Le damos la bienvenida al Encuentro de Adoración y Predicación del Movimiento La Red para el Día de los Padres 2022. La meditación se titula «El Dios Padre» y explora el tema de la paternidad de Dios, usando «La vía negativa».
Edición del podcast PREDIQUEMOS para 14 de junio de 2022. El tema de discusión es ¿Qué es la homilética? Nuestro anfitrión invitado es el el Rev. Dr. Ramón O. Martínez Orabona. No se pierda nuestras secciones: El libro de la semana, El pan del Domingo y El Bosquejo de la semana.
¿Qué es la predicación bíblica? ¿Cómo definirla? ¿Cuáles son los criterios que determinan cuán bíblico es un sermón? En este ocasión trataré el tema de la predicación bíblica. En primer lugar, presentaré una definición general del concepto. En segundo lugar, pasaré a discutir con más detalle los elementos que le dan carácter bíblico a la predicación. (1)
I. Definición
De primera intención, la frase «predicación bíblica» parece redundante. La predicación cristiana es, ante todo, la presentación del Evangelio en fidelidad a las Sagradas Escrituras. De este modo, podemos concluir que todo sermón debe ser «bíblico», en algún grado. Sin embargo, a través de la historia los estudiosos de la homilética han identificado dos estilos básicos de predicación: la bíblica y la temática.
A. La predicación bíblica
La predicación bíblica es aquella que toma como punto de partida para el sermón una porción bíblica. El propósito de este tipo de predicación es interpretar el mensaje del texto para los y las oyentes de hoy. Tradicionalmente, se han identificado tres tipos de sermones bíblicos: (2)
1. El sermón textual
Este tipo de sermón comenta frase por frase uno o dos versículos de la Biblia. El texto bíblico provee tanto la idea central del sermón como las divisiones de su desarrollo. (3) Un ejemplo de este tipo de sermón sería una presentación de tres puntos basada en Juan 3.16.
Idea central: Dios desea salvar a la humanidad.
Puntos a desarrollar:
El motivo de la Salvación: «De tal manera amó Dios al mundo…»
El mediador de la Salvación: «…que ha dado a su hijo unigénito…»
El propósito de la Salvación: «…para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna.»
2. El sermón expositivo
Este sermón es el que, fundamentado en una unidad literaria de la Biblia, presenta un aspecto del mensaje del texto. Digo «aspecto» porque nadie puede explicar todo el significado de un pasaje bíblico; nadie puede ponderar todo el peso teológico de una porción de las Sagradas Escrituras en un solo sermón. (4)
La extensión del pasaje bíblico no es lo importante en este caso; lo importante es que el sermón presente algunos de los muchos temas que sugiere el texto. Por ejemplo, La Parábola del Buen Samaritano (Lucas 10.25-37) sugiere una larga lista de temas: el significado de ser prójimo, la responsabilidad social de la iglesia, nuestra actitud hacia aquel que consideramos como «otro», el peligro del legalismo religioso, y el amor de Dios por el marginado, entre otros. Un sermón expositivo sobre esta parábola enfocaría en solo una de esas grandes ideas que presenta el texto, dejando los demás temas como semilla para futuros sermones.
3. El sermón narrativo
En este tipo de sermón la persona que predica comunica el mensaje del Evangelio por medio de la narración de una historia bíblica. (5) Al hacerlo, la historia cobra vida ante nuestros ojos y el mensaje del texto se vuelve evidente. En realidad, es un estilo de predicación muy sencillo. Se presta, en particular, para sermones evangelísticos, para comunicar el Evangelio a la juventud y para predicar a la niñez.
Tomemos, por ejemplo, el relato de la Curación del Leproso en Marcos 1:40-45. Un buen sermón narrativo de propósito evangelístico nos llevará a comprender tanto el sufrimiento del leproso como el amor de Jesús. Al oír la historia nos involucramos en la misma y de pronto comprendemos que el leproso nos representa. Usted y yo estamos tan necesitados como el leproso. Sólo Jesús puede tocarnos, dejarnos limpios y restaurarnos a una vida plena.
B. La predicación temática
La predicación temática parte de un tema o asunto de interés general, una doctrina o un episodio de la historia de la Iglesia. (6) Hace una reflexión sobre el tema a la luz del mensaje de la Biblia y del pensamiento cristiano. El propósito de este tipo de predicación es, principalmente, didáctico, pues busca que la congregación aprenda más sobre el tema, tome conciencia de la importancia del mismo y actúe a base del conocimiento adquirido. Podemos identificar dos variantes básicas del sermón temático:
1. El sermón doctrinal
Este tipo de sermón presenta algún aspecto importante de una doctrina de la fe cristiana. Es decir, presenta un punto central del cristianismo tal como la necesidad de salvación, las consecuencias del pecado o los frutos del Espíritu Santo. Como indicamos anteriormente, su propósito es educativo.
2. El sermón sobre problemas sociales
El sermón sobre problemas sociales presenta una reflexión bíblica y teológica sobre un tema de actualidad que afecta a la comunidad de la cual formamos parte. Algunos temas pertinentes en nuestro contexto serían la discriminación racial, la violencia doméstica o el militarismo.
El enfoque básico de este tipo de sermón es teológico, puesto que la Biblia dice muy poco sobre nuestros problemas actuales. Es decir, nuestra sociedad confronta problemas tales como el aborto, la contaminación ambiental y el calentamiento global, que la Biblia no trata directamente. Por lo tanto, no existen textos bíblicos que contenga la frase «calentamiento global». Sin embargo, encontramos porciones bíblicas que nos llevan a reflexionar sobre el impacto negativo que tiene el pecado en el medio ambiente, como Romanos 8.18-24. Esta podría ser la base para un sermón sobre la responsabilidad del creyente hacia la naturaleza.
Como vemos, el sermón sobre problemas sociales entra en el área de la ética cristiana y, por lo tanto, su propósito oscila entre la formación espiritual y el desafío profético que llama a la acción.
II. Criterios
Anteriormente, indicamos que la predicación bíblica es aquella que toma como punto de partida un pasaje de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, esto es sólo el primer paso. Para ser verdaderamente bíblico, un sermón debe tener ciertas características adicionales.
La idea central de este escrito es: La predicación bíblica ocurre cuando el contenido, la función y la forma del texto moldean el contenido, la función y la forma del sermón. (7) En otras palabras, la predicación es bíblica cuando el sermón está diseñado en forma coherente con el pasaje bíblico que le sirve de base. (8) A continuación comentaremos brevemente los elementos que hacen «bíblica» la predicación.
A. Contenido
Un sermón es bíblico cuando su contenido corresponde al contenido del texto que le sirve de base. En otras palabras, un sermón ofrece una interpretación válida del texto bíblico. Para poder interpretar adecuadamente el contenido de un pasaje bíblico es necesario prestar atención a tres elementos importantes:
El contexto social e histórico: ¿En qué época fue escrito el texto? ¿Qué comunidad lo produjo? ¿A qué comunidad o persona en específico fue dirigido? ¿Cuál era la situación social e histórica de estas comunidades religiosas?
El mensaje: ¿Qué dice el texto? ¿Cuál es su argumento? ¿Cuáles son las ideas y los conceptos teológicos clave del pasaje? ¿Cómo podemos interpretar esta porción en forma valida? ¿Cuál es el mensaje del texto para nosotros hoy?
El estilo literario: ¿Es un texto narrativo, poético o discursivo? ¿Qué imágenes literarias usan? ¿Qué elementos del texto deben interpretarse en manera figurada?
Cuando no se presta la atención debida a estos elementos, surgen interpretaciones erradas. ¡Así hay quienes toman literalmente un texto poético del Antiguo Testamento, como Eclesiastés 9:8, y andan siempre vestidos de blanco!
B. Función
Un sermón es bíblico cuando su función corresponde a la función del texto que le sirve de base.Es decir, un sermón bíblico logra en la audiencia un efecto similar al que logra el texto.
Los pasajes bíblicos han sido escritos con diversos propósitos. Un texto puede consolar, exhortar, desafiar, edificar, llamar a la fe, etc. Quien desea predicar de manera «bíblica», debe aprender a discernir el propósito del texto bíblico y procurar que su sermón tenga un propósito similar. Por ejemplo, el libro de Apocalipsis fue escrito para consolar a la comunidad cristiana que sufría opresión de parte del Imperio Romano. (9) El propósito del texto es dar aliento a la audiencia, llamándola al compromiso con el Dios amoroso y liberador que se ha revelado en Jesucristo. Un sermón sobre Apocalipsis debe tener, pues, el propósito de consolar a la Iglesia, dándole esperanza para el futuro. Un sermón basado en Apocalipsis que provoque miedo en los oyentes traiciona la función del texto.
C. Forma
Un sermón es bíblico cuando su forma corresponde a la forma del texto que le sirve de base. Dicho de otro modo, un sermón bíblico toma en cuenta la estructura literaria de la porción bíblica que le sirve de base.
La estructura de un texto bíblico es muy importante. Recordemos que es imposible separar la forma del contenido. Por lo tanto, es imposible separar la estructura del texto de su mensaje. Por esta razón, por regla general, el estudio de la estructura literaria de un texto bíblico aclara el contenido.
Por ejemplo, si leemos las parábolas de Jesús notaremos que casi todas tienen un final sorpresivo: El esposo llega cuando menos lo esperan (Mateo 25.10); el samaritano se compadece del judío herido (Lucas 10.33-35); y el publicano es justificado antes que el fariseo (Lucas 18.14). Todo esto habla de la sorpresa que causa la revelación de Dios en Cristo, ya que en el Reino de Dios todo es novedoso. Aquí vemos claramente cómo la forma y el contenido de un texto bíblico van de la mano. Por esta razón, un sermón sobre una parábola que tenga un final sorpresivo será más claro e impactante que un sermón con un final tradicional.
III. Conclusión
En resumen, afirmamos que la predicación es verdaderamente bíblica cuando el sermón es un reflejo fiel del contenido, la función y la forma del texto que le sirve de base.(10) La tarea, pues, de quien predica es dejar que Dios hable a través de la exposición del mensaje bíblico. Sólo entonces quienes escuchen el mensaje tendrán la oportunidad de encontrarse con el Señor de la Vida por medio de la proclamación de la Palabra de Dios.
Notas bibliográficas
He tratado algunos temas relacionados a este, tales como la interpretación bíblico para la predicación, en Principios de predicación(Nashville: Abingdon Press, 2003); y en La predicación en el Siglo XXI (Barcelona: Editorial CLIE, 2009). Para consideraciones teológicas sobre la hermenéutica hispana, véase a Pablo A. Jiménez & Justo L. González, Manual de homilética hispana (Barcelona: Editorial CLIE, 2006).
Para una introducción más detallada a los distintos tipos de sermones véase Principios de predicación, capítulos 7 al 10 y apéndices A al D.
Véase a Clarence S. Roddy. «La clasificación de sermones» en Diccionario de la teología práctica: Homilética, editado por Roberto G. Turnbull. (Grand Rapids, Michigan: Subcomisión Literatura Cristiana de la Iglesia Cristiana Reformada, 1976, 20).
Los textos bíblicos no tienen un solo tema ni un solo significado. Por el contrario, cada pasaje bíblico levanta toda una serie de diversos asuntos. Esto es lo que ha sido llamado por los intérpretes de la Biblia el problema de la polisemia. Para abundar más sobre este tema consulte el libro de José Severino Croatto, Hermenéutica Bíblica. (Buenos Aires: La Aurora, 1984).
La predicación narrativa ha sido estudiada, mayormente, en los Estados Unidos de Norteamérica. Para una introducción a este tema vea el panfleto de Gilbert L. Bartholomew, Narrative Preaching (Nashville: Disciples Resources, s/f). Para un tratamiento más extenso y variado consulte el libro editado por Edmund A. Steimle, Morris J. Niedenthal y Charles Rice, Preaching the Story (Philadelphia: Fortress Press, 1980). Para un comentario sobre la importancia de la predicación narrativa en las comunidades Afro-Americanas de los Estados Unidos, véase a James Earl Massey, Designing the Sermon: Order and Movement in Preaching.(Nashville: Abingdon Press, 1980), 35-49 y a Henry H. Mitchell, Black Preaching(New York: Harper and Row, 1970), 132-147 y 169-172.
William J. Carl III, Preaching Christian Doctrine (Philadelphia: Fortress Press, 1984), 9.
Para un comentario más amplio sobre el tema, consulte a Leander E. Keck, The Bible in the Pulpit: The Renewal of Biblical Preaching(Nashville: Abingdon Press, 1980), 100-137, passim. Vea, además, a Elizabeth Achtemeier, Creative Preaching: Finding the Words (Nashville: Abingdon Press, 1980), 61.
Don M. Wardlaw, «Shaping sermons by the context of the text», en Preaching Biblically: Creating Sermons in the Shape of Scripture,editado por Don M. Wardlaw. (Philadelphia: The Westminster Press), 61-62.
Vea, por ejemplo, Ap. 1:17; 5:5; 7:14-18; 11:15; 12:10-11; 19:1-8 y 21:3-4. Consulte, además, el comentario de G.S. Gorhulho y A.F. Anderson, No tengáis miedo: Actualidad del Apocalipsis(Madrid: Ediciones Paulinas, 1981). Para un tratamiento más académico, donde se utiliza el análisis sociológico y una hermenéutica liberadora, vea a Elizabeth Schussler Fiorenza, The Book of Revelation: Justice and Judgment(Philadelphia: Fortress Press, 1985).
Para profundizar en el tema de la predicación bíblica, consulte La Biblia para la predicación (Miami: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012).
Ficha bibliográfica
Si desea citar este escrito en un ensayo académico, puede usar el siguiente formato:
Jiménez, Pablo A. «¿Qué es la predicación bíblica?» Disponible en: https://www.drpablojimenez.com/2019/05/14/que-es-la-predicacion-biblica-2/
Recuerde incluir el día en el cual accedió al escrito.
Cuando conversamos con alguien, podemos verificar si estamos comprendiendo lo que la persona quiere decir. La interrumpimos y hacemos preguntas para clarificar dudas. El proceso es activo y dinámico. Empero, al acercarnos a un texto, enfrentamos una realidad distinta. El texto es un discurso separado de su autor. Más aún, es un discurso colocado en un nuevo contexto–el nuestro–que, posiblemente, es muy distinto a su contexto original.
La pregunta se impone en este punto es: ¿Cómo se interpreta un texto bíblico? A continuación presento un breve resumen del método de interpretación bíblica para la predicación llamado el sistema deLos Tres Pasos.Su objetivo principal es guiar al intérprete–por medio de actividades y preguntas específicas–a una interpretación válida del texto. Veamos cada uno de estos pasos en detalle.
A. El Punto de Contacto
El Punto de Contacto es el espacio donde nuestra experiencia está íntimamente ligada al texto bíblico; donde el texto nos toca personalmente. El Punto de Contacto es un momento devocional donde el estudio de las Escrituras se entrelaza con la adoración.
Establecer su Punto de Contacto con el texto del cual desea predicar es muy importante por varias razones. En primer lugar, hemos oído un sinnúmero de sermones y estudios bíblicos. Por eso, cuando nos acercamos a un texto tenemos ideas concebidas de antemano sobre su contenido, su mensaje y su reclamo teológico. Esta metodología reconoce que toda persona se acerca a las Sagradas Escrituras con una serie de supuestos en la mente. Al establecer el Punto de Contacto dejamos claro cuáles son dichas presuposiciones.
Segundo, establecer el Punto de Contacto nos permite tener un momento de devociones personales con el texto bíblico antes de pasar al análisis crítico del pasaje. La lectura de la Biblia en voz alta, permite escuchar las distintas «voces» del texto, filtradas a través de la entonación y el sentimiento con los cuales nos acercamos a las Escrituras.
El Punto de Contacto puede establecerse de distintas maneras. Quizás baste con un rato de meditación. Otra alternativa es escribir el texto en el centro de una hoja de papel, rodeándolo con nuestros comentarios. Algunas personas hasta prefieren hacer un dibujo inspirado por el texto. Sin embargo, la metodología más efectiva es la de contestar una serie de preguntas guías.
Aparte cerca de 30 minutos para su encuentro con el texto. Comience con unos momentos de oración. Lea el pasaje escogido varias veces, por lo menos, en dos versiones distintas de la Biblia. Tome nota de las diferencias significativas entre las mismas. Después, lea el texto en voz alta con entonación y sentimiento. Entonces, conteste las siguientes preguntas:
¿Qué preguntas surgen de la lectura del texto?
¿Qué sentimientos experimenta al leer el pasaje bíblico?
¿Qué recuerdos le trae?
Imagine que está en el mundo que propone el texto: ¿Qué ve? ¿Qué oye? ¿Qué huele? ¿Qué saborea? ¿Qué toca? En resumen, ¿qué siente al estar en el mundo que propone el texto?
¿Qué cambios han ocurrido en su forma de entender el texto?
¿Qué temas para la predicación le sugiere este pasaje bíblico?
Tome tiempo para familiarizarse con el método. Más adelante podrá añadir actividades y preguntas que respondan a su propia perspectiva teológica y a su personalidad.
B. La validación
La validación es el momento donde el intérprete toma distancia del texto. Esta es una distancia crítica, cuyo propósito es dar espacio para el análisis cuidadoso del texto. La validación es el momento donde recurrimos a fuentes secundarias, tales como los comentarios bíblicos, los diccionarios bíblicos y otros libros de teología bíblica.
En este paso, podemos dirigir nuestro estudio por medio de las siguientes preguntas guías.
En lo posible, identifique el contexto histórico, social, político y religioso del texto. ¿Cuál era la condición social de la comunidad a la que se dirigió originalmente?
¿Cuál es el género literario del texto? (e.g., narración, poesía, profecía, texto legal, Evangelio, epístola o Apocalipsis) ¿Cuál es su forma? (e.g., parábola, historia de milagro, discurso profético de juicio o salvación, código legal, exhortación, exposición doctrinal, visión apocalíptica, etc.) ¿Qué función tiene esta forma?
¿Cuáles son las características literarias de este texto?
¿Qué palabras clave debe buscar en el diccionario bíblico? ¿Cuáles son los conceptos teológicos más importantes del pasaje?
¿Qué respuestas ha encontrado a sus preguntas sobre el texto? (Las preguntas que usted escribió en respuesta a la primera pregunta del Punto de Contacto) ¿Qué elementos importantes ha encontrado en su investigación?
Finalmente, resuma el mensaje central del pasaje. También puede escribir otras ideas secundarias que se deriven de su lectura, estudio e interpretación del texto.
C. La interpretación
La interpretación es el momento donde logramos un entendimiento más profundo del texto. La interpretación es una «relectura» informada del texto que toma como punto de partida las conclusiones obtenidas en la validación. Esta segunda lectura debe ser más completa, más profunda y más crítica que la primera.
Debemos señalar que hay una gran diferencia entre la explicación y la comprensión. El hecho de que una persona pueda explicar un texto no quiere decir que lo comprenda. La explicación es posible cuando se maneja en detalle el contexto, la forma y el contenido del texto. Sin embargo, la comprensión no ocurre hasta que se escucha el reclamo teológico del pasaje bíblico. Por ejemplo, después de analizar críticamente La parábola del buen samaritano (Lc. 10:29-37) podremos explicar lo peligroso del camino a Jericó, las razones por las cuales el sacerdote y el levita no ayudaron al herido y la enemistad que separaba a los judíos de los samaritanos. Ahora bien, sólo comprenderemos el texto cuando la frase «Ve, y haz tú lo mismo» (v. 37b) nos llame a ser misericordiosos con aquellas personas necesitadas en nuestro entorno.
Podemos usar las siguientes preguntas guías para interpretar el texto en este tercer paso.
Compare el contexto social e histórico del texto con el nuestro. ¿Qué elementos de conflicto presenta? ¿Qué elementos salvíficos? ¿Hay en nuestro mundo elementos parecidos a éstos? Al hacer esto estaremos usando la «hermenéutica de analogía», es decir, estaremos haciendo una comparación entre nuestro mundo y el mundo bíblico para determinar la pertinencia del texto.
¿Acaso la forma o la estructura literaria del texto sugieren una estructura específica para su sermón?
¿Acaso la función del pasaje sugiere un propósito específico para su sermón?
Para escuchar el mensaje de este texto en forma apropiada, ¿con cuál personaje debemos identificarnos? Si el texto es narrativo, podemos identificarnos con alguno de los personajes; si es discursivo, con la persona que escribe o con quienes reciben la enseñanza. Nunca debemos identificarnos con el héroe de la historia. Por ejemplo, si predicamos La parábola del buen samaritano diciendo que la iglesia representa al viajero misericordioso, no hay desafío para la audiencia. Si, por el contrario, nos identificamos con los religiosos que siguieron de largo, el llamado de la parábola a ser compasivos y misericordiosos será evidente.
¿Qué pautas sugiere este texto para la práctica de la fe y para la acción pastoral? A la hora de interpretar el texto debemos considerar sus implicaciones prácticas; debemos preguntar qué cosas el texto llama a hacer aquí y ahora, tanto a nivel personal como comunitario. Así nuestra predicación será pastoral y contextual.
¿Cuál es el mensaje del texto para hoy? ¿Cuáles son las «buenas nuevas» del pasaje? En este punto debemos recordar que la palabra «Evangelio» viene del vocablo griego que significa «buena noticia».
Sólo es verdaderamente cristiana la predicación que transmite la buena noticia de que por medio de la obra redentora de Jesucristo podemos pasar de la esclavitud bajo las fuerzas de la muerte a la libertad que da al Dios de la Vida. La predicación que carece de buena noticia, por definición, no es proclamación cristiana.
Conclusión
Espero, pues, que el estudio y las práctica del método de Los Tres Pasos le ayude a preparar sermones bíblicos que comuniquen con claridad la «buena noticia» del Evangelio de Jesucristo, nuestro Señor. AMÉN.
Resumen de las preguntas guías sobre Los Tres Pasos
Primer paso: El Punto de contacto
¿Qué preguntas surgen de su lectura del texto?
¿Qué sentimientos experimenta al leer el texto?
¿Qué recuerdos le trae a la memoria este texto?
Imagine que está en el mundo que propone el texto: ¿Qué ve? ¿Qué oye? ¿Qué huele? ¿Qué saborea? ¿Qué toca? En resumen, ¿qué se siente al estar en el mundo que propone el texto?
¿Que cambios han ocurrido en su forma de entender el texto?
¿Qué temas e ideas le sugiere el texto?
Segundo Paso: Validación
En lo posible, identifique el contexto histórico, social, político y religioso del texto. ¿Cuál era la condición social de la comunidad a la que se dirigió originalmente?
¿Cuál es el género literario del texto? ¿Cuál es su forma? ¿Qué elementos la caracterizan? ¿Qué función tiene esta forma?
¿Cuáles son las características literarias de este texto?
¿Qué palabras difíciles de entender contiene el texto? ¿Cuáles son los conceptos teológicos claves del pasaje? ¿Qué significado tienen?
¿Qué respuestas ha encontrado a sus preguntas sobre el texto? ¿Qué elementos importantes para la interpretación del pasaje ha encontrado usted en su investigación?
Resuma el mensaje central del pasaje. Exprese sencilla y claramente los temas e ideas de este texto para su audiencia original.
Tercer paso: Interpretación
Haga una comparación entre nuestro mundo contemporáneo y el mundo que propone el texto. ¿Cómo compara el contexto socio-histórico del texto con el nuestro? ¿Qué elementos de conflicto presenta el pasaje? ¿Qué elementos hablan sobre salvación? ¿Hay en nuestro mundo elementos parecidos a éstos?
¿Acaso la forma o la estructura literaria del texto le sugiere una estructura específica para su sermón?
¿Acaso la función del texto le sugiere un propósito específico para su sermón?
Para escuchar el mensaje de este texto en forma apropiada, ¿con qué personaje debemos identificarnos?
¿Qué pautas le sugiere este texto para la práctica de la fe y para la acción pastoral?
¿Cuál es el mensaje del texto para nosotros hoy? ¿Cuáles son las “buenas nuevas” del pasaje?
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Una reseña bibliográfica del libro escrito por Ronald J. Allen y Gilbert Bartholomew, titulado Preaching Verse by Verse. Louisville: Westminster / John Knox Press, 2000, 144 pp.
El sermón donde se comenta una porción de las escrituras versículo por versículo es uno de los estilos más antiguos de predicación. Esta forma sermonaria encuentra sus raíces en los “sermones” que se predicaban en la sinagoga judía, donde fieles tenían la responsabilidad de leer el texto bíblico en hebreo y comentarlo en arameo. Además, es uno de los estilos más populares de predicación expositiva. En distintos manuales de predicación en español se le llama “homilía” (particularmente en la tradición anglo-católica) o “lectura bíblica”, entre otros nombres.
Allen y Bartholomew nos ofrecen una interesante introducción a este estilo de predicación. Más que una introducción, el libro es una defensa o apología de esta forma sermonaria, la cual ha caído en desuso en los púlpitos de las denominaciones tradicionales en los Estados Unidos. La tesis del libro es precisamente que el sermón que ofrece un breve comentario continuo de una porción bíblica ayuda tanto a quien predica como a la congregación a crecer y a madurar en la fe. Este tipo de sermón es un antídoto a la “analfabetismo bíblico” que exhiben muchas congregaciones anglo-europeas. El propósito del libro es, pues, ayudar al lector o a la lectora a poder preparar y predicar con excelencia esta forma sermonaria.
El libro está dividido en seis capítulos. El primero afirma la continua utilidad del sermón que comenta un pasaje bíblico versículo por versículo. El segundo, explora la historia de la predicación, ofreciendo ejemplos de las figuras que usaron con provecho este estilo de sermón. El tercero ofrece consejos prácticos sobre la preparación del sermón; el cuarto, sobre la estructura del sermón; y el quinto, sobre la presentación o entrega del sermón. El capítulo final sugiere ocasiones cuando es deseable predicar este tipo de sermón expositivo. La metodología sugerida en los capítulos cuatro y cinco se ilustra con cinco trabajos exegéticos cortos que sirven de base a cinco sermones anotados. Cada autor produjo dos sermones y Linda Milavec el quinto.
Es evidente que los autores están en diálogo con la historia de la predicación cristiana, pues en el segundo capítulo hacen un resumen histórico que comienza con la predicación en la sinagoga, pasa por la Reforma Protestante, y llega a la tradición británica y estadounidense que representan los autores. Del mismo modo, el libro ofrece un correctivo para aquellas personas que han abandonado la predicación expositiva para explorar nuevos modelos de predicación, como la inductiva expuesta por Fred B. Craddock o la narrativa defendida por Eugene Lowry, entre otros autores contemporáneos.
Este manual presenta su idea central de manera clara y elocuente, logrando su objetivo de entusiasmar al lector o a la lectora a practicar este estilo tradicional de predicación. Ahora bien, desde un punto de vista hispano, la utilidad del libro es menor. Esto se debe a que la predicación expositiva, en general, y la predicación versículo por versículo, en particular, siguen vivas en el púlpito hispano. En este sentido, aquellas personas hispanas que lean este libro o que lo usen como texto en cursos de predicación bíblica deberán adaptar su contenido a nuestro contexto. Específicamente, deberán leer el libro con el doble propósito de afirmar su compromiso con la predicación bíblica y de mejorar tanto la preparación como el diseño del sermón que comenta una porción bíblica versículo por versículo.