Venid a las aguas es un sermón expositivo sobre Isaías 55 que proclama la buena noticia: ¡Dios nos ofrece una nueva oportunidad para alcanzar vida y salvación!
Vea este sermón en nuestro canal de YouTube
Esta prédica cristiana, basada en Isaías 55:1-2, destaca que Dios nos ofrece una oportunidad gratuita de vida y salvación. Enfatiza la invitación al arrepentimiento y la promesa de vida. A través de un enfoque expositivo con lógica inductiva, el autor presenta la invitación divina con una notable expresión de alegría.
A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. 2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. – Isaías 55.1-2, RVR 1960
El capítulo 55 de Isaías, escrito durante el exilio israelita, refleja la esperanza y el perdón de Dios. Este gozo culmina con la invitación divina a un banquete espiritual. La imagen del banquete es una metáfora de la salvación, similar a otras referencias bíblicas en los Evangelios y en Apocalipsis. Isaías 55:1-2 resalta que la salvación es un regalo gratuito, accesible tanto para los pobres como para los ricos, y advierte contra perseguir distracciones vacías en lugar de la verdadera satisfacción espiritual ofrecida por Dios.
La prédica titulada “Venid a las aguas” también subraya la fidelidad de Dios a sus promesas, recordando el pacto con David, que persiste a pesar de los errores humanos. Los versículos 3-5 renuevan esta promesa, reafirmando el continuo amor de Dios. Los versículos 6-7 urgen a buscar a Dios mientras se pueda, enfatizando que el tiempo para el arrepentimiento es ahora.
En conclusión, el mensaje central de Isaías 55 es que Dios ofrece una nueva oportunidad de vida y salvación disponible hoy. Es un llamado a arrepentirse y vivir una nueva vida en Cristo, asegurando que si lo buscamos con fe, podemos establecer una relación eterna con el Creador. La invitación de Dios es clara y accesible para todos: “Venid, todos los sedientos, venid a las aguas; venid, comprad y comed sin dinero ni precio.”