Cuando falta poder de Dios

Un sermón sobre Marcos 1.21-28, el primer milagro que ocurre en Marcos, enfocando en lo que ocurre en una comunidad de fe cuando falta el poder de Dios.

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Cuando falta poder de Dios
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Las ocho ansiedades que afectan a la sociedad postmoderna

Thomas Bandy, un teólogo pastoral experto en el tema del crecimiento de la Iglesia,  ha hecho un estudio sociológico muy profundo sobre las necesidades espirituales de las sociedades postmodernas. 

Aunque toda clasificación puede ser arbitraria, Bandy sugiere que podemos identificar ocho tipos de problemas que causan ansiedad o angustia espiritual en el mundo contemporáneo. Estas son:

  1. El abandono
  2. La soledad
  3. El vacío 
  4. La falta de sentido
  5. El destino
  6. La muerte
  7. La culpa 
  8. Y la vergüenza

En este episodio analizamos en detalle cada una de estas ansiedades, sus consecuencias y sus implicaciones ministeriales.

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¿Qué busca la gente que visita una Iglesia por primera vez?

¿Qué está buscando la gente que viene por primera vez a nuestras Iglesias? 

Y si digo “por primera vez”, es porque los estudios sociológicos nos indican que dos de cada tres personas menores de 38 años se criaron fuera de la fe.

  • Nunca han visitado una iglesia con regularidad.
  • Nunca han leído la Biblia en detalle.
  • Nunca han tenido una tradición religiosa.

Aún así se acercan a la iglesia, buscando algo. La pregunta es: ¿Qué están buscando?

Las Generaciones del Milenio, aquellas personas nacidas a partir del 1982, tienen un profundo interés en la espiritualidad. A diferencia de sus padres y de sus abuelos, saben que el racionalismo no es la respuesta a los misterios de la vida.

Por esta razón, están abiertas a explorar prácticas espirituales que puedan enriquecer su vida. Nótese que dije “prácticas espirituales”, porque la mayoría de las personas que pertenecen a estas generaciones no se criaron en la fe de Jesucristo. Por eso, están abiertas a explorar el budismo, la astrología y hasta el wiccanismo.

Claro está, con el tiempo se dan cuenta que esas formas alternas de espiritualidad no pueden responder a los problemas fundamentales de sus vidas. Así que eventualmente llegan a la iglesia, buscando la respuesta definitiva a su inquietud espiritual. 

Así que pregunto por tercera vez: ¿Qué está buscando la gente inquieta espiritualmente que visita nuestras Iglesias por primera vez?

La respuesta es muy sencilla: Poder.

  • Están buscando una fuente de poder que les ayude a enfrentar los problemas de la vida.
  • Están buscando una fuente de poder que les conduzca a una transformación espiritual.
  • Están buscando una fuerza espiritual superior que les dé poder para vivir. 

Cómo hacer ilustraciones para sermones

Un ensayo que ofrece consejos prácticos para la elaboración de ilustraciones para sermones, por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Una ilustración es una anécdota o una historia que desarrolla, aclara o apoya una de las ideas presentadas en un sermón. También se consideran como «ilustraciones» el uso de símiles, metáforas, analogías, alegorías, ejemplos, poemas, y testimonios, entre otros recursos literarios y figuras de construcción.

Una ilustración efectiva debe ser tan clara que no necesite mayores explicaciones. Las ilustraciones demasiado complejas o complicadas no tienen utilidad alguna. A menos que usted tenga una enorme capacidad para explicar temas complejos, no emplee ilustraciones que hablen de asuntos científicos o técnicos, tales como la electricidad o la medicina. Una buena ilustración debe aclarar una idea; una mala ilustración confunde, aburre o distrae.

Todo sermón debe tener, por lo menos, una ilustración, anécdota o una historia que aclare o ejemplifique su mensaje. Es común encontrar libros que recogen cientos de ilustraciones para sermones. En términos generales, estos libros son de poca utilidad por dos razones fundamentales. Por un lado, estas historias, anécdotas y citas son tan conocidas que la mayor parte de nuestra feligresía ya las ha escuchado anteriormente. Por otro lado, muchas de estas historias hacen referencia a la historia y la literatura europea o estadounidense. Por esta razón, gran parte de nuestra feligresía no las puede comprender a cabalidad.

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En el pasado, era común usar escenas de la literatura universal como ilustraciones para sermones. Por ejemplo, quienes predicaban citaban las obras de Cervantes, Shakespeare o de Calderón de la Barca. Sin embargo, es difícil hacer este tipo de referencias literarias en la actualidad sin darle al predicador un aire de superioridad, pues la mayor parte de la gente no conoce las novelas y las obras de teatro que hoy se consideran como «clásicos» de la literatura. Por lo tanto, si usa ilustraciones tomadas de la literatura, asegúrese que la audiencia comprenda adecuadamente su contenido.

Podemos encontrar una nueva fuente de ilustraciones para la predicación en las películas de cine y los programas de televisión. Sin embargo, es necesario evitar referencias a los productos culturales que puedan distraer a la audiencia, sobre todo a películas y a programas de televisión no tienen la dignidad que merece el púlpito cristiano. Nunca cite materiales chabacanos.

En conclusión, la mejor opción es que la persona que predica escriba sus propias ilustraciones, haciendo referencias claras que sean comprensibles para la congregación. En el proceso, evite el error de hablar de su vida privada, publicando las interioridades de su vida familiar. Busque historias, anécdotas y citas que ayuden a su congregación a recordar los puntos principales de su sermón.

Cómo hacer ilustraciones para sermones
Vea nuestra página de teoría homilética.

Tenga expectativas altas

Uno de los mejores consejos de Stephen R. Covey, en su libro Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, es «Comience con el fin en mente». ¿Podemos aplicar este consejo a la predicación?

Antes de planear un viaje, es necesario tener claro el destino de nuestra travesía. ¿A dónde queremos llegar? En gran medida, el destino determina los detalles del viaje.

Del mismo modo, el propósito de nuestro sermón determina detalles tan importantes como su diseño, su estructura y hasta su duración. Por lo tanto, es crucial plantearnos varias preguntas antes comenzar a escribir un bosquejo o un manuscrito de sermón: ¿Cuál es el propósito de este sermón? ¿A dónde queremos llegar? 

Otra manera de plantear la pregunta es la siguiente: Si la audiencia tomara en serio el contenido de nuestro sermón, ¿cómo debería reaccionar? ¿Qué deseamos que ocurra en respuesta a este sermón?

Tener expectativas altas es crucial para la efectividad de nuestra predicación. Debemos subir al púlpito esperando que Dios haga algo especial en la vida de cada oyente. Si creemos que la palabra de Dios es viva y eficaz, debemos esperar que ocurran eventos extraordinarios en respuesta a la predicación.

Escuchen lo que dice Isaías 55.10-11 (RVC) sobre la efectividad de la palabra de Dios:

Así como la lluvia y la nieve caen de los cielos, y no vuelven allá, sino que riegan la tierra y la hacen germinar y producir, con lo que dan semilla para el que siembra y pan para el que come, así también mi palabra, cuando sale de mi boca, no vuelve a mí vacía, sino que hace todo lo que yo quiero, y tiene éxito en todo aquello para lo cual la envié.

La Palabra de Dios «no vuelve vacía» por que es efectiva, como enseña Hebreos 4.12 (RVC):

La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que las espadas de dos filos, pues penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Por lo tanto, si en verdad creemos en la efectividad de la Palabra divina, debemos diseñar nuestros sermones con plena confianza en Dios. Tengamos expectativas altas para cada sermón, sabiendo que Dios tiene tanto el poder como el deseo de bendecirnos, en el nombre de Jesús. AMÉN

Comience con el fin en mente
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Justo González y su aporte a la predicación hispana

Escuche esta entrevista al Dr. Justo L. González, hablando sobre su vida como teólogo, predicador y mentor.

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Justo L Gonzalez
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¿Son seres humanos?

El ensayo titulado “¿Son seres humanos?” critica la deshumanización que sustenta la discriminación y la violencia.


Jesús de Nazaret se distinguió tanto por sus enseñanzas como por su práctica de la fe. 

  • Sí, Jesús era un gran maestro.
  • Sí, Jesús hablaba con autoridad sobre temas espirituales,
  • Sí, Jesús hacía milagros que maravillaban aún a sus enemigos.

Empero, también se distinguió por la manera tan sencilla y directa como se relacionaba con todo tipo de personas, aún con aquellas que la sociedad no consideraba como plenamente humanas.

Ya sé, probablemente  le confundí al decir «plenamente humanas». ¿Qué quiero decir con esta enigmática frase?

En el mundo antiguo, donde se practicaba la esclavitud, la servidumbre y el vasallaje, los filósofos debatían si las personas que pertenecían a las capas más bajas de la sociedad eran humanas. Por ejemplo, se debatía si los esclavos tenían alma. Del mismo modo, se debatía la plena humanidad de quienes padecían enfermedades crónicas, ya que se veían como personas asediadas por las fuerzas de la muerte. Por ejemplo, en las sociedades judías del tiempo de Jesús se debatía si un leproso todavía era un hombre, al punto que algunos rabinos afirmaban que era un «muerto que todavía caminaba».

Cuando estudiamos los Evangelios de Jesús tenemos que «leer entrelíneas» para ver las consecuencias prácticas de este debate. Sin embargo, los estragos sociales causados por esta discusión filosófica son claros:

  • Se cuestionaba la plena humanidad de la mujer.
  • Se cuestionaba la plena humanidad de las personas extranjeras.
  • Se cuestionaba la plena humanidad de las personas sometidas a la esclavitud y a la servidumbre.
  • Se cuestionaba la plena humanidad de las personas enfermas, particularmente de quienes padecían enfermedades crónicas o incurables.
  • Y se cuestionaba la plena humanidad de aquellas personas consideradas como «pecadoras» por el judaísmo rabínico.

Jesús de Nazaret, como un buen hombre judío, conocía todas estas trabas sociales. Sabía que, dependiendo de factores tales como el género, la condición de salud, el empleo, el trasfondo religioso y hasta la etnicidad, una persona judía podía ser catalogada como alguien con «mancha leve» o «mancha grave». Jesús sabía que había personas «intocables» en la sociedad, tales como los leprosos, las prostitutas y los recaudadores de impuestos para el opresivo Imperio Romano.

Aún sabiendo todo esto, Jesús toma la opción de transgredir las barreras sociales, relacionándose con todas aquellas personas que la sociedad de su época consideraba como inferiores, sub-humanas o «subalternas».

  • Jesús se relacionaba con mujeres (véase Lucas 10.38-42), hablando con ellas en público (véase Juan 4.1-42) y hasta aceptándolas como discípulas (véase Lucas 8.1-3).
  • Jesús se relacionaba con personas extranjeras (véase Lucas 17 .11-19; Mateo 2.1-12 & 19-20), aún con mujeres de otros países (véase Mateo 15.21-28) y hasta con militares romanos (véase Lucas 7.1-10).
  • Jesús se relacionaba con los esclavos y con los siervos que formaban la masa del pueblo. De hecho, los vocablos «siervo», «pobre» y «esclavo», en conjunto, aparecen más de 100 veces en los Evangelios. 
  • Jesús se relacionaba con personas enfermas (véase Marcos 1.32-34), aún con quienes padecían condiciones terribles que no tenían tratamiento ni cura (véase Marcos 1.40-45 y sus textos paralelos, Lucas 7.11-17, Juan 5.1-15, 9.1-12 & 11.38-44).
  • Jesús se relacionaba con personas consideradas como «pecadoras» (véase Mateo 9.9-13), al punto que era llamado «amigo de pecadores» (véase Mateo 11.19).

Jesús se relacionaba con personas de todas las capas sociales, sin tomar en consideración las «manchas» que la sociedad usara para catalogarlas. Jesús se relacionaba con hombres y mujeres; con personas enfermas y sanas; con ricos y pobres; con personas empleadas y desempleadas; con esclavos y libres; con personas judías y extranjeras; con amigos y hasta con enemigos.

En resumen: Jesús se relacionaba hasta con las personas que la sociedad consideraba «intocables». Para decirlo de manera positiva: Jesús afirmó la plena humanidad de toda persona, aún de aquellas rechazadas por la sociedad.

¿Por qué la actitud de Jesús ante los demás es tan importante? Porque todo movimiento que fomenta el odio, la discriminación y el rechazo niega la plena humanidad del «otro» para justificar sus acciones. Por ejemplo:

  • Los europeos que conquistaron América negaron la humanidad de las comunidades indígenas.
  • Los promotores del movimiento esclavista negaron la humanidad de las comunidades africanas.
  • Y el movimiento Nazi negó la humanidad de las comunidades judías, entre muchas otras. 

Esta corta lista recalca una gran verdad: Los movimientos políticos y sociales que fomentan el odio cuestionan la humanidad de los demás para justificar tanto sus discursos como sus actos de violencia.

El racismo que nos divide hoy también está predicado sobre la negación de la humanidad del «otro». El odio que consume a las personas racistas les lleva a justificar el maltrato de niños y niñas; de hombres y mujeres; y de ancianos y ancianas.

Esto me lleva a plantear respetuosamente una serie de preguntas:

  • El feto que se desarrolla saludablemente en el vientre de una madre, ¿es un ser humano?
  • La niña que cruzó la frontera entre Estados Unidos y México de la mano de su madre, ¿es humana?
  • Y las personas adultas que entran ilegalmente a otro país, ¿son humanas?
  • El chico que está preso por haber cometido un crimen, ¿es un ser humano? 
  • La mujer reducida a practicar la prostitución por un proxeneta, ¿es humana?
  • El criminal convicto que espera la pena de muerte, ¿es un ser humano?
  • El anciano que espera la muerte en un hospicio, ¿es un ser humano? 

¿Ven que este debate no es tan fácil? Estoy seguro que algunas de mis preguntas han levantado objeciones en su mente: «Sí, son humanos, pero…» Aún las personas más liberales justifican la muerte de alguien y aún las más conservadores justifican el maltrato de alguna otra persona.

El debate es difícil, pero necesario. Tenemos que hablar de estos temas, porque tanto ustedes como yo formamos parte de sociedades que justifican el maltrato y aún la muerte de los demás, cuestionando su plena humanidad. Hablemos de estos temas con mesura, antes de que alguien decida que usted o yo no debemos vivir porque no somos seres humanos. Y, sobre todas las cosas, sigamos el ejemplo de Jesús de Nazaret, quien siempre afirmó la plena humanidad de los demás.

Vea otros ensayos sobre Teología Pastoral.

Milagros, Parábolas e Historias de Llamamiento Profético

Aspectos bíblicos del sermón narrativo

por Pablo A. Jiménez

Introducción

En artículos anteriores hemos tratado el tema del sermón narrativo. En dichos artículos sugerimos que nuestros sermones narrativos pueden seguir la estructura del cuento corto: marco escénico, trama, punto culminante y desenlace. Ahora bien, hay otras alternativas para diseñar sermones narrativos. Específicamente, podemos seguir la forma y la estructura literaria del pasaje bíblico que deseamos predicar.

En esta ocasión, presentamos algunas sugerencias sobre cómo predicar sermones sobre tres tipos de narrativas bíblicas: las historias de milagros, las parábolas y las historias de llamamiento profético. Veamos, pues, cómo podemos diseñar sermones sobre estos tipos de literatura bíblica.

Cómo predicar las historias de milagros

En los evangelios encontramos dos tipos principales de historias de milagros: los milagros de sanidad y los exorcismos. Estas historias de milagros tienen cuatro componentes principales. Por regla general, los milagros comienzan describiendo la situación que requiere la intervención milagrosa. Es decir, nos indican cuál es el problema que afecta a la persona: si es leprosa, si está endemoniada o si  tiene un familiar gravemente enfermo. Pasa entonces a narrar el encuentro entre las personas necesitadas y el «agente» que Dios utilizará para llevar a cabo el milagro. En el Antiguo Testamento, los agentes divinos son los profetas, mientras que en el Nuevo, Jesús lleva a cabo los milagros en los Evangelios y los apóstoles en el libro de los Hechos. Después del encuentro, ocurre el milagro como tal y se presenta la evidencia de que la necesidad ha sido resuelta. 

Este sermón sigue el siguiente bosquejo:

I. Descripción de la necesidad

II. Encuentro con el agente divino

III. El milagro o exorcismo

IV. La evidencia de que el milagro ha ocurrido

Casi todos los milagros que narra el evangelio de Marcos le añaden un quinto elemento a las historias de milagro. Este elemento es el asombro de la multitud. En ocasiones, Jesús responde ante tal asombro indicándole a sus discípulos que no deben decir que él es el Mesías enviado por Dios (esto se conoce como el «Secreto Mesiánico»). En ocasiones, los milagros narrados por Mateo y Lucas también incluyen este quinto elemento.

Cómo predicar las parábolas

Las parábolas tienen una estructura muy sencilla. La misma tiene tres partes: marco escénico, trama y desenlace sorpresivo. Este desenlace sorpresivo sustituye al punto culminante y al desenlace que encontramos en el cuento corto. Como regla general, en estos finales sorpresivos se «invierten» algunos elementos de la historia. Por ejemplo, el hijo perdido vuelve, la oveja perdida regresa  al redil o la semilla da muchísimo más fruto de lo esperado. 

Este sería el modelo a seguir para predicar una parábola:

I. Marco escénico

II. Trama

III. Desenlace sorpresivo

La gran dificultad que encontramos al predicar las parábolas hoy es que nuestras congregaciones conocen muy bien cómo terminan estas historias. Por lo tanto, es difícil lograr el efecto sorpresivo que tanto necesitamos para predicar las parábolas en forma efectiva. Lo ideal es estudiar bien las parábolas hasta comprender en qué radicaba tal sorpresa y tratar de darle a la conclusión de nuestro sermón un sabor contemporáneo que recupere tal efecto. 

O, para decirlo con más claridad, si la gente se escandalizaba al escuchar una parábola, nosotros no podemos predicarla hasta que comprendamos por qué era escandalosa.

Cómo predicar las historias de llamamiento profético

Las historias de llamamiento profético aparecen mayormente en el Antiguo Testamento. Sin embargo, podemos encontrar algunas de estas historias en el Evangelio de Lucas–como la anunciación a María (Lucas 1.26-38) y la pesca milagrosa (Lucas 5.1-11)–y en el libro de los Hechos de los Apóstoles–como la conversión de Pablo (Hechos 9.1-6). Lo que distingue estas historias es que la persona llamada por Dios se resiste al llamado divino. Por eso Isaías afirma ser un hombre de labios inmundos (Isaías 6.5) y Jeremías trata de evadir el llamado divino afirmando ser sólo un niño (Jeremías 1). 

Un bosquejo sermonario basado en esta forma tendría la siguiente estructura:

I. Introducción

II. Confrontación: Encuentro del personaje bíblico con Dios o con el agente divino (un ángel o Jesucristo resucitado).

III. Comisión: Llamamiento al ministerio (profético)

IV. Protesta: La persona llamada expresa dudas sobre su propia capacidad para llevar a cabo la tarea que le ha sido asignada.

V. Reacción divina: Dios afirma su llamamiento mediante una promesa de salvación y un acto milagroso que le sirve de señal al profeta.

VI. Conclusión 

Al predicar estas historias de llamamiento profético debemos comparar las objeciones que presentan los personajes bíblicos con las excusas que los seres humanos continuamente presentamos al llamamiento que Dios nos hace hoy día.

Conclusión

Ofrecemos estas ideas con la esperanza de animar a quienes desean practicar el arte de la predicación narrativa. Aunque estos apuntes son breves, esperamos que los mismos le motiven a continuar el estudio y la práctica de este tipo de predicación. 


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¿Qué es la predicación bíblica?

¿Qué es la predicación bíblica? ¿Cómo definirla? ¿Cuáles son los criterios que determinan cuán bíblico es un sermón? En este ocasión trataré el tema de la predicación bíblica. En primer lugar, presentaré una definición general del concepto. En segundo lugar, pasaré a discutir con más detalle los elementos que le dan carácter bíblico a la predicación. (1)

I. Definición

De primera intención, la frase «predicación bíblica» parece redundante. La predicación cristiana es, ante todo, la presentación del Evangelio en fidelidad a las Sagradas Escrituras. De este modo, podemos concluir que todo sermón debe ser «bíblico», en algún grado. Sin embargo, a través de la historia los estudiosos de la homilética han identificado dos estilos básicos de predicación: la bíblica y la temática.

A. La predicación bíblica

La predicación bíblica es aquella que toma como punto de partida para el sermón una porción bíblica. El propósito de este tipo de predicación es interpretar el mensaje del texto para los y las oyentes de hoy. Tradicionalmente, se han identificado tres tipos de sermones bíblicos: (2)

1. El sermón textual

Este tipo de sermón comenta frase por frase uno o dos versículos de la Biblia. El texto bíblico provee tanto la idea central del sermón como las divisiones de su desarrollo. (3) Un ejemplo de este tipo de sermón sería una presentación de tres puntos basada en Juan 3.16.

Idea central: Dios desea salvar a la humanidad.

Puntos a desarrollar: 

  • El motivo de la Salvación: «De tal manera amó Dios al mundo…»
  • El mediador de la Salvación: «…que ha dado a su hijo unigénito…»
  • El propósito de la Salvación: «…para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna.»
2. El sermón expositivo

Este sermón es el que, fundamentado en una unidad literaria de la Biblia, presenta un aspecto del mensaje del texto. Digo «aspecto» porque nadie puede explicar todo el significado de un pasaje bíblico; nadie puede ponderar todo el peso teológico de una porción de las Sagradas Escrituras en un solo sermón. (4)

La extensión del pasaje bíblico no es lo importante en este caso; lo importante es que el sermón presente algunos de los muchos temas que sugiere el texto. Por ejemplo, La Parábola del Buen Samaritano (Lucas 10.25-37) sugiere una larga lista de temas: el significado de ser prójimo, la responsabilidad social de la iglesia, nuestra actitud hacia aquel que consideramos como «otro», el peligro del legalismo religioso, y el amor de Dios por el marginado, entre otros. Un sermón expositivo sobre esta parábola enfocaría en solo una de esas grandes ideas que presenta el texto, dejando los demás temas como semilla para futuros sermones.

3. El sermón narrativo

En este tipo de sermón la persona que predica comunica el mensaje del Evangelio por medio de la narración de una historia bíblica. (5) Al hacerlo, la historia cobra vida ante nuestros ojos y el mensaje del texto se vuelve evidente. En realidad, es un estilo de predicación muy sencillo. Se presta, en particular, para sermones evangelísticos, para comunicar el Evangelio a la juventud y para predicar a la niñez. 

Tomemos, por ejemplo, el relato de la Curación del Leproso en Marcos 1:40-45. Un buen sermón narrativo de propósito evangelístico nos llevará a comprender tanto el sufrimiento del leproso como el amor de Jesús. Al oír la historia nos involucramos en la misma y de pronto comprendemos que el leproso nos representa. Usted y yo estamos tan necesitados como el leproso. Sólo Jesús puede tocarnos, dejarnos limpios y restaurarnos a una vida plena.

B. La predicación temática

La predicación temática parte de un tema o asunto de interés general, una doctrina o un episodio de la historia de la Iglesia. (6) Hace una reflexión sobre el tema a la luz del mensaje de la Biblia y del pensamiento cristiano. El propósito de este tipo de predicación es, principalmente, didáctico, pues busca que la congregación aprenda más sobre el tema, tome conciencia de la importancia del mismo y actúe a base del conocimiento adquirido. Podemos identificar dos variantes básicas del sermón temático:

1. El sermón doctrinal

Este tipo de sermón presenta algún aspecto importante de una doctrina de la fe cristiana. Es decir, presenta un punto central del cristianismo tal como la necesidad de salvación, las consecuencias del pecado o los frutos del Espíritu Santo. Como indicamos anteriormente, su propósito es educativo.

2. El sermón sobre problemas sociales

El sermón sobre problemas sociales presenta una reflexión bíblica y teológica sobre un tema de actualidad que afecta a la comunidad de la cual formamos parte. Algunos temas pertinentes en nuestro contexto serían la discriminación racial, la violencia doméstica o el militarismo. 

El enfoque básico de este tipo de sermón es teológico, puesto que la Biblia dice muy poco sobre nuestros problemas actuales. Es decir, nuestra sociedad confronta problemas tales como el aborto, la contaminación ambiental y el calentamiento global, que la Biblia no trata directamente. Por lo tanto, no existen textos bíblicos que contenga la frase «calentamiento global». Sin embargo, encontramos porciones bíblicas que nos llevan a reflexionar sobre el impacto negativo que tiene el pecado en el medio ambiente, como Romanos 8.18-24. Esta podría ser la base para un sermón sobre la responsabilidad del creyente hacia la naturaleza.

Como vemos, el sermón sobre problemas sociales entra en el área de la ética cristiana y, por lo tanto, su propósito oscila entre la formación espiritual y el desafío profético que llama a la acción. 

II. Criterios

Anteriormente, indicamos que la predicación bíblica es aquella que toma como punto de partida un pasaje de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, esto es sólo el primer paso. Para ser verdaderamente bíblico, un sermón debe tener ciertas características adicionales.

La idea central de este escrito es: La predicación bíblica ocurre cuando el contenido, la función y la forma del texto moldean el contenido, la función y la forma del sermón. (7) En otras palabras, la predicación es bíblica cuando el sermón está diseñado en forma coherente con el pasaje bíblico que le sirve de base. (8) A continuación comentaremos brevemente los elementos que hacen «bíblica» la predicación.

A. Contenido

Un sermón es bíblico cuando su contenido corresponde al contenido del texto que le sirve de base. En otras palabras, un sermón ofrece una interpretación válida del texto bíblico. Para poder interpretar adecuadamente el contenido de un pasaje bíblico es necesario prestar atención a tres elementos importantes:

  1. El contexto social e histórico: ¿En qué época fue escrito el texto? ¿Qué comunidad lo produjo? ¿A qué comunidad o persona en específico fue dirigido? ¿Cuál era la situación social e histórica de estas comunidades religiosas?
  2. El mensaje: ¿Qué dice el texto? ¿Cuál es su argumento? ¿Cuáles son las ideas y los conceptos teológicos clave  del pasaje? ¿Cómo podemos interpretar esta porción en forma valida? ¿Cuál es el mensaje del texto para nosotros hoy?
  3. El estilo literario: ¿Es un texto narrativo, poético o discursivo? ¿Qué imágenes literarias usan? ¿Qué elementos del texto deben interpretarse en manera figurada?

Cuando no se presta la atención debida a estos elementos, surgen interpretaciones erradas. ¡Así hay quienes toman literalmente un texto poético del Antiguo Testamento, como Eclesiastés 9:8, y andan siempre vestidos de blanco!

B. Función

Un sermón es bíblico cuando su función corresponde a la función del texto que le sirve de base. Es decir, un sermón bíblico logra en la audiencia un efecto similar al que logra el texto.

Los pasajes bíblicos han sido escritos con diversos propósitos. Un texto puede consolar, exhortar, desafiar, edificar, llamar a la fe, etc. Quien desea predicar de manera «bíblica», debe aprender a discernir el propósito del texto bíblico y procurar que su sermón tenga un propósito similar. Por ejemplo, el libro de Apocalipsis fue escrito para consolar a la comunidad cristiana que sufría opresión de parte del Imperio Romano. (9) El propósito del texto es dar aliento a la audiencia, llamándola al compromiso con el Dios amoroso y liberador que se ha revelado en Jesucristo. Un sermón sobre Apocalipsis debe tener, pues, el propósito de consolar a la Iglesia, dándole esperanza para el futuro. Un sermón basado en Apocalipsis que provoque miedo en los oyentes traiciona la función del texto.

C. Forma

Un sermón es bíblico cuando su forma corresponde a la forma del texto que le sirve de base. Dicho de otro modo, un sermón bíblico toma en cuenta la estructura literaria de la porción bíblica que le sirve de base.

La estructura de un texto bíblico es muy importante. Recordemos que es imposible separar la forma del contenido. Por lo tanto, es imposible separar la estructura del texto de su mensaje. Por esta razón, por regla general, el estudio de la estructura literaria de un texto bíblico aclara el contenido.

Por ejemplo, si leemos las parábolas de Jesús notaremos que casi todas tienen un final sorpresivo: El esposo llega cuando menos lo esperan (Mateo 25.10); el samaritano se compadece del judío herido (Lucas 10.33-35); y el publicano es justificado antes que el fariseo (Lucas 18.14). Todo esto habla de la sorpresa que causa la revelación de Dios en Cristo, ya que en el Reino de Dios todo es novedoso. Aquí vemos claramente cómo la forma y el contenido de un texto bíblico van de la mano. Por esta razón, un sermón sobre una parábola que tenga un final sorpresivo será más claro e impactante que un sermón con un final tradicional.

III. Conclusión

En resumen, afirmamos que la predicación es verdaderamente bíblica cuando el sermón es un reflejo fiel del contenido, la función y la forma del texto que le sirve de base. (10) La tarea, pues, de quien predica es dejar que Dios hable a través de la exposición del mensaje bíblico. Sólo entonces quienes escuchen el mensaje tendrán la oportunidad de encontrarse con el Señor de la Vida por medio de la proclamación de la Palabra de Dios.

Notas bibliográficas
  1.  He tratado algunos temas relacionados a este, tales como la interpretación bíblico para la predicación, en Principios de predicación(Nashville: Abingdon Press, 2003); y en La predicación en el Siglo XXI (Barcelona: Editorial CLIE, 2009). Para consideraciones teológicas sobre la hermenéutica hispana, véase a Pablo A. Jiménez & Justo L. González, Manual de homilética hispana (Barcelona: Editorial CLIE, 2006). 
  2.  Para una introducción más detallada a los distintos tipos de sermones véase Principios de predicación, capítulos 7 al 10 y apéndices A al D. 
  3.  Véase a Clarence S. Roddy. «La clasificación de sermones» en Diccionario de la teología práctica: Homilética, editado por Roberto G. Turnbull. (Grand Rapids, Michigan: Subcomisión Literatura Cristiana de la Iglesia Cristiana Reformada, 1976, 20).
  4.  Los textos bíblicos no tienen un solo tema ni un solo significado. Por el contrario, cada pasaje bíblico levanta toda una serie de diversos asuntos. Esto es lo que ha sido llamado por los intérpretes de la Biblia el problema de la polisemia. Para abundar más sobre este tema consulte el libro de José Severino Croatto, Hermenéutica Bíblica. (Buenos Aires: La Aurora, 1984).
  5.  La predicación narrativa ha sido estudiada, mayormente, en los Estados Unidos de Norteamérica. Para una introducción a este tema vea el panfleto de Gilbert L. Bartholomew, Narrative Preaching (Nashville: Disciples Resources, s/f). Para un tratamiento más extenso y variado consulte el libro editado por Edmund A. Steimle, Morris J. Niedenthal y Charles Rice, Preaching the Story (Philadelphia: Fortress Press, 1980). Para un comentario sobre la importancia de la predicación narrativa en las comunidades Afro-Americanas de los Estados Unidos, véase a James Earl Massey, Designing the Sermon: Order and Movement in Preaching.(Nashville: Abingdon Press, 1980), 35-49 y a Henry H. Mitchell, Black Preaching (New York: Harper and Row, 1970), 132-147 y 169-172.
  6.  William J. Carl III, Preaching Christian Doctrine (Philadelphia: Fortress Press, 1984), 9.
  7.  Para un comentario más amplio sobre el tema, consulte a Leander E. Keck, The Bible in the Pulpit: The Renewal of Biblical Preaching(Nashville: Abingdon Press, 1980), 100-137, passim. Vea, además, a Elizabeth Achtemeier, Creative Preaching: Finding the Words (Nashville: Abingdon Press, 1980), 61.
  8.  Don M. Wardlaw, «Shaping sermons by the context of the text», en Preaching Biblically: Creating Sermons in the Shape of Scripture,editado por Don M. Wardlaw. (Philadelphia: The Westminster Press), 61-62.
  9.  Vea, por ejemplo, Ap. 1:17; 5:5; 7:14-18; 11:15; 12:10-11; 19:1-8 y 21:3-4. Consulte, además, el comentario de G.S. Gorhulho y A.F. Anderson, No tengáis miedo: Actualidad del Apocalipsis (Madrid: Ediciones Paulinas, 1981). Para un tratamiento más académico, donde se utiliza el análisis sociológico y una hermenéutica liberadora, vea a Elizabeth Schussler Fiorenza, The Book of Revelation: Justice and Judgment(Philadelphia: Fortress Press, 1985).
  10.  Para profundizar en el tema de la predicación bíblica, consulte La Biblia para la predicación (Miami: Sociedades Bíblicas Unidas, 2012).

Ficha bibliográfica

Si desea citar este escrito en un ensayo académico, puede usar el siguiente formato:

Jiménez, Pablo A. «¿Qué es la predicación bíblica?» Disponible en: https://www.drpablojimenez.com/2019/05/14/que-es-la-predicacion-biblica-2/

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Mujer Virtuosa (Proverbios 31.10-31)

Mujer virtuosa es un manuscrito o bosquejo de un sermón listo para predicar, apropiado para el día de las madres, por el Dr. Pablo A. Jiménez.


Texto: Proverbios 31:10

Tema: La mujer que tiene fe en Dios llega a ser verdaderamente virtuosa.

Área: Desarrollo espiritual

Propósito: Invitar a la audiencia a pensar en las características de la mujer virtuosa.

Diseño: Sermón de ocasión especial

Lógica: Inductiva

Introducción

«Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Su valor sobrepasa largamente al de las piedras preciosas», así comienza una de las porciones más hermosas de las Sagradas Escrituras. Se encuentra al final del libro de los proverbios, en el capítulo 31, a partir del versículo 10 y hasta el 31. Es un poema en forma de acróstico, donde cada una de las líneas comienza con una palabra que sigue el orden del alfabeto hebreo

La pregunta retórica apunta a una gran verdad, la virtud no abunda en nuestros medios. La gente tiende a vivir «a tontas y a locas», sin ponderar las consecuencias de sus actos. La persona simple termina viviendo para comer y comiendo para vivir. Se levanta y se acuesta pensando sólo en las necesidades físicas de hoy, sin sopesar las consecuencias de su conducta para el mañana.

Por eso es importante buscar y valorar la virtud. 

Por eso el poeta bíblico afirma el valor de la mujer. 

Por eso firma que una mujer virtuosa vale más que las piedras preciosas. 

Las características de la mujer virtuosa 

El poema comienza afirmando a la mujer con una palabra que puede ser traducida de varias maneras: virtuosa, capaz y noble (v. 10).

Después de afirmar el valor de la mujer, la palabra divina procede a describir las características de una mujer virtuosa. La mujer descrita en esta porción se distingue por su piedad y por sus buenos sentimientos. Además, es una mujer casada, de cierta posición social y con habilidades para el comercio. 

El texto comienza destacando la hermosa relación que la mujer virtuosa tiene con su esposo. Es una relación de confianza y mutualidad, pues el esposo sabe que su esposa siempre hace el bien. El texto dice:

(11) El corazón de su marido confía en ella

y no carecerá de ganancias. 

(12) De ella recibe el bien y no el mal

todos los días de su vida. 

¡Cuán hermoso es tener una relación basada en la mutua confianza! ¡Cuán hermoso es saber que nuestra pareja sólo nos hará el bien!

El texto pasa a describir la industria de esta mujer. 

(13) Ella busca la lana y el lino,

y trabaja gustosamente con sus manos. 

(14) Es como la nave del mercader,

que trae su pan desde lejos. 

(15) Siendo aún de noche, se levanta

para dar la comida a su familia

y la ración a sus criadas.

(16) Considera la heredad y la compra,

y con sus propias manos planta una viña. 

(17) Se ciñe firmemente la cintura

y esfuerza sus brazos. 

(18) Ve que van bien sus negocios;

su lámpara no se apaga de noche. 

(19) Aplica sus manos a la rueca

y sus dedos manejan el huso. 

Y,

(21) No teme por su familia cuando nieva,

porque toda su familia va vestida de ropas abrigadas. 

(22) Ella se teje los tapices,

y de lino fino y de púrpura es su vestido. 

Además, 

(24) Teje telas y las vende,

y provee de cintas al mercader. 

Aquí debemos reconocer que esta mujer se aparta de la norma del mundo antiguo. La inmensa mayoría de las mujeres del pasado no tenían oportunidades de estudio o de trabajo. La industria y el comercio se veían como campos donde sólo los hombres podían transitar. 

Sin embargo, esta mujer tiene varios negocios: hace ropa, teje tapices y hasta compra y vende propiedades. Repito, esto no era común en el mundo antiguo. 

Lo interesante es que su interés comercial no empañó su corazón. Por el contrario, de acuerdo al v. 20, la mujer virtuosa «alarga su mano al pobre; extiende sus manos al menesteroso».

Los valores de la mujer virtuosa

En la próxima sección podemos ver que esta mujer goza de una posición social muy alta. El v. 23 dice: «Su marido es conocido en las puertas de la ciudad,cuando se sienta con los ancianos del país». Esta es una referencia a una práctica muy antigua, donde los hombres más prominentes de la ciudad–los líderes de los clanes familiares–se sentaban a la puerta de la ciudad para discutir el futuro de la ciudad y para juzgar los casos legales que el pueblo les presentaba. 

Esto es lo que vemos en el capítulo 4 del libro de Ruth, cuando Booz acude a la puerta de la ciudad donde un improvisado tribunal decide quién tiene derecho a casarse con la viuda moabita (4:1-12).

Por lo tanto, la mujer virtuosa de Proverbios 31 es la esposa de un hombre importante; equivalente a alcalde o un legislador. Esto presenta un gran peligro para quienes leemos, estudiamos y exponemos este pasaje bíblico. Corremos el peligro de pensar de pensar que sólo las mujeres casadas, adineradas y prominentes son verdaderamente virtuosas.

Y esto sería un grave error. El valor de esta mujer no depende de su dinero, de su posición social o del trabajo de su esposo. Lo que distingue a esta mujer es su fe en Dios y los valores que se derivan de su fe. Por eso, los vv. 25 al 27 destacan su fuerza, su honor, su confianza, su sabiduría, su clemencia y su dedicación. 

(25) Fuerza y honor son su vestidura,

y se ríe de lo por venir. 

(26) Abre su boca con sabiduría

y la ley de la clemencia está en su lengua. 

(27) Considera la marcha de su casa

y no come el pan de balde. 

Conclusión

El texto termina enfocando precisamente en la fe y en los valores que distinguen a este mujer. Su valor es tal que su propia familia la alaba diciendo: 

(28) Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada,

y su marido también la alaba: 

(29) «¡Muchas mujeres han hecho el bien,

pero tú las sobrepasas a todas!». 

Y el texto concluye con una advertencia que hoy, en nuestra cultura de la celebridad, cobra una importancia crucial: 

(30) Engañosa es la gracia y vana la hermosura,

pero la mujer que teme a Jehová, esa será alabada. 

(31) ¡Ofrecedle del fruto de sus manos,

y que en las puertas de la ciudad la alaben sus hechos! 

En resumen, lo que hace a una mujer verdaderamente virtuosa es su fe en Dios. Y este mensaje es una «buena noticia» para todas las mujeres en nuestro entorno:

  • Las casadas y las solteras;
  • Las viudas y las divorciadas;
  • Las madres y las que nunca han tenido hijos o hijas;
  • Las que gozan de posición social y las de condición humilde;
  • Las que tienen títulos universitarios y las que no tuvieron oportunidades de estudio;
  • Las que tienen negocios y las que son amas de casa;
  • Las jóvenes y las ancianas.

El mensaje para todas ustedes es el mismo: «La mujer que honra al señor es digna de alabanza» (Prov. 31:30 DHH).

Mujer virtuosa 
Proverbios 31
Día de las Madres
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