Tiempos de incertidumbre. Si una palabra describe los tiempos postmodernos es, precisamente, incertidumbre.
La postmodernidad se caracteriza por su incredulidad hacia las grandes historias maestras que definieron la Era Moderna. Y la cristiandad es, precisamente, una de esas grandes historias maestras. Cuando la juventud rechaza la modernidad, también rechaza la Iglesia.
En este episodio nos acercamos a la Biblia, particularmente a los escritos del Apóstol Pablo, para explorar cómo podemos predicar a un mundo que no esta dispuesto a creer.
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Episodio en conjunto de dos podcasts–Prediquemos & TeoBytes–hablando sobre la crisis en la educación teológica en América Latina, sobre todo en lo que se refiere a las instituciones tradicionales.
El moderador del panel es Jesús Rodríguez-Cortés, director de TeoBytes. El expositor principal del tema es Pablo A. Jiménez, director de Prediquemos. El otro panelista invitado es José Rafael Morales, Pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Sonadora, Guaynabo, PR & profesor de Homilética en el Seminario Evangélico de Puerto Rico.
Veamos, pues, las siete características de la iglesia que está llena del Espíritu:
La Iglesia que vive en el poder del Espíritu crece.
La Iglesia que vive en el poder del Espíritu estudia.
La Iglesia que vive en el poder del Espíritu adora.
La Iglesia que vive en el poder del Espíritu es misericordiosa.
La Iglesia que vive en el poder del Espíritu tiene mayordomía.
La Iglesia que vive en el poder del Espíritu está unida.
La Iglesia que vive en el poder del Espíritu comparte la misión de Dios.
Dios sigue invitando a la humanidad a compartir su visión y su misión para el mundo. Somos colaboradores de Dios, inspirados por Dios y enviados por Dios a proclamar el mensaje del Evangelio tanto con nuestras palabras como con nuestra conducta. Aprendamos, pues, a vivir en el poder del Espíritu Santo para cumplir el llamado que Dios nos hace por medio de Jesucristo.
La muerte de una congregación siempre es algo trágico. Es triste ver cómo una Iglesia local que ha servido con fidelidad a Dios y a la comunidad cierra sus puertas de manera permanente. Eso nos lleva a considerar toda una serie de preguntas. ¿Por qué mueren las congregaciones? ¿Cuáles son los factores que llevan a una iglesia a cerrar? ¿Cómo podemos evitar el deterioro que lleva al cierre de una iglesia local?
Este episodio de Prediquemos explora las posibles respuestas a estas interrogantes.
Una reflexión sobre el liderazgo pastoral basada en 2 Corintios 4.7-10, por el Dr. Pablo A. Jiménez.
En la condición humana, el sufrimiento y el gozo van de la mano, atados a la fragilidad de la vida. El Apóstol Pablo reconoció esta situación en sus escritos, donde una y otra vez habla sobre cómo enfrentar el sufrimiento que produce el servir como líder pastoral. Sin embargo, en la Segunda Epístola a la Iglesia en Corinto trata el tema del sufrimiento de manera ejemplar.
Vea el vídeo basado en este podcast en YouTube:
Podríamos citar muchos pasajes muy hermosos donde el Apóstol defiende su ministerio con vehemencia. Pero hoy quiero llamar su atención, de manera particular, a una hermosa porción bíblica que se encuentra en el capítulo 4, versículos 7 al 10, de la carta. El texto dice:
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que se vea que la excelencia del poder es de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos; siempre llevamos en el cuerpo, y por todas partes, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros. (RVC)
Noten los temas tan profundos que podemos encontrar en esta porción bíblica.
El primero es que el poder de Dios se manifiesta en medio de la fragilidad humana. El poder de Dios, a cuál accedemos por medio del Evangelio de Jesucristo, es ese “tesoro” que debemos guardar. ¿Y los vasos de barro? Eso somos usted y yo, y todo ser humano creado del polvo de la tierra. De acuerdo a Génesis 2, todo ser humano no es más que una vasija de barro.
El segundo tema es que el sufrimiento, aunque ciertamente doloroso, no puede destruir a quienes han desarrollado una relación con Dios, por medio de Cristo, en el poder del Espíritu Santo.
El tercer tema es que la excelencia del poder de Dios no depende de nosotros. El poder de Dios es excelente porque Dios es excelente. Es la gloria de Dios lo que hace glorioso el evangelio de Jesucristo. La excelencia del Evangelio se debe a la presencia del Dios excelente en nuestras vidas, no a nuestro propio esfuerzo.
“Jesús, modelo de Liderazgo” es una meditación sobre el impacto de Jesús de Nazaret en el liderazgo cristiano. Jesús es el ejemplo, el modelo a seguir para toda persona que desee servir como líder en la comunidad de fe que es la Iglesia.
La soledad es una constante en la vida de quienes ocupan posiciones de liderazgo. A pesar de que las personas que ejercen liderazgo viven rodeadas de gente, algunas funciones sólo pueden llevarse a cabo en soledad.
Escuche el podcast basado en este escrito:
Esto se debe a que el liderazgo requiere meditación, análisis y ponderación. Si bien hay tiempos de estar al frente de un grupo, marchando, hablando u orientando, también hay tiempos de estar a solas con Dios y con nuestra conciencia. Ser líder requiere integridad y la integridad requiere auto-examen.
El problema es que la vida no se detiene. En ocasiones, quien es líder necesita retirarse a reflexionar, pero los afanes de la vida le llaman a estar al frente del pueblo y a cumplir con su labor. Cuando eso pasa, los y las líderes se agotan, pierden perspectiva y pierden efectividad.
Jesús en solitario
La Biblia contiene innumerables historias de líderes religiosos que sirvieron a Dios en tiempos de crisis, tanto personales como nacionales. Pudiéramos ilustrar la soledad del liderazgo con episodios de la vida de Moisés, de David, o de Elías, entre muchos otros.
Moisés pasó tiempo a solas con Dios, en el Monte Sinaí (Éxodo 24.15-18).
David pasó tiempo en el desierto (1 Samuel 23.14).
Y el Profeta Elías se refugió en el Monte Horeb (1 Reyes 19.8)
Sin embargo, Jesús de Nazaret es nuestro modelo de liderazgo por excelencia. Por eso, hoy ilustraremos la soledad del liderazgo con un episodio de la vida de Jesús.
Lucas 9.51 es uno de los textos más importantes del Evangelio según San Lucas: «Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén» (RVR 1960)
Este pasaje habla sobre la decisión más difícil que Jesús jamás tomó. El Maestro Galileo entendía que tenía una misión muy especial que cumplir; una misión que le había sido dada por Dios. La misión requería viajar a Jerusalén, la capital de Judea, para enfrentar a las autoridades políticas y religiosas. Jesús debía desenmascarar a los líderes falsos que oprimían y mataban al pueblo. Empero, en el proceso de confrontación Jesús se jugaría la vida.
Aunque Lucas no narra cuanto Jesús sufrió en el proceso de tomar la decisión de viajar a Jerusalén, el Evangelio lo da a entender por medio de un recurso literario. Lucas cuenta que en tres ocasiones Jesús se retiró a orar por largo tiempo antes de tomar la decisión.
Lucas 5.16 dice que Jesús se retiraba a «lugares desiertos» para orar: «…pero Jesús se retiraba a lugares apartados para orar» (RVC).
Lucas 6.12 cuenta que, en una ocasión, Jesús pasó toda una noche orando: «Por esos días Jesús fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios» (RVC).
Y Lucas 9.28 afirma que Jesús subió a orar con Pedro, Juan y Jacobo, su círculo más íntimo de líderes: «Como ocho días después de que Jesús dijo esto, subió al monte a orar, y se llevó con él a Pedro, Juan y Jacobo» (RVC).
Podemos inferir que Jesús se retiraba a orar constantemente porque estaba ponderando a solas la decisión de subir a Jerusalén.
Afirmó su rostro
Lucas 9.51 (RVR 1960) dice que Jesús «afirmó su rostro» para ir a Jerusalén. Esa es una frase hermosa, de alto contenido poético. Describe la valentía de Jesús, quien le dio cara a la situación con arrojo y con integridad. Otras versiones de la Biblia traducen el texto de las siguientes maneras:
Reina-Valera Contemporánea (RVC): «Se acercaba el tiempo en que Jesús había de ser recibido arriba, así que resolvió con firmeza dirigirse a Jerusalén.»
Nueva Versión Internacional (NIV): «Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén.»
Nueva Traducción Viviente (NTV): «Cuando se acercaba el tiempo de ascender al cielo, Jesús salió con determinación hacia Jerusalén.»
Dios Habla Hoy (DHH): «Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor su viaje a Jerusalén.»
Un punto que no debemos pasar por alto es que Jesús toma la decisión cuando «se cumplió el tiempo adecuado». Esto nos recuerda que en griego existen dos palabras para describir el tiempo: «chronos» y «kairós». La primera se refiere al aspecto cuantitativo del tiempo, es decir, al tiempo que se mide. La segunda palabra, «kairós», se refiere al aspecto cualitativo del tiempo. Es decir, se refiere al «momento adecuado» para hacer algo.
Jesús decide subir a Jerusalén en el «kairós» de Dios; es decir, en el tiempo adecuado y en el momento oportuno señalado por el Padre Celestial. Movido por la certeza de actuar en la plena voluntad de Dios, Jesús cancela todo otro compromiso y decide caminar a Jerusalén.
¿Qué habría de encontrar en Jerusalén? Allí encontraría muchos elementos contradictorios, tales como:
Una multitud que lo aclamaría con gozo, declarándolo «Hijo de David».
El liderazgo religioso tradicional, que lo recibiría con desprecio y desdén.
La guardia del templo, que lo arrestaría.
El parlamento judío, conocido como el Sanedrín, quien lo juzgaría de manera ilegal.
Y el liderazgo político y militar romano, quien lo juzgaría de manera sumaria y lo condenaría a muerte.
Como todo buen líder, Jesús intuía el terrible costo de su viaje a Jerusalén. Pero aún así, «afirmó su rostro» para subir a la Ciudad Santa.
Las voces que distraen
No debemos perder de vista que, una vez tomada la decisión, toda una serie de personas se atravesaron en el camino de Jesús. Algunas lo hicieron de buena fe y otras con agendas ocultas, pero todas terminaron entorpeciendo la misión de Jesús.
El caso más escandaloso es el Juan y Jacobo quienes responden de manera desmedida a una situación incómoda. Jesús y sus discípulos fueron rechazados por habitantes de algunas aldeas samaritanas (Lucas 9.52-53). Ofendidos, Juan y Jacobo tuvieron el siguiente intercambio con Jesús:
Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces, volviéndose él, los reprendió diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois, porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.– Lucas 9.54b-56 (RVR 1960)
Nótese que la pregunta de los discípulos denota ignorancia, pues desconocían el carácter de Jesús. Es evidente que Jesús nunca hubiera deseado la muerte de los samaritanos y es evidente que Jesús nunca hubiera usado el poder divino para la venganza. Sin embargo, Juan y Jacobo le hacen perder el tiempo con una pregunta tonta.
También se aparecen en el camino otros hombres que se ofrecen a seguir a Jesús. El primero le dijo con gran entusiasmo: «Señor, te seguiré adondequiera que vayas» (9.57). Podemos intuir que el hombre deseaba seguir a Jesús para alcanzar fama y fortuna, porque Jesús le hizo una advertencia solemne:
Las zorras tienen guaridas y las aves de los cielos nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.– Lucas 9.58 (RVR 1960)
El segundo responde al llamado al discipulado diciendo: «Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre» (Lucas 9.59). Con esto quería decir que deseaba dedicarse a cuidar de sus padres—quienes probablemente no estaban ni enfermos en el momento—hasta que murieran, antes de dedicarse a seguir a Jesús. Jesús responde a sus excusas, diciendo
Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú vete a anunciar el reino de Dios. – Lucas 9.60 (RVR 1960)
Y el tercero responde de manera similar al anterior, pues se ofrece a seguir a Jesús sólo después de atender sus responsabilidades familiares (9.61). Y una vez más, Jesús responde con palabras duras, diciendo:
Ninguno que, habiendo puesto su mano en el arado, mira hacia atrás es apto para el reino de Dios . – Lucas 9.62 (RVR 1960)
Liderazgo y soledad: Siete lecciones para líderes pastorales
Esta historia nos enseña siete importantes lecciones sobre el liderazgo cristiano:
En momentos de crisis, quien tiene la responsabilidad de ser líder debe tener una visión clara de la misión que Dios le ha encomendado.
El sentido de misión es la fuente principal de inspiración para quienes ejercen el liderazgo cristiano.
Las cargas del liderazgo se aligeran cuando tenemos una vida espiritual saludable.
Es importante retirarse, a solas con Dios, para enfocarnos en la misión que el Señor nos ha encomendado.
Podemos compartir con Dios las cargas del liderazgo que no podemos compartir con nadie más.
Es crucial que ejerzamos el discernimiento espiritual, de manera que podamos actuar en el «kairós» de Dios, es decir, en el momento oportuno que Dios ha determinado para que llevemos a cabo las tareas relacionadas a la misión.
El liderazgo requiere audacia y valentía. En momentos críticos, debemos «afirmar nuestro rostro» para cumplir la misión.
En resumen, peligros siempre habrá, como también problemas a granel y voces que intentarán distraernos. No debemos, pues, prestar atención a quienes intentan distraernos de la misión, tratando de que perdamos el foco. En esos momentos críticos, sigamos, pues, el ejemplo de Jesús:
Afirmemos nuestro rostro para cumplir la misión que Dios ha puesto en nuestras manos.
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Ser una iglesia que predique las Buenas Nuevas de Salvación no tan solo de manera verbal sino a través de nuestras acciones, para así poder restaurar y transformar con amor por medio de la palabra de Dios las vidas que se allegan a nuestra comunidad.
Hacernos presente en la comunidad que nos rodea y en las naciones, evangelizando y atendiendo las necesidades de aquellos más susceptibles tanto física como espiritualmente a través del servicio y la mayordomía.
Mostrar a otros la gracia y el amor de Nuestro Señor Jesucristo a través de nuestro ejemplo y testimonio para así ser luz que alumbra e imparte esperanza en un mundo en tinieblas.
Ser un centro de capacitación para nuestra comunidad de fe donde cada miembro sea capaz de influenciar de forma positiva a las vidas que le rodean.
El autor de este ensayo titulado “Análisis del ciclo vital de una iglesia local” es Kevin Feliciano Vega.
Analicé las características de la iglesia local la cual tengo el privilegio de pastorear por los pasados doce meses. Dichas características fueron contrastadas con el material del ciclo vital de la iglesia provista por el profesor Jiménez. Cabe reconocer que nuestra iglesia acaba de celebrar 73 años de establecida en la comunidad donde ubicamos, aunque somos una iglesia activa y de presencia en la comunidad lo cierto es que luego de tantos años es importante conocer el lugar donde nos encontramos y hacia donde nos movemos en los próximos años.
Para poder comprender nuestro lugar en el ciclo vital evaluamos cada uno de los 4 principios para la vida de la iglesia, los cuales son: visión, relaciones, programa y administración. Se analizó cual es la interacción de estos 4 principios dentro de la vida de la iglesia. También se evaluó ese análisis hecho con cada una de las 10 etapas que forman el ciclo vital de la iglesia para poder llegar a una conclusión concreta. Una vez identificamos la posición donde nos encontramos dentro del ciclo pudimos establecer cuales debían ser nuestras acciones o estrategias para lograr una revitalización de ser necesaria.
Los resultados obtenidos a raíz de este análisis fueron sorprendentes para mí, siendo uno de los pastores de la iglesia. Los resultados de este análisis, luego de contrastar la información enviada por el profesor acerca del tema fueron los siguientes: Nuestra iglesia local se encuentra en la etapa 7 del ciclo: envejecimiento. Esto debido a que la dinámica que rige la iglesia en cuanto a su forma de trabajar, respaldo a actividades y prioridades constituye el siguiente patrón: vRpA. En este momento nuestra iglesia centra sus esfuerzos en mantener las relaciones como comunidad de fe y muestra una administración bien fortalecida. La programación de la iglesia necesita reinventarse con el fin de ser atractiva para todos los sectores. La visión no es clara o básicamente inexistente ya que la mayoría de los líderes desconoce si hay una visión y que dicta la misma si existiera. Además los líderes que entienden hay una visión no pueden definir la misma por lo que no se tiene una ruta o plan de trabajo definido para los próximos años.
A partir de estos resultados podemos concluir que la iglesia local necesita pasar por un proceso de revitalización. Para el mismo, primeramente, se discutirá con el liderato de la iglesia (incluyendo al consejo del pacto, otros líderes de la iglesia y a las personas de influencia dentro de la congregación) la presentación sobre el ciclo vital de la iglesia para que puedan llegar a sus conclusiones y compararlas con los resultados de nuestro estudio personal. Segundo, se establecerá cual será nuestra visión de trabajo por los próximos años y se le hará conocer para poder encontrar nuestra ruta de trabajo. Finalmente, se trabajará con la programación de la iglesia para que la misma sea atractiva y cumpla con las necesidades de todos los sectores que constituyen nuestra comunidad de fe. De esta forma estaremos entrando en un proceso de revitalización de la iglesia que nos permitirá movernos dentro del ciclo vital para extender nuestra vida de iglesia de una manera eficaz.