa obra de Fred Craddock –cuyo libro As One Without Authority (1971) marcó el comienzo de la nueva escuela estadounidense– es sorprendente. El sistema hermenéutico de Arrastía manifiesta la misma falla. La hermenéutica moderna enseña que los textos bíblicos son “polisémicos”, es decir, que pueden ser interpretados de diversas maneras y en distintos sentidos. Sin embargo, el autor afirma que “el pasaje [bíblico] tiene un pensamiento central” (p. 71). Del mismo modo, Arrastía tiende a armonizar los pasajes bíblicos sinópticos, mezclando elementos y frases de los distintos Evangelios sin prestar atención a la teología peculiar de cada autor (vea las pp. 76-80). Esto podría ser corregido fácilmente con una buena dosis de crítica de la redacción.

En este punto debemos recordar las palabras con las cuales el autor comienza la conclusión del libro: “En cierta manera, este libro ha sido un sermón sobre el sermón. Con intención o sin ella, hemos predicado sobre predicar” (p. 213). Esta es una imagen magistral. El libro Teoría y práctica de la predicación es un sermón sobre el arte y la ciencia de la predicación cristiana. Esto explica su hermoso lenguaje, sus punzantes analogías y sus constantes ilustraciones. Esto también explica por qué nuestra respuesta al mismo es un agradecido ¡Amén!

Vea la página dedicada a celebrar el ministerio de Cecilio Arrastía.