“Una espada traspasará tu alma” es un sermón narrativo en primera persona sobre María de Nazaret, basado en textos de Lucas y en Juan 2.1-11, apropiado para el Día de las Madres.
La prédica titulada “Una espada traspasará tu alma” por Pablo A. Jiménez, narra una interpretación dramatizada y en primera persona de la vida de María, madre de Jesús. Destaca su perspectiva sobre los eventos significativos de la vida de su hijo, desde su nacimiento hasta su muerte.
A partir del anuncio del ángel y hasta el nacimiento en Belén, el texto enfoca en cómo María, a pesar de ser una joven de Nazaret, acepta con fe su papel en la concepción y crianza del Mesías. La trama empieza alrededor de la presentación de Jesús en el Templo, donde el anciano Simeón profetiza el sufrimiento tanto de Jesús como de María, indicando que su alma sería “traspasada” por una espada, simbolizando el dolor que enfrentaría.
La historia también cubre la infancia y juventud de Jesús, resaltando un episodio clave cuando Jesús, a los doce años, se separa de sus padres. Lo encuentran debatiendo con maestros de la ley en el Templo, mostrando su creciente sabiduría y destino.
El relato alcanza un punto crucial en las bodas de Caná, donde Jesús realiza su primera señal milagrosa al convertir agua en vino, marcando el inicio de su ministerio público. El relato presenta este evento como un momento de revelación divina donde participa María, quien instiga a Jesús a mostrar su verdadera naturaleza.
La prédica culmina con la crucifixión de Jesús, descrita desde la dolorosa perspectiva de María que, a pesar de su sufrimiento, reconoce la importancia divina y redentora de los actos de su hijo. Este acto de sacrificio no solo subraya la misión mesiánica de Jesús sino también la profunda fe y la angustia maternal de María, quien, aunque atormentada por la pérdida, encuentra un propósito en su dolor.
En resumen, la prédica ilustra no solo los aspectos bíblicos de la vida de Jesús, sino también el impacto emocional y espiritual de estos eventos en su madre, ofreciendo una reflexión sobre el sacrificio, la fe y la obediencia a Dios.
La prédica cristiana titulada “Rutas de restauración” basada en Juan 3.16 aborda el tema de la restauración espiritual a través de Jesucristo. Apropiado para el Viernes Santo, refleja cómo la tecnología, aunque útil, ha simplificado experiencias que antes eran comunes, como perderse, sirviendo como metáfora de cómo a menudo las personas no reconocen estar espiritualmente perdidas.
Jiménez utiliza el relato bíblico de Adán y Eva para ilustrar cómo, tras el pecado, no solo se perdieron, sino que comenzaron a experimentar emociones negativas como la vergüenza y el miedo, no dándose cuenta de su estado hasta enfrentar una crisis. Esta historia sirve para enfocarse en cómo el pecado ha roto relaciones fundamentales del ser humano: con Dios, con otros, con la naturaleza y consigo mismo.
El sermón avanza discutiendo cómo, a lo largo de la historia, Dios ha intentado restaurar estas rupturas a través de pactos y leyes, especialmente mediante la Torá dada a Israel. Sin embargo, Jiménez señala que la ley por sí sola no fue suficiente para la restauración completa, lo que llevó a Dios a establecer un nuevo pacto, prometido en Jeremías 31, que implicaba una relación más profunda y personal mediante la escritura de la ley en los corazones de las personas y una nueva relación con el Espíritu Santo, conforme a Joel 2.
El foco del sermón es el sacrificio de Jesucristo, visto como la culminación de los esfuerzos de Dios por salvar a la humanidad. Jesucristo no solo vino a enseñar y predicar, sino a ofrecer su vida como un sacrificio final, cumpliendo las funciones tanto de sacerdote como de víctima perfecta. Este acto abre un camino nuevo y vivo hacia la salvación, según la enseñanza de la Epístola a los Hebreos.
En conclusión, el sermón enfatiza que la oferta de salvación a través de Cristo está disponible ahora. Es un mensaje de esperanza que ofrece a los oyentes una “ruta hacia la restauración” sin más sacrificios necesarios, ya que Cristo ya ha pagado el precio completo por la salvación. El mensaje termina con un llamado a responder con amor al que lo ha dado todo por amor.
Audio, vídeo, y texto listo para predicar de un sermón apropiado para el Día de Navidad basado en Lucas 2.10-14.
Rudimentos
Texto: Lucas 2.10-14
Tema: La Navidad es el tiempo cuando conmemoramos el nacimiento del salvador enviado por Dios para alabanza de su gloria.
Área: Educación cristiana
Propósito: Recalcar el verdadero sentido de la Navidad
Diseño: Temático, de ocasión especial (Navidad)
Lógica: Deductiva
Escuche este sermón en formato podcast
Bosquejo listo para predicar
Introducción
Durante esta temporada la iglesia habla continuamente del “verdadero sentido de la Navidad”. En esta ocasión, deseo explorar el significado de esa frase. ¿Cómo podemos definir la esencia de la Navidad?
Puntos a desarrollar
A.La Navidad es nacimiento
La Navidad es la temporada en que la Iglesia acordó conmemorar el nacimiento de Jesús en Belén, la ciudad del antiguo Rey David.
Celebramos un hecho objetivo: el nacimiento de Jesús como hombre, hijo de María de Nazaret, recalcando el carácter histórico del evento de Cristo. Esto implica que rechazamos las falsas doctrinas sobre Jesús. De manera particular, rechazamos el “docetismo”, la una falsa doctrina que niega la humanidad de Jesucristo, alegando que solo “parecía” ser humano.
Pero la Navidad es también tiempo de reflexión. Es tiempo de considerar la profundidad del evento de la encarnación de Dios en Cristo, del regalo de salvación que nos hizo Dios al darnos a su hijo.
Esta reflexión debe confrontarnos con nuestra propia situación; debe llevarnos a preguntarnos si hemos tomado la decisión de seguir a Cristo; si hemos tenido un encuentro con Jesús.
El nacimiento de Jesús en Navidad debe ser también nacimiento de Cristo en nuestro corazón. Nacimiento que se renueva cada año; que vive en el corazón del creyente en toda época del año.
B.La Navidad es alabanza
El cántico que los ángeles entonaron cuando nació el “niño-Dios” fue “Gloria a Dios en las alturas” (Lc. 2.24), ensalzando así el nombre del Dios de Israel. Esto fue así porque el nacimiento de Cristo es también alabanza.
Sí, es alabanza porque Dios nos eligió “en él antes de la fundación del mundo” (Ef. 1.4), “para alabanza de la gloria de su gracia” (Ef. 1.6), como dice el primer capítulo de la Epístola a los Efesios.
El propósito para el cual Dios ha elegido manifestarse en la historia es darse a conocer a la humanidad. Desde el principio, la Biblia nos muestra que Dios hace cosas “para que sepas que yo soy Dios” (Is. 45.3), como afirman continuamente los profetas.
Ahora bien, conocer a Dios es alabarle; es postrarse ante sus pies; es entregarse o rendirse a la divinidad. Conocer a Cristo es dejarle nacer en nuestro corazón, por eso, ese nacimiento que celebramos en Navidad implica alabanza en acción de gracias por el “Don inefable” (2 Co. 9.15) que Dios nos ha dado en el amado.
Nuestra alabanza es cántico de redención que sale de nuestros labios, desde lo profundo del corazón. Cántico porque hemos sido transformados por los portentosos actos de Dios para con nosotros. Entonamos un cántico de redencion como el de Apocalipsis 1.5b-6, que dice:
Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre; y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios su padre, a él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén
Una redención tan grande que aún abarca la naturaleza, la cual “gime” y “sufre” dolores de parto (Ro. 8.19-23) esperando la manifestación del amado.
C.La Navidad es promesa
Esperamos la manifestación del redentor “porque nuestra redención es en esperanza” (Ro. 8.24). Por eso el cántico de los ángeles también decía “¡Paz en la tierra a todos los que gozan de su favor!” (Lc. 2.14 RVC), porque la Navidad es promesa.
La navidad es promesa cumplida: es el niño que “nos es nacido” de Isaías 9.6; el rey que iba a nacer en Belén Efrata según Miqueas 5.2; el Mesías que vendría humilde de acuerdo a Zacarías 9.9.
La Navidad es promesa abierta al futuro: Es promesa de salvación, de Emmanuel, de Dios con nosotros en Cristo, en el poder del Espíritu Santo.
La promesa de Dios es una de esperanza, que nos toma perdidos en el camino y nos al sendero que conduce a la salvación. La esperanza nos toma en estado de pecado, de impotencia y de desesperación, preguntando: “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” y nos lleva a decir “Gracias a Dios por su Don inefable” (Romanos 7.24-25).
Esta esperanza surge porque la promesa de la Navidad es una de liberación.
La liberación del pecado, de la muerte y del error.
Liberación del miedo y con él de todo lo negativo de la naturaleza humana.
Liberación de la obediencia a las fuerzas de la muerte que matan y destruyen a la humanidad.
Conclusión
La Navidad es el tiempo cuando conmemoramos el nacimiento del salvador enviado por Dios para alabanza de su gloria. Celebremos la liberación que viene por la promesa divina, dada por medio de Jesús, el Salvador que nace hoy en nuestro corazón.
Audio, vídeo y texto listo para predicar de un sermón sobre Isaías 40, titulado “Consuelen a mi pueblo”, por el Dr. Pablo A. Jiménez.
Texto: Isaías 40.1-11
Idea central: Dios da consuelo en los tiempos difíciles a quienes le buscan con fe.
Área: Formación espiritual
Propósito: Preparar la iglesia para encontrarse con Dios.
Lógica: Deductiva
Diseño: Expositivo, para la temporada de Adviento
Introducción
«Consuelen a mi pueblo; ¡consuélenlo!
2 ¡Hablen al corazón de Jerusalén!
¡Díganle a voz en cuello
que ya se ha cumplido su tiempo,
que su pecado ya ha sido perdonado;
que ya ha recibido de manos del Señor
el doble por todos sus pecados.»
Así comienza Isaías 40, un pasaje bíblico lleno de consuelo y esperanza. Este capítulo marca un cambio en el libro de Isaías, transitando de la condena y el juicio hacia un mensaje de consuelo y redención. Es un llamado a la consolación, dirigido al pueblo de Israel, que había experimentado el exilio y la aflicción como consecuencia de su desobediencia a Dios. A lo largo de estos versículos, encontramos poderosas imágenes poéticas que resaltan la grandeza, la fidelidad y el inagotable amor de Dios hacia su pueblo.
Este hermoso pasaje bíblico afirma que Dios da consuelo en los tiempos difíciles a quienes le buscan con fe.
1. El llamado a la consolación (Isaías 40:1-2)
El v. 1 comienza con las palabras “consuelen a mi pueblo”, dándole un tono particular al pasaje. El verbo “consolar” se repite enfáticamente para subrayar la urgencia y la importancia del consuelo divino. Dios mismo se presenta como el dador de consuelo, revelando su carácter compasivo y amoroso.
La razón detrás de este llamado a la consolación se expone en los versículos siguientes. El pueblo de Israel había sufrido las consecuencias de su pecado y desobediencia, pero ahora Dios le promete perdón y restauración. La voz profética declara que la deuda de Israel ha sido pagada, simbolizando la reconciliación entre Dios y su pueblo. Este mensaje de gracia y perdón es un recordatorio de la naturaleza redentora de Dios, que siempre busca restaurar la relación con aquellos que se apartan de él.
Estos versículos nos enseñan que Dios promete consolar a su pueblo. También nos enseñan que el arrepentimiento conduce al perdón. Por lo tanto, el texto recalca la gracia de Dios, quien es compasivo y misericordioso.
II. La voz en el desierto (Isaías 40:3-5)
El texto continúa diciendo:
3 Una voz clama en el desierto:
«Preparen el camino del Señor;
enderecen en el páramo
una calzada a nuestro Dios.
4 Que todo valle sea enaltecido;
que se hunda todo monte y collado;
que se enderece lo torcido
y que lo áspero se allane.
5 Se manifestará la gloria del Señor,
y la humanidad entera la verá.
La boca del Señor ha hablado.»
La imagen de un “voz que clama en el desierto” en el versículo 3 evoca la figura de Juan el Bautista, quien preparó el camino para la llegada de Jesucristo. Esta conexión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento resalta la continuidad del plan redentor de Dios a lo largo de la historia. La voz en el desierto llama a preparar el camino para el Señor y enderezar sus sendas, una metáfora que sugiere la necesidad de arrepentimiento y preparación espiritual para recibir al Mesías.
Siguiendo las enseñanzas del Bautista, ustedes y yo también tenemos necesidad de preparar nuestros corazones para encontrarnos con Dios.
III. La fortaleza de la Palabra de Dios (Isaías 40:6-8)
Los versículos 6-8 hablan de la brevedad de la vida humana, en contraste con la permanencia de la Palabra de Dios.
6 Una voz decía: «¡Grita!»
Y yo respondí: «¿Y qué debo de gritar?»
«Grita que toda carne es como la hierba,
y que su belleza es como la flor del campo.
7 La hierba se seca, y la flor se marchita,
porque el viento del Señor sopla sobre ella.
Y a decir verdad, el pueblo es como la hierba.
8 Sí, la hierba se seca, y la flor se marchita
pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.»
La vida humana es efímera, como la hierba del campo, pero la Palabra de Dios permanece para siempre. Este pasaje bíblico nos invita a reflexionar con humildad sobre la brevedad de nuestras vidas y a reconocer la soberanía divina sobre todas las cosas. Aunque los seres humanos somos mortales, el mensaje de Dios perdura eternamente, ofreciendo consuelo y orientación a lo largo de todas las generaciones.
IV. El pastor amoroso (Isaías 40:9-11)
El texto que hoy nos ocupa termina diciendo:
¡Súbete a un monte alto, mensajera de Sión! ¡Levanta con fuerza tu voz, mensajera de Jerusalén! ¡Levántala sin miedo y di a las ciudades de Judá: «¡Vean aquí a su Dios!» 10 ¡Miren! Dios el Señor viene con poder, y su brazo dominará. ¡Miren! Ya trae con él su recompensa; ya le precede el galardón. 11 Cuidará de su rebaño como un pastor; en sus brazos, junto a su pecho, llevará a los corderos, y guiará con suavidad a las ovejas recién paridas.
Los versículos 10-11 cierran el pasaje con una imagen tierna y poderosa de Dios como pastor. Dios viene con poder y su brazo señorea sobre él, pero al mismo tiempo apacienta como un pastor amoroso a su rebaño. La imagen del Señor recogiendo a los corderos en sus brazos y llevándolos en su regazo transmite un cuidado personal y una ternura divina. Este retrato de Dios como pastor refuerza la idea de su cercanía y preocupación por cada uno de sus hijos, guiándolos con amor y protegiéndolos con su fuerza.
Toda persona cristiana que escuche este texto seguramente pensará en la imagen de Jesús de Nazaret como el Buen Pastor, que aparece en Juan 10.11-15 que dice:
Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. 12 Pero el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, huye y abandona las ovejas cuando ve venir al lobo, y el lobo las arrebata y las dispersa. 13 Al que es asalariado, no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor. Yo conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, 15 así como el Padre me conoce a mí, y yo conozco al Padre; y yo pongo mi vida por las ovejas.
De este modo, el texto afirma que Dios consuela, cuida y protege a quienes le buscan con fe.
Conclusión
En resumen, Isaías 40:1-11 es un pasaje rico en significado y profundidad espiritual que:
Ofrece consuelo y esperanza a través del perdón divino, llamando al arrepentimiento y la preparación para recibir al Mesías.
Contrasta la brevedad de la vida humana con la eternidad de la Palabra de Dios, recordándonos la importancia de buscar lo eterno en medio de lo temporal.
Presenta la llamada a Sion a proclamar buenas nuevas y subraya nuestra responsabilidad de compartir la gracia divina con el mundo.
Describe, como imagen final, a Dios como pastor, lo que refuerza la cercanía y el amor personal que el Señor tiene por su pueblo.
Hoy la Palabra de Dios nos invita a buscar consuelo en Dios, particularmente en tiempos de prueba. Hoy la Palabra divina nos invita a prepararnos para encontrarnos con Dios.
Misión Redentora, el mensaje que presentado en este Encuentro del Movimiento La Red, aborda la presencia de Jesús en la sinagoga de Nazaret.
Jesús regresa “en el poder del Espíritu”, de acuerdo al relato de Lucas 4.14-21. La meditación resalta que Jesús se ubicó en la tradición de líderes religiosos carismáticos en Galilea y destaca la costumbre de Jesús de participar en servicios sabatinos en las sinagogas. Al leer Isaías 61, Jesús declara su misión de dar buenas noticias a los pobres, sanar a los quebrantados y liberar a los cautivos. En su impactante lectura, Jesús enfatiza lo positivo y omite de referencias a la venganza. Las palabras de Jesús, tanto ayer como hoy, producen sorpresa y hasta escándalo.
Este relato subraya el llamado a la misión: Dios nos invita a colaborar en la misión divina; nos llama a predicar buenas noticias de esperanza y vida, particularmente a las personas débiles, sufridas y vulnerables.
Misión redentora – Video
Prediquemos Podcast – Audio
Lectura bíblica: Lucas 4.14-21
14 Con el poder del Espíritu, Jesús volvió a Galilea; y su fama se difundió por todos los lugares vecinos. 15 Enseñaba en las sinagogas de ellos, y todos lo glorificaban.
16 Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, y en el día de reposo entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se levantó a leer las Escrituras. 17 Se le dio el libro del profeta Isaías, y al abrirlo encontró el texto que dice:
18 «El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido para proclamar buenas noticias a los pobres; me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos 19 y a proclamar el año de la buena voluntad del Señor.»
20 Enrolló luego el libro, se lo dio al asistente, y se sentó. Todos en la sinagoga lo miraban fijamente. 21 Entonces él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes.»
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La Cena del Señor es el título de la meditación presentada en este Encuentro de Adoración y Predicación del Movimiento La Red.
Nuestro Señor Jesucristo dejó dos ordenanzas: el bautismo y la Cena del Señor. Distintos movimientos cristianos usan distintos nombres para referirse a la Cena, tales como la «Santa Comunión» o la «Eucaristía». La mayor parte de las congregaciones protestantes celebran la Comunión, pero no con la misma regularidad.
Las tradiciones más antiguas y la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) celebran la Santa Comunión todos los domingos. Otras la celebran una vez al mes y aún otras una vez cada tantos meses. De todos modos, la Cena del Señor es el otro acto mediante el cual afirmamos nuestro pacto con Dios.
La Cena del Señor – Vídeo
Prediquemos Podcast – Audio
Lectura bíblica – 1 Corintios 11.23-26
Yo recibí del Señor lo mismo que les he enseñado a ustedes: Que la noche que fue entregado, el Señor Jesús tomó pan, 24 y que luego de dar gracias, lo partió y dijo: «Tomen y coman. Esto es mi cuerpo, que por ustedes es partido; hagan esto en mi memoria.» 25 Asimismo, después de cenar tomó la copa y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre;hagan esto, cada vez que la beban, en mi memoria.» 26 Por lo tanto, siempre que coman este pan, y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor, hasta que él venga.
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El bautismo, una de las ordenanzas que Jesucristo le dejó a su Iglesia, es el tema de la meditación presentada en este Encuentro del Movimiento La Red.
¿Cuál es nuestra visión del bautismo? Nosotros entendemos que el bautismo es principalmente un testimonio de fe. Esto es, el bautismo es parte de la respuesta del creyente al amor de Dios manifestado en Jesucristo. El bautismo es expresión y sello de lo que ocurre en el corazón del creyente.
El bautismo – Vídeo
Prediquemos Podcast – Audio
Lectura bíblica – Romanos 6.3-11)
¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? 4 Porque por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que así como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. 5 Porque si nos hemos unido a Cristo en su muerte, así también nos uniremos a él en su resurrección. 6 Sabemos que nuestro antiguo yo fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido liberado del pecado. 8 Así que, si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él. 9 Sabemos que Cristo resucitó y que no volverá a morir, pues la muerte ya no tiene poder sobre él.10 Porque en cuanto a su muerte, murió al pecado de una vez y para siempre; pero en cuanto a su vida, vive para Dios. 11 Así también ustedes, considérense muertos al pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor.
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La oración es alimento es el título de la prédica cristiana basada en Mateo 6.7-13 que presentamos en este Encuentro del Movimiento La Red.
Una de las cosas más importantes para el crecimiento espiritual es cultivar una vida de oración y comunión con Dios. Sin embargo, muchas personas dicen que no saben orar. Conociendo esto, Jesús nos dejó una oración modelo, una oración que nos enseña cómo debemos orar. Esa oración modelo es el Padre Nuestro. Se encuentra en Mateo 6:9-13 y en Lucas 11:1-4. En ambas ocasiones, Jesús le dice a sus discípulos que deben orar siguiendo el modelo detallado a continuación.
La oración es alimento – Vídeo
Audio – Prediquemos Podcast
Lectura bíblica – Mateo 6.7-13 (RVR 1960)
Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. 9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
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Encuentro del Movimiento La Red para el 8 de octubre, con una meditación sobre el amor basada Juan 13.31-35, enfocada en el discipulado cristiano.
Jesús les da un nuevo mandamiento a sus discípulos: que se amen los unos a los otros (v. 34). Este amor mutuo les permitiría experimentar la presencia del Cristo resucitado en sus medios. Además, Jesús les indica que el amor mutuo es la «señal» que nos identifica como pueblo de Dios (v. 35). El amor mutuo es la marca distintiva del cristiano. El amor mutuo, demostrado de manera eficaz, nos lleva a crecer y a madurar en la fe.
El mandamiento del amor – Vídeo
Audio – Prediquemos Podcast
Lectura bíblica: Juan 13.31-35
Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. 32 Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará. 33 Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir. 34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
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¡Dios tiene un maravilloso plan de salvación para la humanidad!
Ese plan se basa en la obra de Jesucristo y requiere una transformación total de nuestra vida. Esa transformación es tan radical que parece un nuevo nacimiento. Escuchemos la meditación incluida en un Encuentro de adoración del Movimiento la Red, basada en el Evangelio de Juan 3.1-8.
El plan de salvación – Vídeo
Audio- Prediquemos Podcast
Lectura bíblica: Juan 3.1-8
Entre los fariseos había un hombre que, entre los judíos, era muy importante. Se llamaba Nicodemo. 2 Éste vino de noche a ver a Jesús, y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios como maestro, porque nadie podría hacer estas señales que tú haces si Dios no estuviera con él.» 3 Jesús le respondió: «De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios.» 4 Nicodemo le dijo: «¿Y cómo puede un hombre nacer, siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar en el vientre de su madre, y volver a nacer?» 5 Jesús le respondió: «De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije que es necesario que ustedes nazcan de nuevo. 8 El viento sopla de donde quiere, y lo puedes oír; pero no sabes de dónde viene, ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu.»
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