Tú eres mucho más: A todas las madres que batallan contra el cáncer

Una meditación en honor a todas las madres que luchan por su salud, batallando en contra del cáncer.


Vea este vídeo en el canal de YouTube del Dr. Pablo A. Jiménez, visitando www.drpablojimenez.tv


¡Tú eres mucho más!

Sé que estás enferma y que el tratamiento es terrible. Es deshumanizante y doloroso. Te sientes como si fueras invisible, dado que los enfermeros siguen conversando de cosas triviales mientras te conectan a la quimioterapia. 

Sé que estás enferma y que la casa te es opresiva. Te sientes desaparecer lentamente en tu sofá, sabiendo que no puedes ir trabajar, porque no puedes salir a la calle. Tu sistema inmunológico está comprometido, por lo que no debes estar rodeada de personas que puedan contagiarte con alguna enfermedad que, aunque sencilla, en tu caso podría ser fatal. 

Y sé que te sientes como si fueras un estorbo. Piensas que molestas a todo el mundo. Preferirías ir sola a las terapias, pero no es una buena idea. Te sientes tan débil que no puedes manejar. Y te sientes tan triste que no deseas estar sola. 

Pero tú eres mucho más que una mujer enferma. Tu enfermedad no te define.

Eres mujer, esposa, madre y abuela. Eres hija, hermana, tía y sobrina. Eres obrera, profesional, maestra y mentora. Eres todo eso y más.

No permitas que tu enfermedad te defina. Tú eres mucho más que tu enfermedad, porque eres HIJA DE DIOS. 

Que Dios te fortalezca y te dé una resonante victoria sobre esta y toda otra enfermedad. En el nombre de Jesús. AMÉN

A las madres que luchan contra el cáncer
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A las madres trabajadoras


Un ensayo en honor a la madre trabajadora, en ocasión del día de las madres, escrito por el Dr. Pablo A. Jiménez.


Te levantas temprano en la mañana, habiendo dormido pocas horas, para atender a los tuyos y prepararte para salir a laborar.

Cocinas desayuno, almuerzo y a veces hasta la cena antes de las seis de la mañana. Preparas a tus chicos y a tus chicas para ir a la escuela. En ocasiones, hasta tienes que llevarlos tú misma.

Aún así, tu día apenas comienza. Tienes que llegar al trabajo, a veces en tu vehículo privado y otras en transporte público. Trabajas horas y horas, quizás haciendo labores que no te agradan, para mantener a tu familia. Enfrentas sexismo y hostigamiento de parte de hombres que te ven como presa fácil. Y, a veces, pasas el día sin comer.

Quizás tienes un esposo amoroso y trabajador, lo que aliviaría tu carga, pero no siempre es así. A veces tienes una pareja errática, que no abona a tu estabilidad emocional ni financiera. Puede que tu esposo sea un hombre cuya condición de salud no le permita trabajar. Sea por machista, por estar confinado, por estar ausente, por trabajar tiempo extra o, sencillamente, por pereza, tu pareja no coopera. Ve las tareas de la casa como responsabilidad exclusiva de la mujer.

Y no puedo olvidar que quizás nunca te casaste legalmente o, si lo estuviste, ahora estás divorciada. Eso hace tu carga aún mayor, principalmente cuando tu ex-pareja no cumple con sus responsabilidades financieras.

Sales del trabajo, pero tienes compras que hacer. Llegas a tu casa tarde en la tarde, a terminar de cocinar, a supervisar asignaciones y a hacer otras tareas del hogar. Y las tareas son interminables, tantas que no voy a enumerarlas aquí.

No puedo olvidar que también trabajas como voluntaria en tu comunidad, ya sea en la escuela local, en alguna institución social o en la Iglesia. No sé como haces tantas cosas a la vez, pero las haces. Las haces aunque te agotan y te obligan a acostarte muy tarde.

¿Cuánto duermes? Pocas horas. Mañana te levantarás temprano–aunque agotada–para volver a comenzar.

A ti, madre trabajadora, te deseo felicidad, justicia y paz en el Día de las Madres. Que Dios te bendiga hoy y siempre.

madres
A las madres trabajadoras

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En honor a las madres, en toda su diversidad 

Una meditación celebrando a todas las madres, reconociendo que no todas las madres se ajustan al modelo de la familia tradicional.


Con amor, damos gracias a Dios por todas las madres que se sacrifican día a día por el bienestar de sus respectivas familias. Aunque tienen en común la dedicación a los suyos, reconocemos su enorme diversidad:

  • Algunas tienen solo un niño o una niña, otras tienen familias mucho más grandes.
  • Algunas son amas de casa a tiempo completo, otras trabajan desde sus casas.
  • Algunas trabajan fuera del hogar a tiempo parcial, otras a tiempo completo.
  • Algunas dependen económicamente de sus esposos, otras sostienen tanto a sus parejas como a sus hijos e hijas.
  • Algunas están casadas, otras nunca lo han estado o ya no lo están.
  • Algunas tienen una posición económica holgada, otras apenas pueden cubrir sus necesidades básicas.
  • Algunas son mujeres de fe profunda, otras apenas han explorado su espiritualidad.

En este Día de las Madres las celebramos a todas, en toda su diversidad. No importa su situación, damos gracias a Dios por ellas. Reconocemos sus enormes sacrificios por los suyos y su disposición a posponer sus propias metas para avanzar la de sus hijos e hijas. Y nos solidarizamos con aquellas que se ven forzadas por las situaciones a convertirse en jefas de familia, muchas veces en contra de su voluntad.

¡Mamá, recibe este sencillo homenaje. En este día tan especial, le pedimos a Dios te bendiga hoy y siempre!

Día de las Madres
Día de las Madres
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Ella hizo lo mejor que pudo

Una reflexión para el Día de las Madres, por Pablo A. Jiménez

La frase que sirve de título a esta reflexión es una que he escuchado centenares de veces. Personas que vienen a hablar conmigo, buscando algún alivio a la angustia emocional y espiritual que sufren, me cuentan sus respectivas historias personales. Por lo regular, esas historias tienen aspectos dolorosos; momentos tristes que ocasionaron la tristeza que tanto les pesa hoy.

Es interesante lo que ocurre cuando llegan al tema de mamá. Con dolor, me explican cómo mamá, en el peor de los casos, les abandonó o les maltrató. O me cuentan, en el mejor de los casos, de cómo mamá permitió que otra persona les abusara, ya fuera porque no se daban cuanta de la situación o porque ellas mismas también eran víctimas.

“Mami hizo lo mejor que pudo”, me dicen con dolor, tratando de excusar a esa mujer que tanto han amado. Es como si se sintieran obligados a defender a sus madres, porque no quieren que yo piense mal de ellas.

Y el hecho es que todas las personas que hemos tenido la dicha y aceptado la responsabilidad de tener hijos e hijas hacemos “lo mejor que podemos”, dentro de nuestras respectivas circunstancias. Y el hecho también es que en muchas ocasiones “lo mejor que podemos” se queda corto; sencillamente, no es suficiente para satisfacer las necesidades de nuestros seres queridos.

Los hijos a veces no comprendemos que nuestros padres y nuestras madres no lo saben todo. Esperamos que nos críen proveyendo todo lo que necesitamos, como lo necesitamos y cuando lo necesitamos. Cuando crecemos, comprendemos que no hicieron todo lo que debieron y eso causa resentimientos.

Cuando llegamos a ser padres o madres, nos damos cuenta de cuán difícil es esta tarea. Nos damos cuenta que tendemos a cometer los mismos errores que cometieron con nosotros. Y, a medida que pasa el tiempo, nos damos cuenta que no tratamos a los hijos y las hijas tenidos en la juventud de la misma manera como tratamos a los que hemos tenido en la edad madura. Los primeros pagan el precio de nuestras novatadas; los postreros se benefician de nuestra experiencia.

Una de las cosas más duras que puedo decirle a una persona es: “Sí, tu mamá hizo lo mejor que pudo, pero eso no fue suficiente”. La respuesta, por lo regular, es el llanto. Esa persona sabe que digo la verdad. Sabe que mamá tenía buenas intenciones, pero que su buena fe no pudo protegerle de los errores que cometió.

Por eso, es tan importante perdonar como pedir perdón. Sí, mamá hizo lo mejor que pudo, y se quedó corta. Papá también hizo lo mejor que pudo, y también se quedó corto. ¿Y yo? Yo también he hecho “lo mejor que he podido”, sabiendo que en algunos aspectos estoy fallando también.

En este Día de las Madres perdonemos los errores que otros cometieron con nosotros, y pidámosle perdón a quienes hemos defraudado. Al final, lo importante no es la perfección en la conducta y el carácter. Al final, lo más importante es el amor (1 Corintios 13.13).

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Yo te recuerdo...
Yo te recuerdo…

El Dios Maternal (Génesis 21)

El Dios maternal

Audio:

Texto: Génesis 21.17-19

Tema: El amor de Dios por la humanidad es comparable al amor de una madre por su cría.

Área: Sermón en ocasión del día de las madres

Propósito: Que la audiencia reflexiones sobre el aspecto maternal y femenino del amor de Dios.

Diseño: Narrativo

Lógica: Inductiva

 

Para establecer el tono

Hay experiencias que hermanan a la humanidad. Una de ellas es la maternidad. Todo ser humano conoce el amor maternal. Tanto hombres como mujeres hemos visto de cerca el inmenso amor y los cuidados que le proporciona una madre a su hijo.

La Biblia presenta varios ejemplos del amor maternal. Uno de los más emotivos es el caso de Agar.

Marco escénico

La historia de Agar forma parte del ciclo de historias relacionadas a Abram, el patriarca hebreo.

Abram había recibido la promesa de parte de Dios de que sería padre de un niño. Este sería su heredero (15.4). Sin embargo, al retardarse el cumplimiento de la promesa, su esposa Sara le sugiere que tome a su esclava como “madre sustituta.” Agar, la esclava, no tenía opciones. Su condición de esclava la obligaba a someterse a los deseos de su ama. Por eso Sara la trata como si fuera un objeto.

Trama

Agar concibió. Su embarazo cambió su situación en la casa de Abram. Agar ya no era un objeto; ahora era la madre del heredero. Esto provoca una situación de tensión y rivalidad entre Sara y Agar (16.4). Agar huye al desierto, quizás tratando de volver a su tierra (16.7). Y es precisamente en el desierto donde Dios viene al encuentro de Agar.

Pero esta no fue la única vez que Dios tuvo que venir en auxilio de la mujer egipcia. Unos 14 años después del nacimiento de Ismael, Abram vio cumplida la promesa del Señor. Abram hizo un pacto con Dios, pacto que cambió su nombre en el proceso a Abraham. Como señal del pacto, Abraham tuvo un hijo con Sara, llamado Isaac.

Esto sólo agravó la rivalidad entre Agar y Sara. Finalmente, Sara le ordenó a Abraham que echara a Agar a la calle. Abraham le dio un poco de comida para el camino—pan y agua—y Agar se encaminó al desierto.

Vencida por el hambre y la sed, Agar se echó a morir (21.15-16). Una vez más, Dios vino a su encuentro proveyendo agua en forma milagrosa, dándole así un nuevo futuro (21.17-19)

Punto culminante

¿Por qué Dios vino en auxilio de Agar? Hay varias respuestas posibles:

  • Podemos decir que Dios ama a todo el mundo.
  • O podemos explicarlo a base de la misericordia de Dios.
  • Quizás sea parte de su plan para la vida de Agar.

Ahora bien, creo que la respuesta es más profunda que eso. Dios intervino a favor de Agar porque Dios conoce de primera mano el amor que siente una madre por su hijo. Dios conoce el amor maternal porque ama a la humanidad como una madre a sus hijos.

Debemos recordar que Dios no es un hombre, sino un espíritu. Por lo tanto, queda claro que Dios no es un “varón”. De hecho, la Biblia emplea varias imágenes femeninas para describir el carácter y la acción de Dios.

Por ejemplo, hay varios pasajes bíblicos que describen a Dios como un ave que guarda a sus pollitos bajo sus alas. Deuteronomio 32.11-12 se compara a Dios con un águila y Mateo 23.37 con una gallina de pollos.

El libro de los Salmos se refiere constantemente a la protección que reciben los justos bajo “las alas de Dios” (Sal 17.8; 36.7; 57.1; 61.4; 63.7; 91.4).

Quizás el texto que relaciona más directamente el amor de Dios al amor maternal es Isaías 66.13, donde la profecía afirma que Dios consolará al pueblo exilado como una madre consuela a sus hijos e hijas.

Desenlace

En este sentido, hoy estamos celebrando el día del amor de Dios, encarnado y revelado en al amor de una madre. Del mismo modo que una madre ama, cuida y protege a sus hijos e hijas, Dios te ama, te cuida y te protegerá por siempre. Amén.

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www.drpablojimenez.com
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Mujer Virtuosa (Proverbios 31)

Mujer virtuosa: Un sermón sobre Proverbios 31:10, apropiado para el Día de las Madres.

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Bosquejo

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Flores
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Corona de la creación (Génesis 2)

Corona de la creación: Un sermón sobre la creación de la mujer, basado en Genesis 2, en ocasión del Día de las Madres.

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Esperanza
Esperanza

 

En tu cumpleaños…

Un ensayo personal, recordando a mi madre, tanto en su cumpleaños como en el día de la madre.


El 30 de diciembre era mi día preferido de la temporada navideña. ¿Por qué? Simplemente porque era tu cumpleaños. Para el resto del mundo, el 24, el 25 o el 31 de diciembre eran mucho más importantes. Empero, para mí el 30 era tu fiesta; el día en que la familia se reunía para celebrar tu vida.

Madres
Yo te recuerdo

Y teníamos mucho que celebrar. Eras una mujer excepcional. No he conocido a una mujer más inocente o con mejores sentimientos que tú. Tampoco he conocido personas que sepan darse por su familia como te dabas tú. Mucho menos he escuchado de personas que sean admiradas unánimemente, como te admiraba toda persona que te conocía.

Claro está, no eras perfecta. Cometiste muchos errores, de los cuales yo fui el peor. Sin embargo, supiste amarme desde antes de mi nacimiento. Luchaste por mí y te enfrentaste al mundo como madre soltera, cuidándome con la fiereza que caracteriza a una leona que protege un cachorro.

¿Cuánto tiempo ha pasado? No sé, porque no quiero contarlo. Sólo sé que no estás conmigo. A pesar de que trato de recordarte todos los días, tu recuerdo cada día se pone más viejo y se vuelve más elusivo. La imagen de tu rostro y el sonar de tu risa se pierden en la penumbra del tiempo. Ya no recuerdo tu voz. Por eso trato de pensar en ti todos los días, por lo menos un minuto, pues temo que si yo no te recuerdo nadie te recordaría. Entonces tu ausencia sería definitiva.

Si pudieras oírme, te diría que tengo dos niñas: Paola y Natalia, a quien le decimos Tati. También tengo un hijo mayor, que ya cumplió 28 años, llamado Antonio José.

Pao sería tu nieta mimada. Se parece tanto a ti en sus actitudes, en su rostro y en su pelo. Se peina como tú, usando diademas, lazos y cintas en el pelo. En ocasiones, mis lágrimas afloran al verla peinada como tú. Me parece increíble que, habiendo nacido 23 años después de tu muerte, se parezca tanto a ti. Paola también es quien más pregunta sobre ti. Habla de su abuelita desconocida con amor y tiene una osita de peluche que lleva tu nombre, Saby. A veces, cuando me ve triste, Pao me pregunta si estoy pensando en ti. En muchas ocasiones, está en lo cierto. A veces, cuando me ve triste, Pao me pregunta si te extraño. Y yo siempre le respondo: “Todos los días de mi vida”.

Si pudieras oírme, te diría que he dedicado mi vida al ministerio cristiano. Sé que esta sería una gran sorpresa para ti, pues cuando te fuiste yo era un adolescente cuyos únicos intereses eran el ron y la rumba, en ese orden. Al morir, tu mayor preocupación era mi futuro, ya que temías que me dirigía a la perdición.

No te niego que después de tu muerte me hundí en el alcohol. Pero cerca de diez meses después de tu partida, tuve una experiencia de fe. Fue sencilla, pero me llevó a la certeza de la existencia de Dios. Comprendí que Dios me ama, me acepta y me perdona. Desde ese día estoy sobrio; y desde ese día le sirvo Jesucristo, mi Señor y salvador.

El 30 de diciembre era mi día preferido de la temporada navideña. ¿Por qué? Simplemente porque era tu cumpleaños. Hoy es el día más difícil de toda la temporada. ¿Por qué? Simplemente porque sigue siendo tu cumpleaños.

Ahora descansa en paz, mamá. Te veré en la mañana; en la mañana de aquel día cuando “se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor” (Filipenses 2:10-11).

Ve otros escritos dedicados a la madre.

Ese hijo es mío (1 Reyes 3)

Un sermón para el Día de las Madres, basado en 1 Reyes 3, el texto donde Salomón media entre dos madres en conflicto por un hijo muerto.

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www.drpablojimenez.com
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