Raudal: Roberto Amparo Rivera predica sobre Juan 5

Esta grabación en audio recoge el último sermón que el Dr. Roberto Amparo Rivera predicó antes de fallecer. El sermón se titula “Raudal” y está basado en Juan 5.1-18. Roberto predicó este sermón en la Iglesia de Dios “Mission Board” en Vega Baja, Puerto Rico.

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Roberto Amparo Rivera
Roberto Amparo Rivera

Oración y ayuno: Un sermón sobre Isaías 58.6-12

Oración y ayuno: Un sermón sobre el tema del ayuno, basado en Isaías 58:6-12.

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Isaias 58
Isaías 58

Hay bálsamo en Galaad (Jeremías 8.18-22)

Un sermón expositivo sobre Jeremías 8.18-22.

“¡Nuestro bálsamo no proviene del árbol del terebinto, sino del árbol de la cruz!

¡No es resina de árbol tallado, sino la sangre de aquel que “herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53.5)!

¡Es la sangre de Jesucristo, el hijo de Dios! Y por eso la Iglesia de Jesucristo hoy proclama sin temor que “hay bálsamo en Galaad”, en el nombre del Señor. AMÉN”

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Pablo A. Jiménez
Pablo A. Jiménez

 

¡El Señor es Rey! (Salmo 145)

Audio, vídeo y bosquejo listo para predicar un sermón basado en el Salmo 145, en ocasión de las elecciones generales.

Vídeo – Salmo 145

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Bosquejo listo para predicar – Salmo 145

Texto: Salmo 145

Tema: La Iglesia recuerda, afirma y proclama que Dios es su único y verdadero rey. 

Área: Desafío profético

Propósito: Recalcar la soberanía de Dios.

Diseño: Expositivo

Lógica: Inductiva

Introducción

Te exaltaré, mi Dios, mi Rey;

por siempre y siempre bendeciré tu nombre.

Todos los días te bendeciré,

por siempre y siempre alabaré tu nombre.

Salmo 145.1-2

El Salmo 145 comienza alabando a Dios con pasión. El Salmista proclama, afirma y declara que Dios es Rey. Por eso, se compromete a alabar a Dios continuamente, bendiciendo y alabando su santo nombre.

Los atributos divinos

El salmista tiene muchas razones por las cuales alabar a Dios. En particular, el salmista alaba a Dios por sus atributos, es decir, por las cualidades y las propiedades de su ser.

El primer atributo que menciona el salmista es la grandeza de Dios. Esto lo encontramos en los vv. 3 al 7, que dicen de la siguiente manera:

Grande es el Señor, y digno de suprema alabanza;

su grandeza es inescrutable.

Todas las generaciones celebrarán tus obras,

y darán a conocer tus grandes proezas.

Hablarán de tu gloria y majestad,

y yo proclamaré tus hechos maravillosos.

Reconocerán el poder de tus sublimes obras,

y yo daré a conocer tu grandeza.

Salmo 145.3-7

Los pueblos que han conocido a Dios celebran su grandeza, de generación en generación. ¿Por qué? Porque la gente recuerda cómo Dios ha intervenido tanto en su vida cotidiana, como en la historia de sus respectivas comunidades. Si hoy alabamos a Dios con gratitud, es porque recordamos las obras que hizo ayer en beneficio nuestro.

La próxima sección, que se encuentra en los vv. 8 al 13, celebra un trío de atributos divinos: Dios es clemente, misericordioso y bueno.

Divulgarán el recuerdo de tu inmensa bondad,

y a grandes voces dirán que tú eres justo.

El Señor es compasivo y lleno de ternura;

lento para la ira y grande en misericordia.

El Señor es bueno con todos,

y se compadece de toda su creación.

Señor, ¡que toda tu creación te alabe!

¡Que te bendiga todos tus fieles!

¡Que proclamen la gloria de tu reino!

¡Que den a conocer tu poder!

¡Que conozcan todos tus hechos poderosos

y la gloriosa majestad de tu reino! 

Tu reino es un reino de todos los siglos;

tu dominio durará por todas las generaciones.

Salmo 145.8-13

El propósito del salmista es proclamar la gloria del reino de Dios, como dicen los vv. 11-13. El tema del Reino de Dios nos lleva necesariamente a pensar en Jesús de Nazaret, quien comenzó su ministerio afirmando que:

El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse, y crean en el evangelio!

Marcos 1.15

El Reino de Dios es la plena manifestación de la voluntad de Dios en el mundo; es la certeza de que nuestra historia, tanto personal como colectiva, está en las manos de Dios, quien nos dirige con amor.

Dios gobierna al mundo con justicia, con misericordia y con verdad, es decir, de acuerdo a los valores que surgen de su carácter.

  • El Dios bueno nos dirige con bondad.
  • El Dios justo nos dirige con justicia.
  • El Dios amoroso nos dirige con misericordia.

La próxima sección, que se encuentra en los vv. 14 al 16, recalca que Dios actúa sobre la base de esos atributos que surgen de su carácter.

Tú, Señor, levantas a los que tropiezan,

y reanimas a los que están fatigados.

Todos fijan en ti su mirada,

y tú les das su comida a su tiempo.

Cuando abres tus manos,

colmas de bendiciones a todos los seres vivos.

Salmo 145.14-16

El salmista afirma que Dios sostiene a las personas que desfallecen y que levanta a las personas caídas. Esto explica por qué las personas que tienen fe buscan de Dios en momentos de crisis. Buscamos el rostro del Señor con amor porque tenemos la esperanza de que Dios ha de escuchar nuestros ruegos, nuestras súplicas y nuestras plegarias.

Ahora bien, debe quedar claro que Dios no actúa de manera arbitraria. Por el contrario, el salmista afirma que Dios actúa con justicia. Esto lo vemos en los vv. 17 al 20, que dicen:

Tú, Señor, eres justo en todo lo que haces,

y todo lo haces con misericordia.

Tú, Señor, estás cerca de quienes te invocan,

de quienes te invocan con sinceridad.

Tú respondes a las peticiones de quienes te honran;

escuchas su clamor, y los salvas.

Tú, Señor, proteges a los que te aman,

pero destruyes a los malvados.

Salmo 145.17-20

Los actos divinos

Ahora tenemos un cuadro mucho más claro. Sí, afirmamos que Dios interviene en nuestro favor, dándonos fuerzas para continuar y levantándonos cuando caemos. Empero, Dios siempre actúa con justicia.

Si nuestros reclamos son justos, podemos regocijarnos sabiendo que Dios intervendrá en favor nuestro. Pero si nuestros reclamos son injustos, de nada valdrán nuestras oraciones. Para decirlo con toda claridad, las oraciones de las personas de fe solo mueven a Dios a responder cuando pedimos lo bueno, lo amable y lo correcto.

  • Dios no escucha oraciones vanas;
  • Dios no atiende las palabras de odio;
  • Dios no responde a reclamos injustos.

No importa cuanto podamos orar, ayunar u ofrendar, nuestra fe jamás podrá mover a Dios a actuar en contra de su santa y bendita voluntad.

El salmo termina con una declaración de alabanza que evoca los versículos iniciales del poema sagrado. El v. 21 dice de la siguiente manera:

Señor, mis labios proclamarán tu alabanza.

¡Que la humanidad entera bendiga tu santo nombre

desde ahora y hasta siempre!

Salmo 145.21

Conclusión

Las declaraciones teológicas del Salmo 145 cobran pertinencia particular cuando estamos cerca de una contienda eleccionaria. Ante las elecciones, la Iglesia recuerda, afirma y proclama que Dios es su único y verdadero rey.

  • Nuestra esperanza está en Dios.
  • Nuestro socorro viene de Dios.
  • Nuestra obediencia es a Dios.

Y

  • Es de Dios de quien esperamos el bien.
  • Es de Dios de quien esperamos justicia.
  • Es de Dios de quien esperamos la paz.

Cobremos ánimo sabiendo que, no importa el resultado de los comicios electorales, nuestro único y verdadero “rey” es el Dios que se ha revelado a la humanidad por medio de

  • De la historia de Israel,
  • De la obra de Jesucristo,
  • Y de la historia de la Iglesia cristiana.

Al soberano Dios le decimos hoy: “Alabaré tu nombre eternamente y para siempre” (v. 1b, RVR 1960), en el nombre de Jesús, AMÉN.

Salmo 145
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¿Por qué Jesús es el salvador del mundo?

“¿Por qué Jesús es el salvador del mundo?” es un breve ensayo sobre cristología y soteriología escrito por el Dr. Jiménez.

Romanos 1:16-17 define el evangelio como la manifestación del poder de Dios para la salvación de todas las personas que creen en él. De este modo, la Biblia afirma que Jesucristo es nuestro salvador; es el redentor de nuestros pecados, por medio del cual podemos establecer una relación con Dios.

Ahora bien, la pregunta que se impone es sencilla: ¿Por qué Jesucristo es el salvador del mundo?

Desde sus primeras páginas, la Biblia declara la intención de Dios para la humanidad. Dios crea el ser humano para que disfrute la vida a plenitud. Eso lo vemos con claridad en Génesis 1:28, donde Dios bendice a la humanidad y le da autoridad para administrar la creación.

Génesis 2 es mas claro, afirmando que Dios creó las relaciones de pareja para procurar que el ser humano tenga compañía y disfrute de su sexualidad. Eso lo vemos en Génesis 2:18, donde Dios dice que no es bueno que el hombre esté solo, y en 2:24, que dice: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”

También podemos ver las buenas intenciones de Dios en Génesis 3, donde el ser humano cae en pecado. La primera pareja, que nos representa a todos nosotros, decide violar los mandamientos divinos con tal de ser “como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Gen. 3:5). Después de este acto, Dios va en busca de ser humano y le pregunta “¿Dónde estás tú? (Gen. 3:9).

Así vemos que Dios no desecha a la humanidad pecadora. Por el contrario, Dios busca a la humanidad perdida con el propósito de bendecirla y restaurarla. Podemos ver estas buenas intenciones divinas en la historia de Israel, particularmente en episodios tales como el llamamiento de Abraham, la donación de la ley y la proclamación de los profetas.

En cierto modo, Jeremías 29:11 al 14 resume las intenciones de Dios para con la humanidad, cuando dice:

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar. 

Con el tiempo, el pueblo de Israel desarrolló una religión basada en las enseñanzas de la ley de Moisés y en la proclamación de los profetas de Israel y Judá. Empero, esa religión no era monolítica. Para el tiempo de Jesús, el judaísmo estaba dividido en distintos grupos que sostenían doctrinas diversas y, en ocasiones, hasta contradictorias.

El judaísmo normativo estaba dominado por dos grupos. Primero, encontramos a los saduceos, quienes eran los custodios del sistema sacerdotal. Los saduceos dominaban el sumo sacerdocio, el templo de Jerusalén y todo el aparato cúltico de Judá. Llevaban a cabo sacrificios de animales y otros rituales que procuraban la comunión entre Dios y la humanidad.

Segundo, estaban los fariseos, quienes dominaban las sinagogas. Afirmaban la importancia de la palabra de Dios, estudiando las sagradas escrituras y las interpretaciones bíblicas de los rabinos. Procuraban la comunión con Dios por medio del estudio bíblico y trataban de cumplir las 633 leyes que los rabinos afirmaban se encontraban en la Biblia Hebrea.

Además del judaísmo normativo, encontramos otros grupos judíos que no se conformaban a las enseñanzas saduceas ni a las fariseas. Me refiero a grupos como los esenios de Qumram, un grupo que acusaba al judaísmo normativo de corrupción y colaboración con el Imperio Romano; los judíos alejandrinos, ejemplificados por Filón de Alejandría, que buscaban armonizar las enseñanzas bíblicas con la filosofía griega; y otros grupos revolucionarios que deseaban liberar al pueblo de Israel por medio de la lucha armada.

Empero, ninguno de estos grupos cumplía a plenitud con la visión profética de Isaías, de Jeremías y de Ezequiel. A pesar de tener líderes religiosos, la masa del pueblo esperaba la llegada de un “Mesías”, de decir, de un líder ungido por Dios de manera especial para cumplir las profecías de liberación, expresadas en textos tales como:

  • Isaías 42:6-7: “Yo, Jehová, te he llamado en justicia y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.”
  • Jeremías 31:31 & 33: “Vienen días, dice Jehová, en los cuales haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá” & “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.
  • Ezequiel 36:26-27: “Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis preceptos y los pongáis por obra.”

El Apóstol Pablo, quien había sido un rabino fariseo, tiene un encuentro sobrenatural con Jesús y comprende que el Maestro Galileo era el Mesías enviado por Dios en cumplimiento de las profecías de la Biblia Hebrea (Véase Hch. 9, entre otros pasaje bíblicos pertinentes).

En Romanos 3, Pablo ataca los postulados de la teología farisea, afirmando que “por las obras de la Ley ningún ser humano será justificado delante de” Dios (3:20). Es decir, el otrora rabino fariseo ahora reconoce que la obediencia a la ley y el esfuerzo ético-moral no es suficiente transformar el corazón humano. Para cambia algo hace falta poder y para cambiar el corazón humano hace falta poder de el Dios que viene por medio del evangelio de Jesucristo.

Jesucristo es la manifestación de la justicia de Dios en el mundo. Es el mediador del nuevo pacto prometido por Isaías, Jeremías y Ezequiel. Por medio de la obra de Jesucristo, podemos superar las consecuencias del pecado que nos ha separado de Dios.

Esta es la buena noticia del evangelio: Dios nos declara justos por medio de la obra de Jesucristo, quien dio su vida para que ustedes y yo alcanzáramos salvación. Jesucristo es el “redentor”, es decir, es quien paga la deuda que teníamos con Dios y con la humanidad. Jesucristo es, pues, nuestro salvador.

¿Quién es Jesús? Jesús es:

  • El Mesías
  • El Cristo
  • El Siervo Sufriente
  • El Salvador
  • El Redentor
  • Quien manifiesta justicia de Dios
  • Nuestro Señor

Por lo tanto, concluimos afirmando que Dios ha cumplido su intención de salvar a la humanidad por medio de la obra redentora de Jesucristo. Jesucristo es el salvador enviado por Dios para salvar a toda la humanidad.

Por qué Jesús es el salvador del mundo
Salvador del mundo

El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez se reserva todos los derechos de publicación de estos materiales. Queda prohibida cualquier forma de reproducción total o parcial, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sin la debida autorización del autor. Para solicitar los permisos correspondientes, contacte al autor.

Use el siguiente formato para citar este artículo:

Pablo A. Jiménez, “¿Por qué Jesús es el salvador del mundo?”, DrPabloJimenez.com. Accedido el ** de ** de 20**. Disponible en: https://www.drpablojimenez.com/2016/03/31/por-que-jesus-es-el-salvador-del-mundo/

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