Esta prédica gira en torno los temas del discipulado y el desarrollo de liderazgo. Recalca que el liderazgo pastoral experimentado tiene la responsabilidad de servir como mentores y mentoras a personas llamadas y talentosas para que puedan llegar a ser líderes también.
Escuche El Manto de Elías en Prediquemos Podcast
El sermón presenta a Elías como ese líder experimentado que, después de un momento de crisis (1 Reyes 19.4), recibe un mandato de parte de Dios: preparar a Eliseo para que tome su lugar (1 Reyes 19.16). Inmediatamente, Dios utiliza a Elías para comisionar a Eliseo (1 Reyes 19.19-21).
Al final de su ministerio, Elías usa su manto para abrir las aguas del río Jordán (2 Reyes 2.8), evocando las hazañas hechas por Dios en el pasado por medio de Moisés y de Josué. Eliseo le pide ser su heredero espiritual, pero Elías le dice que sólo Dios puede conceder esa petición (2 Reyes 2.9-10). Elías sube al cielo en un torbellino (2 Reyes 2.11), dejando su manto en el suelo. Eliseo toma el manto de quien fuera su mentor y repite el milagro de partir las aguas del Jordán (2 Reyes 2.14). Esto confirma que Dios concedió la petición de Eliseo, dándole una “doble porción”, es decir, la primogenitura espiritual que pidió.
En resumen, así como Elías sirvió como mentor de Eliseo, cada líder cristiano debe servir como mentor a nuevos líderes cristianos. Así como Eliseo tomó el manto de quien fuera su mentor, cada uno de nosotros debe tomar el manto de nuestros mayores para continuar proclamando la Palabra de Dios.
Bosquejo o manuscrito de un sermón sobre Juan 3.16
Introducción
Hace un tiempo asistí a un taller de capacitación para personas que están organizando nuevas congregaciones. Una de las actividades del taller consistió en una conferencia sobre métodos de evangelización. Como parte de la conferencia, la persona recurso le pidió al grupo de pastores y pastoras que describieran las frases que usan para invitar a personas nuevas a asistir a la iglesia. Las respuestas a tal pregunta fueron muy interesantes.
Algunas personas contestaron que, cuando invitan a alguien a visitar su iglesia local, recalcan el entusiasmo de la congregación, la música movida y la adoración contemporánea.
Otras indicaron que motivaban a la gente a visitar su iglesia porque su pastor era un buen predicador y un excelente maestro de la Palabra de Dios.
Aún otros señalaban el amor y el compañerismo cristiano como la razón principal para visitar su congregación.
Lo que me sorprendió de estas respuestas no fue lo que dijeron, sino lo que callaron. Ninguna de las personas presentes mencionó a Dios en su respuesta. Es decir, nadie motivaba a los demás a asistir a la iglesia para conocer a Dios, para establecer una relación más profunda con Dios, o para vivir más cerca de Dios. En todos estos casos, Dios estaba ausente del discurso de la iglesia local.
El carácter de Dios
Esta experiencia me ha hecho reflexionar sobre el lugar que ocupa Dios en la predicación y la enseñanza de la Iglesia contemporánea. Con tristeza, he llegado a la conclusión de que muchos de nosotros hemos olvidado que el propósito principal de la Iglesia es anunciar quién es Dios y proclamar las grandes cosas que ha hecho en beneficio de la humanidad. Es decir, la Iglesia Cristiana tiene la tarea de proclamar el carácter de Dios.
¿Cómo se comporta Dios?
¿Qué es importante para Dios?
¿Qué es agradable a Dios?
¿Qué desea Dios para humanidad?
En fin, ¿cuál es el carácter del Dios que revela el Evangelio de Jesucristo?
Quizás comprendan mejor lo que estoy tratando de decir si comparamos nuestra relación con Dios con nuestras relaciones humanas. Los seres humanos podemos afirmar que conocemos a otra persona cuando podemos dar fe de su carácter. Si conocemos una persona a profundidad, podemos decir si es paciente o colérica, si es activa o pasiva, si es misericordiosa o egoísta. Del mismo modo, la persona que conoce a Dios puede dar testimonio de su carácter, afirmando que es bueno, paciente, misericordioso, honesto, justo, alegre, y bondadoso.
Algunos se preguntarán, ¿cómo podemos conocer el carácter de Dios? La respuesta es obvia: por medio de la Biblia. Las Sagradas Escrituras nos revelan a este Dios que liberó al pueblo de Israel del cautiverio en Egipto y que envió a su único hijo a salvarnos. De hecho, podemos decir que el texto bíblico que mejor revela el carácter de Dios es Juan 3.16, que dice:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna
El Dios misionero
Juan 3.16 nos habla del carácter de Dios de manera elocuente.
1. En primer lugar, afirma que Dios ama al mundo, un concepto que reitera la Primera carta de Juan 4.8 cuando declara que «Dios es amor».
2. En segundo lugar, afirma que Dios es misericordioso, dado que ha enviado a su único hijo a salvar a la humanidad que se encuentra esclavizada por las fuerzas de la maldad, el pecado y la muerte.
3. En tercer lugar, afirma que Dios es vida. El Dios revelado en el ministerio, la muerte, pasión y resurrección de Jesucristo es el Dios de la Vida (sí, con «v» mayúscula). Este Dios desea salvarnos de la muerte espiritual y emocional que sufren aquellas personas que viven esclavas de la maldad.
Este corto versículo de la Biblia nos enseña todos estos conceptos acerca de Dios. Creo que esto sería suficiente para comenzar a conocer el carácter divino. Sin embargo, cuando tomamos el texto en su contexto nos damos cuenta que Juan 3.16 tiene un mensaje aún más profundo. Este versículo afirma que el Dios de Jesucristo es el «misionero» por excelencia.
Basta re-leer las primeras líneas del texto para ver que Dios desea salvar a la humanidad perdida. Desea salvarla de la influencia de las fuerzas del pecado y de la muerte. Estas fuerzas malignas nos llevan a la destrucción, tanto de nosotros mismos como de las personas que nos rodean. Existe el mal en el mundo, y los seres humanos necesitamos la ayuda de Dios para superar su influencia.
La buena noticia es que Dios ha enviado a Jesucristo, su hijo, a salvarnos del poder de las fuerzas del mal. Jesús de Nazaret nos enseña a vivir de forma agradable a Dios, sirviendo a los demás y alcanzando plena madurez como seres humanos. Por medio del ministerio del Espíritu Santo, la presencia del Cristo Resucitado continúa en nuestros medios salvando y sanando a la humanidad perdida. Es esta presencia divina lo que nos permite resistir, enfrentar, y hasta desenmascarar tanto a las fuerzas de la muerte como a las personas e instituciones que le sirven de instrumentos.
Notemos, pues, que es Dios quien ha tomado el primer paso.
Dios es quien se ha revelado en la historia de Israel.
Dios es quien ha enviado a Jesucristo, su hijo.
Dios es quien nos capacita con su Espíritu Santo.
Dios es quien llama a la Iglesia a colaborar en la misión de alcanzar al mundo perdido.
En fin, Dios es el «misionero» que salva y libera a la humanidad.
Anunciar al Dios de la Vida
La tarea principal de la Iglesia Cristiana es anunciar el carácter de Dios a un mundo perdido. Tenemos la responsabilidad de proclamar al Dios de la vida en medio de un mundo esclavizado por las fuerzas de la muerte.
Por esto me preocupa tanto nuestro extraño silencio sobre Dios. A veces me pregunto si estamos avergonzados de hablar de Dios en medio de una sociedad que, para todos los efectos prácticos, es atea. Lo que es más, a veces me pregunto si muchos de nosotros también somos funcionalmente ateos, es decir, si vivimos como si Dios no existiera.
Para explicar mi punto, permítanme volver al ejemplo con el cual empecé estas reflexiones.
¿Por qué no le decimos a la gente que deben ir a la Iglesia porque necesitan conocer a Dios?
¿Por qué no le decimos a nuestras amistades, nuestros vecinos y nuestros seres amados que necesitan la presencia de Dios para poder vivir con provecho?
¿Por qué presentamos tantas excusas, tratando de llamarle la atención a la gente con trucos o con técnicas de mercadeo?
Me temo que la respuesta a estas preguntas puede ser que nosotros mismos no estamos dedicando suficiente tiempo a conocer a Dios. Me temo que algunos de nosotros todavía funcionamos con falsos conceptos de Dios, tales como.
«Papá» Dios: Cuando niños, algunos de nuestros familiares nos hablaban de Dios como si éste fuera un ancianito celeste. Nos decían: «Pórtate bien, porque si te portas mal ‘Papá’ Dios llora». Esto fijaba una falsa idea de Dios en nuestras mentes, como un ser débil e impotente.
El Dios violento: Otros aprendimos que Dios era una especie de policía omnisciente que nos castigaba con rudeza cuando hacíamos algo malo. Este tipo de Dios carecía de misericordia, trayendo a la gente al «buen camino» por medio de calamidades y de castigos.
El Dios ausente: Aún otros aprendimos que Dios había creado el mundo para que corriera por sí solo. Una vez terminada la creación, Dios se retiró y desde entonces se mantiene al margen de la actividad humana.
Conclusión
Sí, hay muchas personas que operan con falsos conceptos de Dios, tales como los que acabamos de enumerar. Creo que son más las personas que no dedican tiempo alguno a pensar en Dios, viviendo como si Dios no existiera.
La Iglesia de Jesucristo tiene la tarea de predicar al Dios verdadero en medio de un mundo que tiene tantos conceptos falsos sobre Dios. Tenemos que combatir los «ídolos» que la gente adora, pensando equivocadamente que están adorando al Dios de Jesucristo.
Dios invita a la Iglesia a compartir su ministerio misionero, recalcando su amor por la humanidad perdida. En este sentido, cuando hablamos de la «misión» de la Iglesia, en realidad estamos hablando de la misión de Dios. La misión es de Dios, no es nuestra.
Aceptemos, pues, la invitación y el mandato de Dios a compartir su misión de salvar a un mundo perdido.
Prediquemos a este Dios misionero, paciente y amoroso.
Anunciemos el carácter de Dios, dando a conocer su obra en medio de los tiempos.
Hagamos el esfuerzo de conocer más y mejor a Dios cada día de nuestra vidas.
¡Dediquemos nuestras vidas a anunciar y a conocer al Dios que «de tal manera» nos amó!
La obra del Espíritu Santo es central en la teología cristiana, abarcando desde la creación hasta el apocalipsis, y su estudio se denomina “pneumatología”. En el Antiguo Testamento (AT), el Espíritu Santo se introduce como una fuerza divina que impone orden y capacita a individuos para tareas específicas, aunque su presencia no es constante. Los profetas anticipan una era en que el Espíritu estará presente de manera permanente en los creyentes, anunciando un derramamiento universal del Espíritu que habilitará a la gente para vivir en santidad, amor y justicia.
El Nuevo Testamento (NT) cumple esta profecía a través de Jesucristo, quien ministra en el poder del Espíritu Santo, prometiendo a su vez enviar el Espíritu a la comunidad cristiana. El Espíritu es descrito como “parakletos”, es decir, un ayudante o abogado que guiará a los creyentes hacia la verdad, recordará las enseñanzas de Cristo, capacitará a la comunidad para hacer actos extraordinarios, dará testimonio de Cristo y convencerá al mundo de pecado, justicia y juicio.
El bautismo en el Espíritu Santo, que significa ser sumergido en el poder divino, inicia una nueva fase en la vida de fe, marcada por la presencia de Dios y el perdón de pecados. El libro de Hechos relata cómo el Espíritu Santo se derrama sobre los creyentes durante Pentecostés, dotándolos para predicar en múltiples idiomas y estableciendo una iglesia multicultural y multilingüe. Las epístolas reconocen al Espíritu Santo como el Espíritu de Dios y de Cristo, y diferencian el poder del Espíritu en “dynamis” (poder explosivo) y “exousía” (autoridad delegada).
El NT también detalla listas de dones espirituales otorgados para el liderazgo cristiano y la edificación de la iglesia, destacando roles como apostolado, profecía y enseñanza, así como dones de sabiduría, ministerio y poder. Estos dones unen a la Iglesia y la edifican como un cuerpo compuesto por miembros diversos, todos importantes para el funcionamiento del todo.
En resumen, el Espíritu Santo es esencial para el liderazgo cristiano efectivo, equipando a los creyentes con dones espirituales para el servicio y la edificación de la iglesia, y promoviendo la unidad en la diversidad dentro del cuerpo de Cristo.
“Conoces tu por qué” es una conferencia sobre liderazgo, aplicado al contexto del liderazgo pastoral.
Esta presentación explora la conexión que existe entre la pasión que siente una persona líder y la visión que desarrolla para su vida, proyectos y ministerios. Comienza afirmando que el liderazgo requiere sacrificio, pero que los seres humanos sólo nos sacrificamos por aquello que nos apasiona.
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“Conoces tu por qué” Pasa a explicar la tesis que presenta Simon Sinek en sus libros Find your Why y Start with Why. Después de exponer el significado de lo que Sinek llama “el círculo de oro” (qué, cómo y porqué), la presentación recalca la importancia de conocer la motivación principal o el “por qué” de lo que hacemos.
Hay una relación muy estrecha entre el por qué y la pasión: la pasión determina el por qué; y el por qué determina la pasión.
Para relacionar este tema con la fe cristiana, el Dr. Jiménez recurre al ejemplo del apóstol Pablo, quien después de perseguir a la Iglesia tuvo un encuentro transformador con Jesucristo. Ese encuentro se convierte en su narrativa fundamental, narrativa que da origen a su por qué.
Pablo, apasionado por el mensaje del evangelio y el amor de Cristo, llegó hasta el sacrificio con tal de cumplir lo que entendía era su misión: evangelizar al mundo no judío. ¿Por qué estuvo dispuesto a enfrentar tanto peligros con tanta valentía? Porque lo motivaba la tarea inconclusa.
En resumen, es importante que cada persona líder pueda articular su “por qué”. En el caso de la comunidad cristiana, nuestro “por qué” surge en respuesta al amor de Dios manifestado en la obra de Jesús. Y el por qué determina la pasión.
Una prédica cristiana sobre cómo discernir el plan de Dios para nuestras vidas y nuestras congregaciones, basada en la vida del Apóstol Pablo
Esta prédica introduce a la audiencia al ministerio del Apóstol Pablo, destacando los desafíos que enfrentó al predicar tanto en su tierra natal como en tierras extranjeras. Recalca que Pablo era un hombre bicultural y bilingüe, que antes de convertirse en un líder cristiano, era un fariseo que perseguía al movimiento de Jesús. Tras su conversión, junto con Bernabé, fue comisionado por la iglesia en Antioquia para predicar el Evangelio, iniciando sus viajes misioneros por Chipre y Asia Menor.
El texto también aborda el conflicto entre Pablo y Bernabé, que surge al planear visitar una vez más las iglesias establecidas en Asia Menor durante su primer viaje. Este desacuerdo provocó que ambos se separaran, y Pablo continuó su ministerio con Silas y más tarde con Timoteo.
Durante su segundo viaje misionero, Pablo enfrentó la inesperada oposición divina cuando el Espíritu Santo le prohibió predicar en Asia, lo cual llevó a Pablo a Macedonia tras recibir una visión.
El sermón reflexiona sobre cómo Pablo, a pesar de ser un predicador preparado e influyente, inicialmente no comprendió la voluntad de Dios para su ministerio, lo cual lo llevó a predicar en el lugar equivocado. Pregunta si su trasfondo fariseo, un grupo judío que tenía una teología nacionalista, le impidió comprender la voluntad de Dios.
Resalta la importancia de estar abierto a cambios inspirados por Dios, siguiendo la dirección divina, incluso cuando esto signifique abandonar lo familiar y, por lo tanto, más cómodo. Recalca que así como Pablo desarrolló su relación más estrecha con iglesia en Filipos, la comunidad de fe que no quería fundar, nosotros también podemos encontrar el futuro más dulce cuando discernimos y obedecemos el plan de Dios para nuestras vidas.
Reseña académica del libro Discursos a mis estudiantes, escrito por Charles Haddon Spurgeon (El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1950).
Discursos a mis estudiantes de Charles Haddon Spurgeon (1834 – 1892) es un clásico en la literatura cristiana y que ha sido particularmente influyente en la formación de predicadores. Este libro recopila una serie de conferencias del conocido predicador bautista del siglo XIX dirigidas a candidatos al ministerio del Tabernáculo Metropolitano.
Contenido del libro
El libro abarca una amplia gama de temas, todos centrados en la vida y el ministerio del predicador. Spurgeon toca aspectos como la importancia del llamado al ministerio, la preparación personal y espiritual, la elaboración y entrega de sermones, y la importancia de vivir una vida coherente con el mensaje que se predica.
Plática 1: La vigilancia que de sí mismo debe tener el ministro: Spurgeon habla sobre la seriedad y la santidad del ministerio pastoral, enfatizando la necesidad de vigilancia constante y autocrítica.
Plática 2: La vocación al ministerio. En este capítulo, Spurgeon discute la importancia de tener un claro llamado al ministerio, destacando que no todos están destinados para este trabajo.
Plática 3: La oración privada del predicador. Spurgeon indica que el predicador debe orar continuamente, pues la oración es parte de la preparación para predicar.
Plática 4: La oración pública del predicador. Aquí el autor exhorta a los predicadores a hacer oraciones libres y espontáneas, que entiende son las más bíblicas. Esto implica alejarse de las oraciones escritas en manuales ministeriales y libros de oración.
Plática 5: Sermones — Su asunto. Spurgeon enfatiza que la predicación debe enseñar la verdad. Se deben predicar las doctrinas más sencillas, de manera clara. El asunto del sermón debe resumir su enseñanza principal.
Plática 6: Sobre la elección de un texto. El predicador debe escoger personalmente el texto del cual va a predicar. Spurgeon aconseja predicar de toda una variedad de textos, estudiándolos de manera continua y responsable.
Plática 7: Modo de espiritualizar. Spurgeon respalda el uso de la alegoría, exhortando a espiritualizar el texto de manera responsable.
Plática 8: Sobre la Voz. Se dan consejos sobre cómo mejorar y cuidar la voz para la predicación efectiva.
Plática 9: Sobre la atención. Este capítulo subraya la importancia de conseguir y retener la atención de la audiencia. Afirma que la atmósfera en el local donde se lleva a cabo el culto debe conducir a la adoración. El predicador debe hablar de manera sencilla y agradable. No debe improvisar el sermón, ni repetir las mismas ideas una y otra vez.
Plática 10: El don de hablar espontanente. Spurgeon advierte que este tipo de predicación no es para principiantes. Ahora bien, reconoce que hay momentos donde es necesario predicar de manera extemporánea. Su mejor consejo es mantener una vida de constante estudio que le prepare para predicar improntu. Esta técnica requiere mucha práctica, pues es fácil perder la habilidad si no se cultiva.
Plática 11: Decaimientos de ánimo del ministro. La vida ministerial puede tener muchas frustraciones y causar abatimiento. Se puede perder el ánimo después de un gran logro; el éxito puede conducir al desaliento.
Plática 12: Conducta del ministro en su vida ordinaria. El ministro nunca está “franco de servicio”. Aún en sus días de descanso, el predicador sigue siendo un ministro del Evangelio. El ministro debe ser sociable y jovial. no debe acaparar las conversaciones ni andar mendigando en las mesas de las personas adineradas. El ministro debe mantenerse firme en sus principios.
Plática 13: A los que cuentan con escasos útiles para trabajar. Spurgeon recalca la importancia de tener una buena biblioteca y de dominar los libros que uno tiene.
Citas pertinentes
A continuación compartimos algunas de las citas más interesantes de este libro:
Página 6: “En otras palabras: generalmente efectuaremos mejor la obra de Nuestro Señor, cuando los dones y gracias que hemos recibido nos hayan en buen orden; y lo haremos peor, cuando no lo estén. Esta es una verdad práctica para nuestra guía.”
Página 9: “El que un predicador del evangelio sea ante todo participante en él, es una verdad simple, pero al mismo tiempo una regla de la mayor importancia…la conversión es una cosa sine qua non en un ministro.”
Página 26: “La santidad en un ministro es su necesidad principal a la vez que su más piadoso ornamento.”
Página 74: “No hay retórica como la del corazón, ni escuela para aprenderla fuera del pie de la cruz.”
Págna 90: “La verdadera predicación es una aceptable adoración de Dios por la manifestación que hace de sus divinos atributos.”
Página 262: “Nunca tendremos grandes predicadores, sino hasta que tengamos grandes teólogos.”
Página 269: “Un buen discurso improvisado, no es otra cosa que la expresión de los pensamientos de un hombre práctico, de buena instrucción, que medita concienzudamente, y deja que sus ideas salgan por medio de su boca al aire libre.”
Página 299: “Sea cuál fue la situación en que nos hallemos, el púlpito es nuestra atalaya y el ministerio nuestra guerra; y aún cuando no podamos contemplar la faz de nuestro Dios, confiemos siempre en él escudos bajo la santa sombra de sus alas.”
Evaluación de Discursos a mis estudiantes de Spurgeon
“Discursos a mis estudiantes” es una obra profundamente arraigada en la devoción cristiana y la práctica pastoral. Spurgeon, conocido por su elocuencia y profundidad teológica, ofrece una guía invaluable para los predicadores en formación. Sus consejos abarcan desde aspectos prácticos como la elección de textos y el cuidado de la voz, hasta temas más profundos como la llamada al ministerio y la necesidad de integridad personal.
Una de las características más destacadas de Spurgeon es su estilo directo y apasionado. Su deseo genuino de ver a predicadores bien preparados y dedicados a su vocación se refleja en cada página. Además, ofrece consejos prácticos y anécdotas personales que le dan al libro un tono cálido y accesible.
Ahora bien, a pesar de su indudable valor es necesario tener en cuenta algunas características que limitan el uso de este libro en nuestros tiempos.
En primer lugar, sus consejos y ejemplos están anclados en el contexto histórico, cultural y temporal de Inglaterra en el siglo XIX. El libro refleja los valores de la Era Victoriana, lo que podría requerir una interpretación y aplicación contextual en el mundo moderno.
En segundo lugar, el libro no es un manual de predicación como tal, sino que recalca la importancia del caracter del ministro y de los hábitos que debe cultivar.
En tercer lugar, Spurgeon escribe en un momento donde las mujeres no eran aceptadas como pastoras ni predicadoras, lo que explica su uso exclusivo del género masculino al hablar de las personas llamadas a exponer el mensaje del evangelio.
A pesar de estas limitaciones, la contribución de Spurgeon sigue siendo pertinente por sus enseñanzas sobre la importancia del carácter, la pasión por la predicación y la dependencia del Espíritu Santo que debe caracterizar al liderazgo cristiano.
En resumen, Discursos a mis estudiantes es una obra clásica y esencial para quienes están involucrados en el ministerio cristiano, especialmente en la predicación, ya que ofrece tanto inspiración como guía práctica para quienes desean crecer en su vocación.
Si desea citar este escrito, puede usar el siguiente formato:
Jiménez, Pablo A. “Spurgeon: Discursos a mis estudiantes”, disponible en: 2024 https://www.drpablojimenez.com/2024/01/08/spurgeon-discursos-a-mis-estudiantes
“El desafío de la estrella” es un sermón narrativo, en primera persona, sobre el relato de los Magos que aparece en Mateo 2.1-11.
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“El desafío de la estrella” enfoca en la historia bíblica de los Magos y su viaje para encontrar a Jesús, interpretada desde una perspectiva científica y espiritual. Su idea central es que Jesús es el Mesías, y su propósito es ilustrar este relato bíblico de una manera narrativa y en primera persona, coincidiendo con la celebración del Día de Reyes o el Día de la Epifanía.
El narrador se describe como un hombre de ciencias criado en Persia, influenciado por la doctrina de Zaratustra (Zoroastro), que enseña sobre la lucha entre el bien y el mal, representada por Ahura Mazda y Angra Mainyu (Ahrimán), respectivamente. Esta visión del mundo le lleva a estudiar las estrellas, donde descubre un astro peculiar que lo lleva a investigar más.
A través del estudio de la estrella y las escrituras hebreas, el narrador experimenta una crisis de fe, ya que su devoción a Ahura Mazda se ve desafiada por las enseñanzas del Dios de Israel. Esta búsqueda lo lleva a un entendimiento más profundo de Dios, viéndolo como la única divinidad verdadera y la luz del mundo, según las escrituras hebreas.
Junto con otros sabios, sigue la estrella hasta Judea, buscando al nuevo rey prometido. Al llegar a Jerusalén, se encuentran con el rey Herodes, quien se muestra perturbado por su búsqueda y les pide que le informen sobre el paradero del niño. Sospechando las intenciones de Herodes, los Magos siguen la estrella hasta Belén, donde encuentran a Jesús con María y José. Los Magos experimentan una revelación espiritual al ver al niño, reconociéndolo como el Mesías, y le presentan regalos simbólicos.
El relato concluye con los Magos evitando a Herodes y regresando a sus hogares por otro camino, convencidos de la divinidad de Jesús y transformados por su encuentro. El narrador afirma su fe en Jesús como el salvador de la humanidad, destacando cómo este encuentro cambió su vida y puede cambiar la de toda persona que le busque con fe.
Audio, vídeo, y texto listo para predicar de un sermón apropiado para el Día de Navidad basado en Lucas 2.10-14.
Rudimentos
Texto: Lucas 2.10-14
Tema: La Navidad es el tiempo cuando conmemoramos el nacimiento del salvador enviado por Dios para alabanza de su gloria.
Área: Educación cristiana
Propósito: Recalcar el verdadero sentido de la Navidad
Diseño: Temático, de ocasión especial (Navidad)
Lógica: Deductiva
Escuche este sermón en formato podcast
Bosquejo listo para predicar
Introducción
Durante esta temporada la iglesia habla continuamente del “verdadero sentido de la Navidad”. En esta ocasión, deseo explorar el significado de esa frase. ¿Cómo podemos definir la esencia de la Navidad?
Puntos a desarrollar
A.La Navidad es nacimiento
La Navidad es la temporada en que la Iglesia acordó conmemorar el nacimiento de Jesús en Belén, la ciudad del antiguo Rey David.
Celebramos un hecho objetivo: el nacimiento de Jesús como hombre, hijo de María de Nazaret, recalcando el carácter histórico del evento de Cristo. Esto implica que rechazamos las falsas doctrinas sobre Jesús. De manera particular, rechazamos el “docetismo”, la una falsa doctrina que niega la humanidad de Jesucristo, alegando que solo “parecía” ser humano.
Pero la Navidad es también tiempo de reflexión. Es tiempo de considerar la profundidad del evento de la encarnación de Dios en Cristo, del regalo de salvación que nos hizo Dios al darnos a su hijo.
Esta reflexión debe confrontarnos con nuestra propia situación; debe llevarnos a preguntarnos si hemos tomado la decisión de seguir a Cristo; si hemos tenido un encuentro con Jesús.
El nacimiento de Jesús en Navidad debe ser también nacimiento de Cristo en nuestro corazón. Nacimiento que se renueva cada año; que vive en el corazón del creyente en toda época del año.
B.La Navidad es alabanza
El cántico que los ángeles entonaron cuando nació el “niño-Dios” fue “Gloria a Dios en las alturas” (Lc. 2.24), ensalzando así el nombre del Dios de Israel. Esto fue así porque el nacimiento de Cristo es también alabanza.
Sí, es alabanza porque Dios nos eligió “en él antes de la fundación del mundo” (Ef. 1.4), “para alabanza de la gloria de su gracia” (Ef. 1.6), como dice el primer capítulo de la Epístola a los Efesios.
El propósito para el cual Dios ha elegido manifestarse en la historia es darse a conocer a la humanidad. Desde el principio, la Biblia nos muestra que Dios hace cosas “para que sepas que yo soy Dios” (Is. 45.3), como afirman continuamente los profetas.
Ahora bien, conocer a Dios es alabarle; es postrarse ante sus pies; es entregarse o rendirse a la divinidad. Conocer a Cristo es dejarle nacer en nuestro corazón, por eso, ese nacimiento que celebramos en Navidad implica alabanza en acción de gracias por el “Don inefable” (2 Co. 9.15) que Dios nos ha dado en el amado.
Nuestra alabanza es cántico de redención que sale de nuestros labios, desde lo profundo del corazón. Cántico porque hemos sido transformados por los portentosos actos de Dios para con nosotros. Entonamos un cántico de redencion como el de Apocalipsis 1.5b-6, que dice:
Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre; y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios su padre, a él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén
Una redención tan grande que aún abarca la naturaleza, la cual “gime” y “sufre” dolores de parto (Ro. 8.19-23) esperando la manifestación del amado.
C.La Navidad es promesa
Esperamos la manifestación del redentor “porque nuestra redención es en esperanza” (Ro. 8.24). Por eso el cántico de los ángeles también decía “¡Paz en la tierra a todos los que gozan de su favor!” (Lc. 2.14 RVC), porque la Navidad es promesa.
La navidad es promesa cumplida: es el niño que “nos es nacido” de Isaías 9.6; el rey que iba a nacer en Belén Efrata según Miqueas 5.2; el Mesías que vendría humilde de acuerdo a Zacarías 9.9.
La Navidad es promesa abierta al futuro: Es promesa de salvación, de Emmanuel, de Dios con nosotros en Cristo, en el poder del Espíritu Santo.
La promesa de Dios es una de esperanza, que nos toma perdidos en el camino y nos al sendero que conduce a la salvación. La esperanza nos toma en estado de pecado, de impotencia y de desesperación, preguntando: “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” y nos lleva a decir “Gracias a Dios por su Don inefable” (Romanos 7.24-25).
Esta esperanza surge porque la promesa de la Navidad es una de liberación.
La liberación del pecado, de la muerte y del error.
Liberación del miedo y con él de todo lo negativo de la naturaleza humana.
Liberación de la obediencia a las fuerzas de la muerte que matan y destruyen a la humanidad.
Conclusión
La Navidad es el tiempo cuando conmemoramos el nacimiento del salvador enviado por Dios para alabanza de su gloria. Celebremos la liberación que viene por la promesa divina, dada por medio de Jesús, el Salvador que nace hoy en nuestro corazón.
Doce días de Navidad es una mini-serie producida por el Dr. Pablo A. Jiménez para la temporada navideña.Véala, escúchela y léala.
Los “doce días de Navidad” celebran la Temporada de Navidad, que comienza el el 25 de diciembre y continúa hasta el 5 de enero, culminando en la festividad conocida como la Epifanía o el Día de Reyes. La raíz de esta tradición se encuentra en Mateo 2.1-12 y conmemora la visita de los tres Reyes Magos o sabios al niño Jesús en Belén, como se relata en la Biblia. De acuerdo a la tradición, los Magos se llaman Melchor, Gaspar y Baltasar, aunque la Biblia no menciona sus nombres.
En algunas culturas hispanoamericanas la celebración de la Epifanía es un momento significativo. En muchos lugares, se realizan eventos y festividades durante este período, y algunas personas intercambian regalos en honor a la tradición de los Reyes Magos.
Debemos notar que la Iglesia de Armenia, una de las más antiguas de la cristiandad, celebra la navidad el 6 de enero. La Iglesia Ortodoxa Griega celebra el día de Navidad el 7 de enero.
Esperamos en Dios que pueda disfrutar de estas breves meditaciones para la temporada navideña. ¡Bendiciones!
EO en español presenta su programa de viajes a las tierras bíblicas — Israel, Turquía, Grecia, Roma, España — con énfasis educativos.
¡Saludos cordiales! Encuentren a continuación las ofertas de viajes y peregrinares a las tierras bíblicas, que EO en Español ha preparado cuidadosamente para ofrecer a pastores, líderes, congregaciones y denominaciones.
Les invitamos a identificar los programas que más les convengan, de los viajes que vamos a llevar a efecto en las tierras bíblicas en el 2024. Hemos preparado estos peregrinares, para brindarles una experiencia de disfrute y crecimiento espiritual, que esperamos sean de bendición para sus ministerios y congregaciones. Estos programas han sido creados de forma cuidadosa, para optimizar las visitas e incentivar las experiencias de renovación y transformación. Y debemos recordar, que estos programas han sido especialmente preparados por los Drs. Samuel y Nohemí Pagán. Muy fraternalmente, Sam Pagán, hijo.
Si desea recibir más información sobre los programas de EO en español, escriba a correoprediquemos@gmail.com y recibirá el folleto informativo 2024. El itinerario incluye las siguientes excursiones:
El apóstol Pablo en Grecia y Turquía
Juan el Vidente en Turquía
Jesús de Nazaret en Israel
La Biblia en España y Portugal
Crucero siguiendo la Ruta del Apóstol Pablo
Los precios de los programas educativos toma como base salidas desde Nueva York, e incluyen los almuerzos y las ofrendas de amor a guías y choferes.