Cae la noche y es tiempo de conectar con Dios. Leamos una porción bíblica y oremos al Señor.
Comencemos la oración reconociendo que Dios es grande y amoroso. Continuemos presentando en oración a las personas que amamos, a nuestras amistades y familiares. Después presentemos en oración nuestras propias vidas, rogándole a Dios que nos de lo que nos conviene, no lo que deseamos. Terminemos la oración alabando a Dios, en el nombre de Jesús. AMÉN
Lectura Bíblica: Filipenses 1
Saludo
Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos:2 Gracia y paz reciban ustedes de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Oración de Pablo por los creyentes
3 Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes.4 En todas mis oraciones siempre ruego con gozo por todos ustedes,5 por su comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora.6 Estoy persuadido de que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.7 Es justo que yo sienta esto por todos ustedes, porque los llevo en el corazón. Tanto en mis prisiones como en la defensa y confirmación del evangelio, todos ustedes participan conmigo de la gracia.8 Porque Dios me es testigo de cuánto los amo a todos ustedes con el entrañable amor de Jesucristo.9 Y esto le pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento,10 para que aprueben lo mejor, a fin de que sean sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,11 llenos de los frutos de justicia que vienen por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Para mí el vivir es Cristo
12 Quiero que sepan, hermanos, que lo que me ha sucedido más bien ha servido para el avance del evangelio,13 de tal modo que mis encarcelamientos(B) por Cristo se han hecho evidentes en todo el pretorio, y a todos los demás.14 Con mis encarcelamientos, la mayoría de los hermanos ha cobrado ánimo en el Señor, y más y más se atreven a hablar la palabra sin temor.
15 A decir verdad, algunos predican a Cristo por envidia y por pelear; pero otros lo hacen de buena voluntad.16 Unos anuncian a Cristo por pelear, y no con sinceridad, pues creen que así añaden aflicción a mis prisiones;17 pero otros lo hacen por amor, y saben que estoy aquí para defender al evangelio.18 ¿Qué diré, entonces? Pues que a pesar de todo, y de todas maneras, sea por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado. Y en esto me gozo, y me gozaré aún.
19 Yo sé que por la oración de ustedes, y con el apoyo del Espíritu de Jesucristo, esto redundará en mi liberación,20 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado, sino que con toda confianza, y como siempre, también ahora Cristo será magnificado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte.21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.22 Pero si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger.23 Por ambas cosas me encuentro en un dilema, pues tengo el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;24 pero quedarme en la carne es más necesario por causa de ustedes.25 Y confío en esto, y sé que me quedaré, que aún permaneceré con todos ustedes, para su provecho y gozo de la fe,26 para que abunde su vanagloria por mí en Cristo Jesús, por mi presencia otra vez entre ustedes.
27 Sólo compórtense ustedes como es digno del evangelio de Cristo, para que ya sea que vaya a verlos, o que me encuentre ausente, sepa yo que ustedes siguen firmes, en un mismo espíritu y luchando unánimes por la fe del evangelio,28 sin que en nada los intimiden los que se oponen. Para ellos, ciertamente, es indicio de perdición, pero para ustedes lo es de salvación; y esto de parte de Dios.29 Porque, por causa de Cristo, a ustedes les es concedido no sólo creer en él, sino también padecer por él30 y tener el mismo conflicto que han visto en mí, y que ahora saben que hay en mí.
Los fracasos no definen nuestras vidas. Por eso, las personas de fe debemos tratar de vivir a la altura del llamado de Dios a nuestras vidas. Escuche este sermón sobre Filipenses 2, versículos del 12 al 18.