¿Será Jesús de Nazaret? Lucas 3.21-22

¿Será Jesús de Nazaret? es un sermón listo para predicar, por el Dr. Pablo A. Jiménez, apropiado para la temporada de Adviento.

Texto: Lucas 3.21-22 RVC

Un día en que todo el pueblo estaba siendo bautizado, también fue bautizado Jesús. Y mientras Jesús oraba, el cielo se abrió y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma de paloma. Entonces vino una voz del cielo, que decía: «Tú eres mi Hijo amado, en quien me complazco.»

Idea Central: Jesús de Nazaret es el Cristo que vino al mundo con la misión de salvar a la humanidad perdida.

Área: Formación espiritual

Propósito: Recalcar la importancia de Jesús de Nazaret.

Diseño: Temático-Doctrinal

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Indiscutiblemente, Jesús de Nazaret es el líder religioso más importante en la historia de la humanidad. Su impacto trasciende fronteras culturales, sociales y temporales, influenciando a millones de personas a lo largo de los siglos. Sin embargo, su prominencia histórica y cultural no garantiza que las personas realmente comprendan quién es Jesús. En el mundo occidental, su figura ha sido transformada en un símbolo cultural, casi folklórico, al que muchos recurren en momentos específicos, pero sin profundizar en su verdadera identidad.

  1. Las versiones seculares de celebraciones como la Navidad y la Semana Santa reflejan este fenómeno. En estas festividades, Jesús a menudo se presenta de manera superficial, mezclado con otras tradiciones religiosas, cuasi-religiosas e incluso completamente seculares. Estas imágenes diluyen la comprensión de su misión y propósito, ofreciendo una perspectiva limitada y distorsionada de quién fue y es Jesús de Nazaret.
  2. La lucha por comprender la verdadera identidad de Jesús no es nueva; es tan antigua como las Escrituras mismas. En los Evangelios, vemos cómo su figura dividió a la sociedad judía de su tiempo. Los líderes religiosos debatían intensamente sobre su naturaleza y misión. Mientras unos lo veían como un revolucionario, otros lo reconocían como el cumplimiento de las profecías mesiánicas.
  3. Jesús de Nazaret es el Mesías prometido por Dios, enviado para traer salvación y redención a su pueblo. Esta verdad central debe ser el eje de cualquier intento por entender su persona y su legado.

No debemos ceder ante las representaciones seculares que trivializan a Jesús de Nazaret. Rechacemos la versión superficial que el secularismo promueve: un Jesús trivializado y sin poder transformador. Por el contrario, esforcémonos por conocer y proclamar al Jesús real; al Salvador que transforma vidas y da esperanza eterna a todas las personas que aceptan y creen el Evangelio.

Listo para predicar
Jesús de Nazaret
Lucas 3.21-22
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Una sola carne (Génesis 2.23-25)

Una sola carne es un bosquejo de sermón listo para predicar sobre el matrimonio y la familia cristiana basado en Génesis 2.23-25. 

  • Texto: Génesis 2:23-25
  • idea central: Dios ha dado un orden para la familia cristiana.
  • Área: Consejo pastoral
  • Propósito: Guiar a la audiencia a pensar de una forma diferente sobre la familia.
  • Lógica: Deductiva
  • Diseño: Temático

Introducción: Dios tiene un maravilloso plan para la familia;un plan que puede ayudarnos a enfrentar y a superar las crisis contemporáneas.

Visión bíblica de las relaciones de pareja: La Biblia entiende que las relaciones de pareja ocurren entre personas de sexos opuestos. También afirma que las relaciones implican diferencia y mutualidad (véase las palabras hebreas “ish” e “ishah”).

La intimidad y la sexualidad: Las relaciones sexuales deben ser la expresión física de la unión psicológica entre una pareja. El sexo crea y afirma los lazos que unen a una pareja, cimentando la relación. Por eso la Biblia afirma que la pareja que se une en matrimonio forma “una sola carne”.

Conclusión: Dios desea que la familia cristiana sigala visión bíblica del matrimonio. Eso es de importancia crucial para nuestra salud emocional y espiritual.

Una sola carne
Génesis 2.23-25
familia y matrimonio
bosquejo listo para predicar
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Ovejas sin pastor (Mateo 9.35-38)

Ovejas sin pastor es un sermón sobre la respuesta desde la fe cristiana a las ansiedades que caracterizan a las sociedades postmodernas.

En el mundo contemporáneo, la ansiedad se ha convertido en una característica predominante de nuestra sociedad. Esta condición, que implica un estado de agitación y zozobra del ánimo, afecta tanto el ámbito emocional como el espiritual.

Según el estudio sociológico de Thomas Bandy sobre las necesidades espirituales de las sociedades postmodernas, existen siete tipos principales de ansiedades que aquejan al ser humano de hoy: el abandono, la soledad, el vacío y la falta de sentido, el destino, la muerte, la culpa, y la victimización.

  • El abandono es la sensación de desamparo por falta de atención personal. Las personas que sufren de esta ansiedad buscan compasión y encuentran en Jesús, el Buen Pastor, una figura de acogida y rescate.
  • La soledad surge del distanciamiento de seres queridos y amistades. Aquellos que se sienten solos buscan a Jesús, el amigo y compañero, así como el compañerismo de una comunidad de fe.
  • El vacío y la falta de sentido representan una carencia de propósito que lleva a las personas a sentirse perdidas. Estas personas buscan dirección en Jesús, el Maestro Galileo, cuya sabiduría ofrece sentido a sus vidas.
  • El destino está ligado al fatalismo, donde las personas se sienten atrapadas por circunstancias predeterminadas. Jesús, el liberador, ofrece una transformación radical que desafía este sentimiento de impotencia.
  • La muerte es una ansiedad universal que genera un temor profundo. Frente a esto, Jesús, el Cristo Resucitado, ofrece esperanza de vida eterna.
  • La culpa produce una angustia que afecta cuerpo, mente y espíritu. Aquí, Jesús, el sanador, ofrece perdón y sanidad integral.
  • La victimización afecta a aquellos que han sufrido abusos o injusticias. Estas personas encuentran en Jesús, la justicia de Dios, la promesa de redención y juicio justo.

Ovejas sin pastor explica cómo en cada una de estas ansiedades, la figura de Jesús se presenta como la respuesta definitiva, capaz de ofrecer alivio y esperanza a un mundo ansioso.

Ovejas sin pastor
Ansiedades postmodernas
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La viña no está en venta

Un sermón narrativo listo para predicar sobre la historia de la viña de Nabot, enfocado en el tema de la integridad, según se narra en 1 Reyes 21.1-14.

©Pablo A. Jiménez

Es una historia sencilla. Por un lado, tenemos al hombre más poderoso del país. Por otro lado, tenemos a un hombre del pueblo, aferrado por sus valores. 

El hombre poderoso es Acab, el rey de Samaria, el reino del norte. Acab, quien era hijo del rey Omrí, gobernó a principios del noveno siglo a.c. (1 Reyes 16.29). Se casó con Jezabel, una princesa extranjera, proveniente de Sidón, una ciudad fenicia. Se cree que Jezabel era devota de Baal y que quizás fue hasta sacerdotisa del culto a esa divinidad (16.31). 

De acuerdo al relato bíblico, Acab fue un rey malvado, que vivió muy lejos del Dios de Israel (16.30). En lugar de honrar el pacto entre Dios e Israel, Acab construyó un templo a Baal en la ciudad de Samaria, la capital de su reino (16.32).

En respuesta a los excesos de Acab, Dios levantó al profeta Elías, quien confrontó al rey con su pecado (17.1). Es en ese contexto que ocurre una confrontación entre Elías y un grupo de falsos profetas que adoraban a Baal (18.20-40). Aunque Elías llevó la mejor parte en esta confrontación, Acab y su esposa Jezabel siguieron por sus malos caminos, violando el pacto entre Dios y el pueblo de Israel y haciendo sufrir al pueblo.

Pero les dije al principio que esta es la historia de una confrontación entre Acab y un hombre del pueblo. Ese hombre se llamaba Nabot. 

Nabot vivía en el valle de Jezreel. Allí tenía una propiedad que, para su desgracia, colindaba con la residencia de verano del rey (21,1). Esa era su única virtud y su único pecado, tener un terreno hermoso sembrado de uvas cerca de la casa del rey.

Un buen día, Acab habla con Nabot y le propone un negocio. Acab desea adquirir la viña de Nabot y está dispuesto a comprarlo o a darle otro terreno a cambio (21.2). Para nosotros, quienes leemos el texto bíblico con ojos contemporáneos, la propuesta de Acab no tiene nada extraño. Es una simple transacción comercial de bienes raíces, como cualquier otra. 

Sin embargo, en el antiguo Israel el ofrecimiento de Acab tenía otras implicaciones. De acuerdo a la tradición hebrea, la tierra le pertenecía primeramente a Dios y, en segundo lugar, a la tribu o al clan a quien Dios la había dado. Es decir, las propiedades eran patrimonios familiares, por lo que una sola persona no podía tomar la decisión de venderla. Quien vendía su tierra renunciaba a la herencia recibida de su padre y de su madre y malversaba la herencia que debía dejar a sus hijos e hijas. Por eso, el Antiguo Testamento prohíbe la venta de la tierra en pasaje bíblicos tales como Levítico 25.23: “La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es, y vosotros como extranjeros y forasteros son para mí” (véase, además, Nm 27.7-11, 36.1-12 y Dt 19.14).

Nabot, pues, rechaza tajantemente la oferta del rey Acab, diciendo: “¡Líbreme Jehová de darte yo la heredad de mis padres!” (21.3). Nabot rechaza la oferta del rey porque es obediente al pacto con el Dios de Israel. Nabot prefiere obedecer a Dios antes que a los hombres (compare con Hch 4.19). 

Como es de esperar, Nabot reacciona como el niño malcriado que era. El rey está acostumbrado a que la gente le obedeciera, fuera por respeto o por temor. Por eso, reacciona a la negativa de Nabot llegando a su casa triste y enojado (21.4). Cuando su esposa lo vio en la cama, a donde se había ido sin cenar, le preguntó: “¿Por qué estás tan decaído de espíritu y no comes?” (21.5). Acab le explicó que le había hecho una oferta muy generosa a Nabot, quien le había rechazado diciendo: “Yo no te daré mi viña” (21.6).

Jezabel respondió al berrinche del rey con palabras muy duras: “¿No eres acaso tú el rey de Israel? Levántate. Come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel” (21-7). De inmediato, la reina organizó una conspiración en contra de Nabot. Jezabel escribió cartas, a nombre de Acab, ordenando que testigos falsos acusaran a Nabot de blasfemia; de maldecir a Dios y de maldecir al rey (21.8-9). 

Noten la ironía de esta escena. El hombre fiel al pacto con Dios es acusado de infidelidad y la reina extranjera adoradora de Baal escribe cartas defendiendo el honor de un rey corrupto. Jezabel le “fabricó un caso” falso a Nabot, acusándole de un crimen capital por el que se pagaba con la muerte.

Engañados por la astucia de la reina extranjera, los líderes de la ciudad juzgan a Nabot y, sobre la base del testimonio de dos testigos falsos, apedrean a Nabot hasta la muerte (21.11-14). Claro está, Nabot hubiera podido salvar su vida cediendo a la presión. Con toda seguridad, el rey hubiera abogado a su favor si Nabot hubiera concedido sus deseos. 

No obstante, Nabot no cedió ante los caprichos de Acab y de Jezabel. Aun bajo amenazas de muerte, Nabot persistió en su integridad: La viña no está en venta.

Aunque me presiones, la viña no está en venta.

Aunque me acuses falsamente, la viña no está en venta.

Aunque levantes testigos falsos en mi contra, la viña no está en venta.

Aunque me fabriques un caso capital, la viña no está en venta.

Aunque me mates, la viña no está en venta.

La viña no está en venta porque el pacto no está en venta. No puedo vender la viña porque eso sería una violación a los mandatos divinos. No puedo venderla porque mis principios no están en venta. No voy a vender porque prefiero obedecer al Dios del cielo antes que a los reyes corruptos de este mundo.

Y la sangre de Nabot nos habla, como la de Abel, desde la tumba. Nos llama a la integridad y al compromiso. Nos llama a examinar nuestra fidelidad a Dios y a la comunidad de fe. Nos llama a examinar nuestras vidas a la luz de la fe. La sangre inocente de Nabot nos habla y nos recuerda que tenemos una herencia espiritual. Nuestros padres y nuestras madres en la fe nos dejaron una herencia viva (véase 1 P 1.3). Y nosotros tenemos la responsabilidad de legar esa herencia a nuestros hijos y a nuestras hijas, a nuestros nietos y a nuestras nietas.

El ejemplo de Nabot nos desafía, pues, a vivir en integridad moral y espiritual. Ante las presiones de este mundo, ante las seducciones de la sociedad, y ante las ofertas de la corrupción, debemos tener solo una respuesta: “la viña no esté en venta”.

La viña de Nabot
listo para predicar
La viña no está en venta
Integridad
La viña no está en venta

El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez se reserva todos los derechos de publicación de estos materiales. Queda prohibida cualquier forma de reproducción total o parcial, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sin la debida autorización del autor. Para solicitar los permisos correspondientes, contacte al autor.

Use el siguiente formato para citar este artículo: Pablo A. Jiménez, “La viña no está en venta”, DrPabloJimenez.com. Accedido el ** de ** de 20**. Disponible en: https://www.drpablojimenez.com/2024/04/14/la-vina-no-esta-en-venta/

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La parábola de la viña (Isaías 5.1-7)

Un sermón listo para predicar del Dr. Pablo A Jiménez sobre la Parábola de la viña, texto también conocido como el Cantar de la vida.

La Biblia, aparte de su valor religioso, tiene valor literario. En ella encontramos prosa, narración, leyes, poemas y cánticos. Estos pasajes bíblicos hablan de Dios, de la relación entre Dios y la humanidad, de la relación entre los seres humanos y de la relación que toda persona tiene consigo misma. Y entre esas porciones bíblicas se encuentran algunas de las piezas literarias más hermosas producidas jamás.

El capítulo 5 del libro del profeta Isaías contiene una de esas porciones bíblicas “clásicas”: el poema o canción de la viña.

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Isaías 5 tiene una forma literaria particular, dado que el texto es una canción de amor. Sí, es una canción de amor que Dios, el “novio”, le dedica a su “amada”, la comunidad de fe. Es una canción de amor que comunica los sentimientos divinos hacia la humanidad.

En la primera línea, el profeta presenta el cántico y lo dedica al pueblo de Dios (v. 1a). A partir de la segunda frase (v. 1b), el profeta habla en nombre de Dios, dando voz a las sentimientos divinos. El profeta habla a nombre de un “amigo”, quien será identificado más adelante. Todo comienza con una afirmación muy sencilla: El amigo plantó una viña en terreno fértil (v. 1b-c).

En la literatura hebrea, es común comparar a la persona amada con una viña, es decir, con un sembradío de uvas. Esta imagen aparece en varias veces en el libro del Cantar de los Cantares, específicamente en 1:6, 2:15 y 8:12.

El v. 2 describe los cuidados que el “amigo” tiene para con su viña. Todas las imágenes recalcan el cuidado que tiene el amado por su amada. El “amigo” ha colocado una cerca alrededor de la viña, para evitar la entrada de ladrones y de animales salvajes (v. 2a). También ha quitado las piedras que estorban el proceso de sembrar (v. 2a). Aunque toda persona que desea sembrar debe quitar las piedras del terreno, esto es una referencia al terreno israelita, particularmente en la zona noroeste, que está lleno de rocas de basalto, es decir, de piedras negras de origen volcánico.

Una vez preparado el terreno, el “amigo” plató las semillas de mejor calidad (v. 2b). Además, construyó una torre desde la cual vigilantes podían proteger la viña (v. 2c) y un “lagar”, es decir, un pequeño edificio donde había recipientes para aplastar las uvas maduras, extrayendo su jugo (v. 2d).

Como es evidente, el “amigo” había invertido tanto tiempo y dinero en este proyecto porque esperaba que su viñedo produjera uvas dulces, de buena calidad (v. 2e). Sin embargo, el “amigo” no recibió lo esperado. En lugar de uvas dulces, su viña produjo uvas agrias, es decir, uvas que no eran adecuadas para producir vino (v. 2f).

En el v. 3, el profeta presenta la situación ante la consideración de sus amigos y vecinos para que juzguen el caso, diciendo “juzgad entre mí y mi viña”. Este es un ejemplo de la justicia popular israelita, donde los vecinos de una comunidad—particularmente los líderes de los clanes y las familias prominentes—se reunían para impartir justicia. El profeta pregunta qué más hubiera podido hacer su amigo en este caso (v. 4a-b). Y, por segunda vez, usa el verbo esperar (compare con v. 2e): ¿Cómo es posible que la buena semilla hubiera dado uvas comunes y corrientes? ¿De dónde salieron estas uvas agrias y, por lo tanto, inútiles?

Sin esperar respuesta, el “amigo” toma la palabra e indica cómo ha de responder a la situación (v. 5a-b). El dueño va a quitar la verja que protegía la viña, para que los vecinos se coman las uvas y los animales se coman las plantas (v. 5c-d).

Además, el dueño planea abandonar la viña, es decir, no ha de cultivarla más (v. 6a-b). Por lo tanto, la viña antes bien cuidada ahora estará llena de hierba mala, de cizaña, de matojo (v. 6c). Y, en la primera referencia al poder divino del “amigo”, hasta mandará a las nubes que no derramen más lluvia sobre la viña (v. 6d-e). Así la identidad del amigo queda clara: El “amigo” enamorado es Dios.

El v. 7 ofrece una interpretación clara del cantar de la vida, dejando clara la identidad de la viña. Israel es la viña y sus habitantes son las uvas. Este pueblo desciende de Abraham, de Isaac, de Jacob y del resto de las personas llamadas por Dios, de acuerdo al libro del Génesis. Por lo tanto, el pueblo es fruto de “semillas escogidas”. Esto explica por qué Dios esperaba buenos frutos de su pueblo. Es lógico esperar que las personas descendientes de Abraham, el padre de la fe, sean fieles a Dios.

No obstante, el pueblo no dio buen fruto, es decir, no cumplió con las expectativas que Dios tenía. El v. 7 termina con dos juegos de palabras, en el idioma hebreo original. El texto dice: “Esperaba juicio, y hubo vileza; justicia, y hubo clamor.”

Primero, la palabra traducida como “juicio”, es la palabra hebrea “mishpat”, que tradicionalmente se traduce como “justicia” pero que también significa “buena obra” o “acto de justicia”. Y la palabra hebrea traducida como “vileza” es la palabra hebrea “mispah”, que significa derramamiento (de sangre). Segundo, la palabra traducida como “justicia” es la palabra “tsedaka” y la palabra “clamor” o grito es “tse’aka”.

Ahora podemos comprender mejor la calidad literaria del texto. El cantar de la viña termina denunciando los pecados del pueblo, afirmando que en lugar de justicia (“mishpat”) el pueblo derrama sangre inocente (“mispah”); que en lugar de justicia (“tsedaka”) el pueblo desesperado grita (“tse’aka”).

Queda claro que, aún en medio de la crisis social que arropa nuestro mundo, Dios espera que su pueblo de buen fruto. Aún en medio de derramamiento de sangre que continúa manchando nuestras calles, Dios desea que el pueblo actúe con justicia. Aún en medio de los gritos de desesperación de la gente inocente, Dios desea que su pueblo sea un agente de justicia.

Sí, Dios espera grandes cosas de su pueblo. Si usted se identifica como creyente, Dios espera buenos frutos de usted. Por eso, nos atrevemos a afirmar que el mensaje que Dios lanzó al antiguo pueblo de Israel por medio del profeta Isaías sigue vigente. Hoy, Dios espera que su Iglesia produzca buen fruto, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

La Parábola de la Viña
El Cantar de la Viña
listo para predicar
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La esencia de la Navidad

Audio, vídeo, y texto listo para predicar de un sermón apropiado para el Día de Navidad basado en Lucas 2.10-14.

Texto: Lucas 2.10-14

Tema: La Navidad es el tiempo cuando conmemoramos el nacimiento del salvador enviado por Dios para alabanza de su gloria.

Área: Educación cristiana

Propósito: Recalcar el verdadero sentido de la Navidad

Diseño: Temático, de ocasión especial (Navidad)

Lógica: Deductiva

Durante esta temporada la iglesia habla continuamente del “verdadero sentido de la Navidad”. En esta ocasión, deseo explorar el significado de esa frase. ¿Cómo podemos definir la esencia de la Navidad?

  1. La Navidad es la temporada en que la Iglesia acordó conmemorar el nacimiento de Jesús en Belén, la ciudad del antiguo Rey David.
  2. Celebramos un hecho objetivo: el nacimiento de Jesús como hombre, hijo de María de Nazaret, recalcando el carácter histórico del evento de Cristo. Esto implica que rechazamos las falsas doctrinas sobre Jesús. De manera particular, rechazamos el “docetismo”, la una falsa doctrina que niega la humanidad de Jesucristo, alegando que solo “parecía” ser humano.
  3. Pero la Navidad es también tiempo de reflexión. Es tiempo de considerar la profundidad del evento de la encarnación de Dios en Cristo, del regalo de salvación que nos hizo Dios al darnos a su hijo.
  4. Esta reflexión debe confrontarnos con nuestra propia situación; debe llevarnos a preguntarnos si hemos tomado la decisión de seguir a Cristo; si hemos tenido un encuentro con Jesús.
  5. El nacimiento de Jesús en Navidad debe ser también nacimiento de Cristo en nuestro corazón. Nacimiento que se renueva cada año; que vive en el corazón del creyente en toda época del año.
  1. El cántico que los ángeles entonaron cuando nació el “niño-Dios” fue “Gloria a Dios en las alturas” (Lc. 2.24), ensalzando así el nombre del Dios de Israel. Esto fue así porque el nacimiento de Cristo es también alabanza.
  2. Sí, es alabanza porque Dios nos eligió “en él antes de la fundación del mundo” (Ef. 1.4), “para alabanza de la gloria de su gracia” (Ef. 1.6), como dice el primer capítulo de la Epístola a los Efesios.
  3. El propósito para el cual Dios ha elegido manifestarse en la historia es darse a conocer a la humanidad. Desde el principio, la Biblia nos muestra que Dios hace cosas “para que sepas que yo soy Dios” (Is. 45.3), como afirman continuamente los profetas.
  4. Ahora bien, conocer a Dios es alabarle; es postrarse ante sus pies; es entregarse o rendirse a la divinidad. Conocer a Cristo es dejarle nacer en nuestro corazón, por eso, ese nacimiento que celebramos en Navidad implica alabanza en acción de gracias por el “Don inefable” (2 Co. 9.15) que Dios nos ha dado en el amado.
  5. Nuestra alabanza es cántico de redención que sale de nuestros labios, desde lo profundo del corazón. Cántico porque hemos sido transformados por los portentosos actos de Dios para con nosotros. Entonamos un cántico de redencion como el de Apocalipsis 1.5b-6, que dice: 

Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre; y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios su padre, a él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén 

Una redención tan grande que aún abarca la naturaleza, la cual “gime” y “sufre” dolores de parto (Ro. 8.19-23) esperando la manifestación del amado.

  1. Esperamos la manifestación del redentor “porque nuestra redención es en esperanza” (Ro. 8.24). Por eso el cántico de los ángeles también decía “¡Paz en la tierra a todos los que gozan de su favor!” (Lc. 2.14 RVC), porque la Navidad es promesa.
  2. La navidad es promesa cumplida: es el niño que “nos es nacido” de Isaías 9.6; el rey que iba a nacer en Belén Efrata según Miqueas 5.2; el Mesías que vendría humilde de acuerdo a Zacarías 9.9.
  3. La Navidad es promesa abierta al futuro: Es promesa de salvación, de Emmanuel, de Dios con nosotros en Cristo, en el poder del Espíritu Santo.
  4. La promesa de Dios es una de esperanza, que nos toma perdidos en el camino y nos al sendero que conduce a la salvación. La esperanza nos toma en estado de pecado, de impotencia y de desesperación, preguntando: “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” y nos lleva a decir “Gracias a Dios por su Don inefable” (Romanos 7.24-25).
  5. Esta esperanza surge porque la promesa de la Navidad es una de liberación. 
  • La liberación del pecado, de la muerte y del error. 
  • Liberación del miedo y con él de todo lo negativo de la naturaleza humana. 
  • Liberación de la obediencia a las fuerzas de la muerte que matan y destruyen a la humanidad.

La Navidad es el tiempo cuando conmemoramos el nacimiento del salvador enviado por Dios para alabanza de su gloria. Celebremos la liberación que viene por la promesa divina, dada por medio de Jesús, el Salvador que nace hoy en nuestro corazón.

La esencia de la Navidad (Lc. 2) - listo para predicar
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Con las armas de la luz (Romanos 13.11-13)

Audio, vídeo y texto listo para predicar de un sermón sobre Romanos 13.11-12, apropiado para la temporada de Adviento, por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Texto: Romanos 13:11-12

Tema: Dios desea que la iglesia se prepare para la llegada de su Señor.

Área: Formación espiritual

Propósito: Recalcar el significado de la temporada de Adviento.

Diseño: Temático, en ocasión de la temporada de Adviento.

Lógica: Inductiva

Llega el mes de diciembre y la iglesia se alista para celebrar la Navidad con alegría, dado que es la temporada que conmemora el nacimiento de Jesús de Nazaret, a quien llamamos Señor y Salvador. Sin embargo, en nuestro entusiasmo a veces olvidamos es que la iglesia celebra otra temporada antes de la Navidad; la iglesia celebra la temporada de Adviento.

Adviento es una temporada corta que abarca los cuatro domingos antes del día de Navidad. Su propósito principal es preparar a la Iglesia para la venida del Señor, quien viene a nosotros como un niño inocente.

Empero, Adviento es mucho más que una temporada de preparación. «Adviento», una palabra que proviene del latín, significa «llegar a». Esta es la temporada de expectativa y de espera de la venida de Cristo, o mejor dicho, de la venida de Dios en Cristo. ¡Adviento es la temporada de cuatro domingos que prepara a la Iglesia para recibir a Dios-en-Cristo el día de Navidad!

Adviento enfatiza el futuro, no el pasado. Durante estos domingos, la Iglesia lee textos bíblicos que hablan sobre el futuro que Dios desea para toda la creación  .

Por esta razón, la mayor parte de las lecturas de la Biblia Hebrea son textos proféticos que predicen el evento de Cristo. Por su parte, las lecturas del Nuevo Testamento también hablan del ministerio de Juan el Bautista, del juicio final y de los últimos tiempos. Todos estos pasajes bíblicos nos invitan a pensar sobre Dios como aquel que viene a nuestro encuentro desde el futuro.

En resumen, durante la temporada de Adviento la iglesia anuncia tanto la primera como la segunda venida de Cristo. Miramos primero al futuro para entonces mirar al pasado. Recordamos la meta antes de mirar el camino que ya hemos transitado. ¿Por qué? Porque mirar al pasado nos ayuda a comprender quiénes somos. Mirar al pasado nos ayuda a comprender nuestra identidad como personas de fe.

Uno de los textos apropiados para la temporada de Adviento es Romanos 13.11-12, que lee de la siguiente manera. 

Hagan todo esto, conscientes del tiempo en que vivimos y de que ya es hora de que despertemos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca de nosotros ahora que cuando creímos. 12 La noche ha avanzado, y se acerca el día. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz.

Este texto es importante porque recoge los énfasis principales de la temporada de Adviento. Comienza con una nota de urgencia, exhortándonos a “levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos”. La nota de urgencia es más clara en la Traducción en Lenguaje Actual (TLA): 

Estamos viviendo tiempos muy importantes, y ustedes han vivido como si estuvieran dormidos. ¡Ya es hora de que despierten! Ya está muy cerca el día en que Dios nos salvará; mucho más cerca que cuando empezamos a creer en Jesús (Romanos 13:11).

La exhortación de Romanos 13 tiene una nota su actualidad. Tal parece que fue escrito para la iglesia de hoy, que vive tan entretenida, escuchando predicadores más interesados en motivar a la audiencia que en discipular a la Iglesia. Por eso, muchas personas piensan que la asistencia a la iglesia es opcional; lo mismo podemos ir al servicio de adoración que salir a pasear o quedarnos descansando en casa. 

Mucha gente va a la iglesia para entretenerse, escogiendo su casa de adoración en base a criterios vanos, tales como quien va a cantar o la cantidad de chistes que dice el predicador. Por eso, algunos templos se han convertido en auditorios donde la gente va a ver celebridades religiosas. Desgraciadamente, en esas congregaciones todo gira en torno al entretenimiento religioso.

Hoy la lectura de Romanos llama la atención a los peligros que encierra este tipo de conducta. 

  • Debemos ir a la Iglesia para buscar de Dios, no para entretenernos. 
  • Debemos ir a la iglesia para buscar el crecimiento espiritual que sólo viene a través de la adoración a Dios y del servicio cristiano. 

Nos congregamos porque queremos servir al Señor en todas las áreas de nuestra vida, no porque deseamos divertirnos.

Romanos nos llama despertar del sueño, indicando que ya está amaneciendo un nuevo día. La noche está a punto de terminar y tenemos que prepararnos para la batalla. Debemos desechar “las obras de las tinieblas” y vestirnos con “las armas de la luz”. 

¿Cuáles son esas armas espirituales? El Nuevo Testamento habla de armas espirituales en varios lugares. Por ejemplo, 2 Corintios 10.4-5 nos recuerda que estamos enfrascados en una lucha espiritual: 

Las armas con las que luchamos no son las de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas 5 y de desbaratar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y de llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

Efesios 6.12 recalca esta verdad espiritual:

La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!

A renglón seguido, Efesios 6.13-17 nos exhorta a revestirnos con la “armadura” de Dios:

Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes. 14 Por tanto, manténganse firmes y fajados con el cinturón de la verdad, revestidos con la coraza de justicia, 15 y con los pies calzados con la disposición de predicar el evangelio de la paz. 16 Además de todo esto, protéjanse con el escudo de la fe, para que puedan apagar todas las flechas incendiarias del maligno. 17 Cúbranse con el casco de la salvación, y esgriman la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. 

Aquí encontramos una lista de las armas espirituales que debemos procurar. Cada arma está relacionada con una virtud (compare con el texto que habla sobre “el fruto del Espíritu” en Gál. 22-23):

  • El cinturón se relaciona con la verdad; 
  • La coraza (o peto), con la justicia; 
  • Las botas, con el deseo de predicar el evangelio de la paz;
  • El escudo, con la fe;
  • El casco, con la salvación;
  • Y la espada, con la Palabra de Dios.

Escuchemos la palabra de exhortación que nos legó el Apóstol Pablo en Romanos 13:11-12. ¡Preparémonos para encontrarnos con Dios! ¿Cómo podemos prepararnos? 

  • Despertando del sueño que nos ha sumido en un letargo espiritual.
  • Rechazando las obras de maldad que nos alejan de Dios.
  • Y aprendiendo a usar las armas de luz que Dios nos provee por medio de la obra del Espíritu Santo.

¡Dios desea que su Iglesia se prepare para recibir la llegada de Jesucristo, el Señor! Por lo tanto:

  • Ocupémonos de nuestra salvación “con temor y temblor” (Fil. 2:12). 
  • Revistámonos de Cristo (v. 14, cf. Ef. 4:24), tomando su vida como el modelo a seguir. 
  • Prediquemos el evangelio de salvación “a toda criatura” (Mr. 16.15).
  • Discipulemos a esos nuevos creyentes, enseñándoles “a cumplir todas las cosas” que Jesús nos ordenó (Mt. 28.19-20).
  • Y exhortémonos unos a otros a perseverar en la fe, sabiendo que “nuestra salvación está más cerca de nosotros ahora que cuando creímos (Ro. 13:11). 
Adviento - Con las armas de la luz - Romanos 13.11-12

Vea otros recursos para Adviento, Navidad y Epifanía.

Los dones olvidados – Iglesia online

Encuentro de adoración del Movimiento La Red, una Iglesia online, con una meditación sobre el Espíritu Santo titulada “Los Dones olvidados,” basada en Romanos 12-6-8.


Vídeo – Iglesia online

Audio – Prediquemos Podcast – Iglesia online

Bosquejo listo para predicar

Los dones olvidados

Por Pablo A. Jiménez

Rudimentos

Texto: Romanos 12.6-8

Idea central: Dios nos llama, a través del Apóstol Pablo, a procurar todos los dones espirituales que le ha concedido a su iglesia.

Área: Formación espiritual

Propósito: Llamar la atención de la iglesia a los dones que no requieren capacidades extraordinarias.

Lógica: Deductiva

Diseño: Temático-doctrinal

Introducción

Cuándo pensamos en los dones espirituales nuestra mente viaja inmediatamente hacia 1 de Corintios 12. Allí encontramos la lista de dones espirituales más conocida por la Iglesia. 

Sin embargo, hay otra lista de dones—los dones olvidados—en el Nuevo Testamento. ¿Por qué digo olvidados? Porque son dones que no requieren capacidades extraordinarias ni manifestaciones sobrenaturales. Lo que es más, durante mi larga carrera ministerial yo nunca he escuchado a nadie pedirle a Dios en oración que le conceda el don de repartir, es decir, de compartir nuestros recursos.

Declaración de la idea central

Hermanos y hermanas, en Romanos 12.6-8, el Apóstol Pablo nos insta a buscar dones que, aunque no requieren capacidades extraordinarias, son necesarios para que la iglesia pueda ministrar de manera efectiva. Dios nos llama, a través del Apóstol Pablo, a procurar todos los dones espirituales que le ha concedido a su iglesia.

Romanos 12.6 al 8 (RVC) lee de la siguiente manera: “Ya que tenemos diferentes dones, según la gracia que nos ha sido dada, si tenemos el don de profecía, usémoslo conforme a la medida de la fe. Si tenemos el don de servicio, sirvamos; si tenemos el don de la enseñanza, enseñemos; si tenemos el don de exhortación, exhortemos; si debemos repartir, hagámoslo con generosidad; si nos toca presidir, hagámoslo con solicitud; si debemos brindar ayuda, hagámoslo con alegría.

Transición

¡Es tiempo de despertar y descubrir nuestras capacidades espirituales! Vamos a sumergirnos en estos versículos con pasión y determinación, aprendiendo a vivir una vida auténtica y poderosa en Cristo, usando todos nuestros dones y talentos para la gloria de Dios.

I. La fuente de los dones espirituales (Romanos 12.6a)
  1. Comencemos reconociendo que Dios da diferentes tipos de dones a los creyentes. A pesar de sus diferencias, todos los dones espirituales provienen de parte de Dios, quien es el dador de todo bien, y tienen el mismo propósito: Edificar a la iglesia como cuerpo de Cristo. Escuche lo que dice Romanos 12.4-5 RVC sobre este tema: “Porque así como en un cuerpo hay muchos miembros, y no todos los miembros tienen la misma función, así también nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a los demás.”
  2. Recordemos que es Dios quien concede estos dones a la iglesia. Si bien debemos pedirle a Dios en oración que nos bendiga al otorgarnos dones espirituales, estos no se reciben por medios humanos. Usted y yo no tenemos que hacer esfuerzos humanos para obtenerlos, simplemente necesitamos abrirnos a la obra que el Espíritu Santo desea hacer en nosotros y abandonarlos a la voluntad divina. Así, en el momento oportuno, Dios nos guiará a descubrir nuestros talentos y nuestras habilidades espirituales.
II. Dones diversos, un solo cuerpo (Romanos 12.6b-7)
  1. Pablo enumera varios dones espirituales en Romanos 12, recordándonos que cada miembro de la iglesia es único y esencial para el cuerpo de Cristo. 
  2. Estos “dones olvidados” son:
  • Profecía (propheteia) – Significa hablar en nombre de dios o, sencillamente, predicar.
  • Servicio (diakonía) – Servir (la palabra proviene de servir en las mesas).
  • Enseñanza (didaskalia) – Enseñar
  • Exhortación (parakalo) – Exhortar a la Iglesia, es decir, a personas que ya son creyentes.
  • Repartir (metadidous) – Literalmente, “dar más allá”.
  • Presidir (proistamenos) – Literalmente, “pararse al frente”. 
  • Ayudar (eleon) – Tener misericordia 
III. Usemos nuestros dones con pasión (Romanos 12.8)
  1. No basta con descubrir nuestros dones; debemos usarlos con pasión y fervor. Dios nos llama a no ser tibios ni conformarnos con la mediocridad, sino a arder en espíritu mientras servimos a los demás.
  2. A menudo nos sentimos intimidados o dudamos de nuestras capacidades, pero debemos recordar que Dios nos ha equipado para cumplir los propósitos divinos. Desafiémonos a nosotros mismos a superar el temor y las inseguridades, confiando en que Dios está con nosotros en cada paso que damos.
Conclusión

Hermanos y hermanas, en Romanos 12.6-8, Pablo nos invita a vivir una vida plena y poderosa, ejerciendo todos los dones espirituales para el servicio a Dios. Hoy, el texto bíblico nos anima a despertar, a descubrir nuestros dones y a no conformarnos con menos de lo que Dios tiene para nosotros. 

Mis buenos hermanos y hermanas, ¡ustedes son una parte vital del cuerpo de Cristo! Caminen en la confianza de que Dios les ha equipado y les continuará capacitando para cumplir con la misión que ha puesto sobre nuestros hombros. ¡Adelante, iglesia! ¡Avancemos juntos, sirviendo con pasión y amor, para la gloria del Señor! Amén.

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Las Siete Palabras – eBook escrito por el Dr. Jiménez

Las Siete Palabras contiene una prédica sobre las últimas expresiones de Jesús, adecuada para el Viernes Santo de la Semana Santa.

LAS SIETE PALABRAS es un libro electrónico que contiene sermones listos para predicar, adecuados para el Viernes Santo de la Semana Santa. Las prédicas se basan en las siete frases que Jesús de Nazaret dijo mientras moría colgando de una cruz, de acuerdo a los relatos de los Evangelios que encontramos en el Nuevo Testamento.

¡Ordénelo hoy por medio de Amazon.com!

Si desea ver o escuchar estas prédicas, en formatos de audio y video, acceda a nuestra página de Sermones para la Semana Santa, oprimiendo el siguiente botón:

En un sentido más profundo, «consumado es» significa que ya no hay abismo. El grito de Jesús desde la cruz le dice al mundo que el abismo que creó el pecado entre Dios y el ser humano ya no existe. Ahora hay un punto de contacto entre la divinidad y el género humano. La cruz de Jesús es el puente.

Jimenez, Pablo. Las Siete Palabras: Meditaciones para el Viernes Santo (Spanish Edition). Kindle Edition.

El Rev. Dr. Ramón O. Martínez Orabona, Pastor Titular de la Iglesia Bautista El Redentor, en Santa Rosa, Bayamón, PR, escribió las siguientes palabras como parte de la presentación de este libro electrónico.

El presente trabajo nos invita a colocarnos dentro de la escena que rodea cada expresión. Puede que al leerlo usted se formule varias interrogantes tales como: ¿Podré pedir perdón en favor de quienes me crucifican hoy? ¿Cuál es mi reacción cuando siento como si Dios me abandonara? ¿Quién cuidará de mis seres queridos al partir de este mundo? Estas y muchas otras preguntas pudieran surgir en la medida que el lector se adentra dentro de cada escena. Felicitamos al Dr. Pablo A. Jiménez Rojas por su enorme aportación al quehacer teológico latinoamericano a través de este escrito, que nos invita a volver a escuchar las expresiones finales de Jesús de Nazaret, pero con un acento bien cercano al nuestro.

Las Siete Palabras
Vea otros sermones adecuados para la Semana Santa

¡Jesús está en la barca! (Marcos 4.35-41)

Bosquejo de un sermón listo para predicar, basado en Marcos 4.35-41, donde Jesús de Nazaret calma las aguas del Mar de Galilea.

Texto: Marcos 4.35-41 RVC

Ese mismo día, al caer la noche, Jesús les dijo a sus discípulos: «Pasemos al otro lado.» 36 Despidió a la multitud, y partieron con él en la barca donde estaba. También otras barcas lo acompañaron. 37 Pero se levantó una gran tempestad con vientos, y de tal manera las olas azotaban la barca, que ésta estaba por inundarse. 38 Jesús estaba en la popa, y dormía sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?» 39 Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma. 40 A sus discípulos les dijo: «¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?» 41 Ellos estaban muy asustados, y se decían unos a otros: «¿Quién es éste, que hasta el viento y las aguas lo obedecen?»

Tema: Jesús nos llama a tener confiar en él, aún en medio de la tormenta.

Área: Cuidado pastoral

Propósito: Dar ánimo a la audiencia, llamándola a tener fe

Lógica: Inductiva

Diseño: Narrativo

Vídeo del sermón sobre Marcos 4.35-41

Audio – Prediquemos podcast

Introducción

Había sido un día muy productivo. Jesús de Nazaret, rodeado por sus discípulos, había pasado el día enseñando, por medio de parábolas, a la multitud (Marcos 4.1-34). Llegada la tarde, Jesús decide continuar su marcha, viajando al otro lado del mar de Galilea.

El mar de Galilea, o como se le conoce en hebreo, el «Kinneret», en realidad es un lago que se encuentra al norte del territorio nacional y que, aún hoy, divide a Israel de Siria. El lago tiene unas 33 millas o 53 km de circunferencia, 13 millas o 22 km de largo y 8 millas o 13 km de ancho. 

Por lo tanto, caminar no era una opción. Caminar alrededor del lago toma entre 3 a 4 días, mientras cruzarlo en un barco de vela sólo toma algunas horas.

Trama

Aunque caía la tarde, y en el mundo antiguo no había alumbrado eléctrico, Jesús decide cruzar el lago y le dice a sus discípulos «Pasemos al otro lado» (v. 35). Con toda seguridad, el clima debía estar en condiciones óptimas, porque de otra manera el grupo no se hubiera a aventurado a cruzar el lago a esa hora. De todos modos, para mayor seguridad, los discípulos salieron junto con otras barcas, de manera que si alguna tenía problemas las otras podrían socorrerla (v. 36). 

En los tiempos de Jesús, una barca promedio tenía unos 27 pies u 8 metros de largo, por 8 pies o 2.5 metros de ancho. Tenía una sola vela, cerca de la proa, es decir, de la parte del frente. La barca promedio acomodaba unas 12 personas. Esto quiere decir que la embarcación donde iban Jesús y sus discípulos probablemente estaba sobrecargada, pues en ella iban Jesús, sus discípulos y la tripulación. Vacía, el borde de la barca podía estar a unos 3 pies o 75 centímetros sobre el agua. Cargada, podía estar tan cerca como 1 pie o 31 centímetros de la superficie. 

De repente, como suele ocurrir en el mar de Galilea, sobrevino una tormenta (v. 37). ¿Por qué son tan comunes? Porque el mar de Galilea se encuentra en un hueco, rodeado de montañas. El nivel del agua está entre 705 pies o 215 metros a 686 pies o 209 metros debajo del nivel del mar. Por eso, en algunas ocasiones, el viento que viene del mar Mediterráneo comienza a dar vueltas sobre el lago, formando trombas marinas. Nótese que el texto bíblico solo menciona que la tormenta consistía de vientos fuertes; no menciona lluvia, ni truenos. Así que podemos concluir que la «tormenta» en realidad era una tromba marina, es decir, un tornado sobre las aguas del lago.

Punto culminante

La tormenta era tan fuerte que las olas echaban agua dentro de la barca, lo que podía hundirla (v. 37b). Aterrados, los discípulos despertaron a Jesús, quien se encontraba durmiendo sobre una almohada en la popa, es decir, en la parte de atrás de la barca (v. 38). 

Ahora bien, el problema no es que lo despertaron, sino cómo lo despertaron. En lugar de despertarlo para decirle que estuviera alerta ante el peligro que enfrentaban, lo despiertan con un reproche, con una acusación: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?» (v. 38). El texto griego es aún más fuerte, porque dice: «¿No te importa que vamos a ser destruidos?».

Esa es la naturaleza humana. Cuando enfrentamos un problema, en lugar de buscar sus causas reales, le echamos la culpa a Dios. 

Para los discípulos,

El problema no era el clima.

El problema no era la topografía.

El problema no era el sobrepeso de la barca.

No. El problema es Dios; el problema es que no le importamos a Dios.

El v. 40 dice: «Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma.» Noten el verbo «reprender», que es el mismo vocablo que Marcos utiliza cuando Jesús reprende los espíritus inmundos. Por lo tanto, Jesús trata a la tormenta como si fuera un demonio, y la reprende, ordenándole que guardara silencio.

Desenlace

Como es de esperar, la tormenta terminó. Empero, la tormenta puso al descubierto el verdadero problema: Los discípulos de Jesús, a pesar de caminar con él cada día, escuchando sus enseñanzas y atestiguando sus milagros, no tenían fe: «A sus discípulos les dijo: “¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?”» (v. 41).

Tenían miedo porque olvidaron que Jesús estaba en la barca. 

Olvidaron que Dios está en control del mundo y de la historia.

Olvidaron que Dios tiene poder aun sobre las repentinas tormentas que puedan azotar nuestras vidas.

Olvidaron que Dios está presto a protegernos, respondiendo aún a nuestros reclamos más injustos.

«¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?»: Preguntó Jesús a sus discípulos ayer. Y Jesús nos plantea las mismas preguntas hoy. Sí, es cierto que el mundo está enfrentando una pandemia sin precedentes para las generaciones actuales; una emergencia de magnitudes no vistas desde el 1918. Empero, la vida está llena de momentos críticos. Cada uno de nosotros y cada una de nosotras ha enfrentado varias crisis en el pasado. Y, si sobrevivimos esta, enfrentaremos muchas más: «¿Por qué tenemos tanto miedo? ¿Cómo es que no tenemos fe?».

La respuesta comunica la buena noticia que tiene este pasaje bíblico para toda la humanidad: No debemos tener miedo porque:

Aún en medio de la tormenta, ¡Jesús está en la barca!

Aún en medio de la crisis, ¡Jesús está en la barca!

Aún en medio del «valle de la sombra y de la muerte» (cf. Salmo 23.4), ¡Jesús está en la barca!

¡Jesús está en mi barca!

¡Jesús está en tu barca!

!Jesús está en nuestra barca!

Tengamos valor,

Tengamos fe,

Y tengamos paz. 

Sermón sobre Marcos 4.35-41
Marcos 4.35-41
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