¡Candela! (Lucas 12.49-56)

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Texto: Lucas 12.49-56

Lucas 12.49
Lucas 12.49

Tema: Jesús nos llama a tomar una decisión radical a favor del proyecto de Dios.

Área: Desafío profético

Propósito: “Problematizar” la figura de Jesús.

Diseño: Temático

Lógica: Inductiva

Introducción

Una de las grandes contradicciones de la fe cristiana es la cantidad de imágenes de Jesús de Nazaret que podemos encontrar en nuestra cultura.

Y si digo “contradicción”, es porque los Diez Mandamientos prohiben el uso de imágenes de Dios en el culto. Escuchen lo que dice Éxodo 20 sobre el tema:

Dios habló y dijo todas estas palabras: Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de la tierra de Egipto, donde vivías como esclavo. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso. Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación, pero trato con misericordia infinita a los que me aman y cumplen mis mandamientos. No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque yo, el Señor, no consideraré inocente al que tome en vano mi nombre. 

Éxodo 20.1-7, RVC

Múltiples imágenes de Jesús

A pesar de esta clara prohibición, la Iglesia comenzó a producir imágenes de Jesús muy temprano en su historia. Por ejemplo, la historia recuerda que Helena de Constantinopla, la madre del Emperador Constantino, hizo la primera peregrinación a Palestina. En su viaje, Helena identificó varios lugares santos y encontró varias reliquias del tiempo de Jesús. Entre los objetos que encontró, identificó las ruinas de una estatua de Jesús, supuestamente comisionada por la mujer anónima que Jesús sanó de una hemorragia. Aparentemente, “la mujer con el flujo de sangre” (véase Marcos 5.21-43; Mateo 9.18-26; Lucas 8.40-56) fue la primera persona que mandó hacer una imagen de Jesús.

A partir de ese punto, cada cultura ha representado a Jesús a su manera, identificándole con sus rasgos étnicos y raciales.

Los europeos pintaban a Jesús blanco y rubio.

Los asiáticos lo describían con ojos rasgados.

Los africanos lo imaginaban con la piel oscura.

Claro está, el problema es que los países europeos usaron la fe cristiana como una herramienta para colonizar, domesticar y oprimir a otras culturas. Tomaron la evangelización como una excusa para quitarle las tierras a los indígenas, para esclavizar a los pueblos africanos y para imponer su voluntad en Asia.

Esto explica por qué la imagen del Jesús “europeo”—alto, blanco y rubio—se ha convertido en la figura dominante en el mundo. Sí, a pesar de que Jesús probablemente era bajo de estatura, tenía la piel quemada por el sol y peinaba pelo negro y ondulado.

La carga ideológica de las imágenes de Jesús

Esas imágenes no son inocentes. Por el contrario, esas figuras de Jesús tienen una carga ideológica.

Para decirlo con más claridad, el Jesús “europeo” afirmaba la superioridad de los países que estaban colonizando el mundo. Era un Jesús “dócil” ante la dominación, que en lugar de rebelarse contra la autoridad afirmaba el poder de las monarquías europeas, de sus representantes regionales y de los ejércitos que imponían sus políticas colonialistas.

La imagen del Jesús “europeo” nos llegó no solo a través de las artes plásticas, tales como la pintura y la escultura. También nos llegó por medio de la literatura y hasta de la música. Por ejemplo, algunos podemos recordar un “corito” titulado “El rubio de Galilea pasando va”, cuya letra decía: “El rubio de Galilea pasando va, déjalo que te toque, recibe la bendición”.

Jesús, ¿el incendiario?

Debe quedar claro que esa imagen del Jesús “europeo”, domesticado y colonialista es falsa. Y, como afirma Éxodo 20, las imágenes falsas de Dios conducen a la idolatría.

Por eso es tan importante examinar todas las imágenes de Jesús que presentan los Evangelios. ¿Y por qué digo “todas”? Porque nuestra tendencia es a privilegiar algunas imágenes de Jesús, mientras rechazamos otras:

  • Hablamos de Jesús de Nazaret como el bebé indefenso que nace en un establo en Belén de Judea.
  • Hablamos de Jesús como el joven predicador a quien Juan el Bautista presenta en el Río Jordán.
  • Hablamos de Jesús como el rabino que comenta la Ley de Moises.
  • Hablamos de Jesús como el hombre fuerte que hace milagros.
  • Y hablamos del Jesús débil que sufre la muerte, pero al final goza de la resurrección.

Ahora bien, ¿cuántas veces hemos escuchado de Jesús, el incendiario? Sí, ¿del Jesús que viene a traer candela para transformar la sociedad? Escuchen lo que dice el Evangelio según San Lucas:

Yo he venido a lanzar fuego sobre la tierra. ¡Y cómo quisiera que ya estuviera en llamas! Hay un bautismo que debo recibir, ¡y cómo me angustio esperando que se cumpla! ¿Creen ustedes que he venido a la tierra para traer paz? Pues les digo que no, sino más bien división. Porque de ahora en adelante una familia de cinco estará dividida en tres contra dos, y en dos contra tres. El padre se enfrentará con el hijo, y el hijo con el padre. La madre estará en contra de la hija, y la hija en contra de la madre. La suegra estará en contra de su nuera, y la nuera en contra de su suegra.

Lucas 12.49-53, RVC

Como vemos, este no es un Jesús dócil y pasivo. No, mis hermanos y mis hermanas, este es el Jesús que viene a traer “candela” al mundo.

Jesús viene a confrontarnos con nuestro propio pecado, con nuestro egoísmo y con nuestra violencia.

Jesús viene a denunciar la injusticia, la impunidad y la maldad.

Jesús viene a llamarnos a tomar una decisión; a tomar una opción radical a favor del proyecto de Dios.

Conclusión

Jesús nos llama directamente a confrontar la realidad. Nos llama a dejar de engañarnos a nosotros mismos y a leer “los signos de los tiempos”:

Jesús decía también a la multitud: Cuando ustedes ven que se levanta una nube en el poniente, dicen: “Va a llover”; y así sucede. Cuando sopla el viento del sur, dicen: “Va a hacer calor”; y así sucede. ¡Hipócritas! Si saben discernir el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo es que no saben discernir el tiempo en que viven?

Lucas 12.54-56, RVC

Aprendamos, pues, a discernir quién fue Jesús de Nazaret y quién es Jesucristo hoy. Apreciemos la seriedad de su mensaje y consideremos las consecuencias de seguirle con dedicación. Rechacemos las imágenes equivocadas de Jesús y las representaciones falsas de Dios.

Recordemos que Jesús vino a denunciar la idolatría y la injusticia, rechazando todas las ideas religiosas falsas que promueven la explotación.

Recordemos que Jesús vino a desenmascarar las falsas representaciones de la paz.

Recordemos que Jesús vino a traer fuego; a traer “candela” para transformar la sociedad.

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